Todos en el salón se han quedado asombrados de ver aparecer a una bellísima mujer de color negro, adornada con los más exuberantes collares y peinados con altos turbantes de brillantes colores, seguida de todos los que eran sirvientes de la casa de la Baronesa del Castillo incluyendo a Aurelio, Dolores y Tomaza. Junto a otras gran cantidad de ancianos de barbas blancas y largas, con grandes bastones de madera que golpeaban el piso. Los niños al ver a Tomaza, salieron corriendo y se abrazaron de ella felices. Que los miró y sonrió levemente, pasándole apenas la mano por las cabezas, mientras los sonidos guturales que emitían los ancianos, llamaban la atención de todos. Las monjas rápidamente al darse cuenta, los llamaron y ellos regresaron junto a ellas sin comprender por qué se comportaban así. Luego la dama del frente que parecía la princesa, que reconozco muy bien como la prometida de mi Julián, avanzó de frente mirándome fijamente. Giré la cabeza para mirar al capitán Luis M
Y sin más se puso de pie, ayudándome con sumo cuidado, sin esperar la respuesta de Duque Diego que me observaba, y justo cuando me puse de pie. Vi como se acercaba Abdalayá y inmediatamente me hice la desmayada, sintiendo como el capitán, me cargaba y salió apresurado del salón siendo seguido por la hermana Caridad. Mientras Inés aseguraba que todo iba a estar bien. Que había estado enferma días antes. Todo era muy extraño, al ir a salir sentí como una gran corriente me rozaba y chocaba con el capitán y convirtiendo sus ojos en azul claro que los abrió al verme en sus brazos. Llevé mi mano al pecho sosteniendo el crucifijo y pensando en que mi Julián se mantuviera a mi lado. Y sus ojos volvieron a mirarme de color azul oscuro, mientras subía las escaleras conmigo en sus brazos. Al llegar a la habitación, no lo hicimos en la de mi abuela, sino en mi antigua habitación. Cuando se cerró la puerta, me senté en la cama y observé que se paseaba de un lugar a otro.—No entiendo.—¿Qué no
El silencio embargó a la casa después que había terminado el baile y todos los invitados se habían retirado siendo despedidos por la Madre Superiora y las hermanas, qué se disculpaban con mi enfermedad. Retirándose todos a dormir, de pronto con las doce campanadas del viejo reloj, una extraña y hermosa melodía inundó toda la casa. Era como si todos los violines de la orquesta todavía estuvieran sonando y una maravillosa voz como la de la niña Jacinta, cantaba y cantaba sin parar hasta que salieron los primeros rayos del sol iluminando todo. Los habitantes de la casa se levantaron mirándose entre ellos, al tiempo que observaban alrededor como si esperarán ver aparecer un ángel. Amanecía el veinticinco de diciembre, era como si la melodía hubiese limpiado la casa de todo lo malo que poseía. La señora Luz, había desaparecido junto con todos los demás. Los niños después de desayunar, entraron corriendo alborotados junto a la hermana Inés y las demás para recibir todos sus regalos
—No sé exactamente, es como si temiera hacerlo, porque está convencido de que está siendo poseído por los demonios y teme hacerte daño.—Tenemos que encontrar la manera de que no sufra, no me gusta torturarlo de esa manera, tiene que de alguna manera saber lo que pasa a su alrededor para que no tenga los vacíos en su mente, ¿puedes lograr eso? Y que crea que todo lo que haces que no sea relacionado con tus creencias, es él.—Sí, es buena idea, lo haré así empezando ahora mismo.—¡Espera! —Dije deteniéndole y me abracé de él antes de que entrara en el capitán pidiéndole que me besara. Lo hizo con ansías locas mientras me estrechaba fuertemente. Estuvimos así por un largo rato, todos los trabajadores habían desaparecido a realizar sus tareas como les había ordenado Julián.—¿Podrás salir así a cada rato?—Sí, pero debes seguir comportándote con el capitán como si fuera yo, porque lo soy, ambos te amamos mi Ángel, lo siento, no pensé que te compartiría jamás con otro, pero no veo que pu
La comitiva al desembocar en el pueblo, provocamos que fuéramos observados por todos como si nos estuvieran esperando, al parecer era una tradición que acostumbraba a realizar mi abuela y que el pueblo se acostumbró a hacerlo. Fuimos directo hasta la iglesia, dándome cuenta que los personajes que estaban poseídos se quedaban fuera de la misma. Las hermanas, los niños y la Madre Superiora nos introdujimos enseguida en ella, mientras el capitán organizaba a sus soldados por toda la plazoleta.— Buenos días, padre. —Saludamos en cuanto llegamos a la Iglesia y lo vimos venir sonriendo a nuestro encuentro.—Al fin llegan, pensé querida Ángel que lo habías olvidado esta vez, y que tendría que arreglármelas yo solo como pudiera, por suerte con la cantidad de regalos que me dejaste la otra vez, creo que me iría muy bien.—¿Cómo cree padre que iba a olvidar un hecho como este? Es algo que solemos hacer en el colegio también, ¿ verdad Madre Superiora?— Así es padre Bartolomé, me alegra
— Así mismo es querida, pude darme cuenta como el duque padre de Diego, le insistía una y otra vez para que te fuera a sacar a bailar, quería anunciar que ustedes iban a comprometerse, a lo que el capitán se adelantó y dijo que estaban casados.—¿En serio iba a hacer eso? — pregunté asombrada— Y no solo él querida, había escuchado también a la marquesa Sofía, que decía que era muy amiga de tu abuela, que venía a reclamar tu mano para su hijo que ella le había empeñado, y el conde Leonés es el que va a revisar la casa en busca de cosas que puedan acusarte de brujerías, lo pude escuchar claro hablando con la otra señora que parece un cadáver y que está vestida de negro, por eso ninguno de ellos se ha retirado y verás que mañana se aparecerán todos en la casa— dijo la hermana Caridad—En verdad querida, no sé cuándo va a terminar todo este tormento de la maldición en mi casa y estoy realmente agotada, al punto de dejarlo todo e irme con ustedes al colegio. Si no me hubiese casado co
Al llegar a la casa esa noche, los tambores siguieron tocando haciendo que nosotros fuéramos hacia el barracón, donde se encontraban todos bailando felices. Al vernos llegar nos saludaron llenos de alegría, sin embargo a pesar que escuchaba a mi Julián no lo veía, no podía entender que era lo que sucedía. Sujeta de la mano del capitán Luis Manuel, que los miraba atentamente y los saludaba. Sentí el momento exacto en que Julián se metió dentro de su cuerpo y apretó mi mano con mucho cariño, mientras me miraba sonriente con sus ojos azul oscuro. Y me sentí la mujer más feliz del mundo en este momento pensando que todo iba a estar bien ahora que habían regresado.— Queridos amigos, bienvenidos de vuelta a su casa. Hoy no habrá nadie excepto los niños y nosotros, así que los invito a que nos acompañen a comer en la casa y luego a pasar una agradable velada —hablé feliz de ver de nuevo a mi verdadera familia.—Muchas gracias, señorita Ángel Dijeron todos al mismo tiempo inclinándo
Se quedó sonriendo al explicarle aquello, me tomó por la cintura y me besó otra vez, feliz de que le hubiera confesado eso. Al separarme de su cuerpo, se quedó por un momento mirándome fijamente para luego decirme.— Si en verdad no logro recuperar mi cuerpo, haré que sientas el de Luis Manuel como si fuera el mío, te lo prometo. Todavía estaba preocupada por todo está rara situación en que estaba metida y que no sabía cómo iba a salir de ella. Mi educación era realmente muy estricta y ahora sentía que me estaba comportando de una manera todo lo contrario a lo que yo había sido educada. Luego recordé lo de las ceremonias y giré para preguntarle, pero lo vi arrodillado delante de sus santo y esperé pacientemente que terminara para hacerlo.—Sé lo que me quieres preguntar querida— dijo al verme sentada en la cama esperándolo pacientemente— logramos hacer algo, pero no todo lo necesario para librarnos de ellos completamente.—¿Qué quiere decir?—Que no los pudimos atraer como pe