-Hasta aquí puedo llegar, pequeña. - Dijo el tío Chad dejándome en la puerta principal del Castillo. Se había negado a dejarme ir sola vestida tan “elegante y bonita” como me dijo cuando me vio salir de mi habitación con Gisselle a cuestas. – Me quedaré cerca por si me necesitas, nunca se es demasiado precavido. Sigo pensando que debiste haber traído un abrigo más grande.
-Tío, estamos en el continente Central, aquí tenemos suerte de que no haga un frío que parta huesos, como en el continente del Norte. - Dije divertida. - Estaré bien, te quiero. - Dije parándome de puntitas y dándole un beso en su barbilla. - Dame una o dos horas y nos iremos.
-Hecho. - Dijo tío Chad dándome una de sus raras muestras de afecto abrazándome fuertemente.
-Trata de no intimidar mucho a los pobres guardias… otra vez. - Dije divertida.
-¿Es acaso mi culpa de que los pequeños guardias se asusten hasta de su sombra? En serio, quien los esté entrenando es un completo imbécil. - Dijo soltándome con un bufido.
Yo le di una sonrisa y luego entré por la puerta bellamente decorada. Sabía que sería de las últimas lobas en llegar ya que lo planeé así; no quería hacer una gran entrada ni nada eso, solo quería llegar cuando comenzara el discurso de la Luna Isabella y de alguna forma camuflagearme con las paredes o algo así. Ser invisible tenía sus ventajas y, de todos modos, no había hecho amigas en mis años en la Casa de la manada.
Era difícil conocer gente cuando Elizabeth, mi compañera de habitación y autoproclamada enemiga, se la pasaba inventando rumores maliciosos sobre mí. ¿Cómo o cuándo encontraba tiempo para inventar tantas cosas con su estricto horario para sus masajes, sueños de belleza, mascarillas y clases? No tenía idea. Realmente no me importaban los chismes, la vida era demasiado corta como para deprimirme o enojarme por cosas tan pequeñas.
-¿Estás tratando de llegar tarde? - Preguntó una voz a unos metros de la puerta.
Yo volteé y le di mi mejor sonrisa.
-Por supuesto que no, Sir Kyrian. - Dije con voz dulce y expresión de inocencia. - Sería incapaz de perderme el discurso de nuestra amada Luna Isabella.
Kyrian me miró y soltó un bufido de incredulidad. Era un lobo bastante joven para su puesto, pero ¿Quién m****a era yo para cuestionar al rey? Tendría quizá unos seis años más que yo pero ya se había convertido en la mano derecha del rey. Quizá su rumoreada amistad desde la infancia tuvo algo que ver en eso.
-Vamos dentro, eres la última en llegar; estaba a dos segundos de traerte a rastras. Sabes que esto no es como tus clases: Este es un evento obligatorio. - Dijo y luego me hizo un gesto para que lo siguiera.
Yo suspiré pero lo seguí de todas formas. Así fue como lo conocí, en realidad; cuando recién llegué a la Casa de la manada estuve una semana entera siendo un buena y obediente loba hasta que me di cuenta de que en realidad nadie se molestaría si no entraba a mis clases, así que decidí dar mi primer paseo para conocer el lugar. Kyrian fue el que me encontró y me regresó a mi salón con un buen sermón sobre “la responsabilidad”. Desde ese día nuestros encuentros fueron más frecuentes hasta llegar al punto en el que pienso que me dio por caso perdido y solo me acompañaba a la distancia para vigilar que no me metiera en problemas. Claramente no lo iba a hacer, pero era divertido hacerlo enojar mientras le hacía creer que buscaba con quien pelear.
Esa es una historia curiosa. Un día Kyrian me encontró mientras practicaba mis movimientos defensivos en una zona apartada del bosque aledaño a la Casa de la manada. Lo noté enseguida pero como no hizo intento por charlar, sermonearme o llevarme a cuestas (alguna vez pasó), seguí con mi rutina hasta terminarla.
-¿Qué tal te defiendes en una pelea en tu forma de lobo? - Me preguntó con los brazos cruzados y una expresión pensativa.
-Soy mejor luchando con mi lobo. - Le contesté sin arrogancia en mi voz, solo era la constatación de un hecho.
Esperé que me regañara igual que lo hacían algunos otros guardias con los que me topaba y luego me mandara de regreso a mis clases de etiqueta, pero para mi sorpresa, únicamente me dio un asentimiento de cabeza y se quitó la chaqueta de su uniforme doblándola con cuidado y arremangándose la camisa.
Esa fue la primera vez que tuve un oponente real que no fuera tío Chad y debo admitir que fue muy emocionante.
-Impresionante. - Dijo cuando terminamos y ambos tomamos agua de un arroyo cercano. - ¿Prefieres la lucha a las palabras?
-No, en realidad. - Dije con honestidad. - Solo me gusta estar preparada en caso de necesitarlo. No quiero ni puedo depender de nadie más para mi propia seguridad.
-¿No confías en los guardias de la Casa de la manada? - Preguntó curioso.
-¿Cómo saberlo? Nunca los he visto en acción y tampoco sé nada sobre el tipo de entrenamiento que han tenido. - Dije encogiéndome de hombros. - ¿Por qué le confiaría mi seguridad a lobos que no conozco? No, es mejor que sepa valerme por mí misma.
-Eres una loba extraña. - Dijo con una pequeña sonrisa. - ¿Se supone que tu entrenamiento es secreto?
-No, si lo fuera, ninguno de ustedes los poderosos y malos guardias me hubieran encontrado practicando. - Dije divertida. - Lo hago en un lugar apartado porque no soporto a mis compañeras y tampoco tengo la confianza para pedirle a alguno de los guardias que se una a mí.
Me miró por un momento y luego desvió la mirada hacia el arroyo.
-Aún son tiempos peligrosos, pequeña. Apoyo tu iniciativa de querer estar preparada pero debes de saber que no todos en el continente verán con buenos ojos que una loba blanca no sea otra cosa que una obediente y abnegada pareja. - Dijo seriamente con el ceño fruncido. - ¿No te importa que tu pareja te rechace si se entera de tus… intereses poco comunes?
-No en realidad. - Dije pensándolo por un momento. Era una cuestión que no me había planteado hasta ese entonces. - ¿Por qué mi pareja me rechazaría solo por que no sé servir el té, tejer bufandas y organizar fiestas? No es como si yo lo fuera a rechazar por no saber cocinar, barrer o lavar platos. Este continente tiene prioridades extrañas.
-A veces. - Dijo con una pequeña sonrisa y luego se volvió serio. - Tú no eres de aquí, ¿De qué continente vienes?
-Soy del continente Norte. - Dije sentándome en la orilla del río. Planeaba holgazanear ahí hasta la hora de la comida y eso era… en alrededor de una hora. Si Kyrian quería charlar para matar el rato, estaba bien con ello.
-¿Del Norte? - Dijo con el ceño fruncido. - ¿Aún quedan lobos ahí?
-Algunos pocos. - Dije en voz baja. - La última vez que estuve ahí, de todas formas.
Era bien sabido, y esto es algo yo solo solo supe hasta el año pasado, que el continente sur y norte habían tenido una terrible guerra que extinguió prácticamente a ambas manadas. Solo que la manada del Sur pudo conseguir sangre nueva rápidamente mientras que nosotros agonizábamos. No me gustaba mucho pensar en mi hogar o en mi manada, así que no había investigado mucho de los actuales acontecimientos de ese lado del mundo.
Nos quedamos en un agradable silencio por pocos minutos y luego interrumpió la tranquilidad del bosque.
-¿Qué te parece si me ofrezco como voluntario para entrenar contigo una vez a la semana a partir de hoy? - Dijo sacándome de la neblina triste en la que me encontraba.
Yo lo miré curiosa.
-¿Por qué?
-Bueno, resulta que es la primera vez, aunque me duela el orgullo decirlo, que me patean el trasero tan rápidamente. - Dijo con una alegre carcajada. - He estado en algunas batallas serias y nunca había tenido problemas en mi forma humana. ¿Quién te enseñó a luchar? - Preguntó curioso.
-Mi tío Chad. Él piensa que las mujeres debemos ser algo más que un bonito adorno y me ha estado entrenando desde los siete años… lo extraño. - Dije melancólica.
-¿Tus padres? - Preguntó curioso.
-Muertos. - Dije con solo un soplo de tristeza. - Mi tío Chad es quien me ha estado criando.
-Me gustaría conocerlo. Tiene serias habilidades si te enseñó todo lo que sabes. - Dijo con una sonrisa.
-Quizá algún día cuando venga de visita.
Y así Kyrian se convirtió en mi compañero de entrenamiento. Con el pasar de los meses me enseñó algunas técnicas y yo en cambio le enseñé unas propias. Supe, por lo rumores que circulaban entre los guardias, que Kyrian había mejorado en combate considerablemente casi de la noche a la mañana.
Volviendo al presente, seguí a Kyrian hasta que llegamos al “Salón de eventos” como era conocido el lugar en donde se realizaba año con año el Gran baile y me indicó que me colocara al final de la fila con mis compañeras.
El guion era simple: Nosotras saldríamos en fila y recorreríamos en Salón en orden para que pudieran vernos todos los lobos solteros presentes. Luego cada una sería presentada arriba del escenario y se supone que si uno de los lobos la reconocía como suya, tenía que pasar al escenario y declararlo. Luego serían llevados a una de las múltiples “cámaras de emparejamientos” en donde la feliz pareja avisaba a sus parientes y se quedaban encerrados en ese cuarto afianzando el vínculo por una semana. Así que prácticamente la relación comenzaba casi con un embarazo seguro.
Yo lo había discutido con Gisselle ya que me preocupaba que de hecho encontrara a mi pareja hoy y no estaba segura de querer estar encerrada una semana solo haciendo bebés.
-No te preocupes, no es obligatorio que vayan directo a la cámara. Siempre puedes decirle que te encuentras en esos días del mes y estoy segura de que puedes atrasar el momento un poco más. También podrías decirle simplemente que te gustaría conocerlo mejor antes de pasar a la parte de la intimidad; te verá como una tierna, delicada y tímida flor. - Dijo poniendo los ojos en blanco.
Esperaba que esto último funcionara, aunque siendo honesta dudaba que mi compañero se revelara hoy. Por eso mi confianza de decirle a mi Tío Chad que lo vería en dos horas como máximo.
Me puse en la fila tranquilamente ignorando las miradas mortales que me lanzaban las lobas por llegar con Kyrian. Yo puse los ojos en blanco; si, ciertamente era un buen espécimen de macho: Alto, musculoso, bien parecido y con unos hermosos ojos verdes. Las lobas solo veían su exterior; yo lo conocía un poco más y sabía que tenía un buen corazón pero era letal y afilado como un cuchillo cuando quería. Le deseaba una loba que no se intimidara ante la primera señal de mal humor.-Muy buenos días a todos ustedes. - Dijo una voz en el único palco del salón. La Luna Isabella se elevaba sobre todos nosotros y exigía silencio con su mera presencia .- Daremos comienzo en pocos minutos a nuestro baile anual. Por favor, le pido a todos los presentes que si llegan a encontrar a su pareja, nos permitan continuar con el protocolo de reclamación y esperar pacientemente su turno. Pueden comenzar a sentarse. - Dijo con voz autoritaria.-Me encantaría que mi pareja fuera uno de los guardias principale
Yo miré al dueño del brazo confundida sobre por qué mierda me detenía.-Los siento Lily, son órdenes del príncipe. - Dijo Kyrian mientras me arrastraba hacia afuera a los jardines aledaños.Yo guardé silencio y lo seguí obedientemente solo porque varios guardias nos “escoltaron” por el jardín. Tenía curiosidad por si usarían la fuerza contra mí.Llegamos al invernadero y Kyrian me pidió que me sentara en uno de los bancos.-¿Ahora soy prisionera? - Pregunté curiosa.-No lo sé. Tengo órdenes de traerte aquí y no dejarte fuera de mi vista hasta que el príncipe hable contigo. - Dijo con tono serio mientras miraba con ojos calculadores los alrededores.-¿Esperamos un ataque? Te ves tenso ¿Necesitas refuerzos? - Dije tratando de bromear para quitarle hierro al hecho de que nadie me preguntó si quería venir. Hubiera dicho que no, pero sería lindo que preguntaran.-No. - Dijo pero siguió tenso.Me callé y esperé a que alguien me dijera qué demonios hacía allí antes de regresar con el tío Cha
-Guardia. ¿Eso es todo? - Preguntó sin emoción en la voz.Me encogí de hombros.- Soy una chica sencilla.- De acuerdo. Entonces, quisiera proponerte algo. - Dijo y por instante creí ver duda en sus ojos pero desapareció igual de rápido. - Quiero que seas mi pareja.La declaración me dejó impactada.- ¿Por qué? - Pregunté cuando me recuperé.Él miró a la distancia y luego se acercó un poco más a mí.- Porque eres la primera loba que conozco que no se ha tirado a los pies de mi hermano.-Eso no me hace especial, principito. Eso solo habla de mis gustos exigentes. - Luego agregué con una sonrisa. - A menos de que quieras hacer enojar a tu hermano o provocarle algún tipo de reacción, dudo que te sirva emparejarte conmigo. Y de todas formas, yo no gano nada así que… gracias, pero no gracias. - Dije y me levanté dispuesta a irme con el tío Chad.- ¿Acaso sabes quién soy? - Preguntó divertido mientras se levantaba y me seguía.- Si. Tu nombre es Cole y eres el príncipe del reino. - Dije sin
- Primera lección, cachorra: No existen las peleas amistosas. Si decides que necesitas usar todo lo que te estoy enseñando, entonces lo usarás hasta dejar a tu oponente incapacitado o muerto. - Dijo Tío Chad el primer día de mi entrenamiento.- Pero Tío Chad, yo no quiero incapacitar a nadie. - Dije preocupada. - No quiero lastimarte, tampoco.Mi tío me regaló una sonrisa tierna y luego se agachó para estar a mi altura.- Escucha, pequeña. - Dijo tomando mis manos. - No me lastimarás y en el improbable caso de que me lastimes con tus tiernas manitas, estaré muy orgulloso de ti porque eso significa que te estoy enseñando bien. - Me dio un pequeño abrazo y luego se levantó en una postura defensiva. - Ahora, quiero que aprendas las posiciones básicas de defensa.Así fue como empezó mi entrenamiento; esa primera lección la seguí al pie de la letra. Por lo que cuando Cole se puso en posición defensiva no lo pensé y ataqué.La segunda lección del tío Chad fue que tenía que comenzar suave pa
Diez minutos después, la Luna Isabella decía mi nombre apretando los dientes.- ¿Alguno de los presentes quiere tomar como pareja a Lily Madsen?Yo miré por fin hacia el frente y me sorprendí al ver que varios lobos se habían levantado de sus asientos y levantado la mano. Los murmullos comenzaron a explotar en toda la sala y yo les di una sonrisa descarada mientras Luna Isabella intentaba poner orden en la sala de nuevo. Reconocí a algunos de los guardias que cuidaban de la casa de la manada y a algunos nobles que de vez en cuando veía por el pueblo cercano al castillo del rey y los terrenos de la Academia. El príncipe no se levantó y esto me pareció divertido.Y aquí estaba yo pensando en que me verían como mercancía dañada después del numerito con su rey. ¡Ja! Punto para la loba blanca.Cuando la sala se tranquilizó un poco me di el lujo de hablar en voz alta.- Bueno, hola a todos. - Dije coqueta. - No tenía ni idea de que fuera tan popular… supongo que no todo en la vida es coser
- ¿Kyrian? ¿Podrías hacerme un favor? - Pregunté mientras era conducida al ala de emparejamiento. Mi nueva y brillante pareja se fue en cuanto salimos del salón, así que solo éramos los guardias y yo juntos en esta aventura.- ¿Qué necesita, princesa? - Dijo instantáneamente poniéndose a mi lado.Acababa de descubrir que todos los lobos presentes en nuestra pequeña pelea más temprano eran algo así como la escolta personal de Cole. ¿Qué hacía Kyrian ahí? Aún era un misterio, pero en vista de que no conocía a nadie más, tendría que ser Kyrian.- Para empezar, no me digas princesa. - Dije con un bufido. - Estabas ahí cuando tu jefe dijo que esto era solo de nombre. Ahora, con respecto a ese favor… necesito que vayas por tío Chad y le expliques la situación. Me temo que parte de esta pequeña actuación requiere que me encierre una semana y mi tío podría tomar eso muy mal. - Dije encogiéndome de hombros.- Lo haré en cuanto la deje en su recámara, princesa. - Dijo escaneando los pasillos.-
Me desperté ante un ruido insistente y gemí en voz alta.- ¡Abre la maldita puerta, Cole! – dijo la voz de un hombre enojado.Entonces me sentí cargada y puesta en un mullido y hermoso colchón. Yo gemí de felicidad mientras los golpes continuaban insistentemente.Rodé por el espacio como un gato y me restregué en el hermoso aroma de las sábanas. Mierda, yo quería de este jabón.Entonces el peso de un cuerpo masculino cubrió el mío y una voz ronca y suave susurró en mi oído.- Despierta, princesa. Quizá puedas hacer enojar a mi hermano mucho antes de lo previsto. - Dijo divertido.Yo abrí los ojos y lo miré fijamente. Estaba despeinado y se notaba el crecimiento de su barba de un día. Yo quise probar las aguas y los límites.- Buenos días, guapo. - Dije con una sonrisa coqueta y mis manos se posaron en sus hombros. - ¿Por qué hay tanto ruido?- Supongo que alguien le dio las buenas noticias a mi querido hermano sobre el nuevo miembro de la familia - Dijo sin apartar la mirada de la mía
- ¡No me refiero a eso! - Dijo intentando soltarse con más fuerza y yo lo dejé ir magnánimamente. Se levantó de la cama y me miró con furia, aunque se guardó sus manos para sí mismo esta vez. Bien, es bonito que haya aprendido la lección. - ¡Dime que mierda de brujería me hiciste o llamaré a mis guardias y te mataré en este segundo!- Woa, ve despacio pequeño rey. - Dije divertida. - Para empezar, no sé de qué hablas. Te he visto un total de dos minutos en toda mi vida, ¿Cómo podría hacerte brujería? ¿Existe eso? - Pregunté divagando entonces me fijé en Cole; tenía el ceño fruncido y cuando arqueé una ceja en su dirección preguntando silenciosamente sobre el asunto de la brujería, él negó con la cabeza. - Como sea, con respecto al segundo asunto… ¿Es que acaso no puedes matarme tú? – pregunté curiosa. - ¿Necesitas que mami te diga si puedes estar conmigo y luego a tus guardias para matarme? ¿A quién llamas para que te limpie el trasero?Sabía que me estaba pasando tres pueblos al no c