31. SIGO BUSCANDO

Antes esas preguntas me detuve a analizar todo lo que me había sucedido desde mi llegada a esta enorme y misteriosa mansión. Las respiraciones en mi cuello que no había dejado de experimentar. Las cosas que aparecían de la nada o se movían solas. Las visiones que aunque Dolores se empeñaba en convencerme de que eran pesadillas, lo había comenzado a dudar. ¡Algo extraño pasaba con esta vivienda y yo lo tenía que averiguar!

Por ello respiré profundamente, sintiendo como si alguien pasara su manos por mi cabello, tratando que me relajara. No era la primera vez que sentía tal cosa. Tenía siempre esta extraña sensación de que alguien invisible permanecía a mi lado protegiéndome o siguiendo todo lo que hacía. Volví a llenarme de valor y decidida inicié mi lectura donde la había dejado, del diario de Constanza:

Las hojas de Constanza fueron relatando lo que hacía en su nueva vivienda y lo feliz que era. Las del señor Lorenzo, luego de una interrupción de varios días, comenzaban siempre
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