Apreté los puños y seguí gimiendo y aullando como si me estuviera quemando en carne viva. Porque lo estaba, estaba dejando salir el dolor de mi infierno personal. Aquél en donde no lloré adecuadamente la muerte de mi madre y de mi tío, donde la gente con la que había crecido y llegado a amar era masacrada por guardarme lealtad; aquel dolor de una niña perdida y sin opciones que tuvo que convertirse en un arma letal para sobrevivir, el dolor de ser una paria social cuando lo único que anhelaba era un lugar donde pertenecer. Tomé todo eso y lo usé como arma, como escudo, como súplica y como alivio. Me entregué al dolor abrazándolo dulcemente y me convertí en fuego y humo. Cuando no quedó nada más de mí, abrí los ojos y me incorporé poco a poco. Kyrian se apresuró a ayudarme a levantar y me dejó usarlo como apoyo mientras admiraba a los presentes. Los lobos del pueblo miraban horrorizados la escena y me pregunté vagamente si debí medir un poco más el espectáculo. Kyrian me sostenía fi
Cole. Observé a Lily tambalearse para salir del Altar de Nuestra Gran Madre. Mi instinto me pedía que fuera hacia ella, sin embargo solo apreté mis puños y dientes para no moverme del lugar. Algunos habitantes del pueblo miraron a mi hermano con desprecio y a mí con algo parecido a la lástima. Gracias. Yo también me sentía un poco idiota en este momento. -Se acabó. - Murmuró Karel antes de enviar a la multitud de vuelta a casa. En cuanto nos quedamos solos, lo enfrenté. -Hermano... -No. - Dijo deteniéndome en seco. - Era algo que tenía que hacer y lo sabes. Con eso comenzó a caminar para salir del lugar. Yo me senté ahí mismo y cerré los ojos. Días sin dormir por culpa de la loba se reducían a ella no queriendo saber nada de mi culo. Realmente no esperaba nada más después de alejarla constantemente. Todos tenían un límite. ¿Una mujer como ella? Había llegado a ese límite con el último desplante de mi hermano y mi posterior rechazo. Incluso me regresó mi
Un hombre sin nombre. Esperé pacientemente sobre el lomo de la bestia a que mi ama terminara de llorar sobre el pecho del desconocido. No lo atacaría. No porque no lo quisiera, sino porque mi instinto me decía que aquél lobo era importante para mi ama. Así que observé con curiosidad hasta que mi ama recordó que estaba aquí y me ayudó a bajar de la bestia. Era muy buena conmigo. Mis primeros recuerdos eran sobre ella acomodando una de mis extremidades cuando se dió cuenta de que me costaba seguirla. Después me alimentó y me dijo que era un buen chico. Yo me esforzaba por ser un buen chico. No deseaba otra cosa que serle útil a mi ama, así que la obedecía sin chistar. A veces, cuando cerraba los ojos, tenía algunos sueños extraños. sobre un hombre llamado Peter. Él había hecho muchas cosas malas como robar, saquear y poner fin a la vida de muchos lobos. Me asustaban esos sueños. El hombre era cruel y no entendía qué tenía que ver conmigo; me confundía que tuviera las
En algún lugar lejano del continente Norte.El primer recuerdo que tengo al abrir mis ojos es sobre la nieve cayendo en un claro del bosque... Y de la sangre de mi madre mientras el Alfa, mi padre, lucha a muerte con ella.A nuestro al rededor, la manada que se había reunido para presenciar el milagro de mi nacimiento, ahora eran firmes espectadores de esta pelea injusta.Claro, años después entendería la escena.¿Por qué mis padres peleaban? Por el color de mi pelaje. Cuando nací, al ser mis padres ambos negros como la noche, se esperaba que mi pelaje fuera como el de ellos... pero no fue así. Nací blanca; entonces, mi padre al creer que mi madre le había sido infiel, quiso matarme al siguiente segundo en el que nací y mi madre no lo iba a permitir.Aunque mi madre estaba exhausta después de la labor de parto, sacó fuerza y fortaleza de algún lado para enfrentar colmillo a colmillo a mi padre. Él no era su verdadera pareja, por lo que al momento en el que se alzó vencedora, la muerte
Desperté con el sonido de un alegre crepitar del fuego y con la sensación de incomodidad. Abrí los ojos y miré a mi alrededor.Me encontraba acostada en una cama dentro de alguna especie de cabaña.-¿Tío Chad? - Pregunté con mi voz ronca por la falta de uso. - ¿Tío Chad? ¡¿Tío Chad?! - Grité un poco frenética.Una puerta se abrió a mi izquierda y apareció una hermosa mujer mayor. Me miró con una pequeña sonrisa y su frente se arrugó con preocupación al verme.-Hola pequeña, tranquila, estás bien. - Dijo mientras se acercaba y trataba de calmarme. - Todo está bien, estás a salvo.-¿Dónde está mi tío Chad? - Pregunté con desesperación.-¿Qué es lo último que recuerdas, pequeña? - Dijo sentándose a los pies de la cama.Yo estrujé mi cerebro.-Tío Chad y yo estábamos en el bote y... -Todo vino a mí por fragmentos.El impacto de la ola. Tío Chad cortando el cinturón y nadando conmigo a la superficie. Las olas salvajes mientras nos aferrábamos al pedazo de madera que alguna vez fue parte de
-¡Otra vez! - Dijo tío Chad cuando desvió mi golpe de garras. - ¿La casa de la manada te está ablandando?-Por supuesto que no. Pero tampoco me dejan entrenar mucho. - Dije con un suspiro resignado. - La Luna Isabella está enfocada en que me comporte como una dama en la mesa y pega gritos en el cielo cuando llego con los nudillos raspados.-Entrena en tu habitación y véndate los nudillos. No es tan difícil. - Dijo con sorna mientras seguía pateando mi trasero.-Es difícil. - Respondí desde el suelo. - Sobre todo si Elizabeth insiste en tomar sus siete siestas de belleza al día. Mi cuarto no es una opción si me gustan mis tímpanos. - Dije suspirando. - Esa loba tiene unos buenos pulmones y el carácter de un gato.-Sin excusas. Te necesito fuerte, busca tiempo. - Dijo tío Chad eliminando la diversión de su voz. - Hay rumores que no me gustan nada.-¿Rumores sobre qué?-Rumores sobre el derrocamiento del siguiente Rey Alfa. - Dijo Gisselle saliendo de su cabaña para encontrarnos frente a
-Hasta aquí puedo llegar, pequeña. - Dijo el tío Chad dejándome en la puerta principal del Castillo. Se había negado a dejarme ir sola vestida tan “elegante y bonita” como me dijo cuando me vio salir de mi habitación con Gisselle a cuestas. – Me quedaré cerca por si me necesitas, nunca se es demasiado precavido. Sigo pensando que debiste haber traído un abrigo más grande.-Tío, estamos en el continente Central, aquí tenemos suerte de que no haga un frío que parta huesos, como en el continente del Norte. - Dije divertida. - Estaré bien, te quiero. - Dije parándome de puntitas y dándole un beso en su barbilla. - Dame una o dos horas y nos iremos.-Hecho. - Dijo tío Chad dándome una de sus raras muestras de afecto abrazándome fuertemente.-Trata de no intimidar mucho a los pobres guardias… otra vez. - Dije divertida.-¿Es acaso mi culpa de que los pequeños guardias se asusten hasta de su sombra? En serio, quien los esté entrenando es un completo imbécil. - Dijo soltándome con un bufido.
Me puse en la fila tranquilamente ignorando las miradas mortales que me lanzaban las lobas por llegar con Kyrian. Yo puse los ojos en blanco; si, ciertamente era un buen espécimen de macho: Alto, musculoso, bien parecido y con unos hermosos ojos verdes. Las lobas solo veían su exterior; yo lo conocía un poco más y sabía que tenía un buen corazón pero era letal y afilado como un cuchillo cuando quería. Le deseaba una loba que no se intimidara ante la primera señal de mal humor.-Muy buenos días a todos ustedes. - Dijo una voz en el único palco del salón. La Luna Isabella se elevaba sobre todos nosotros y exigía silencio con su mera presencia .- Daremos comienzo en pocos minutos a nuestro baile anual. Por favor, le pido a todos los presentes que si llegan a encontrar a su pareja, nos permitan continuar con el protocolo de reclamación y esperar pacientemente su turno. Pueden comenzar a sentarse. - Dijo con voz autoritaria.-Me encantaría que mi pareja fuera uno de los guardias principale