Sabía que a mi falso esposo no le iba a importar, desde que regresamos de la supuesta luna de miel en París no lo he vuelto a ver, y no es que lo quiera. Mi aversión hacia su persona sigue siendo la misma, entre menos nos encontremos mejor para mi tranquilidad. Por lo que me dediqué en los días siguientes a acomodar algunas cosas dentro de la casa a mi gusto. Compré algunos cuadros, y flores, muchas más flores.El jardinero está feliz, sí, porque además de mi invernadero, la casa está rodeada de un inmenso jardín creación de mi abuela según me contó Enrique, el señor que lo cuida. Es donde al regresar de la escuela temprano o los fines de semana que no me voy para la casa de mis abuelos, me lo paso. Hemos sembrado un sin fin de rosas nuevas, y otras plantas. A mi manera soy feliz en soledad, rodeada de todas las comodidades que me dieron mis abuelos. De mis padres no he sabido nada. Solo les envié un mensaje diciendo que habíamos regresado el cual no me respondieron.Luis apareció dos
Luis se quedó mirando mi reacción un segundo, y luego se alejó maldiciendo, yo me quedo pensativa, esto no es una cena cualquiera. Estoy segura de que ellas vienen a verificar si nuestro matrimonio es una relación de verdad, de seguro saben algo, pero quieren ver que hago yo. Al parecer no invitaron a mis abuelos, eso es bueno, muy bueno. Deja pensar que hacer, tengo que tener una explicación para todo.No me dejaré coger así de fácil, me prepararé muy bien y seguiré a Luis. He podido observar cuando salimos con sus amigos a las juergas en el yate, que es muy locuaz, de seguro lo hace de maravilla y yo solo tengo que secundar. Sí, eso será perfecto, es verdad lo que dice Luis, yo nunca antes participé de las conversaciones, por lo que no se van a extrañar esta vez si no hablo. No obstante, busqué una guía turística de los lugares más famosos de París que cogí en el hotel, y me la aprendí de memoria. Por si me preguntan algún detalle del lugar. Conozco a mis padres, sé que lo harán, so
—Sí, sí, muy elegante, señora. —Se apresura a decir y los demás asienten. —¿Sus abuelos también vienen?—No, esta cena la inventaron sin avisar mi madre y mi suegra, ya sabe cómo es eso, no pude negarme y no me dio tiempo a invitarlos. —Explico, porque en verdad deberían estar ellos. —Haremos una cena para ellos solos el fin de semana. Prefiero disfrutar de su compañía sin extraños.—La entiendo, solo avíseme lo que le gusta a sus abuelos y lo prepararé. Hoy no sabía nada, si no, hubiésemos hecho una buena cena con lo que les gusta a sus padres. —Dice apesadumbrada. —Muy bien señora, no se preocupe. Todo va a salir bien, me encargué de todo. Cómo ve, tal parece que la cocinamos nosotros, ellos no van a saber que no fue así. Creo que ya llegaron, ese ruido es el de los autos. —Me señala.—Sí, conozco el que hace el de papá —digo prestando atención a los motores de los autos. —Deja ir a ver si ya Luis bajó.Me dirijo al salón, y observo como Luis baja enfundado en un elegante traje negr
Y hasta ahí llegó el Luis jovial que había representado toda la noche. Es como si de pronto necesitara volver a delimitar nuestras vidas. Pues durante toda la velada lo vi mirarme en ocasiones fijamente, como si le gustara esta burda representación de esposos. Por lo que sigo la conversación. No es que me interese, pero así de ese modo, al hablar sin tapujos de su amante, damos por sentado que no somos nada, ¡nada! Ni lo seremos nunca, no me gusta como persona y mucho menos como ha comenzado a mirarme desde que me viera en la tarde.—¿Tu chica? ¿La rubia del avión? —pregunto animándolo a hablar.—¡Sí, ella misma! ¿Cuál otra crees que sea? No me creas un mujeriego empedernido, solo la tengo a ella, que si no llega a ser por ti y tu maldito dinero, estuviéramos juntos. —Maldice, pero no sé, siento que lo hace como si no lo sintiera esta vez.—¿Y por qué me culpas a mí? Pudiste negarte y no lo hiciste, así que déjame a mí afuera, sabes muy bien que si me casé contigo fue para salir de mis
¿Cómo se atrevió a golpearme de esa manera tan salvaje? Me preguntaba sin poder dejar de llorar. ¿Y si llamo a papá y se lo digo? Lo amenazó el día de la cena, de seguro sabía que Luis golpeaba a las mujeres y se lo estaba advirtiendo. ¿Me defenderá, o será verdad lo que me gritó Luis de qué mamá hace de él lo que quiere?Bueno, he de reconocer que en eso tiene razón, ni siquiera abuelo pudo hacer nada cuando a ella se le metió en su cabeza mandarme para el colegio aquel tan fuerte. Gracias a Dios abuelo me iba a ver todos los días y las endulzó con todos los regalos y dinero que les dio, que me trataban después muy bien, y me dejaban leer todo lo que yo quería. No me fue mal después de todo. Debieron dejarme allá en vez de inventarse toda esta farsa de la boda.¿Será mamá una adicta al juego y por eso papá está casi en bancarrota? ¿Es ese el motivo? Aunque la cantidad de joyas que se compra a cada rato, a cualquiera dejan en la quiebra. ¿Por qué papá no le pondrá medidas? ¿Lo llamo y
¡¿Cómo se atrevió a golpearme?! ¡No lo puedo creer! Según borro los mensajes que no me tomo el trabajo de leer, descubro que hasta tengo uno de la odiosa rubia, diciéndome que regrese que ella se marchará. ¿Quién se han creído que soy esos dos? ¡No, esto se acabó, Isabella, se acabó! ¡No tienes que aguantar nada a nadie, aunque me quede sin un peso, no volveré a estar con Luis y mucho menos a obedecer a papá!De seguro sabía que Luis me golpearía y por eso lo estaba amenazando el día de la cena. ¿Lo llamo? ¿Se lo digo? ¿Aceptará que me divorcie? No, no Isabella, no seas tonta, papá hace todo lo que quiere mamá, ella fue la de la idea de casarme con Luis, no él. En eso tiene razón el condenado ese, papá hace todo lo que quiere mamá. Mejor márchate y no le digas nada a nadie, comienza una nueva vida lejos de todos.Después de percatarme de que no existe nada de comer en la casa, solo un pomo de agua fría en el refrigerador. Tomo mi bolso y reviso mi cartera y compruebo que al menos teng
Sé que ya lo sabe, pero no tengo la fuerza ni el valor de contarle nada, por lo que sigo en mi papel de que no me sucedió nada. Tomo aire dejando que mis lágrimas rueden por mis mejillas y me esfuerzo porque mi voz salga normal.—No es nada abuelo, solo me emocioné de saber cuanto me amas —digo rápido, al sentir que lo estoy preocupando realmente. —Abuelo, ¿puedes hacerme un favor?—El que quieras mi niña.—Si llama Luis de nuevo, pueden decir, que me estoy quedando con ustedes, porque mima no se siente bien.—Lo haré, pero, ¿dime dónde estás?—Estoy en el apartamento que me compraste hace años, ya sé que debes haber visto por el localizador que acabas de mencionar donde estoy, gracias por respetar mi privacidad —le digo así, porque en verdad lo aprecio mucho. —Lo que no hay nada de comer, así que desbloquéame la tarjeta para ir a comprar de todo lo que necesito.—¡Sabía que algún día lo ibas a necesitar! —exclama alegre de que al fin sea yo la que le diga donde me encuentro. —Me ale
Y escucharlo consolándome así, me hace querer llorar aún más. Todo el dolor que he tenido retenido todos estos años de mi vida, sale a flote en los brazos de mi abuelo. Él me aprieta fuerte contra su corazón, acariciando mi cabello. Espera pacientemente que me calme. Cuando lo hago nos sentamos, uno frente a otro con las manos tomadas. No me pregunta nada, solo espera que sea yo quien hable.—Abuelo, no quiero que hagas nada, por eso no te lo dije, ni fui para allá con ustedes, sobre todo no quiero asustar a mima.—¡Debiste ir al momento! Tu abuela se va a molestar mucho cuando lo sepa.—No se lo digas abuelo, ella está muy delicada. Tampoco quiero que te metas en problemas por esto.—¿Y qué es lo que pretendes hacer Bella? ¡No podemos dejar al degenerado ese, sin castigo!—Solamente necesito que me ayudes a divorciarme. ¿Sí? Olvídate de Luis, quiero pensar que nunca existió en mi vida, por favor abuelo, ayúdame a olvidar todo esto.—¡Seguro linda, ahorita mismo hablaré con mi abogado