—Vigílala, cualquier cosa sospechosa ya sabes que hacer— ordenó Hiro mientras miraba a la chica que veía todo a su alrededor.
—Si señor.Neri estaba asombrada, ¿Cuántas personas vivían en aquel lugar?, ¿Y por que entrenaban como si fueran ninjas?. Mientras que Hiro no pensaba que la chica fuera una amenaza, pero tampoco confiaba en ella, Hiro no confiaba en nadie.—Mi nombre es Yamato Tadama.Neri se giró y sonrió ante el hombre que tenia un rostro un poco apagado. —Mucho gusto, esta casa es asombrosa—Comentó ella con amabilidad. —Sígueme, voy a presentarte a Aiko.—Aiko—Murmuró Neri, era un lindo nombre, miró una ultima vez al señor Okada quien solo asintió al hacer contacto visual con ella, se apresuró a seguir a Yamato al sentirse tan intimidada y decidió mantener su distancia del señor Hiro.Entraron a la casa y subieron a un segundo piso, la casa era espectacular, había algunas mujeres que limpiaban todo como robots programados sin voltear a ver a nadie, aunque en realidad aquellas mujeres no tenían permitido mirar a nadie directo a los ojos, pues eso solo era una falta de respeto, y ellas no querían ser irrespetuosas con los hombres que rondaban el lugar.Llegaron hasta una puerta con unos bonitos dibujos coloridos adornándola.Yamato abrió, y dentro había una pequeña niña, tan hermosa que Neri se llevo las manos al corazón, tenia unas colitas adornadas con un moño naranja, unas mejillas regordetas y unos ojos rasgados muy hermosos, estaba sentada en una alfombra esponjosa, jugando sola con dos muñecas despeinadas.—Aiko, ella es Neri, será tu niñera.Neri se sorprendió de que aquel hombre no le estuviera hablando en japonés, eso era un alivio para ella, pues no entendía ni un poco el idioma.—Quiero a mi papá— dijo la pequeña mientras hacía un puchero.Yamato miró a Neri. —Es toda tuya.—Claro—dijo Neri un poco sorprendida, pues creyó que solo iba por la entrevista, no sabía que ya empezaba a trabajar, no le habían dicho sus honorarios, ni los días que iba a cuidar a la pequeña Aiko.No importaba, dio unos pasos dentro de la habitación y se sentó junto a la niña.—¿Puedo jugar contigo?.Aiko no respondió, solo se quedo ahí mirando sus muñecas.Neri supo que no iba a ser fácil ganarse a esa niña*, pero nada era imposible. —Tengo algo aquí— Dijo ella y buscó algo dentro de su mochila, sacó una paleta de cereza y se la mostró a Aiko.—Mi papá no me deja comer dulces.—Mmm, puede ser nuestro secreto—Susurró Neri.Aiko miró hacía la puerta y Nery siguió su mirada, ahí había un hombre viéndolas, ¿Las estaban vigilando?.—No quiero— dijo Aiko y siguió jugando sola.Neri entendió, así que guardó aquella paleta en su lugar. —Tengo otra cosa—informó Neri y volvió a buscar dentro de su mochila, sacó un libro de colorear y unas crayolas muy bonitas.Eso llamó la atención de Aiko.—Te lo presto, si me dejas colorear contigo.La niña sonrió y asintió, había dado en el clavo, colorearon, y luego jugaron con aquellas muñecas, Neri se dio cuenta de que Aiko tenia muchos juguetes costosos, pero nada de eso llamaba la atención de la niña*, tenia un televisor enorme, una Tablet que aun estaba dentro de su empaque y un teléfono mas costoso que el suyo. Era evidente que su padre no conocía los gustos de su hija, Aiko era de gustos simples, pintar, jugar con dos muñecas viejas, o entretenerse inclusive con un pedazo de hilo que volaba cuando lo soplaba.Neri también se dio cuenta de que la niña* era mantenida en su habitación, como una prisionera, pues la comida se la llevaban a su recámara y durante todo el día que estuvo con ella, jamás la vio salir a jugar al patio, o pasear por la enorme propiedad, Aiko tenia que ir al preescolar, pero en lugar de eso, un Tutor venía a darle clases privadas.Aquel Tutor al igual que Neri, era vigilado por uno de esos hombres en traje negro, en ningún momento se quedaban solos con la niña*.Y mientras Aiko hacia una actividad, Neri tuvo tiempo de platicar con el Tutor.—Israel. —Neri.Se presentaron ambos.—Mucho gusto.Israel no parecía querer platicar mucho, y Neri tampoco, pues el ambiente siempre estaba pesado por la mirada del vigilante.Cuando Israel se fue, los deberes de Neri continuaron, miró a Aiko comer y por ultimo, miró a una de las empleadas luchar con la pequeña a la hora del baño.—¡No quiero!...¡Waaaa!, ¡No quiero!...—Déjala, yo voy a hacerlo—Dijo Neri al ver que Aiko gritaba mientras que la empleada se veía frustrada por meterla a bañar.Para la sorpresa de Neri, Aiko se abrazó de sus piernas mientras que lloraba con fuerza. Por más que trató de calmarla, no pudo lograrlo, Aiko lloró durante todo el baño, hasta que salió, mientras que Neri la cambiaba, el vigilante les daba la espalda, era el único momento en que tuvieron privacidad.—Señor. Neri miró en dirección a la puerta y solo miró al vigilante hacer una reverencia.—¡Papá!—Gritó la pequeña Aiko y corrió aun sin camisa al encuentro de su padre.El señor Hiro entró con su rostro sin expresiones, pero al ver a su hija correr hacia su encuentro, él no dudó en sonreír.—¿Cómo te portaste?—preguntó él mientras la levantaba del suelo.—Bien.—¿Bien?, ¿Estas segura?.—Si papá, lo prometo.—¿Hiciste tu tarea?.—Si.—¿La niñera se portó bien contigo?.—Si papá. —Muy bien, es hora de dormir. —Papá ¿Mañana podemos ir al parque a jugar?.—No puedo, tengo cosas que hacer, tengo que trabajar. —Yo puedo llevarla — dijo Neri sin pensar.Eso hizo que Hiro la mirara, ella se encogió en hombros y no pudo sostenerle la mirada. —Si usted nos da permiso claro.—¡Si papá, por favor!.—Esta bien, solo un rato. Cuando termines te veo en el despacho.Neri alzó la vista y sintió un calor atroz invadirla, la mirada de Hiro Okada eran como dos flechas clavándose en su piel.Dolía y no entendía, ¿Por qué?.Lo miró marcharse y terminó de cambiar a Aiko, la metió en la cama, la arropó, le contó un cuento y la dejó dormir, cerró la puerta cuando salió y miró a aquel hombre que no se movió de aquel lugar ni un segundo.Caminó escaleras abajo y ahí se encontró con una mujer que cerraba la puerta de la entrada principal.—Disculpe, ¿Dónde esta el despacho del señor Hiro?.—Es por ese pasillo, antes de llegar a la puerta trasera.—Gracias.La mujer asintió y continuó haciendo sus cosas.Neri caminó con lentitud, hasta que llegó al despacho, tocó a la puerta y una voz firme se escuchó.—Pasa.Ella se acomodó el cabello y entró, Hiro estaba sentado en un sofá, fumando y con un trago de licor sobre una mesa de cristal frente a él, tenia algo, que lo hacía ver tan despreocupado, pero intimidante, ¿Sus tatuajes?, no, ¿Su mirada?, un poco, aunque tal vez era su forma de hablar y de moverse.—¿Tomas?—Preguntó él mientras miraba a la chica que se veía un poco cohibida. —No—Respondió Neri nerviosa, estar sola con aquel caballero le resultaba incómodo. —¿Fumas?.—No.Hiro la miraba con atención, cada detalle, ella era atractiva hasta cierto punto, demasiado recatada para su gusto, pero bonita a fin de cuentas.—¿Qué te pareció mi hija?.—Es una niña* muy linda.—Necesito que la cuides, todo el día. —Lo siento, no puedo hacer eso, yo estudio y te…—Muy bien, hagamos algo, saliendo de la Universidad, vienes aquí, tendrás comida, mientras mi hija hace sus actividades puedes hacer tus tareas, o mientras la cuidas, mientras que no la pierdas de vista, esta bien.—Si, pero es que tengo deberes y…—Se que trabajas en una tienda, te pagaré el doble, deja ese trabajo, te necesito aquí, cuidando a mi hija.Neri se quedo un poco sorprendida, ¿Cómo sabía que trabajaba en una tienda?, su propuesta era buena, tentadora, ella odiaba su trabajo en aquella tienda, soportar a los clientes prepotentes no era lo suyo. —Esta bien.—Una cosa, no indagues en donde no debes, puedes encontrar cosas desagradables, ¿Entendido?, y algo más, no vayas al ala oeste de la casa, ni tú, ni mucho menos Aiko.Ella solo asintió sin entender nada.—Bien, un chofer te llevará a tu casa.—Gracias.—Buenas noches.—¿Disculpe?— dijo ella.Hiro la miró y ella se ruborizó por esa mirada.—Dime.—Los fines de semana no puedo cuidar de Aiko, solo entre semana.—¿Por qué?—Preguntó Hiro mientras se ponía de pie.Ella retrocedió.—Es que soy voluntaria en…—Un refugio de animales—Terminó él por ella. —Si…¿Co-como lo sabe?.Hiro sonrió. —¿Tu dejarías entrar a tu casa a alguien a quien no conoces?.Ella negó. —Pues yo tampocoNeri solo trataba de no volverse líquido frente al señor Hiro, él en verdad la hacía transpirar, sonrió un poco fuera de si y miró la puerta que conducía a la salida.—Es…es tarde…yo…—No me tengas miedo, no voy acerté nada…aún.Los ojos de Neri se abrieron ante la sonrisa perversa de Hiro, abrió su boca, pero nada salió de ella.—¿Tienes novio?.Irrelevante, aquella pregunta, echa por aquel hombre, era irrelevante y de algún modo, ella se sentía…halagada y al mismo tiempo asustada. —Si— respondió con rapidez.Hiro caminó hasta ella y se detuvo a solo unos centímetros, la miró directamente sin siquiera disimular un poco, miró sus ojos, su nariz, sus labios, todo lo que ella poseía, y en sus labios se marcó una sonrisa perfecta.—Cuídate, te veo mañana— dijo el señor Okada mientras pasaba a su lado y salía de aquel lugar.Neri sintió dolor en el pecho, había estado conteniendo el aire y sintió un alivio atroz cuando pudo volver a respirar con normalidad.Parecía que él solo se divertí
Hiro Okada se había criado en las calles de Japón, su padre había abandonado a su madre y su madre tuvo que dedicarse al trabajo para sacar a Hiro y a su hermano adelante, su hermano Kai era tan solo un año menor que Hiro, ambos eran muy unidos, y mientras que Hiro era inteligente y mas calmado, Kai era despistado y rebelde.Ambos se quedaban todo el día en casa solos, eso los hizo volverse independientes, ellos se cocinaban, lavaban su ropa, limpiaban su hogar. Hiro iba a la escuela y Kai prefería faltar a clases y divertirse en las calles.Kai era el dolor de cabeza de su madre, y con el tiempo ambos crecieron teniendo personalidades totalmente opuestas, pero aun así tenían esa amistad que los hacía inseparables, tenían amigos en común, y empezaron a juntarse con los amigos equivocados, al paso del tiempo, Hiro decidió que no quería esa vida, quería tener una carrera, sacar a su madre adelante y darle la vida que merecía, mientras que Kai se la pasaba de fiesta en fiesta rodeándose d
La mirada de Neri estaba puesta en aquel caballero que se echaba unas gotas en los ojos. La habían llevado a aquella enorme mansión, pero esta vez no fue para cuidar de Aiko, esta vez había sido llevada por la mera diversión de Hiro.—Hay tres cosas que odio con todo mi ser—dijo él mientras cerraba y abría los ojos.—No me importa.—La primera, son los soplones, la segunda…—He dicho que no me importa, ¿Cree que quiero que me involucren con un pandillero como usted, ¿No esta ya un poco grande para andar en una pandilla?.Hiro soltó una carcajada y se sentó en un sillón, mientras que Neri estaba sentada en la cama, con las manos y los pies amarrados.—¿Pandillero?, me han llamado de muchas formas, pero pandillero…me ofendes, ¿Por qué dices que no quieres que te relacionen conmigo?.Neri desvió la mirada y negó. —No voy a decir nada.—¿Estas segura de eso?, hace rato te veías muy asustada, pero ahora, creo que tienes mucha confianza en que no voy hacerte nada.—Si va a hacer algo, hágalo
Al llegar a Japón, todo era tan diferente, la gente, el aire, los aromas, las calles. Neri no quería demostrarlo, pero estaba fascinada, aunque este viaje fue inesperado y no deseado, no podía evitar sentir cierta emoción.Por otro lado, Aiko estaba despierta y de mal humor, era pequeña y aún no entendía el por que de las cosas, así que sin más, empezó a llorar por comida, aun tenían que conducir para llegar a la casa de Hiro, así que el auto en el que iban se detuvo en un restaurante de lujo, pero Aiko se negó a bajar, pegaba de gritos y se negaba a comer algo de aquel elegante lugar, Hiro estaba empezando a sentirse frustrado.Neri tuvo que intervenir. —Aiko, ¿Quieres que papá te haga de comer?.La niña limpió sus lagrimas y dejó de gritar, un poco de cariño, eso era todo lo que Aiko quería, así que asintió ante aquella idea.—Señor no tenemos tiempo es…—¿No puede tomarse ni siquiera una hora?—preguntó Neri sin entender ¿Que podía ser más urgente que su propia hija?.—Has tiempo—o
*Neri*.Delicioso, todo se veía delicioso, el señor Hiro nos mandó llamar a mí y a la pequeña Aiko, y al llegar al comedor yo no podía creerlo.Había visto esos dramas de televisión, donde sirven muchos platillos a la hora de comer y creí que solo exageraban, pero ahora frente a mi había muchos platillos, miré a ese hombre y me pareció…tierno.Usaba un mandil blanco y se lavaba las manos. Asombroso. Se había convertido en un amo de casa y le quedaba bien.—¡Arroz, arroz, arroz!.Aiko cantaba emocionada.Yo miré lo feliz que estaba y sonreí, ¿Dónde estaba la madre?, tal vez falleció, era una posibilidad, de lo contrario el señor Hiro no hubiera sido tan descarado, a pesar de parecer un matón, se veía correcto, alguien fiel.Se quitó el mandil y se sentó en la mesa con ese porte dominante y siniestro, me miró y yo lo miré, parecía un león furioso que solo contenía sus ganas de lanzarse sobre mi y degollarme.—Buen provecho— dijo y tomó unos palillos, yo miré mis palillos y miré que Aik
*Neri*Muchas cosas sobre la primera vez en el mundo del sexo*, las imaginé diferentes.La primera, que sangraría a montones, tanto, que necesitaría ponerme una compresa. Mentira total, solo fue un poco, apenas unas gotas mancharon la colcha y cuando el señor Okada salió del baño me miró detenidamente y dijo: —No mentías, ¿Estás bien?.La segunda, fue que creí que sería sumamente doloroso y poco placentero, dolió solo un poco, al principio, pero después fue muy bueno, era…era como si mi cuerpo estuviera recibiendo una enorme dosis de algo que necesitaba para estar bien.La tercera, creí que esto no era nada si lo hacías con un extraño, mentira total, Hiro Okada había dejado un tatuaje invisible en mi, y ahora lo recordaría por siempre, tal vez fui una fácil por acostarme con él de este modo, una tonta por dejarlo llevarse una parte importante de mi, pero ¿Por qué todo tiene que ser tan correcto?, a veces, lo incorrecto o lo indecente, es lo mas fantástico de la vida.Mientras lo veía
*Neri*—¡Carajo!.Unas garras se encajaron en mi brazo y un gato muy enojado brincó por todo el baño, pero no podía salir, estaba preso conmigo.Me miró con furia y me mostró sus colmillos filosos, el sabía que yo había venido aquí a interrumpir su reinado de gato mal educado y no iba a detenerme.—Mira Ru— dije y lo señalé con mi dedo índice. —Vamos a hacer esto por las buenas o por las malas. —¡Aaaa!— pegué un grito cuando ese gato endemoniado se lanzó sobre mi, sin duda iba a llevarlo al veterinario a que le cortaran esas filosas garras, como pude lo sujeté del lomo y lo sambutí en la tina.Salió del agua y me miró lleno de miedo, lo volví a sambutir una vez mas y entonces lo saqué y lo puse sobre un tapete.Me miró mientras maullaba y agachó sus orejas mientras sus ojos estaban muy abiertos.—Te lo dije, si eres bueno conmigo yo seré buena contigo.En realidad no esperaba que el me entendiera mucho, pero creo que si entendió mis palabras, pues dejó sus garras clavadas en aquel tap
*Neri*Mi respiración agitada hacía que el pecho me doliera, sus ojos clavados en los míos, nunca antes me había sentido así, tan vulnerable, tan frágil como las hojas de una flor, pero al mismo tiempo tan desesperada.—Por favor…— supliqué en un suspiro.Pero él no cedió, sus cálidas manos entraron por debajo de mi blusa y eso me hizo estremecer, me mordí el labio conteniendo un gemido que quería escapar.—Señor Okada…no.Lo miré bajar y cerré los ojos, mi ropa interior se había esfumado por arte de magia, podía sentir sus labios en mi ombligo, bajando cada vez más, estaba por llegar a mi sexo*, era fabuloso, me aferré a la colcha, estaba lista para sentirlo, quería sentirlo.—¡Miiiaaaauuuuu!.Ese sonido me hizo abrir los ojos y ver con brusquedad a mi alrededor.¿Dónde…?.¿Dónde estaba él?.—¡MIIIIAAAUUU!.Miré al gato que estaba en mi habitación mirándome fijamente, estaba enojado, su mirada no reflejaba nada mas que desesperación y enfado.—¿Qué haces aquí Ru?—pregunté un poco dec