—Te lo aseguro amiga, el día de hoy tú y yo salimos con novios ricos— dijo Míriam al llegar al bar donde la había obligado a ir a pesar de sentirse cansada y sin ningunas ganas de salir.
— Yo solo quiero tomarme un Martini y volver a mi casa — Aseguró Fleur quién no las tenía todas, su amiga era asidua a encontrar algún chico guapo y desaparecer con él.Cómo era de esperar, Míriam no tardó en coquetear con todo lo que se le ponía enfrente, sobre todo si tenía la apariencia de tener dinero, hasta que desapareció, dejándola sola.—Perfecto— dijo, hablándole al joven de la barra para cancelar su deuda y marcharse.Fleur pagó su copa y le sonrió al camarero para despedirse, más no pudo marcharse. Frente a ella estaban un par de hombres impidiendo su paso.—Mira qué linda señorita tenemos aquí— dijo el más alto de los dos.—Si me permiten, me estoy yendo— se excusó Fleur haciéndose a un lado y volviendo a intentar alejarse.El otro sujeto la tomó de la mano, obligándola a volver sobre sus pasos, quedando en medio de ellos.Eso solo hizo que Fleur se mordiera los labios nerviosa, maldiciendo a Míriam por haberla dejado sola, pero también buscando con su mirada que alguien viera la situación en la que se encontraban y tratara de ayudarla.Nadie, ni una sola alma de su alrededor, parecía dispuesta a dar un paso hacia delante y ayudarla, por lo que no le quedó de otra más que quedarse quieta entre esos dos pesados sujetos.—¿Cómo te llamas pequeña ratona?—No le digas así, si está asustada es por tu cara fea.Bromearon entre sí, sin dejar de mantenerla en medio de ellos.—Porque mejor no la invitamos a unos tragos, puede que así se relaje un poco.—Tienes razón, ven con nosotros a nuestra mesa, pequeña ratoncita.Fleur odió ser llamada de esa manera, pero lo mejor era no decir nada y no llevarles la contraria.No tenía de otra, porque entre más miraba a su alrededor, menos esperanzas, tenía de que alguien la socorriera, así que desistió a resistirse y los acompañó, ya vería como alejarse antes de que sucediera nada malo.—Traigan más botellas de whisky y vino para la joven.—No, yo solo los acompañaré a beber, no beberé nada.—Por supuesto que no, ratoncita, tú beberás con nosotros y te divertirás, lo has entendido — le ordenó el que parecía el jefe del par de acosadores, tomándola del mentón sin ninguna delicadeza.Michael no acostumbraba a salir solo, normalmente iba acompañado de alguno de sus hombres. Pero aquella había sido una mala semana que culminó en un peor día en el que simplemente quería fingir ser un tipo común sin demasiadas preocupaciones y beber un par de copas sin que nadie le estuviera lamiendo el trasero.— Una botella de bourbon — pidió sentándose en la mesa del fondo, una que estaba en la penumbra y en la que para verlo había que acercarse bastante. En cambio, él, desde allí, podía observar todo a su alrededor.Y lo primero que observó le gustó poco, aquellos dos hombres increpando a una mujer que no parecía muy feliz de sentarse en su mesa.«No te metas, Michael, no es asunto tuyo»Se dijo a sí mismo mientras se llevaba el vaso de bourbon a los labios y bebía un poco sin apartar la vista de esa mesa, apretando los dedos alrededor del vaso al ver como uno de esos tipos obligaba a la mujer a verlo contra su voluntad.Jamás entendería esos hombres que se creían más machos por humillar u obligar a una mujer a hacer lo que no quería, con lo increíblemente satisfactorio que podía ser seducirla.Fleur, asintió a la petición tomando la copa llena de vino y bebiendo todo el contenido de golpe, lo que la hizo empezar a toser y provocó la risa de los dos hombres.—La ratoncita parece que no está acostumbrada a beber.—La copa de Fleur volvió a ser llenada por sus acosadores.—Anda toma otra— le indico el otro hombre con una voz que no admitía ningún tipo de réplica.Para ese entonces, Fleur sabía que no le quedaba nada más que aceptar su destino.Cerrar sus ojos y esperar que el licor hiciera su magia dejándola inconsciente para cuando esos hombres la llevarán a otro lugar porque tenía claro que eso pasaría.—Mira como bebe, si ya decía yo que solo se estaba haciendo la mosquita muerta.— dijo uno de los tipos acariciándole la pierna.—¡No me toques!— se quitó la mano de encima rápidamente —¿Quién te dio permiso de tocarme? ¡Me voy!Se levantó de repente, ya sin miedo, el alcohol había hecho un gran cambio en la pequeña ratoncita. Dispuesta a irse a pesar de estar muy borracha.Eso solo hizo enojar al jefe de los dos hombres, quien no dudó en abofetearla, haciendo que cayera de nuevo en el sitio donde había estado sentada.Sin saber de dónde le vino, un fuerte puñetazo impactó en el rostro de ese hombre haciéndolo caer al suelo, Michael había estado observando todo y ya no podía aguantar más la desfachatez de esos hombres, pero lo que le hizo imposible contenerse fue ver como golpeaban a la mujer.— No os han enseñado a tratar a una dama, ¿Verdad?El otro tipo intentó golpear a Michael, pero él fue más rápido, lo agarró de la muñeca. La llevó tras su espalda y lo inclinó contra la mesa, quedando tras su cuerpo mientras le doblaba la muñeca, provocando con eso mucho dolor que el hombre gritó.— Unos centímetros más y estará rota.— Aseguró observando al hombre del suelo quién sangraba por la nariz como un cerdo.— Ahora los dos dejarán que la señorita se marche y yo podré seguir tomando mi copa tranquilo, ¿entendido?—¡Te irá mal si lo dejas marchar!— le gritó el hombre en el suelo al hombre que estaba contra la mesa con el brazo peligrosamente en las manos de ese hombre misterioso que se atrevía a retarlos.El hombre de la mesa le tenía miedo a su jefe que trato de hacer golpear al hombre que le sujetaba el brazo, pero no pudo hacer nada, su muñeca fue rota y cayó al suelo llorando al igual que su jefe.Por lo que ambos, se levantaron huyendo mientras lo amenazaban.—Más te vale no aparecer frente a nosotros o te mataremos, entendiste.Fleur se levantó solo para trastabillar y caer contra su salvador, sintiendo como todo le daba vueltas.—Por favor sácame de aquí, tengo miedo…Él negó, ¿Cómo iba a llevarse a una mujer borracha de un bar que no conocía de nada? Pero, por otro lado, no podía dejarla ahí en ese estado, así que a pesar de negar, simplemente la tomó de la mano y tiró de ella para llevarla hasta su coche.— Perfecto — dijo que él al llegar a su casa y darse cuenta de que su borracha acompañante se había quedado completamente dormida en el asiento del copiloto.La tomó entre sus brazos y entró con ella a su casa llevándola hasta la habitación de invitados, la dejó caer en la cama y se dispuso a marcharse cuando fue detenido por una mano que lo agarró del brazo.— Por favor, no me dejesFleur no quería quedarse sola, todavía sentía miedo de que esos hombres regresarán, no sabía dónde estaba ni que había pasado, solo que ese hombre la acababa de salvar.— Pero yo tengo que marcharme…—Tengo miedo— se aferró a la mano de su ángel guarda, porque estaba segura de que era su ángel. El hombre a quien tenía sujeto de la mano.— Estás en mi casa, nadie va a hacerte daño aquí, duerme— insistió él intentando apartarse de ella.—Por favor…— volvió a repetirle haciendo pucheros, tirando de él hacia la cama, cada vez con mayor insistencia.Michael suspiró y se dejó caer en la cama para atraerla contra su pecho, sintiendo como su corazón, que hacía mucho, parecía no tener vida, parecía empezar a palpitar de un modo en que no lo había hecho durante mucho tiempo.— Duerme…— Fue lo único que le dijo, cerrando los ojos y dejándose llevar por el sueño que le llegó mucho antes de lo que imaginaba.Fleur se despertó de pronto, la cabeza dolía. Pero no tenía tiempo para eso.¿Qué hora era? Era hora de levantarse, todo estaba bien hasta que se dio cuenta de que no estaba en su casa.M****a.Se dijo volteando a ver a su lado a un desconocido, lo que la hizo gritar y despertarlo.—¿Pero quién diablos eres tú?—Preguntó tratando de recordar, pero así de rápido como le cuestionó, le soltó un golpe cuando él se incorporó quedando sentado a un lado de ella.Él se despertó de golpe al oír el grito, no estaba acostumbrado a dormir acompañado, mucho menos estaba acostumbrado a que nadie le despertara a gritos.Tardó unos segundos en entender lo que sucedía cuando recordó todo lo que pasó en la noche anterior y justo iba a hablar cuando recibió un golpe.— ¿Quieres hacer el favor de calmarte?— preguntó él intentando protegerse de otro golpe que la chica le iba a dar deteniendo su mano en el vuelo.— Pocas personas se han atrevido a levantarme la mano y siguen respirando.Le advirtió Michael sosteniendo la otra mano cuando ella quiso golpearla de nuevo, haciéndola caer de espalda al colchón y posicionándose sobre ella para calmarla.—¡Basta fierecilla!— exigió rozándose contra ella involuntariamente en un intento por controlarla y hacer que se estuviera quieta y dejara de patalear.—¡Eres un delincuente abusador!— No soy un delincuente y mucho menos un abusador — no lo era, pero el roce constante entre ellos y el forcejeo había hecho que cierta parte de él despertara y se hiciera notar en sus roces.Ella sintió que su corazón latía cada vez más rápido, al mismo tiempo que su piel se erizaba en cada toque, en cada roce, perdiéndose en ese juego que sus cuerpos parecían dispuestos a tener sobre la cama, a pesar de lo que ellos dos sus dueños desearan.Su instinto lo volvió mucho más agresivo, intentando dominarla, acariciando su cuerpo y teniendo que contener su deseo de ir más allá, perdiéndose por un instante en la mirada de la joven, en su cautivadora belleza.Ella no podía dejar de querer verse reflejada en esa mirada, y por dios que bien se sentía estar entre sus brazos, pero no podía, no podía permitir que nadie entrara a su vida, no sin antes cumplir con sus metas.—Me calmaré, solo si me das espacio— le prometió ella.Había sido un despertar un tanto caótico para Fleur y, tras salir de debajo del hombre desconocido con el cual había despertado esa mañana, ella corrió a refugiarse al cuarto de baño, como si fuera su tabla de salvación, por el lujo del baño era obvio de que ese no era su baño, ni siquiera recordaba haber estado nunca allí o saber en qué parte de la ciudad se encontraba en ese momento.—Fleur, ¿Pero dónde te has metido? — se decía a sí misma tratando de recordar lo ocurrido la noche anterior, pero le era imposible su cabeza, dolía y recuerdo sin conexos se mezclaban en ella—No puede ser que hayas perdido tu virginidad con un completo desconocido— se recriminaba mientras se veía al espejo buscando alguna marca en su cuerpo, ladeando el cuello y pasando los dedos en busca de la completa normalidad que, por suerte encontró en su piel.Necesitaba aclararse y la única forma que conocía para poner su mente en blanco era dándose un baño, por lo que volvió a asomarse a la puerta.—Disculpa…—
Ese lunes por la mañana parecía que no sería su día de suerte, Fleur no solo llegaba demasiado tarde a su trabajo, también estaba cayendo un diluvio sobre ella, por lo que tuvo que perder aún más tiempo buscando su paraguas antes de salir de casa, sus pasos eran rápidos y pesar de que las calles estaban inundadas con agua.—Debes llamar a los de soporte y hacer que ellos arreglen ese problema.La respuesta que obtuvo a través de su móvil, solo hizo que Michael enfureciera, lo que llevó a aumentar la velocidad de su auto justo en ese momento, sin darse cuenta de que una joven estaba parada en el cruce de peatones esperando el paso mojándola por completo.—¿Qué no puedes conducir con cuidado?— le grito Fleur al dueño del auto, aun así era imposible que esté le hubiera escuchado, por lo que solo se conformó con ver el número de sus placas. No se le olvidaría. Justo cuando pensó que nada podía ser peor, su jefe, quien jamás llegaba temprano, se encontraba esperándola en la entrada del re
—Yo, en verdad, lo siento— se disculpó Míriam al enterarse de lo sucedido el día que la dejó en el bar.Por supuesto Fleur esta vez no estaba dispuesta a perdonarla, esta vez su amiga tendría que hacer algo más que decir lo siento y traerle el desayuno—¿No me vas a perdonar?— le pregunto al no obtener respuesta de su amiga. A quien siguió haciéndole pucheros— mira he venido hasta tu casa con el desayunoFleur tomó la bolsa del desayuno y le sonrió—No, no te voy a perdonar Míriam y si me disculpas, Tengo que apurarme, tal vez si me traes por un mes el desayuno puede que te perdone— fue todo lo que le dijo a su amiga antes de cerrarle la puerta. Se sentía tan bien cerrarla la puerta, alguien que pensó en que debería de hacerlo más seguido.Gracias a Míriam y a su desayuno de disculpa no había tenido que matarse haciendo su propio desayuno, es más, por primera vez tenía tiempo para caminar hasta la parada del autobús e ir al trabajo.Fleur hasta se atrevió a sonreír en todo el trayecto
—Por favor pequeño estoy trabajando, no puedo estar aquí hablando contigo — Fleur no quería tener más problemas, aunque tampoco deseaba seguir siendo acosada.Lo único que deseaba era poder hacer su trabajo tranquila, solo eso deseaba. Vio como el hijo de su jefe se movió de su lugar y se dirigía hacia ella.Michael observo cómo el sujeto se movió de su sitio, se encontraba molesto, pero más molesto se encontraba él.Estaba al tanto que era el motivo por el cual la joven Lombardi tenía demasiado estrés esa semana. —Por favor, si no van a ordenar nada, podrían de…— ni siquiera termino de hablar.¿Cómo podría hacerlo con la mirada que le estaba dando Michael en ese momento?El sujeto trago pesado, al sentir y ver la mirada del padre del niño sobre la suya.—¿Tiene algo que decir?— le pregunto Michael al sujeto.Este negó. Viendo a Fleur con enojo. —Hijo, porque no pides algo para comer— le instruyó Michael a su hijo.—Si quiero todo lo que hay en el menú infantil — dijo el niño alzand
En serio ese hombre creía que a ella le importaba si él estaba o no satisfecho con ella, por supuesto que no le importaba, pero si agradecía el gesto.Sin embargo, no lo demostraría, ni lo expresaría en voz alta, mucho menos frente a Michael.Michael, dejo a un lado su celular, tomando la taza de café que había a un lado de la silla donde se encontraba.Una semana había estado tranquilo, sabiendo que ella había aprendido su lección, pero ahora, tras haberla felicitado, volvía a llegar tarde. Volviéndose a poner en peligro.Debía de haber una manera de hacerla entender, aunque ya se encargaría de eso más tarde. Tal vez sí la cuidaba más de cerca.Se levantó de su asiento y camino por la estancia antes de volver a tomar su móvil. —Has lo que tengas que hacer, pero has justamente lo que te voy a decir— dijo Michael a la persona al otro lado de la línea de su móvil.Fleur tras un baño, se acostó a dormir, mañana sería un día pesado y por como habían estado las cosas con el hijo de su jef
Justo en el momento que ella abrió y dio el primer paso, la voz del hijo del dueño de restaurante la hizo voltear.—¿Así que es aquí donde vives?Fleur se voltea a verlo siendo acorralada entre el y la puerta que se mantenía abierta por el pie del hombre.—Por favor…— le pidió ella viendo que no quitaba su pie de la puerta —¿Qué es lo que quiere? Ya no estoy en horas de trabajo.El hijo del dueño del restaurante, la vio de arriba abajo, regocijándose del miedo que veía en sus ojos.—¿Tienes miedo Fleur?Por supuesto que tenía miedo. Fleur no era estúpida, podía imaginar lo que ese hombre deseaba de ella, sobre todo al ver su mirada lujuriosa sobre su cuerpo.—¿Quién no tendría miedo? — le respondió ella, tratando de que su voz no saliera chillona — porque no me dice que quiere, para que pueda irse y así hablar sobre eso mañana en él trabajó— trato de razonar ella —Que bueno que lo preguntas porque lo que quiero es a ti— le respondió empujando fuertemente la puerta haciendo que ella t
Fleur no pudo dormir por culpa de las pesadillas. Repitiendo en sus sueños los acontecimientos ocurridos esa misma noche.Fue casi al llegar el alba que su sueño dejó de ser una pesadilla para convertirse en un buen sueño. En ese nuevo sueño aparecía Michael nuevamente como su salvador, tomándola en sus brazos y llevándosela lejos.—¿Por qué siempre me estás salvando?— le preguntó ella a Michael.—Lo hago por qué me gustas— fue la respuesta de Lewis.El cuerpo de Fleur se llenó de calidez al escuchar esas palabras. El calor se extendió rápidamente por todo su cuerpo, llevándola a sostenerse con fuerza de sus hombros, temblando bajo el toque de sus manos.Las manos de Michael recorrían su cuerpo, delineando las pocas curvas que tenía.Por un momento Fleur temió que él se alejara por no tener demasiadas curvas, pero no fue lo que ocurrió, todo lo contrario lo que observo en los ojos de Michael fue deseo.Ella no lo pensó más y se dejó llevar por lo que deseaba, pasando sus brazos alrede
Cómo odiaba que dejaran ese tipo de cosas sin deshacerse de ellas como era debido, sobre todo si luego se convertían en basura que ensuciaba las calles, por lo que tomó el periódico se iba a deshacerse de él como era debido. Sin embargo, tras notar que era un periódico de ese día antes de colocarlo en un bote destinado a la basura orgánica, leyó los anuncios clasificados. Tal vez tendría suerte al encontrar un trabajo que la ayudara a no caer en la bancarrota.Solo fue abrir el periódico en esa sección y ella sonreír. Justamente ahí, en ese periódico olvidado, se encontraba el trabajo que la ayudaría, además el lugar donde se llevarían las entrevistas estaba cerca y ella llevaba todos sus papeles a la mano.No le costaba nada probar suerte.—Me podría comunicar con la agencia que contraté para encontrar a la niñera perfecta para mi hijo— le pidió Michael a su secretaria, nada más entro a llevarle unos papeles a firmar —Por sup