Al llegar a Japón, todo era tan diferente, la gente, el aire, los aromas, las calles. Neri no quería demostrarlo, pero estaba fascinada, aunque este viaje fue inesperado y no deseado, no podía evitar sentir cierta emoción.Por otro lado, Aiko estaba despierta y de mal humor, era pequeña y aún no entendía el por que de las cosas, así que sin más, empezó a llorar por comida, aun tenían que conducir para llegar a la casa de Hiro, así que el auto en el que iban se detuvo en un restaurante de lujo, pero Aiko se negó a bajar, pegaba de gritos y se negaba a comer algo de aquel elegante lugar, Hiro estaba empezando a sentirse frustrado.Neri tuvo que intervenir. —Aiko, ¿Quieres que papá te haga de comer?.La niña limpió sus lagrimas y dejó de gritar, un poco de cariño, eso era todo lo que Aiko quería, así que asintió ante aquella idea.—Señor no tenemos tiempo es…—¿No puede tomarse ni siquiera una hora?—preguntó Neri sin entender ¿Que podía ser más urgente que su propia hija?.—Has tiempo—o
*Neri*.Delicioso, todo se veía delicioso, el señor Hiro nos mandó llamar a mí y a la pequeña Aiko, y al llegar al comedor yo no podía creerlo.Había visto esos dramas de televisión, donde sirven muchos platillos a la hora de comer y creí que solo exageraban, pero ahora frente a mi había muchos platillos, miré a ese hombre y me pareció…tierno.Usaba un mandil blanco y se lavaba las manos. Asombroso. Se había convertido en un amo de casa y le quedaba bien.—¡Arroz, arroz, arroz!.Aiko cantaba emocionada.Yo miré lo feliz que estaba y sonreí, ¿Dónde estaba la madre?, tal vez falleció, era una posibilidad, de lo contrario el señor Hiro no hubiera sido tan descarado, a pesar de parecer un matón, se veía correcto, alguien fiel.Se quitó el mandil y se sentó en la mesa con ese porte dominante y siniestro, me miró y yo lo miré, parecía un león furioso que solo contenía sus ganas de lanzarse sobre mi y degollarme.—Buen provecho— dijo y tomó unos palillos, yo miré mis palillos y miré que Aik
*Neri*Muchas cosas sobre la primera vez en el mundo del sexo*, las imaginé diferentes.La primera, que sangraría a montones, tanto, que necesitaría ponerme una compresa. Mentira total, solo fue un poco, apenas unas gotas mancharon la colcha y cuando el señor Okada salió del baño me miró detenidamente y dijo: —No mentías, ¿Estás bien?.La segunda, fue que creí que sería sumamente doloroso y poco placentero, dolió solo un poco, al principio, pero después fue muy bueno, era…era como si mi cuerpo estuviera recibiendo una enorme dosis de algo que necesitaba para estar bien.La tercera, creí que esto no era nada si lo hacías con un extraño, mentira total, Hiro Okada había dejado un tatuaje invisible en mi, y ahora lo recordaría por siempre, tal vez fui una fácil por acostarme con él de este modo, una tonta por dejarlo llevarse una parte importante de mi, pero ¿Por qué todo tiene que ser tan correcto?, a veces, lo incorrecto o lo indecente, es lo mas fantástico de la vida.Mientras lo veía
*Neri*—¡Carajo!.Unas garras se encajaron en mi brazo y un gato muy enojado brincó por todo el baño, pero no podía salir, estaba preso conmigo.Me miró con furia y me mostró sus colmillos filosos, el sabía que yo había venido aquí a interrumpir su reinado de gato mal educado y no iba a detenerme.—Mira Ru— dije y lo señalé con mi dedo índice. —Vamos a hacer esto por las buenas o por las malas. —¡Aaaa!— pegué un grito cuando ese gato endemoniado se lanzó sobre mi, sin duda iba a llevarlo al veterinario a que le cortaran esas filosas garras, como pude lo sujeté del lomo y lo sambutí en la tina.Salió del agua y me miró lleno de miedo, lo volví a sambutir una vez mas y entonces lo saqué y lo puse sobre un tapete.Me miró mientras maullaba y agachó sus orejas mientras sus ojos estaban muy abiertos.—Te lo dije, si eres bueno conmigo yo seré buena contigo.En realidad no esperaba que el me entendiera mucho, pero creo que si entendió mis palabras, pues dejó sus garras clavadas en aquel tap
*Neri*Mi respiración agitada hacía que el pecho me doliera, sus ojos clavados en los míos, nunca antes me había sentido así, tan vulnerable, tan frágil como las hojas de una flor, pero al mismo tiempo tan desesperada.—Por favor…— supliqué en un suspiro.Pero él no cedió, sus cálidas manos entraron por debajo de mi blusa y eso me hizo estremecer, me mordí el labio conteniendo un gemido que quería escapar.—Señor Okada…no.Lo miré bajar y cerré los ojos, mi ropa interior se había esfumado por arte de magia, podía sentir sus labios en mi ombligo, bajando cada vez más, estaba por llegar a mi sexo*, era fabuloso, me aferré a la colcha, estaba lista para sentirlo, quería sentirlo.—¡Miiiaaaauuuuu!.Ese sonido me hizo abrir los ojos y ver con brusquedad a mi alrededor.¿Dónde…?.¿Dónde estaba él?.—¡MIIIIAAAUUU!.Miré al gato que estaba en mi habitación mirándome fijamente, estaba enojado, su mirada no reflejaba nada mas que desesperación y enfado.—¿Qué haces aquí Ru?—pregunté un poco dec
*Neri*《¿Cómo se atreve a hacer tal cosa?》, repulsivo, nunca antes me había sentido tan agobiada, yo rogarle por sexo*, por supuesto que no.Él podía tirarse a cualquier mujer que quisiera, no me importaba, ni siquiera lo conocía, pero…¿llamarme mientras cogía?, era ridículo, ¿Acaso estaba enfermo?, tenia que estarlo, sentía algo dentro de mi.Me sentía enojada, humillada, bufé con fuerza y mejor me recosté, todo lo que quería era dormir y no pensar mas en ese hombre tan descarado.A la mañana siguiente…..Sentí una opresión en el pecho, se me dificultó un poco poder respirar, abrí los ojos con lentitud y lo primero que vi, fue a ese gato demente mirándome fijamente.—Bájate Ru—Ordené mientras tallaba mis ojos.—Miiaaauuu.Yo me moví un poco y Ru pegó un salto hasta el suelo, se sentó en sus patas traseras y me observó.—¿Por que no vas y molestas a Kento?, ¿O a cualquier otro mafioso que ande por ahí?, ¿Por qué tienes que venir conmigo?, ¿Y como entraste aquí?.Yo me sentía frustrada
Neri jugaba con Aiko en su habitación, cuando escuchó unas risas en la sala, frunció el ceño y se puso de pie.—Espera aquí Aiko.Aiko asintió y se quedo coloreando, mientras que Neri se aventuró a investigar de donde venían esas risas, llegó hasta las escaleras y bajó con lentitud.Ahí estaba Hiro riendo, junto con dos de sus hombres y dos mujeres asiáticas, que parecían prostitutas.Una de esas mujeres estaba sentada en el regazo de Hiro acariciando su cabello y dejándose manosear por él.¿Cómo podía ser tan descarado?, Neri sintió que algo ardía dentro de ella, no lo pensó mucho y gritó llena de furia.—¡¿Qué cree que hace?!.Todos la miraron. Hiro posó su mirada en ella sin alguna preocupación y sonrió con discreción, ella se veía muy bien, tan bonitamente enojada.—¿Qué cree que hace…acaso se volvió loco?—preguntó ella mientras lo señalaba con su dedo indicé.Los dos hombres que estaban con Hiro solo lo miraron, era sorprendente ver como una mujer joven lo recriminaba.—Me alegra
"Oh, cielo santo”, pensaba Neri mientras se mordía el labio evitando dar un grito de satisfacción. El señor Okada era bueno con su boca, la chica estaba segura de que pronto tendría un delicioso y glorioso orgasmo*. Se estaba preparando para ello, para recibirlo con los brazos abiertos, pero nada iba a resultar tan sencillo.“Ni lo sueñes” pensó Hiro con malicia y diversión, él era un hombre de palabra, así que iba a esperar a que la chica le rogara por sexo*, a que ella misma se lo pidiera.Se levantó en ese ultimo segundo y se lamio los labios mientras la veía abrir los ojos llena de confusión, ella lo miró mientras que él mantenía su rostro sereno.—¿Qué hace?—Preguntó un poco dolida y desesperada.—Ya he terminado— dijo él mientras sentía que algo dolía en su entrepierna, había reflexionado en estos días. “¿Por qué fui a buscar a la niñera?, ¿Por qué la secuestré?, ¿Por qué me acosté con ella?, ¿Por qué siento que la necesito?”, ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?. Hiro se había sentido