Me quedé congelada, con la mano izquierda agarrada a la puerta y la derecha aferrada a la pared. Frente a mí, obstruyendo el paso, se materializó un extraño hombre. Vestía altas botas negras, como las de un jinete del más allá; su pantalón, ajustado y oscuro, se combinaba con una camisa blanca que parecía emanar un débil brillo espectral. Bajo un chaleco negro y una larga chaqueta roja, el desconocido emanaba una aura inquietante y sombría.Su cabello negro y desaliñado caía en mechones sobre su frente, dejando al descubierto una nariz perfilada y unos ojos negros y brillantes, enmarcados por espesas cejas y largas pestañas. Al verme, sus ojos se iluminaron de una manera sobrenatural, desprendiendo un fulgor inquietante que parecía penetrar en lo más profundo de mi ser.Mi corazón latía con fuerza, mientras intentaba comprender si aquella presencia era real o simplemente una creación de mi mente perturbada. Traté de hablar, pero las palabras se atoraron en mi garganta, incapaces de es
La explicación de Dolores sobre la pesadilla parecía plausible, y la idea de haberme quedado dormida mientras leía el diario podría explicar todos los sucesos extraños que experimenté el día anterior. Guardé silencio mientras caminábamos juntas hasta la casa. El mismo sirviente nos recibió y luego se perdió entre los animales de la inmensa caballeriza.Caminamos una al lado de la otra hasta llegar a la casa. Giré la cabeza para contemplar el jardín, cubierto de blancas flores que lucían hermosas.—Están lindas las flores hoy en el jardín, todas de blanco —dije sonriendo.—¿En serio ve el jardín blanco, señorita Ángel? —preguntó Dolores, mirando en la dirección que yo señalaba.—¡Claro que lo veo! ¿Por qué me haces esa pregunta? ¿Acaso tú no lo ves? ¿Tienes problemas en la vista para mirar de lejos? Vamos a verlo de cerca. ¡Está todo florecido y lindísimo!—¡No! —gritó Dolores asustada, alejándose rápidamente. —No hace falta, niña. Es... eso mismo que dijo, no veo bien de lejos. Además
Mientras permanecía allí, en ese momento atemporal, mirando como ellos me sonreían y extendían sus brazos hacía mí, en una clara invitación para que fuera hacía ellos, una certeza se afianzaba en mi interior. No importaba si lo que veía era real o una ilusión, lo que realmente importaba era el vínculo inquebrantable que tenía con mis padres, un lazo que trascendía el tiempo y el espacio.Avancé decidida hasta tocar el lienzo con mis manos. Tenía que asegurarme de que no estaban allí vivos. La textura de la pintura al rozarla apenas con la yema de mis dedos hizo que retrocediera y exclamara en voz alta:—¡Oh, Dios mío, yo me estoy volviendo loca! —me di cuenta de quiénes estaban reflejados en la pintura. Sí, no cabía duda, algo pasaba conmigo para que mi mente funcionara de esa manera. Me repetía esto al darme cuenta de que estaba mirando a mis padres reflejados en esas imágenes. Cerré mis ojos fuertemente, aguantando la respiración por unos minutos, y al volver a abrirlos, allí esta
Antes esas preguntas me detuve a analizar todo lo que me había sucedido desde mi llegada a esta enorme y misteriosa mansión. Las respiraciones en mi cuello que no había dejado de experimentar. Las cosas que aparecían de la nada o se movían solas. Las visiones que aunque Dolores se empeñaba en convencerme de que eran pesadillas, lo había comenzado a dudar. ¡Algo extraño pasaba con esta vivienda y yo lo tenía que averiguar! Por ello respiré profundamente, sintiendo como si alguien pasara su manos por mi cabello, tratando que me relajara. No era la primera vez que sentía tal cosa. Tenía siempre esta extraña sensación de que alguien invisible permanecía a mi lado protegiéndome o siguiendo todo lo que hacía. Volví a llenarme de valor y decidida inicié mi lectura donde la había dejado, del diario de Constanza: Las hojas de Constanza fueron relatando lo que hacía en su nueva vivienda y lo feliz que era. Las del señor Lorenzo, luego de una interrupción de varios días, comenzaban siempre
He pasado toda la tarde leyendo. Me gusta como ha seguido la historia, y aunque hasta ahora no he encontrado aún ninguna de las respuestas a las múltiples preguntas que tengo alojadas en mi cabeza, no me he apresurado. Ya irán apareciendo, me digo. Por lo pronto me entretengo en ver cómo les va a ellos por ese nuevo mundo. Me tiene con apretazón en el pecho que la pobre Constanza no pueda tener un hijos como tanto anhela. Sigo leyendo el diario de cada uno del mismo día.… Constanza, después de saber que la bebida no le hacía nada a su esposo, volvió a su casa feliz de ello, dándole de beber a Don Lorenzo, el brebaje cada vez que lo solicitaba. Como había aprendido a hacerlo, y las yerbas y raíces abundaban por la zona, preparaba una gran cantidad de él. Ella se había dado cuenta desde que lo hacía, ya no se sentía tan cansada ni falta de apetito. Además, tanto a ella como a su esposo se le había aumentado el deseo sexual, y disfrutaban del mismo ya fuera de día o de noche, no pod
Me quedé quieta, deseando que esa imperceptible caricia fantasmal no se detuviera. Era una sensación de amor inexplicable pero agradable. Las campanadas del viejo reloj retumbaron en toda la casa, haciéndome sentir que las horas habían pasado rápidamente.Dejé los diarios a un lado y me levanté para estirar las piernas, notando la rigidez en mi espalda. Mi vista recorrió el pasillo de la segunda planta donde me encontraba, frente a cada puerta de las habitaciones, y noté que cada una tenía un característico juego de muebles, como si estuvieran dispuestas de forma idéntica. ¿Serían cuartos o no? Todavía no las había visitado.El ruido de la fuente al empezar a echar agua me hizo mirar hacia allá. Aunque todo parecía normal, las gotas del perenne rocío humedecían las hojas de las plantas que reflejaban la luz del atardecer que alcanzaba a dar en una esquina del jardín le daban un toque misterioso. Era realmente hermoso, me dije.Pensé en los niños del colegio de monjas, imaginándolos te
Mi pesadilla era tan real, y angustiosa, que el llanto incontrolable que me había atacado ante la dificultad de alcanzar a aquel hombre desconocido y que era al parecer alguien muy importante de mi vida. En vez de disminuir aumentaba más y más. La persistente voz que me llamaba, y había empezado a sacudirme, al fin a ayudarme a despertar. Dentro de mi inconsciencia algo me decía que si seguía aquella voz, saldría. Por eso luché para seguir esa voz. Unas gotas de agua cayeron en mi rostro haciendo el milagro de despertarme. ¡Al fin me despierto! Al abrir los ojos tengo a Dolores frente a mi muy preocupada.—¿Niña, qué tiene? ¿Por qué llorabas así? —me pregunta con mucha dulzura.—¡Dolores, gracias por despertarme! He tenido un sueño, o más bien una pesadilla, angustiosa. No, era un sueño pesadilla. —le cuento, sentada en la cama, con ella de pie mirándome expectante.—¿Cómo un sueño pesadilla? ¿Quién entiende eso? ¿Fue un sueño o una pesadilla? —pregunta intrigada.—Bueno, deja que te
Las monjitas seguían contándome que los niños en el orfanato preguntaban por mí todos los días. Me extrañaban y querían saber cuándo volvería. Disfrutaba tanto de escucharlas que apenas pronunciaba una palabra, solo quería que sus voces me llenaran de felicidad. Dolores nos avisó que ya estaban listas las habitaciones. Tomando sus pequeñas valijas, nos dirigimos a la segunda planta.El primer cuarto, justo al lado del mío, era hermoso. Me quedé, al igual que mis compañeras, asombrada y gratamente sorprendida; recordemos que no había entrado en otra estancia que no fuera la mía.—Es precioso, querida —exclamó Sor Inés.Y lo era, muy hermoso. Todo estaba decorado en tonos suaves de color azul y era amplio y espacioso, lo que le daba una sensación de calma y tranquilidad. Las cortinas adornadas con grandes encajes blancos colgaban desde el techo hasta el piso, añadiendo un toque elegante al ambiente. Un gran ventanal permitía que la luz natural inundara la habitación, iluminando cada rin