Natalia no podía apartar los ojos de la pantalla de su computadora.El nombre en el mensaje la golpeaba como un puñetazo en el estómago.Miguel Montalvo.Su propio hermano.El hijo legítimo de Esteban.El heredero de todo.El que creció rodeado de lujos mientras ella se ahogaba en la miseria.Él estaba involucrado en su secuestro.Sintió un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Había sido idea de Miguel? ¿O solo había seguido órdenes de alguien más?Natalia cerró los ojos por un momento, tratando de calmar el torbellino de pensamientos en su cabeza. No podía perder el control ahora. Había llegado demasiado lejos.Respiró hondo y volvió a leer el mensaje.El correo había sido enviado desde una cuenta interna de Montalvo Corp, y aunque el remitente estaba encriptado, su contacto había logrado rastrear al destinatario.Miguel Montalvo había recibido la confirmación del pago por su secuestro.Lo que significaba que había estado al tanto de todo.O peor aún... que lo había planeado.Natalia s
Natalia sostuvo el informe en sus manos, sintiendo su peso como si no solo estuviera hecho de papel, sino de plomo.Las cifras en el documento eran claras.Millones desviados en cuentas ocultas.Un nombre: Fernando Acosta.Y Miguel se lo había entregado a ella como si fuera una simple tarea administrativa.¿Era una prueba?¿Un mensaje encubierto?¿O un intento de arrastrarla a su juego?Miguel sonrió con calma desde el otro lado del escritorio, observándola con sus ojos afilados, esperando su reacción.Natalia sabía que no podía permitirse mostrar ni una pizca de sorpresa.Así que, con la misma frialdad con la que había aprendido a moverse en este mundo, cerró el documento y lo dejó suavemente sobre el escritorio.-Interesante -dijo, con una leve inclinación de cabeza-. ¿Qué quieres que haga con esto?Miguel apoyó una mano sobre la madera pulida del escritorio, sus dedos tamborileando un ritmo pausado.-Fernando Acosta ha sido un socio de la empresa durante años, pero últimamente ha t
Natalia no podía dejar de pensar en las palabras de Andrés.Miguel quería destruir a Esteban.La revelación la había dejado atónita, pero también había despertado algo dentro de ella: un sentimiento de urgencia, de desesperación, pero sobre todo, de furia.Estaba atrapada en una red que había tejido el mismo hombre al que había venido a destruir. Y lo peor era que, hasta ahora, no había tenido ni idea de lo profundo que llegaban sus garras.Desde que había descubierto que era hija de Esteban Montalvo, la idea de venganza había tomado un lugar central en su vida. Había creído que, al destruir a Esteban, obtendría una suerte de justicia. Pero lo que no había previsto era que su hermano, Miguel, fuera el verdadero enemigo.La verdad era mucho más compleja y peligrosa de lo que había imaginado. Miguel no solo estaba involucrado en su secuestro, sino que además tenía planes para apoderarse de toda la empresa. Todo este tiempo había creído que el viejo magnate era la fuente de sus dolores,
Las horas parecieron alargarse interminablemente mientras Natalia regresaba a su oficina. Su mente no dejaba de repasar las palabras de Fernando Acosta. Sabía que algo más se escondía en los rincones oscuros de Montalvo Corp. El hallazgo de las carpetas y la presencia de Acosta no hacían más que confirmar sus sospechas: Miguel no solo quería el control total de la empresa, sino que había estado tejiendo una red de mentiras y manipulaciones mucho más grande de lo que Natalia había imaginado.A pesar de que la amenaza de Acosta flotaba en el aire como una sombra, Natalia se negó a ceder al miedo. Estaba decidida a seguir adelante, a descubrir la verdad detrás de las operaciones secretas que su hermano y sus cómplices habían estado llevando a cabo.De regreso en su oficina, Natalia se sentó frente a su escritorio y comenzó a revisar los documentos que había encontrado en los archivos secretos. La información era densa, cargada de detalles sobre transacciones internacionales, terrenos com
Natalia no podía dormir. Había pasado la mayor parte de la noche dando vueltas en su cama, tratando de procesar todo lo que Andrés le había contado. Las imágenes de su hermano, Miguel, manejando operaciones tan sucias y peligrosas, se mezclaban con recuerdos de su niñez, cuando todo parecía mucho más simple, cuando creía que su familia era inquebrantable. ¿Cómo había llegado todo a esto? ¿Cómo había sido capaz de ignorar las señales, de permitir que la mentira se construyera tan grande?La habitación, iluminada solo por la tenue luz de la luna que se filtraba a través de la ventana, parecía asfixiarla. Se levantó de la cama y caminó hasta el pequeño escritorio donde guardaba el archivo con la información que Andrés le había mostrado. La verdad era como un monstruo que comenzaba a devorar cada rincón de su mente. Ella había estado buscando venganza, pero ahora se encontraba atrapada entre la desilusión y el miedo.Tomó una respiración profunda y abrió el archivo. Las fotos, los documen
Natalia salió del despacho de Miguel con una sensación extraña. No había obtenido ninguna victoria, pero algo en la forma en que él la miró le dejó claro que había tocado una fibra sensible. Había algo en su hermano, algo vulnerable que rara vez mostraba. Sin embargo, Natalia no podía permitirse pensar en eso ahora. Tenía que actuar, y actuar rápido. El tiempo no estaba de su lado.A lo largo de los años, había aprendido a ser paciente, a observar y a esperar el momento adecuado para actuar. Había tenido que hacerlo, primero cuando estuvo atrapada en la pobreza, luchando por sobrevivir, y luego cuando se había infiltrado en la empresa de su padre. Cada paso había sido cuidadosamente planeado, pero ahora se encontraba ante una batalla mucho más grande. Su familia estaba dividida, su destino en juego, y la venganza que había estado alimentando durante tantos años se había convertido en algo mucho más complejo de lo que había imaginado.Cuando llegó al estacionamiento, un coche oscuro es
La mañana siguiente, Natalia despertó con una sensación pesada sobre su pecho. Había estado en ese lugar oscuro durante tanto tiempo, observando, esperando, planeando. Pero ahora que se encontraba tan cerca de lo que siempre había querido, una sensación de inquietud la envolvía. Había tomado decisiones que no podía revertir, y cada una de ellas parecía conducirla más y más al abismo. Sin embargo, su objetivo seguía intacto: la venganza.Después de la reunión con Andrés, Natalia había logrado comprender la magnitud de lo que estaba en juego. Él no solo quería destruir a Miguel y tomar el control de Montalvo Corp; su ambición era mucho mayor. Andrés deseaba establecer una nueva orden, una en la que él fuera el centro de poder. Y, aunque su alianza le otorgaba acceso a recursos y contactos, el precio de esta colaboración era alto. Andrés no era de fiar, y su verdadera intención, aunque disfrazada de colaboración, estaba comenzando a tornarse más oscura a medida que pasaban los días.En e
La tensión en el aire era palpable, como si todo a su alrededor hubiera quedado suspendido en un delicado equilibrio, esperando a ser derrumbado por el más mínimo movimiento. Natalia, sentada frente a Miguel, no podía evitar analizar cada detalle de su rostro. Había pasado tanto tiempo desde que lo vio por última vez, cuando aún era la hija despreciada de un magnate al que había sido arrebatada sin previo aviso. Ahora, como mujer, sentía que no quedaba nada de la niña inocente que alguna vez fue. Había aprendido demasiado durante estos años para volver atrás, y mucho menos para sentir lástima.Miguel se acomodó en la silla frente a ella, sin perder su aire de superioridad. Sus ojos, tan fríos y calculadores como siempre, se posaron sobre Natalia con una intensidad que desbordaba arrogancia. El restaurante, aunque lujoso, parecía un escenario perfecto para lo que estaba a punto de ocurrir. La suave luz de las lámparas caía sobre las mesas cercanas, mientras la música suave y distante a