Había sido un despertar un tanto caótico para Fleur y, tras salir de debajo del hombre desconocido con el cual había despertado esa mañana, ella corrió a refugiarse al cuarto de baño, como si fuera su tabla de salvación, por el lujo del baño era obvio de que ese no era su baño, ni siquiera recordaba haber estado nunca allí o saber en qué parte de la ciudad se encontraba en ese momento.
—Fleur, ¿Pero dónde te has metido? — se decía a sí misma tratando de recordar lo ocurrido la noche anterior, pero le era imposible su cabeza, dolía y recuerdo sin conexos se mezclaban en ella—No puede ser que hayas perdido tu virginidad con un completo desconocido— se recriminaba mientras se veía al espejo buscando alguna marca en su cuerpo, ladeando el cuello y pasando los dedos en busca de la completa normalidad que, por suerte encontró en su piel.Necesitaba aclararse y la única forma que conocía para poner su mente en blanco era dándose un baño, por lo que volvió a asomarse a la puerta.—Disculpa…— se asomó a la puerta notando que el desconocido estaba sobre su cama con su antebrazo izquierdo tapando sus ojos, por lo que volvió a hablar un poco más alto.—¿Oye será que me puedes prestar un pantalón deportivo y una camisa?— Estaba claro que tendría mucha suerte si él sujetó, le prestaba lo que necesitaba, sobre todo por la forma que lo había golpeado y acusado momentos antes de correr al baño, pero, ¿De qué otra forma podía actuar despertando en la cama de alguien que no recordaba?Michael no lograba encontrar las palabras exactas para describir a la joven que había salvado la noche anterior, y qué desagradecida encima le había golpeado, para luego correr a esconderse a su baño como si encima fuera la dueña de la casa.Él no esperaba que lo alabara, pero haber escuchado de parte de ella. Algo como "muchas gracias por salvarme de ser abusada" habría sido suficiente.Atrevida.Si, esa era la palabra que él estaba buscando. Se paró de mala gana, casi gruñendo para buscar eso que la joven atrevida le había pedido, al fin y al cabo no quería una mujer desconocida andando desnuda por la casa, tenía un hijo pequeño y no sería una buena influencia para él.—Tome, señorita atrevida— menciono Michael, colocando en sus manos uno de sus pantalones deportivos, un paquete de ropa interior de él sin usar y una sudadera — Por cierto mi nombre es Michael LewisElla no dijo nada, simplemente tomó lo que él le estaba dando y se volvió a esconder rápidamente en el cuarto de baño.No podía negar que el hombre era guapísimo, demasiado para el gusto de Fleur quien tuvo que meterse al agua y así evitar sentir el sonrojo que no solo parecía cubrir toda su cara. El agua corriendo por su cuerpo se llevaría todo, o eso pensaba, porque tras un buen rato bajo el agua de la regadera salió.—Contrólate Fleur— se dijo a sí misma utilizando su dedo como un improvisado cepillo de dientes, ya vestida con la ropa que el tal Michael le había prestado.Lo que esperaba es que siguiera durmiendo así, ella no tendría que hablar con el hombre y podría escapar como si aquello jamás hubiera ocurrido, dejándolo en el olvido.Por suerte él no estaba, se había ido. Por lo que salió de la habitación rápidamente, entre más rápido mejor, se volteó a ver dentro de la habitación, cerciorándose de haber cogido todas sus cosas, solo para encontrarse de frente a un mini Michael, quien la observaba atento y curioso, ladeando levemente el rostro como lo haría un cachorrito para intentar entender una situación desconocida.—¿Tú eres mi nueva mami?— le preguntó el niño quien no paraba de dar vueltas a su alrededor como si la estuviera analizando— eres bonita, me gustas, mi papi ha sabido escoger bien.¿Pero de qué hablaba ese niño? ¿Su madre?—No, yo no soy…—Si lo eres, tú eres mi nueva mami. Has salido del cuarto de mi padre.—No, yo me llamo Fleur— trató de explicarle eso al niño intentando no confundirlo — solo soy una amiga — mencionó ella tratando de que su explicación sonará convincente.—¿Entonces porque llevas la ropa de mi papá puesta, eres pobre y no tienes ropa?Esa era una buena pregunta, no le cabía ninguna duda de que el niño no era un pequeño común y corriente, era un niño inteligente y ella no estaba demasiado acostumbrada a lidiar con niños, mucho menos niños que no conocía.—Es solo porque tuve un pequeño accidente, por eso tu papá me prestó su ropa.Por supuesto el pequeño no le hizo caso, es más, parecía que no quería hacerle caso a ella, pero sí que ella le hiciera caso a él y todo fuera tal y como él deseaba.—No importa lo que me digas, estoy seguro de que tú eres la madre que le pedí a mi padre, él te buscó para que ya no esté triste.Bueno, ahora todo tenía sentido. El niño le había pedido a su padre una madre.Sin embargo, ella no podía ser la nueva madre del pequeño, es más, ni siquiera sabía si su padre era el mismo hombre que ella creía, tal vez este hombre compartía piso con alguien más.—Será mejor que me vaya…—Ven vayamos a desayunar, mi papi por fin me consiguió una nueva mami— ya halaba de ella el pequeño bribón, sin dejar de decir que ella era la madre que le había pedido a su padre.—¿Pero dónde se encuentra tu padre?— preguntó ella, esperando en el fondo que el pequeño le dijera que su padre era otra persona y no el hombre que la había salvado.Sin embargo, en la cocina se encontraba Michael sirviéndose una taza de café, sorprendido por la forma que su hijo traía a la joven.—¡Papá!— exclamo el pequeño soltando por fin a Fleur, quien se mostró sorprendida por ver a Michael con pantalones de vestir y una camisa de seda blanca sin abrochar, dejándole ver su torso y abdomen trabajado. Lo que hizo que ella tragara pesado al imaginar que se sentiría tocar esos perfectos abdominales con sus dedos.—¿Ocurre algo, señorita?— le preguntó él, al percatarse de su turbación y colocándose justo frente a ella con el pequeño en brazos y así poder darle una mejor vista de sus abdominales mientras besuqueaba cariñosamente a su hijo por toda la cara.El pequeño solo se reía intentando alejarlo, pero en el fondo se notaba que se encontraba disfrutando de las atenciones y el cariño de su padre.Fleur pensó que esa escena era demasiado tierna como aquel hombre que momentos atrás había golpeado, ahora se veía alguien no solo confiable, también muy atractivo, que los hombres que eran buenos con los niños siempre le habían parecido muy confiables.—Ella no es una señorita cualquiera, es la nueva mamá que te pedí para mí.Las palabras de su hijo hicieron que ahora Michael fuera el que se mostrara por un momento apenado, frente a Fleur.—¿Es cierto eso?— le preguntó ella aprovechándose de lo dicho por el pequeño, solo para volver a ese hombre frío y serio, apenado, tal vez así dejaría de verlo atractivo.—Es hora de que comas hijo…— mencionó Michael llevando a su hijo hasta su silla en el desayunador, sin querer explicarle bien la situación a la joven.—Descuida, no tienes que explicar nada— mencionó ella viendo que realmente se había metido en una situación complicada con el pequeño al lado. Sobre todo al ver que él no parecía querer explicarle nada.—Papi, que mami haga el desayuno— pidió el pequeño Michael.—Pero no sé si ella desee hacerlo— respondió Michael viendo a Fleur.—Claro que ella quiere, ella es mi nueva mamá y las mamás siempre hacen desayuno rico para sus hijos.Michael no dijo nada, simplemente se quedó viendo a Fleur cómo si esperara que ella hiciera algo.El pequeño no quería saber nada aparte de que la joven se quedara.—¡Que ella haga el desayuno! ¡Quiero que ella lo haga!Por primera vez Michael no sabía qué hacer con su hijo, era cierto que lo tenía un poco consentido, pero jamás se había portado de esa manera. Menos frente a alguien. Más no dijo nada, simplemente dejo que el pequeño siguiera haciendo su berrinche.—Bien, no llores… — Fleur intervino al ver que el padre dejaría llorar y hacer escándalo al niño, además no tenía corazón para verlo llorar.— Bien me quedaré y prepararé el desayuno para ti— se dirigió al pequeño con una sonrisa — pero solo si escuchas lo que tu papá te va a decir después.El pequeño Michael asintió feliz de que ella hubiera aceptado quedarse y hacer el desayuno. Fleur estaba segura de que era igual de manipulador que su guapo padre, quien no dijo nada, es más, se había sentado de nuevo en la barra al lado de su hijo.Aprovechando que el pequeño comía, ella trataba de interrogar a Michael, pero él no respondía ninguna de sus preguntas, por lo que los tres desayunaron, ella conversando con el pequeño tratando de hacerle entender que ella no era su madre y después buscando la manera para que el hijo de Michael la dejara marcharse.—No, tú todavía no puedes marcharte — decía el pequeño Michael.Fleur estaba desesperándose, sobre todo al ver que su padre parecía no querer ayudarla.—Sí, prometo que volveré, ¿estarás tranquilo, si me marcho ahora?— a Fleur no le quedó de otra más que prometer regresar otro día al pequeño, ante su insistencia.—Pero si vendrás de nuevo, ¿Verdad?— le preguntaba el pequeño no solo una vez, sino varias.—Si yo vendré de nuevo a visitarte otro día.Solo así fue que pudo salir de la casa de Michael, ese hombre no solo la había salvado, también la había casi obligado junto con su hijo a quedarse a desayunar con ellos.Y solo después de que ella prometiera volver, fue que pudo salir de su casa bastante pensativa por aquella situación tan extraña que había vivido junto a Michael y Michael Junior.Ese lunes por la mañana parecía que no sería su día de suerte, Fleur no solo llegaba demasiado tarde a su trabajo, también estaba cayendo un diluvio sobre ella, por lo que tuvo que perder aún más tiempo buscando su paraguas antes de salir de casa, sus pasos eran rápidos y pesar de que las calles estaban inundadas con agua.—Debes llamar a los de soporte y hacer que ellos arreglen ese problema.La respuesta que obtuvo a través de su móvil, solo hizo que Michael enfureciera, lo que llevó a aumentar la velocidad de su auto justo en ese momento, sin darse cuenta de que una joven estaba parada en el cruce de peatones esperando el paso mojándola por completo.—¿Qué no puedes conducir con cuidado?— le grito Fleur al dueño del auto, aun así era imposible que esté le hubiera escuchado, por lo que solo se conformó con ver el número de sus placas. No se le olvidaría. Justo cuando pensó que nada podía ser peor, su jefe, quien jamás llegaba temprano, se encontraba esperándola en la entrada del re
—Yo, en verdad, lo siento— se disculpó Míriam al enterarse de lo sucedido el día que la dejó en el bar.Por supuesto Fleur esta vez no estaba dispuesta a perdonarla, esta vez su amiga tendría que hacer algo más que decir lo siento y traerle el desayuno—¿No me vas a perdonar?— le pregunto al no obtener respuesta de su amiga. A quien siguió haciéndole pucheros— mira he venido hasta tu casa con el desayunoFleur tomó la bolsa del desayuno y le sonrió—No, no te voy a perdonar Míriam y si me disculpas, Tengo que apurarme, tal vez si me traes por un mes el desayuno puede que te perdone— fue todo lo que le dijo a su amiga antes de cerrarle la puerta. Se sentía tan bien cerrarla la puerta, alguien que pensó en que debería de hacerlo más seguido.Gracias a Míriam y a su desayuno de disculpa no había tenido que matarse haciendo su propio desayuno, es más, por primera vez tenía tiempo para caminar hasta la parada del autobús e ir al trabajo.Fleur hasta se atrevió a sonreír en todo el trayecto
—Por favor pequeño estoy trabajando, no puedo estar aquí hablando contigo — Fleur no quería tener más problemas, aunque tampoco deseaba seguir siendo acosada.Lo único que deseaba era poder hacer su trabajo tranquila, solo eso deseaba. Vio como el hijo de su jefe se movió de su lugar y se dirigía hacia ella.Michael observo cómo el sujeto se movió de su sitio, se encontraba molesto, pero más molesto se encontraba él.Estaba al tanto que era el motivo por el cual la joven Lombardi tenía demasiado estrés esa semana. —Por favor, si no van a ordenar nada, podrían de…— ni siquiera termino de hablar.¿Cómo podría hacerlo con la mirada que le estaba dando Michael en ese momento?El sujeto trago pesado, al sentir y ver la mirada del padre del niño sobre la suya.—¿Tiene algo que decir?— le pregunto Michael al sujeto.Este negó. Viendo a Fleur con enojo. —Hijo, porque no pides algo para comer— le instruyó Michael a su hijo.—Si quiero todo lo que hay en el menú infantil — dijo el niño alzand
En serio ese hombre creía que a ella le importaba si él estaba o no satisfecho con ella, por supuesto que no le importaba, pero si agradecía el gesto.Sin embargo, no lo demostraría, ni lo expresaría en voz alta, mucho menos frente a Michael.Michael, dejo a un lado su celular, tomando la taza de café que había a un lado de la silla donde se encontraba.Una semana había estado tranquilo, sabiendo que ella había aprendido su lección, pero ahora, tras haberla felicitado, volvía a llegar tarde. Volviéndose a poner en peligro.Debía de haber una manera de hacerla entender, aunque ya se encargaría de eso más tarde. Tal vez sí la cuidaba más de cerca.Se levantó de su asiento y camino por la estancia antes de volver a tomar su móvil. —Has lo que tengas que hacer, pero has justamente lo que te voy a decir— dijo Michael a la persona al otro lado de la línea de su móvil.Fleur tras un baño, se acostó a dormir, mañana sería un día pesado y por como habían estado las cosas con el hijo de su jef
Justo en el momento que ella abrió y dio el primer paso, la voz del hijo del dueño de restaurante la hizo voltear.—¿Así que es aquí donde vives?Fleur se voltea a verlo siendo acorralada entre el y la puerta que se mantenía abierta por el pie del hombre.—Por favor…— le pidió ella viendo que no quitaba su pie de la puerta —¿Qué es lo que quiere? Ya no estoy en horas de trabajo.El hijo del dueño del restaurante, la vio de arriba abajo, regocijándose del miedo que veía en sus ojos.—¿Tienes miedo Fleur?Por supuesto que tenía miedo. Fleur no era estúpida, podía imaginar lo que ese hombre deseaba de ella, sobre todo al ver su mirada lujuriosa sobre su cuerpo.—¿Quién no tendría miedo? — le respondió ella, tratando de que su voz no saliera chillona — porque no me dice que quiere, para que pueda irse y así hablar sobre eso mañana en él trabajó— trato de razonar ella —Que bueno que lo preguntas porque lo que quiero es a ti— le respondió empujando fuertemente la puerta haciendo que ella t
Fleur no pudo dormir por culpa de las pesadillas. Repitiendo en sus sueños los acontecimientos ocurridos esa misma noche.Fue casi al llegar el alba que su sueño dejó de ser una pesadilla para convertirse en un buen sueño. En ese nuevo sueño aparecía Michael nuevamente como su salvador, tomándola en sus brazos y llevándosela lejos.—¿Por qué siempre me estás salvando?— le preguntó ella a Michael.—Lo hago por qué me gustas— fue la respuesta de Lewis.El cuerpo de Fleur se llenó de calidez al escuchar esas palabras. El calor se extendió rápidamente por todo su cuerpo, llevándola a sostenerse con fuerza de sus hombros, temblando bajo el toque de sus manos.Las manos de Michael recorrían su cuerpo, delineando las pocas curvas que tenía.Por un momento Fleur temió que él se alejara por no tener demasiadas curvas, pero no fue lo que ocurrió, todo lo contrario lo que observo en los ojos de Michael fue deseo.Ella no lo pensó más y se dejó llevar por lo que deseaba, pasando sus brazos alrede
Cómo odiaba que dejaran ese tipo de cosas sin deshacerse de ellas como era debido, sobre todo si luego se convertían en basura que ensuciaba las calles, por lo que tomó el periódico se iba a deshacerse de él como era debido. Sin embargo, tras notar que era un periódico de ese día antes de colocarlo en un bote destinado a la basura orgánica, leyó los anuncios clasificados. Tal vez tendría suerte al encontrar un trabajo que la ayudara a no caer en la bancarrota.Solo fue abrir el periódico en esa sección y ella sonreír. Justamente ahí, en ese periódico olvidado, se encontraba el trabajo que la ayudaría, además el lugar donde se llevarían las entrevistas estaba cerca y ella llevaba todos sus papeles a la mano.No le costaba nada probar suerte.—Me podría comunicar con la agencia que contraté para encontrar a la niñera perfecta para mi hijo— le pidió Michael a su secretaria, nada más entro a llevarle unos papeles a firmar —Por sup
Trabajar para Michael no fue tan pesado como ella lo esperaba, todo lo contrario, el primer día lo encontró en la cocina con el torso descubierto preparándose una taza de café.—¿Has dormido bien?— le pregunto Michael.—Supongo que sí, he dormido bien— le respondió ella caminando hasta donde él se encontrará para preparar su propia taza de café.Fleur seguía soñando con él, por lo que no pudo evitar sonrojarse al quedar atrapada entre el cuerpo de Michael y uno de los anaqueles al tratar de bajarle la botella de esencia de vainilla que ella buscaba para colocarle al licuado de, choco-banana con el que acompañaría el desayuno del pequeño Mich.—Aquí está, toma— susurró Michael cerca de su rostro, dejando en sus manos la pequeña botella con la esencia en su mano—Gracias— murmuro, ella incapaz de moverse, sintiendo el calor de su cuerpo, traspasar la tela de la ropa que llevaba en ese momento.—No tiene que agradecer— mencionó su j