254. FURIA

Grita Marta con los ojos bien abiertos leyendo el mensaje que enviara la señora Elmira en voz alta. —Dice que tenía un tumor en la cabeza, y que lo operaron el día que nos rescataron. ¡Lucy tenía razón, era Chris en aquella camilla! Estuvo muy grave por seis meses en el hospital, y se quedó ciego. ¡Dios! ¡Es verdad, Christian está ciego!

—¡Noooo! ¡No es verdad, no, no, no puede ser verdad! —Las hace saltar el grito que ha dado Isabella, que ha escuchado todo. —¡No, no, Chris no puede estar ciego, no puede, no puede!

Le arrebata el teléfono que tiene Marta en la mano, lee una y otra vez el mensaje que ha mandado la señora Elmira, repitiendo lo mismo una y otra vez.

—¡No, no, no puede ser verdad, no puede ser verdad ! ¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué?

—Cálmate Bella, no ganas nada con ponerte así.

Le pide la abuela, en lo que la toma y se la lleva al ver cómo los niños, Santiago y el abuelo, han entrado corriendo en la cocina ante los gritos que ella da.

—¿Qué sucede? —pregunta e
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