Después de saber por qué mi padre me alejó de todo, lo entiendo. Sentada en la cama trato de recordar todo lo que soñé en lo que reflexiono. Es claro para mi ahora que quería alejarme de todo este lío de la maldición. Debe haberse estado sintiendo muy mal al saber que por no querer saber nada de lo que pasaba con la familia. Me había puesto el nombre de Ángel, convirtiéndome así en la tercera de todas las generaciones y condenada a cumplir algo para lo que no estaba preparada. Pienso, recordando la extraña sensación de no saber si lo que pasaba era un sueño o realidad, no puedo estar segura de lo que pasó, sigo recordando a mi padre contándome cosas. Por ello me ocultó de mi abuela, no quería que yo tuviera nada que ver con todo, pero al mismo tiempo ellos estaban convencidos de que algún día cuando yo estuviera lista lograría romper la maldición, que sabían que yo era muy fuerte, que no tuviera miedo. Yo lo escuchaba sin comprender por qué me decía eso, luego me tomó de la mano y
Era realmente hermosa mi madre, su gran cabellera rubia muy larga era igual que la mía, sus grandes ojazos parecían querer descubrirlo todo, sus labios eran de color rosa muy carnosos. Estuve por mucho rato sin poder despegar los ojos de ella, luego mi padre, ¡qué hermoso era! Tenía un porte muy varonil con su cuerpo atlético, observé que en verdad poseía aquella mirada que describía mi abuelo en su diario, muy profunda, en una de ellas que mira de frente a la cámara, llegué a pensar que me miraba a mí y trataba de leer mi interior. Los coloqué al lado de mi lecho y en mi cómoda, quería estar viéndolos siempre. Encontré además un medallón que al abrirlo poseía las dos fotos de ellos, pertenecía a mi abuela, siempre lo llevaba en su cuello; pienso que justo antes de morir lo puso allí para que yo lo encontrara. Además, estaba el acta de defunción de mis padres, la causa de su muerte decía desconocida. ¿Qué querían decir con ello? Hasta ahora yo había pensado que murieron en un acc
¿Qué quiso decir con eso? Es que ellas también veían el cambio en él, que yo todo el tiempo veía, lo miré interrogante y movió la cabeza negativamente. Y me hizo señal de que guardara silencio. Asentí con la cabeza y me dediqué a escuchar lo que decían.—Bueno, vamos con los niños, el padre no puede estar con ellos mucho tiempo. Suficiente con que los cuida durante las clases. Ya hablaremos con ella después.Y sin más se habían retirado. Al volver a mirar a Tata Julián, logré verlo de su edad, sentado en la otra silla frente a mí y me sentí de lo más aliviada. Exclamé toda emocionada.—¡Le veo como es señor Julián! Digo, Tata Julián —pero como si de magia se tratara, al levantar su cabeza para mirarme, otra vez la imagen joven se presentó para mí.—¡Oh, por dios, me estoy volviendo loca como todos en mi familia! —exclamé soltando el llanto realmente asustada.—No, no señorita Ángel, no lo estás, no lo estás, por favor, deje de llorar. Me pedía tata Julián, acariciando mi cabeza con s
—Vamos, siéntate, te trajimos el almuerzo. No debes dejar de comer, sabes que enseguida enfermas. No dije nada, hice exactamente lo que ellas me pedían. Giré mi cabeza tratando de ver donde se encontraba Julián, no sé cómo, pero podía sentirlo cerca. Y fue entonces cuando vi, que la puerta detrás del espejo estaba entreabierta. Comí en silencio sin ser interrumpida por las hermanas. Tomaza me había hecho una rica crema de vegetales, la comí toda sabiendo que si no lo hacía ellas me obligarían. Luego se retiraron al yo decirle que quería dormir. Que bajaría más tarde, esperé que cerraran la puerta para ver a Tata Julián. Para mi sorpresa, la imagen de una bella mujer muy parecida a mí, salió en su lugar de la habitación detrás del espejo. Me puse de pie presurosa, tratando de escapar de la habitación. No sé por qué motivo sentía mucho miedo de ella. Pero fue mucho más rápida que yo. Me llené de valor y la enfrenté. Tenía la pequeña sospecha, de que se trataba de la primera Ángel. Pe
Estoy aterrada mirando el horrible monstruo que va a atrapar a Tata Julián, quiero gritar, pero la voz no me sale. Contemplo con horror como la oscuridad lo envuelve, al fin un enorme grito sale de mí. El padre Bartolomé corre a ver qué me pasa, le señalo lo que está sucediendo; sin embargo, parece que no lo ve. Solo es visible para mí.—Cálmate querida, todo está bien, todo está bien —me repetía una y otra vez intentando llevarme de nuevo al interior de la capilla. Me desprendo de su agarre y corro con todas mis fuerzas, para ayudar a Tata Julián, cuando una mano me detiene. Giro mi cabeza para verlo joven con una mirada muy preocupada. Y sin más, me abrazo a él llorando, me lleva de regreso a donde el padre Bartolomé me espera. A mis gritos las hermanas vinieron corriendo, acompañados de Dolores, que sin más me abrazó con fuerza, comenzando a cantar la nana que decía mi mamá. Y mientras ella lo hacía, las hermanas y el padre rezaban, en lo que Tata Julián cantaba. Y por encima de
—Hola Dolores, que bueno que viniste, estoy realizando un recorrido por todas las habitaciones de la casa que no hemos visto.—Hace muy bien niña, me permite que la acompañe. Conozco muy bien quienes las habitaron y puedo responder a sus preguntas.—Con mucho gusto, así será mucho más ameno el recorrido —respondió en mi lugar la hermana Caridad.—Claro Dolores —le dije al ver que seguía observándome sin moverse. —Me gustaría saber de ellas y nadie mejor que tú para saberlas.—Pues con mucho gusto se las mostraré todas —dijo echando manos a su gran llavero.—Gracias, querida, es un placer tenerte conmigo. La próxima habitación que abriera entonces Dolores con sus llaves, y que en las mías era la número nueve, estaba pintada de un rosa grisáceo, pero muy hermosa, llena de encajes y cortinajes por todas partes, muchos lazos colgaban de graciosa manera por doquier. La cama llena de almohadones y muñecos le daban un agradable calor, una cómoda llena de arabescos y de cosas colgadas de la
Me sorprendió la respuesta y abrí el ropero dando de lleno con una gran colección de ropas de bebé, todas blancas, el olor a lilas estaba presente, a pesar de saber que había sido destinada a mí, no sentí ninguna conexión con la misma. —Dolores, sabes que no siento especial conexión como la que sentí en la de mis padres. —Es lógico, niña, la única semana que permaneciste aquí, su padre no dejó que la acostaran acá, le ponían en el medio de los dos en su cama. —Me explicó.—Se ve que eras su primer hijo. —Dijo la hermana Inés. —Pasa eso mucho con los padres primerizos, aunque es muy peligroso. —¿Me amaban mucho, verdad Dolores? —Le adoraban, señorita, por eso mismo se marcharon escondiéndola del mundo. Continuando dimos con la doce de color Pardo, con una cama personal sin almohadas, una cortina en frente de la ventana, una chimenea en la esquina y un sillón, nada más existía allí.—¿Quién habitaba aquí? —preguntó la hermana Inés.—Esta habitación fue de Diego, el hijo de Ángel
Movida por la curiosidad de conocer cómo era el lugar donde mi padre había pasado gran parte de su vida, la seguí pidiéndole, me enseñara bien las llaves de ambas habitaciones, pues quería regresar a revisar entre las cosas de ellos. Me embargaba unas enormes ansias de saber, debido a los cortos años que pasé junto a ellos por la separación y luego por su repentina muerte, no alcancé a conocer mucho de sus cosas. El dormitorio de mi padre era de un azul verde suave que refrescaba la vista. Daba la sensación de encontrarte muy cerca del mar. Una enorme pecera llena de diminutos y coloridos pececitos que deambulaban de un lado a otro, ocupaba una pared completa.—Esto es maravilloso — dijo sor Inés y lo era. —Qué lástima que los niños se fueran de seguro, les gustaría. No puedo decir cuántas especies existían, pero doy fe que era una preciosa colección, el cristal iba desde casi el techo hasta el piso, tengo la impresión que de alguna manera la luz solar entraba en ella, pues estaba c