Ha pasado mucho tiempo desde que sucedieran todos los hechos, sin que Isabella haya vuelto a saber de Christian. Tampoco lo ha buscado, y aunque Marta se mantiene trabajando en la editorial, quién la dirige es Christie, y por mucho que le ha preguntado por su hermano no le responde. Solamente le dice que está de viaje, por lo que ha sacado la deducción que él regresó con Adele, y por eso nadie sabe dónde están Por su parte Isabella volvió a la escuela y terminó el semestre que le faltaba en la carrera de negociación y administración de empresas, y decidida se puso a trabajar con su padre y su abuelo en la naviera. No quiere volver a saber de Christian y no permite que nadie le hable nada sobre él. Ahora tiene el mismo propósito que tuvo siempre se desde que se enteró que estaba embarazada, solo quiere criar a sus hijos y salir adelante por sí misma. Es feliz ayudando a su padre, que cada día está más compenetrado con ella y aunque los niños a cada rato dicen que hablan
—Está bien, te llevaré a ver a papá en cuanto pueda te lo prometo —cede Isabella haciendo que el corazón de Christian se acelere— dame ahora el teléfono. Hola, ¿eres tú Christian? Si lo eres, ¿por qué no hablamos? ¿Christian…? Sin embargo, él no lo responde se queda escuchándola por un momento, hasta que siente como la llamada termina y se enjuga una lágrima que rueda de sus ojos. Su madre ha estado escuchándolo todo, viene y lo abraza fuertemente mientras lo escucha llorar abiertamente en su hombro.—Tienes que decírselo hijo, tienes que decírselo —le sugiere ella.—No mamá, no quiero amarrarla a esta vida.—¿Y qué vas a hacer entonces?—No lo sé, no lo sé.—Está bien, no te pongas así, vamos a comer, ya que tu padre vino y tu hermana con David también. Lo toma de una mano y se dirige al comedor donde los demás ya los están esperando, y comienza a hablar animadamente de todo lo que está sucediendo en las empresas, lo mismo la de Christian que las Thompson, que su padre ahora ha
Isabella se queda congelada al ver que de espalda a ella, a solo dos pasos, se encuentra Christian. No gira al escuchar la puerta, y más bien se aleja rumbo al balcón mientras le dice.—Irene, lleva esos papeles a mi hermana, para que los revise y me los devuelva para firmarlos, los enviaré hoy mismo. Isabella se da cuenta que habla de unos que están en la cama, se acerca sigilosamente sin hacer ningún ruido y los toma, para darse cuenta que son los papeles del divorcio de ellos. Abre la boca para decirle algo, cuando lo escucha seguir hablando.—Dile que mire muy bien la sección que le dije, dónde no estoy de acuerdo en renunciar a mis hijos por ningún motivo. Solamente quiero dejar libre a Isabella para que haga lo que quiera. Ella no se merece vivir así…. Irene, esto no funciona, pediré a mamá que me ponga a otra persona a atendermeIsabella ahora no entiende de qué está hablando Christian. ¿Es que acaso tiene una relación con la sirvienta? Se pregunta mientras le ruedan las
—Señor, ¿qué hace aquí? —escucha la voz de un guardia de seguridad. Sin darse cuenta ha ido a parar a la entrada.—Emilio, ¿por casualidad mi esposa ha andado por aquí?—¿Cómo lo sabe?—¿Estuvo, la dejaron entrar? ¡Di órdenes precisas de que no lo hicieran! —dice furioso de que lo hayan desobedecido. —¿Por qué nadie me avisó?—No, no, señor, la señora Isabella vino en la mañana, y no la dejamos pasar, estuvo un rato detenida en la calle, pero después se marchó y no regresó. —Le aclara el guardia que lo observa curioso.—¿Estás seguro que no regresó o que de alguna manera entró en la casa? —vuelve a preguntar, sintió el perfume de ella, casi está seguro que fue ella en su habitación que lo vio y fue la que tomó los papeles del divorcio.—Seguro señor, la señora no ha entrado, al menos que yo sepa, y no me he movido de mi puesto. Por esta puerta no entró. —Le aseguró el guardia. Gira sobre sus pasos y regresa lentamente a la casa, dudando si en verdad fue ella o quizás Marta que regre
Isabella se queda observando a su abuela por un instante, y luego se echa a llorar de nuevo desconsoladamente, sin que Tania lo pueda entender, que viene a su lado y la abraza fuertemente tratando de consolarla.—Vamos hija, de seguro no es tan malo, para que llores así. ¿Qué es? ¿Christian se quiere divorciar? Isabella al escuchar la pregunta, vuelve a romper a llorar, como si su corazón le doliera de una manera insoportable. En ese momento entra su padre Santiago, seguido de su abuelo y se quedan sin saber que hacer, viendo como Tania trata de consolarla sin lograr su objetivo. Santiago se le acerca y la estrecha fuertemente.—¿Qué tienes linda? ¿Por qué lloras así?—No es nada papá, no es nada. Isabella trata de limpiar sus lágrimas y disimular, el abuelo Sardino le toca el hombro a su hijo y le dice que la deje sola con su madre. A pesar que quiere saber qué le sucede a su hija, entiende que es mejor que haga lo que le indica por señas su padre. La besa en la cabeza y
Grita Marta con los ojos bien abiertos leyendo el mensaje que enviara la señora Elmira en voz alta. —Dice que tenía un tumor en la cabeza, y que lo operaron el día que nos rescataron. ¡Lucy tenía razón, era Chris en aquella camilla! Estuvo muy grave por seis meses en el hospital, y se quedó ciego. ¡Dios! ¡Es verdad, Christian está ciego!—¡Noooo! ¡No es verdad, no, no, no puede ser verdad! —Las hace saltar el grito que ha dado Isabella, que ha escuchado todo. —¡No, no, Chris no puede estar ciego, no puede, no puede! Le arrebata el teléfono que tiene Marta en la mano, lee una y otra vez el mensaje que ha mandado la señora Elmira, repitiendo lo mismo una y otra vez.—¡No, no, no puede ser verdad, no puede ser verdad ! ¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué?—Cálmate Bella, no ganas nada con ponerte así. Le pide la abuela, en lo que la toma y se la lleva al ver cómo los niños, Santiago y el abuelo, han entrado corriendo en la cocina ante los gritos que ella da.—¿Qué sucede? —pregunta e
Christian se ha puesto de pie de un salto, para inmediatamente agacharse y abrazarse fuertemente de sus dos hijos, que lo llenan de besos.—Mamá no vino papá, se fue a trabajar —le dice Lucas.—Sí, papá, es que yo le pedí que me trajera a verte. ¿Estás bien papito? —Le dice Lucy pasándole la mano por el rostro. Christian está tan emocionado que no haya que hacer ni qué decir, sólo atinó a abrazar y besar a sus hijos una y otra vez, deseando con toda su alma poder verlos.—Mamá…, papá…, Christie… Llama a todos tratando de que lo vengan a ayudar, para que los niños no se den cuenta de que no los ve. Su hermana al momento sale corriendo a ver de qué se trata y por qué la llama con tanto desespero.—¡Tía! Gritan los niños cuando la ven salir corriendo por la puerta de la cocina y van a su encuentro abrazándola felices.—¡Lucas, Lucía! ¿Cómo vinieron?—Nos trajo mamá —contesta Lucas.—¿Y dónde está?—No la dejaron entrar.—¿Qué?—El guardia le dijo que no podía entrar, tampoco el
Christian se ha puesto de pie de un salto, para inmediatamente agacharse y abrazarse fuertemente de sus dos hijos, que lo llenan de besos.—Mamá no vino papá, se fue a trabajar —le dice Lucas.—Sí, papá, es que yo le pedí que me trajera a verte. ¿Estás bien papito? —Le dice Lucy pasándole la mano por el rostro. Christian está tan emocionado que no haya que hacer ni qué decir, sólo atinó a abrazar y besar a sus hijos una y otra vez, deseando con toda su alma poder verlos.—Mamá…, papá…, Christie… Llama a todos tratando de que lo vengan a ayudar, para que los niños no se den cuenta de que no los ve. Su hermana al momento sale corriendo a ver de qué se trata y por qué la llama con tanto desespero.—¡Tía! Gritan los niños cuando la ven salir corriendo por la puerta de la cocina y van a su encuentro abrazándola felices.—¡Lucas, Lucía! ¿Cómo vinieron?—Nos trajo mamá —contesta Lucas.—¿Y dónde está?—No la dejaron entrar.—¿Qué?—El guardia le dijo que no podía entrar, tampoco el