Llegamos al fin. ¡Woa!, Muchas gracias por haber llegado conmigo hasta el final....Muchas veces hablamos del perdón hacía otras personas, si lastimamos a alguien, lo justo es pedir perdón a esa persona, ¿Cierto?, pero que hay del perdón hacia nosotros mismos, creo que muchas veces olvidamos que también tenemos que perdonarnos por nuestros errores, tomarnos el tiempo necesario para estar bien y para seguir adelante, no solo se trata de obtener el perdón de segundas personas.Algunas veces decidimos cosas que al final del día no son las correctas y nos damos cuenta muy tarde, una vez alguien me dijo: Ya te equivocaste, ¿Qué vas hacer?, vas a buscar una solución o te vas a lamentar por la decisión que no tomaste.No vale la pena culparnos por algo que ya fue, solo queda seguir adelante y reparar los daños.Como les dije, la muerte también es parte de la vida, nos da miedo porque no sabemos que hay mas allá, nos pone tristes porque a veces el tiempo que se nos regala no es suficiente, pe
©Jazmin Flores. 2022 Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito del autor. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.•••••••••••••Los llantos de una niña inundaban una habitación, dos hombres enfundados en trajes negros se miraban el uno al otro, sin saber que hacer exactamente, ellos podían intimidar, podían matar, podían pelear, pero no podían controlar los llantos de esa niña quien no parecía querer calmarse. Las puertas de aquella habitación se abrieron y los dos hombres hicieron una reverencia de noventa grados, mostraban su respeto por el hombre que había llegado, el líder como ellos le decían. Aquel hombre que caminaba a paso firme se aflojó la corbata y se sentó en un sofá, miró a la niña que lloraba y extendió una mano hacia e
—Vigílala, cualquier cosa sospechosa ya sabes que hacer— ordenó Hiro mientras miraba a la chica que veía todo a su alrededor. —Si señor.Neri estaba asombrada, ¿Cuántas personas vivían en aquel lugar?, ¿Y por que entrenaban como si fueran ninjas?. Mientras que Hiro no pensaba que la chica fuera una amenaza, pero tampoco confiaba en ella, Hiro no confiaba en nadie.—Mi nombre es Yamato Tadama.Neri se giró y sonrió ante el hombre que tenia un rostro un poco apagado. —Mucho gusto, esta casa es asombrosa—Comentó ella con amabilidad. —Sígueme, voy a presentarte a Aiko.—Aiko—Murmuró Neri, era un lindo nombre, miró una ultima vez al señor Okada quien solo asintió al hacer contacto visual con ella, se apresuró a seguir a Yamato al sentirse tan intimidada y decidió mantener su distancia del señor Hiro.Entraron a la casa y subieron a un segundo piso, la casa era espectacular, había algunas mujeres que limpiaban todo como robots programados sin voltear a ver a nadie, aunque en realidad aque
Neri solo trataba de no volverse líquido frente al señor Hiro, él en verdad la hacía transpirar, sonrió un poco fuera de si y miró la puerta que conducía a la salida.—Es…es tarde…yo…—No me tengas miedo, no voy acerté nada…aún.Los ojos de Neri se abrieron ante la sonrisa perversa de Hiro, abrió su boca, pero nada salió de ella.—¿Tienes novio?.Irrelevante, aquella pregunta, echa por aquel hombre, era irrelevante y de algún modo, ella se sentía…halagada y al mismo tiempo asustada. —Si— respondió con rapidez.Hiro caminó hasta ella y se detuvo a solo unos centímetros, la miró directamente sin siquiera disimular un poco, miró sus ojos, su nariz, sus labios, todo lo que ella poseía, y en sus labios se marcó una sonrisa perfecta.—Cuídate, te veo mañana— dijo el señor Okada mientras pasaba a su lado y salía de aquel lugar.Neri sintió dolor en el pecho, había estado conteniendo el aire y sintió un alivio atroz cuando pudo volver a respirar con normalidad.Parecía que él solo se divertí
Hiro Okada se había criado en las calles de Japón, su padre había abandonado a su madre y su madre tuvo que dedicarse al trabajo para sacar a Hiro y a su hermano adelante, su hermano Kai era tan solo un año menor que Hiro, ambos eran muy unidos, y mientras que Hiro era inteligente y mas calmado, Kai era despistado y rebelde.Ambos se quedaban todo el día en casa solos, eso los hizo volverse independientes, ellos se cocinaban, lavaban su ropa, limpiaban su hogar. Hiro iba a la escuela y Kai prefería faltar a clases y divertirse en las calles.Kai era el dolor de cabeza de su madre, y con el tiempo ambos crecieron teniendo personalidades totalmente opuestas, pero aun así tenían esa amistad que los hacía inseparables, tenían amigos en común, y empezaron a juntarse con los amigos equivocados, al paso del tiempo, Hiro decidió que no quería esa vida, quería tener una carrera, sacar a su madre adelante y darle la vida que merecía, mientras que Kai se la pasaba de fiesta en fiesta rodeándose d
La mirada de Neri estaba puesta en aquel caballero que se echaba unas gotas en los ojos. La habían llevado a aquella enorme mansión, pero esta vez no fue para cuidar de Aiko, esta vez había sido llevada por la mera diversión de Hiro.—Hay tres cosas que odio con todo mi ser—dijo él mientras cerraba y abría los ojos.—No me importa.—La primera, son los soplones, la segunda…—He dicho que no me importa, ¿Cree que quiero que me involucren con un pandillero como usted, ¿No esta ya un poco grande para andar en una pandilla?.Hiro soltó una carcajada y se sentó en un sillón, mientras que Neri estaba sentada en la cama, con las manos y los pies amarrados.—¿Pandillero?, me han llamado de muchas formas, pero pandillero…me ofendes, ¿Por qué dices que no quieres que te relacionen conmigo?.Neri desvió la mirada y negó. —No voy a decir nada.—¿Estas segura de eso?, hace rato te veías muy asustada, pero ahora, creo que tienes mucha confianza en que no voy hacerte nada.—Si va a hacer algo, hágalo
Al llegar a Japón, todo era tan diferente, la gente, el aire, los aromas, las calles. Neri no quería demostrarlo, pero estaba fascinada, aunque este viaje fue inesperado y no deseado, no podía evitar sentir cierta emoción.Por otro lado, Aiko estaba despierta y de mal humor, era pequeña y aún no entendía el por que de las cosas, así que sin más, empezó a llorar por comida, aun tenían que conducir para llegar a la casa de Hiro, así que el auto en el que iban se detuvo en un restaurante de lujo, pero Aiko se negó a bajar, pegaba de gritos y se negaba a comer algo de aquel elegante lugar, Hiro estaba empezando a sentirse frustrado.Neri tuvo que intervenir. —Aiko, ¿Quieres que papá te haga de comer?.La niña limpió sus lagrimas y dejó de gritar, un poco de cariño, eso era todo lo que Aiko quería, así que asintió ante aquella idea.—Señor no tenemos tiempo es…—¿No puede tomarse ni siquiera una hora?—preguntó Neri sin entender ¿Que podía ser más urgente que su propia hija?.—Has tiempo—o
*Neri*.Delicioso, todo se veía delicioso, el señor Hiro nos mandó llamar a mí y a la pequeña Aiko, y al llegar al comedor yo no podía creerlo.Había visto esos dramas de televisión, donde sirven muchos platillos a la hora de comer y creí que solo exageraban, pero ahora frente a mi había muchos platillos, miré a ese hombre y me pareció…tierno.Usaba un mandil blanco y se lavaba las manos. Asombroso. Se había convertido en un amo de casa y le quedaba bien.—¡Arroz, arroz, arroz!.Aiko cantaba emocionada.Yo miré lo feliz que estaba y sonreí, ¿Dónde estaba la madre?, tal vez falleció, era una posibilidad, de lo contrario el señor Hiro no hubiera sido tan descarado, a pesar de parecer un matón, se veía correcto, alguien fiel.Se quitó el mandil y se sentó en la mesa con ese porte dominante y siniestro, me miró y yo lo miré, parecía un león furioso que solo contenía sus ganas de lanzarse sobre mi y degollarme.—Buen provecho— dijo y tomó unos palillos, yo miré mis palillos y miré que Aik