Todo el mundo piensa que ser heredera de una familia millonaria te hace feliz. En sus mentes crean una vida de fantasía maravillosa que, en mi caso, está muy lejos de la realidad. A pesar de ser la única heredera de una de las familias más poderosas de mi país, no solo soy la heredera de mis padres, sino también de mi abuelo Santiago Sardino, un millonario mafioso y temido. Sin embargo, soy la persona más miserable que puedo imaginar desde que tengo uso de razón.
En las numerosas novelas que he leído, los niños ricos como yo siempre son retratados como petulantes, engreídos y hacen todo lo que quieren sin importarles nada. Se enfrentan a sus progenitores sin miedo. Les aseguro que ese no es mi caso, soy todo lo contrario a ellos. Mi madre se encargó de asegurarse de que fuera así, y ahora me encuentro atrapada en esta vida miserable que me han impuesto.
Ya han pasado más de seis meses desde que vivo la farsa de un matrimonio arreglado. Hasta ahora, no tengo quejas. Mi falso esposo, Luis, apenas pasa tiempo en casa. Yo estoy sumergida en mis estudios y visito a mis abuelos todos los días después de salir del instituto. Al menos me he librado de la insoportable presencia de mi madre. Me siento bien a mi manera, me siento libre. Solo debo aguantar el tiempo necesario y seré completamente libre.
Planeo viajar y estudiar lo que realmente me gusta lejos de todos. Una vez que termine con esta farsa, recibiré una parte de mi herencia y podré hacer lo que quiera. Al menos eso fue lo que mi padre me dijo. Aunque no seamos cercanos y apenas hable conmigo en presencia de mamá, creo que me ama. Muchas veces lo veo perdido en sus pensamientos, con una mirada llena de tristeza. Sobre todo cuando mi madre está presente, regañándome por cualquier cosa. Parece tener miedo de ella y se muestra cauteloso al acercarse o mostrar interés hacia mí. Al menos no me maltrata y se porta muy bien conmigo cuando estamos solos.
Hoy me entretuve más de lo habitual en la biblioteca realizando un trabajo que nos asignaron. Quiero obtener buenas notas para ver si eso alegra a papá. Además, si lo logro, no tendré que estudiar durante el fin de semana y podré irme de pesca con mis abuelos. Regreso a casa pasadas las nueve de la noche y me sorprende ver todas las luces encendidas al estacionar el carro. Al entrar, veo a Luis en compañía de una mujer rubia.
—Buenas noches —saludo, aunque no me agrada la imagen que presencio. Sin embargo, decido no decir nada y esperar a ver qué sucede.
—¡Por fin llegas, Bella! —exclama Luis al verme y se acerca. —Ven, te presento a Vivian, el amor de mi vida.
¡No puedo creerlo! Una cosa es que tenga una aventura fuera de casa, pero es completamente diferente que me la traiga aquí. Sin embargo, como nuestro matrimonio es una farsa, respiro profundamente y trato de sonreír mientras la rubia se acerca hacia mí. Me mira con una sonrisa burlona y me extiende la mano.
—Hola, Isabella —saluda con una voz fingida, y continúa hablando con una expresión de triunfo que no puedo pasar por alto. Al terminar de hablar, comprendo el motivo—. Espero que seamos muy buenas amigas ahora que vamos a vivir juntas.
—¡¿Qué?! —exclamo realmente sorprendida. Me giro hacia Luis, quien sonríe feliz como si todo estuviera resuelto, lo cual me enfurece.
—Sí, Bella. No tiene sentido que pague un alquiler teniendo esta casa tan grande —dice cínicamente sin dejar de sonreír, mientras pasa un brazo por los hombros de Vivian—. Tú seguirás viviendo en la primera planta, nosotros ocuparemos la segunda planta.
—¡Luis, eso no estaba en el trato! —expreso molesta. Esto es demasiado.
—¡Isabella, no me hagas enojar! —reprocha mientras camina hacia mí, pero decido enfrentarlo—. ¡Si te digo que viviremos juntos, lo haremos!
—Yo no estoy de acuerdo con esto. No tengo nada en contra de tu relación, pero aquí no va a vivir. ¡No lo permitiré y punto! —le digo firmemente.
—¡Bella, me estás molestando seriamente! —reacciona muy cerca de mi rostro, que está rojo de furia, como si quisiera asustarme. —¡Si vuelves a abrir esa boca, te la voy a partir!
—No creas que te tengo miedo, Luis. Si me tocas, se va el trato a la mierda—le digo con determinación.
Por un momento, se queda mirándome fijamente, como si no pudiera creer que yo, la tonta Isabella, lo esté enfrentando y llevándole la contraria.
—¿Me estás amenazando, Isabella? —pregunta retomando su actitud amenazante.
—Cariño, no te pongas así. Ella solo está sorprendida por la noticia. Te dije que tenías que discutirlo con ella primero —dice la rubia con voz fingida. La miro con una mirada llena de ira.
—Vivian, no te metas. Sube a nuestra habitación mientras termino de hablar con Isabella.
—Ella no se quedará aquí, Luis. Si lo haces, llamaré a mis padres.
Lo amenazo con papá, que creo que al más mínimo problema vendrá si lo llamo. Él se lo advirtió que si me hacía algo la pasaría mal. No voy a dejar que me convierta en el hazmerreír de todos más de lo que soy. Porque aunque lo disimulamos muy bien, todos saben que él tiene otras mujeres, por lo que hasta ahora han desaparecido las apariencias.
—Vivian, sube y déjame arreglar esto con mi esposa —le ordena Luis, con las manos en la cintura y de espaldas a mí. Vivian me mira burlonamente, incluso con pena. Le da un beso en los labios a Luis y se aleja hacia las escaleras, diciendo:
—Está bien, cariño. Sin demoras. Buenas noches, Isabella. Mejor no le lleves la contraria, o no te va a gustar lo que te sucederá.
No puedo creer la audacia de esta mujer. Se aleja con una sonrisa burlona en sus ojos. Estoy concentrada en verla marchar hacia las escaleras que conducen al segundo piso, sin poder hacer nada al respecto. Me dispongo a buscar mi bolso para llamar a papá, cuando veo que Luis gira rápidamente y me empuja con fuerza, haciéndome perder el equilibrio y caer al suelo subiendo encima de mí.
—Que sea la primera y última vez que me haces pasar esa vergüenza delante de mi mujer, Isabella —me dice con enojo mientras me sostiene con fuerza por mi cabello contra el piso—. Aquí se dice lo que yo diga.
—¡Suéltame, por favor! —imploro con voz temblorosa, tratando de alejarme de él forcejeando con todas mis fuerzas sin lograr zafarme.
—¡Tú, deberías mirarte en un espejo! —Sigue diciendo mientras me mira con desprecio. —Ningún hombre se fijaría en una mujer como tú. De la única manera que se fijaría en ti, es por el dinero de tus padres.
—Te vas a arrepentir de esto Luis, te lo aseguro, te arrepentirás la vida entera —Le digo con determinación, aunque mis palabras están cargadas de temor.
—¡No me amenaces más Isabella! —Responde bruscamente, volviendo a tirar de mi cabello, haciendo que me levante, con sus dedos aprieta mi cara. —Tienes que hacer todo lo que te diga y cuando lo diga. Viviremos Vivian y yo aquí, y tú solo aparecerás cuando sea una cosa oficial. ¿Me entendiste?
Lo miro con odio, sintiendo un nudo en la garganta por la impotencia de la situación y de no poder hacer nada. Él se da media vuelta y se dirige a las escaleras, dejándome sola y adolorida en el piso. Lágrimas de frustración recorren mis mejillas, pero trato de recomponerme y levantarme. Luego se gira y me grita desde allá.
—¡Bella, tú no eres mujer, eres demasiado fea! ¡Tienes muy mal gusto para vestir! ¡Eres horrible! ¡Tu cuerpo da pena! ¡Para mí, es una vergüenza, tener que pasearme contigo del brazo, y presentarte como mi esposa! ¡Sabes cuál fue el motivo por el que me casé contigo! — Escupe todo ese veneno con rabia.
No puedo creer lo que acaba de pasar. Luis no solo me ha herido con sus palabras hirientes sino que me ha golpeado. Aunque trato de mantenerme fuerte, me duele profundamente saber que no me valora como persona. Esta situación me ha abierto los ojos a una realidad que había evitado enfrentar por mucho tiempo.
Desde pequeña, siempre sentí la presión de complacer a mis padres y mantener las apariencias de una familia perfecta. Pero ahora me doy cuenta de que no puedo seguir viviendo así, siendo prisionera de este matrimonio de mentira y soportando maltrato emocional y físico.
Jamás nadie me había maltratado en toda mi vida de esa manera, alguna que otra bofetada que me diera mamá cuando se molestaba y no se encontraba papá delante, pero nada que ver con esto que acaba de suceder. Mi corazón está lleno de dolor y decepción. Me siento vulnerable y perdida, pero también sé que no puedo permitir que esto siga sucediendo. ¡No merezco ser tratada de esta forma!
Hasta ahora, habíamos mantenido una relación cordial. Sabía desde que éramos niños que era un abusivo, pues yo mismo sufrí de sus abusos durante nuestras vacaciones. Pero no esperé que me humillara y me golpeara como acababa de hacerlo. Me siento traicionada y utilizada, como si fuera solo un objeto para su beneficio. Pero no permitiré que nadie me quite mi dignidad y mi libertad.
¡Esto es inaudito y no tengo por qué soportarlo! ¡No señor! ¡Nunca más aguantaré golpes de un hombre! ¡Jamás! Ha llegado el momento de tomar el control de mi vida y ser dueña de mi destino. No quiero seguir viviendo en esta farsa de un matrimonio, atada a una persona que no me respeta ni me valora.
Me levanto del suelo, secando mis lágrimas con determinación en mis ojos. Es hora de enfrentar esta realidad y tomar decisiones que me permitan ser feliz y vivir con dignidad. No sé cómo lo haré, pero sé que encontraré la fuerza para cambiar mi vida. Tomaré las riendas de mi destino y buscaré la manera de liberarme de esta opresión.
Quizás pueda hablar con papá y contarle lo que está sucediendo. Tal vez él pueda ayudarme a encontrar una solución. O quizás sea el momento de buscar apoyo en mis abuelos, quienes siempre me han tratado con cariño y comprensión. Sea como sea, no puedo seguir permitiendo que mi vida sea controlada por otros y que mi felicidad dependa de complacer a los demás.
Hoy, en esta noche oscura y dolorosa, he encontrado la fuerza para enfrentar mi realidad y buscar un camino hacia la libertad. No importa cuán difícil sea, estoy dispuesta a luchar por mi felicidad y por el respeto que merezco como ser humano.
Todavía me encuentro anonadada por lo que pasó, mirando como Luis sube victorioso las escaleras mientras gira una o dos veces la cabeza para mirarme sonriendo satisfecho. Como si estuviera seguro de que voy a seguir al pie de la letra lo que me ha dicho. Pero está muy equivocado, yo no voy a aguantar nada más de esta relación. Lo soporté porque no interfería con mis aviones, pero esto se acabó ahora mismo. La tonta Isabella, murió en este instante, está bueno ya de aguantar y hacer lo que todos a mi alrededor me imponen. Es que nunca debí aceptar casarme con este desalmado. Lo siento papá, de veras, quería en verdad ayudarte, pero no me convertiré en una mujer maltratada y abusada. Suficiente con todos los años de abuso que sufrí de mi madre. Hasta hoy llegué, soy Isabella Sardino, la heredera no solo tuya, también de mi abuelo. Así que si quieres desheredarte, hazlo. En estos momentos no me importa nada. Me levanto, tomo mi bolso y salgo corriendo, me monto en el coche y manejo llor
Al retirarse mi madre y luego de ver como me quedará el vestido que llevó, rebusco en mi ropero, hasta dar con un juego de sayas, que me regalara mi abuela, en mi cumpleaños. Es rosa pálido, me lo pruebo. ¡Me queda perfecto! Sobre todo, me siento cómoda con él, nada de qué avergonzarme, ni estar preocupada toda la cena con las miradas morbosas de los hombres en mis senos. Así vestida, no salgo de mi cuarto, espero que ya estén montados en el auto y tocando el claxon al tiempo que me llaman, llego corriendo y me siento de prisa. Cómo están atrasados, no me hacen regresar a cambiarme de ropa. Mi madre, todo el viaje se la pasa diciéndome cosas. Yo pongo mis audífonos y me concentro en mi música mirando favorita como pasa el paisaje a gran velocidad por donde vamos. Llegamos al lugar, es muy elegante, sigo torpemente a mis padres. Me siento donde me indica mi madre, con mis audífonos, y me pongo a jugar con la servilleta, mientras escucho la conversación de ellos. Después que mi padre h
Al escuchar el anuncio realizado por mi padre, no puedo contenerme y grito sin darme cuenta, poniéndome de pie de un salto. Mis padres me miran enojados. Me siento de nuevo mirando a papá horrorizada. ¿Cómo pueden hacerme esto? Ellos saben lo abusivo que es, no es un secreto. A cada rato hay un escándalo sobre eso en todas las revistas y periódicos del país. El padre de Luis me observa en silencio, para luego sonreírme, como si estuviera satisfecho con lo que ve. Cambia la mirada al escuchar a mi madre.—Sí, querida Isabella, ja, ja, ja… ¿Por qué te sorprendes? Lo sabías que un día iba a suceder, ya eres mayor de edad —me explica, con una voz que trata de ser dulce, pero que yo sé está aguantando las ganas de gritarme. —Tu compromiso con Luis es un hecho. Él siempre ha estado enamorado de ti, desde que eran niños. ¿No recuerdas que siempre andaba detrás de ti? Ya lo habíamos pactado, desde ese tiempo. Además, hace un rato cuando tu padre te preguntó si estabas de acuerdo con este compr
Luis se quedó por un momento mirándome fijo, como si tratara de saber quién era yo ahora de adulta. Le aguanté la mirada sin miedo. No sabía de dónde me salía el valor de enfrentarlo, es como si todo el rencor que le guardara desde niños, hacía que me comportara de esa manera con él. Se quedó así un instante para luego alejarse y caminar hasta la puerta, pero antes de salir se giró y me dijo.—Está bien, creo que todo quedó claro entre los dos. Llevaremos este matrimonio lo mejor que podamos. En un final, poseemos el mismo objetivo.Y así fue, como me embarqué en este compromiso. Salimos mucho, él me lleva para la biblioteca, mientras se va con sus chicas. De cierta manera, nuestros padres se lo han creído y toda la sociedad. Cuando estamos juntos finjo estar enamorada de él, aunque no dejo que me toque. Hacemos muchas fiestas en nuestro yate. Mamá me quitó todas mis tarjetas el día del compromiso y se las dio a Luis. Al parecer su padre le cortó el suministro de dinero hasta que se ca
—Disculpa, no te conozco. —Respondí algo atemorizada.—Bella, tu papá se llama Santiago Sardino, y es hijo del señor Sardino. Ellos tienen negocios con mis padres. —Explicó ahora descendiendo del auto y viniendo a mi encuentro sonriente. —Vamos, deja de ser tímida y monta, no te comeré.Me quedé mirándolo algo indecisa, giré mi cabeza en busca de un taxi, pero ni uno solo apareció, solté todo el aire suspirando. Estaba realmente cansada y quería llegar a mi casa para darme un buen baño y dormir. Él percibió mi lucha y raudo, tomó las maletas, mi bolso de mis manos y los colocó en el asiento trasero, abrió la puerta invitándome a subir. Lo miré por un instante y le dije.—Ya que insistes, aceptaré tu oferta. —Al parecer en verdad era amigo de mis abuelos.Me monté en el asiento del copiloto y lo miré de reojo. Era realmente hermoso. Tenía los ojos muy negros. Al igual que su cabello, que tenía un mechón rebelde que siempre se le caía en la frente. Lo hacía ver aún más hermoso. Su cuerp
Sabía que a mi falso esposo no le iba a importar, desde que regresamos de la supuesta luna de miel en París no lo he vuelto a ver, y no es que lo quiera. Mi aversión hacia su persona sigue siendo la misma, entre menos nos encontremos mejor para mi tranquilidad. Por lo que me dediqué en los días siguientes a acomodar algunas cosas dentro de la casa a mi gusto. Compré algunos cuadros, y flores, muchas más flores.El jardinero está feliz, sí, porque además de mi invernadero, la casa está rodeada de un inmenso jardín creación de mi abuela según me contó Enrique, el señor que lo cuida. Es donde al regresar de la escuela temprano o los fines de semana que no me voy para la casa de mis abuelos, me lo paso. Hemos sembrado un sin fin de rosas nuevas, y otras plantas. A mi manera soy feliz en soledad, rodeada de todas las comodidades que me dieron mis abuelos. De mis padres no he sabido nada. Solo les envié un mensaje diciendo que habíamos regresado el cual no me respondieron.Luis apareció dos
Luis se quedó mirando mi reacción un segundo, y luego se alejó maldiciendo, yo me quedo pensativa, esto no es una cena cualquiera. Estoy segura de que ellas vienen a verificar si nuestro matrimonio es una relación de verdad, de seguro saben algo, pero quieren ver que hago yo. Al parecer no invitaron a mis abuelos, eso es bueno, muy bueno. Deja pensar que hacer, tengo que tener una explicación para todo.No me dejaré coger así de fácil, me prepararé muy bien y seguiré a Luis. He podido observar cuando salimos con sus amigos a las juergas en el yate, que es muy locuaz, de seguro lo hace de maravilla y yo solo tengo que secundar. Sí, eso será perfecto, es verdad lo que dice Luis, yo nunca antes participé de las conversaciones, por lo que no se van a extrañar esta vez si no hablo. No obstante, busqué una guía turística de los lugares más famosos de París que cogí en el hotel, y me la aprendí de memoria. Por si me preguntan algún detalle del lugar. Conozco a mis padres, sé que lo harán, so
—Sí, sí, muy elegante, señora. —Se apresura a decir y los demás asienten. —¿Sus abuelos también vienen?—No, esta cena la inventaron sin avisar mi madre y mi suegra, ya sabe cómo es eso, no pude negarme y no me dio tiempo a invitarlos. —Explico, porque en verdad deberían estar ellos. —Haremos una cena para ellos solos el fin de semana. Prefiero disfrutar de su compañía sin extraños.—La entiendo, solo avíseme lo que le gusta a sus abuelos y lo prepararé. Hoy no sabía nada, si no, hubiésemos hecho una buena cena con lo que les gusta a sus padres. —Dice apesadumbrada. —Muy bien señora, no se preocupe. Todo va a salir bien, me encargué de todo. Cómo ve, tal parece que la cocinamos nosotros, ellos no van a saber que no fue así. Creo que ya llegaron, ese ruido es el de los autos. —Me señala.—Sí, conozco el que hace el de papá —digo prestando atención a los motores de los autos. —Deja ir a ver si ya Luis bajó.Me dirijo al salón, y observo como Luis baja enfundado en un elegante traje negr