Capítulo 6

James

—¿Lo viste? ¡Es idéntico a ti! —exclamó Kate, cuando el mesero se marchó. Miré hacia un lado quitando la mugre de mi hombro—. ¡James!

—Tiene tanto pelo en la cara que pensé nos habían enviado un simio como mesonero, ¿y viste sus lentes...? —Kate arqueó una de sus cejas con incredulidad—.  Está bien, nos parecemos, pero no somos iguales. —Tomé la copa y caté el vino, cada gota de este borgoña valía lo que costaba—. Le falta clase. —Ella se inclinó hacia adelante.

—Sabes a lo que me refiero… Si no te conociera desde hace más de diez años, diría que es tu hermano.

—Mi madre murió mientras yo nacía, a menos que Domenico tenga un hijo del que yo no sepa su existencia, soy hijo único —le recordé, pero no podía evitar la curiosidad hacia el mesero, podría decir que prácticamente me había encontrado con mi doble.

—Lo sé, pero… —Arqueé una de mis cejas—. Son como dos gotas de agua, diría que exactamente iguales.

Golpeé la mesa con la copa, completamente molesto por sus comparaciones.

—¡Bueno, ya basta! —Esta vez fui yo quien se inclinó hacia ella—. Si quieres te dejo la noche libre para que te revuelques con el meserucho —expresé completamente molesto.

—James… —Extendió su mano y la tomé—. No te molestes, cariño, sabes que para mí solo existes tú. —Acarició la palma de mi mano, haciendo un círculo justo en el centro—. Dicen que todas las personas tienen un doble, al parecer hoy conocimos al tuyo —añadió con diversión.

—No me causa gracia, Kate—murmuré tomando de mi copa. La puerta del reservado se abrió y el mesero volvió a entrar con los aperitivos, mientras servía los platos lo observé detalladamente, debajo de sus horribles lentes pude notar que teníamos el mismo color de ojos y su cabello estaba más largo, pero perfectamente peinado, a simple vista, podía notar que teníamos la misma altura, solo que mi cuerpo estaba mejor trabajado que el de él por las horas que le invertía al gimnasio.

—Espero disfruten su cena —anunció cuando alcé mi copa para que la rellenara, Kate hizo lo mismo—. Si necesitan algo estaré fuera. Que tengan una buena cena.

No dije nada mientras Kate empezaba a comer, mi mente trabajaba a mil por hora, ¿por qué este hombre era tan parecido a mí?, ¿tendríamos algún tipo de relación?... Mi padre, no, Domenico podía ser todo lo hijo de puta, que yo sabía que era, pero había honrado la memoria de mi madre desde que tenía uso de razón.

—¿Estás enojado, cariño? —La voz de mi mujer, mientras acariciaba mi pierna por debajo de la mesa, me sacó de mis pensamientos.

—No —contesté con solemnidad—. Solo pensaba qué diablos quiere ahora mi padre. —Dejé la copa una vez más en la mesa y tomé mi propio tenedor—. No vuelvas a compararme con un pelele, Kate.

—No te estoy comparando, bebé, solo dije que eran muy similares en lo físico, apuesto que tú eres mejor que él en todo, digamos que el meserito es tu versión pobre. —Volvió a reírse, yo no lo hice—. Bueno ya, cambia esa cara, ¿a dónde iremos esta noche? ¿Al Planet Hollywood, el Palazzo, al Mirage o al Stratosphere Tower?[1]

Hablar de casinos siempre cambiaba mi humor.

[1] Casinos ubicados en Las Vegas.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo