Día 6. INICIO.Ya me encuentro instalado en la cabina que me ha tocado, la comparto con un señor que se llama Manuel, es muy amable. Ha dejado a su familia atrás, una esposa con hijos, está muy deprimido. Pero es muy conversador y así hemos pasado el primer día. El mar está tranquilo y sopla buen aire, lo que hace que avancemos a gran velocidad.El barco creo que va sobrecargado de pasajeros. Le he hecho ese señalamiento al capitán cuando ha pasado a saludarme, y me ha dicho que no todos llegaremos a puerto seguro, que quizás, como la vez anterior, lleguemos casi vacíos. Es algo que, tanto a Manuel como a mí, nos ha impresionado mucho. Por lo que nos hemos unido, y revisado nuestras provisiones, hasta la de agua, y decidido compartirla y cuidarnos mutuamente. Manuel es de una clase humilde, le da todo vergüenza y quiere servirme como a su señor, y no lo he dejado. En este nuevo mundo le he explicado, que todos somos iguales. Aunque él dice que no, que no lo somos porque yo nací con
Estoy de lo más asombrada con la historia que relata el diario. Me fascinan las que son de aventuras y esta es toda una gran historia de descubrimiento de nuevas tierras. Por las campanadas del viejo reloj, supe que eran más de las dos de la mañana, pero mi sueño se había marchado y quería saber qué había pasado con ellos..... Al fin se me ha quitado todo el malestar y podemos seguir avanzando. Nos hemos quedado solos . Saco el mapa y le indico la dirección hacia donde me dijo el prefecto que debíamos coger. Ya sabemos que no existen por estos montes animales salvajes que puedan atacarnos. Sin embargo, si hay una gran colección de frutas que podemos comer con medida, no volverá a comer de la manera que lo hice. Lo mejor es que hay montones de diferentes frutas y muy sabrosa. Mi Constanza será feliz, adora todo lo dulce, sobre todo las frutas. Según avanzamos por dentro de la maleza, vamos abriendo paso, pues sabemos que será el camino que utilizaremos al regresar, así que aunque n
Estaba ya el sol bien alto cuando me desperté, aún tenía ganas de permanecer un poco más en la cama, hacía mucho tiempo que no me permitía este lujo. Viví gran parte de mi vida en un horario estricto que no admitía dormir mañanas. El silencio reinante era encantador, podía escuchar como se movía Dolores por la casa realizando las tareas, el canto de los pájaros junto al sonar de las hojas de los árboles movidas por una suave brisa presagiaba un día espléndido.Tomé un refrescante baño y sin prestarle mucha atención a lo inmenso del ropero. Pude encontrar unos pantalones grises junto a una saya del mismo color, que combinaban estupendamente con una blusa blanca de holgadas mangas y muchos vuelos. Me amarré una bufanda al cuello, dejé mi cabellera suelta por la sensación de libertad que me provocaba y me dispuse acercarme a las caballerizas que divisara el día anterior, era tiempo que visitara la parroquia y el pueblo vecino, me dije.Saliendo de mi habitación, bajé
El padre Bartolomé estaba ocupado apagando todas las velas que iluminaban la iglesia mientras me observaba atentamente. Permanecía de pie, esperando a que decidiera hablar, pero de vez en cuando giraba la cabeza para ver a mi caballo, el cual estaba atado a su lado con un sirviente cuidándolo. Aunque, en ocasiones, el sirviente desaparecía, yo podía jurar verlo claramente, lo que me llenaba de confusión y un poco de miedo. Finalmente, escuché la pregunta del padre Bartolomé, quien se había detenido frente a mí y me miraba fijamente.—¿Es usted la niña Ángel, verdad? —repitió la pregunta.—Sí, padre, soy yo. —Le aseguré, notando que seguía observándome detenidamente. —Así me lo confirmaron tanto el abogado Edmundo como mi difunta abuela.—Hija mía —comenzó a hablar con suavidad y seriedad. —Mis más sinceras condolencias por la muerte de su abuela, quien era mi querida amiga. Quiero disculparme por no haber estado presente en el funeral de la señora Casilda. Sucedió que cuando ocurrió e
Avanzó delante enseñándome donde podía abastecerme de todo lo que me hiciera falta, aunque yo no tenía necesidad de visitar esos lugares, señaló firmemente. No sé que quiso decir con aquello, tampoco pregunté por qué habíamos regresado al lugar que más me había conmovido, la escuela. —Bueno hija, ahora te voy a enseñar dentro este hermoso lugar del cual me regocijo —señaló el padre y podía ver que en verdad se sentía orgulloso de ese logro.—Muchas gracias padre— dije en lo que detallaba el lugar. Estaba pintada de blanco, y resaltaba entre todos los demás edificios de la zona. Constaba la misma de tres aulas. Una para las edades más pequeñas; la otra para las intermedias y la última para los grandes. Tenía una vieja maestra que se encargaba junto al padre de la educación.—Es muy hermosa la escuela —dije emocionada. —Sabe padre, yo soy maestra en mi colegio y con gusto si necesita ayuda, mientras me encuentre aquí, puedo dársela. —Muchísimas gracias, hija por el ofr
Mi respiración se vuelve agitada mientras intento controlar el temblor que recorre mi cuerpo. El vaso de agua que Dolores me ha servido tiembla en mi mano, pero apenas logré beber un sorbo. Mis ojos siguen fijos en el vacío, tratando de apartar de mi mente las imágenes de esos espectros que me miraban con una expresión inquietante.—Tómese esto niña, ya va a ver que se calma Dolores, con el vaso de agua con unas hojas verdes dentro extendido delante de mí. Sin detenerme a averiguar de qué se trataba, me lo bebí de un golpe sintiendo como mi corazón saltaba desbocado. El día había sido maravilloso todo el tiempo que pasé con el padre Bartolomé en el pueblo, sólo aquello de sentir que alguien me cuidaba, tuve que regresar para que comenzara a ver todo de nuevo. De seguro es la casa, me dije ahora más convencida y entendiendo por qué mi abuela me había pedido que la vendiera. Debe ser ella, yo me sentía muy bien, relajada y feliz, ¿por qué surgió esa visión fantasmal? Dolores me mirab
Luego de lavar mis dientes, y como no pretendía salir más, me puse un juego de dormir cómodo y con todas las hojas a mi lado en mi cama, me dispuse a seguir con la agradable lectura. Lo había dejado donde ya habían escogido su terreno. Lo encontré muy pronto y seguí.…. Ya fuimos a la prefectura a inscribir nuestras tierras, y también a buscar cosas que nos hacían falta. Por suerte esta vez fue un poco más fácil por el camino que trazamos al venir. La tala de los árboles, uno por uno con un hacha que había traído, es lo más difícil. Son grandes ejemplares que no desperdiciaremos.Ha sido muy difícil a pesar de los caballos. Me costó mucho la faena de abrir los huecos para colocar los primeros postes donde iba a levantar la casa. Nunca fui un constructor, debí pensar en eso y traer libros de ello, pero estoy aprendiendo de a poco. Son muchas mis dudas sobre la arquitectura Primero reflexioné sobre cómo debía hacerla. Pensé en hacerla de una sola pieza, más tarde la aumenté a dos. No c
Paralizada sin poder mover un solo músculo de mi cuerpo, mis ojos se fijaron en las estatuas de la fuente, cuyos gestos y risas desafiantes parecían desafiar toda lógica y realidad. Mi mente se negaba a aceptar lo que veía, buscando desesperadamente una explicación lógica y racional para lo que estaba presenciando. ¡Imposible…, imposible…, imposible…! repetía una y otra vez en mi mente, aferrándome a la creencia de que esto no podía ser real.Mi corazón latía desbocado, y sentía que el aire se volvía espeso y cargado de un misterio sobrenatural. Cerré mis ojos con fuerza, intentando borrar esas imágenes de mi mente, pero al escuchar un grito, me vi obligada a abrirlos nuevamente y enfrentarme a una nueva escena sobrecogedora.Los hombres que llevaban a la chica arrastrándola también habían cobrado vida, convirtiéndose en figuras inquietantes y siniestras. Algunos sujetaban con fuerza al joven que luchaba por liberarse, mientras otros tiraban de la joven con una fuerza sobrenatural.