Al transcurrir el día, ambas van a almorzar, pero, para sorpresa de Sara, Diego Brindissi entra en la oficina con un ramo de flores y una caja de bombones.—Hola, mi querida Sara. Estás radiante y hermosa como siempre. Diego le besa suavemente la mano.—Hola, Diego. Gracias. ¿Tú cómo estás? —Le saluda cordialmente.—Estoy muy bien, de hecho, he traído este ramo de flores y estos chocolates, espero que te gusten. Diego sonríe.—Muchas gracias, no es necesario que te molestes por estos lindos detalles. Sara se sonroja.—Me gustas, Sara, y voy a hacer todo lo posible para ganarme tu aprecio y la aprobación de tu padre. Perdóname por ser tan directo, pero es mi manera de ser. —Le dice Diego con firmeza.Sara guarda silencio por unos instantes hasta que con una tímida voz responde:—No sé qué decirte, Diego. Me has cogido de sorpresa de verdad. De todas maneras, te agradezco las flores y los bombones.—No te preocupes, tenemos todo el tiempo del mundo para que las cosas fluyan por sí solas
—Sí, el mismo. Ese hombre no es lo que parece, es un seductor y un miserable egocéntrico que se complace causando daño a los demás. —Su voz es suave, lenta y vacía.— ¿Tuviste algo con él? El rostro de Pamela expresa asombro.—Gracias a Dios no, pero desde la universidad no ha dejado de hacerme la vida imposible. Ahora quiere seguir atormentándome en el trabajo.— ¡No puedo creer lo que me acabas de decir! Pensé que Miguel Ángel era un caballero respetuoso y gentil con las mujeres.— ¿Conoces a Miguel? —Pregunta Sara, mostrando sorpresa en su semblante.Hace un par de días lo conocí, cuando la directora del área de finanzas lo presentó a los demás directores. —Le dice.—Me imagino que también pretendió hechizarte con su elocuencia y su vana hermosura externa. —Le responde.—La verdad es que me has dejado impactada con lo que me acabas de decir. Me resulta difícil creer que un hombre tan simpático fuera una ilusión. —Pamela se apena al saber la verdad.—No quiero seguir hablando de Mig
En la mesa del comedor, Victoria espera con ansias a su tío y a Sara para que se deleite en sus adentros la reprimenda que su prima va a recibir por llegar borracha a la madrugada.Cuando se percata que ambos bajan por las escaleras bien abrazados y llenos de felicidad, su rostro cambia radicalmente. Victoria no esperaba esa inesperada escena.Sin decir palabra alguna, pide a la empleada que le traiga el desayuno. En su rabia, vota contra el piso el charol con la leche, los huevos revueltos, el tocino y vaso de jugo.— ¿Qué sucede Victoria? —Le pregunta su tío al ver tal extraña actitud.—No pasa nada tío. Me disculpo por votar el charol al piso. —Ella contiene su ira.Sara se limita a observar la actitud hipócrita de su prima, ella sabe que todo es un mero montaje.Todos terminan de desayunar, excepto Victoria. Ella se despide solo de su tío. Sara, por su parte, no tiene ganas de ir ni al gimnasio ni al trabajo. Quiere quedarse en su habitación, acostada en la cama y viendo películas
Toda la tarde la pasaron charlando, viendo películas, comiendo golosinas y riéndose un poco. Menos mal que Sara tiene una amiga que realmente le aprecia y que está dispuesta a hacer todo lo posible para verla bien.Al final de la tarde, Estefany se despide con un caluroso abrazo y le dice a su mejor amiga que siga yendo al gimnasio donde va Diego.El deseo de Estefany es que Sara salga con Diego y se olvide de Miguel Ángel.Ese mismo día por la noche, Victoria sale de nuevo con Miguel Ángel, pero esta vez no es una cita de negocios, sino una invitación a tomar algo e ir a un hotel a tener intimidad.Por suerte, Victoria no sabe que Miguel Ángel está tratando de llevar a la cama a su prima Sara. Si ella se entera de este secreto, no cabe duda de que su odio irá en aumento día a día.«Espero con ansias a mi futuro amante, ahora ha llegado el momento de hacer el amor con Miguel Ángel». Dice Victoria mientras se fuma el cuarto cigarrillo en su oficina.Miguel, como de costumbre, tarda med
Pequeños gemidos salen de los sensuales labios de Victoria, pero en ese momento ella le invita a la pista de baile para bailar muy pegados. Victoria no deja de besar a Miguel Ángel, él en cambio comienza a besarle el cuello, las orejas y cerca de los pechos.Después de bailar, regresan a la mesa para tomar las últimas copas de whisky, ya que los dos están mareados.—Salgamos de aquí. —Le susurra Victoria.—Vamos donde tú quieras. —Él le responde.—Al hotel, mi adonis, al hotel. Ella le sigue susurrando al oído.—De acuerdo, mi bella diosa Venus. —Le dice.Miguel Ángel está al volante, Victoria se agacha para sacarle el pantalón y empieza a estimularlo con sus delicadas manos. Ella lo lame por completo y él disfruta de aquel momento al sentir una sensación muy placentera.— ¿Te gusta cómo lo hago, mi amor? —Victoria se lame seductoramente los labios.—Me vuelven loco tus lamidos. —Migue está tan excitado que apenas puede articular unas pocas palabras.—Esto solo es el comienzo de lo q
— ¿Por qué estás pensativa, Sara? —Le pregunta Estefany.—Desde la primera vez que llegué a la mansión de mi padre, Victoria siempre ha venido a dormir. Me parece raro que no viniera ayer. —Sara muestra algo de incertidumbre en su rostro.— ¿Y desde cuándo te preocupa si tu prima llega o no a dormir? —Le dice ella.—No es que me preocupe, sino que algo se traerá entre manos. Quizá amaneció en los brazos de Miguel Ángel, ja, ja, ja. —Bromea Sara.—No creo que tu prima sea tan promiscua como para acostarse con él en el corto tiempo que están saliendo. —Ella le replica.—Si se trata de Miguel Ángel, puede pasar cualquier cosa. Una vez tuvo intimidad con una mujer en el pasillo de la facultad. La voz de Sara se torna grave.—Para él no hay chica que se le resista por mucho tiempo, excepto tú. —Su amiga le responde.Mientras ellas continúan charlando acerca de Victoria y Miguel Ángel, Diego se coloca sorpresivamente en la parte de atrás donde está Sara y le tapa los ojos con sus largas man
Cuando terminan el desayuno, Diego la lleva a casa y aprovecha para hablar un momento con el doctor Néstor. Todos están felices, pero Sara no, algo en su interior le dice que no confíe en este hombre.Finalmente, Diego se va. Sara y su padre se dirigen a la sala para charlar un rato.«Tarde o temprano vas a ser mía, Sara. Desde el primer momento en que te vi, estoy loco por hacerte el amor y disfrutar de tu virginidad». Diego pronuncia estas palabras llenas de soberbia y seguridad.Miguel Ángel, que es un verdadero casanova, y Diego, que es un conquistador de vírgenes, pretenden a la ingenua e inocente Sara. Estos lobos rapaces quieren devorar viva a la pobre oveja.—Sarita, mi amor, no sabes cuánto me hace feliz verte junto a Diego. Es mi sueño que formalicéis vuestra relación y luego os caséis. —Su padre expresa un gesto lleno de dicha.—Papá, solo salí a desayunar con Diego porque me invitó. Tú sabes que mis prioridades ahora mismo son mis estudios y el trabajo en la petrolera. —Le
Después de hacer el equipaje, los tres van en limusina hasta un inmenso rancho donde hay una pista de aterrizaje. El doctor Néstor tiene un avión privado para viajes de negocios y otro para viajes de ocio.Sara se impresiona al ver los lujosos e imponentes aviones de su padre; Victoria, por su parte, es la primera en subir, junto con varios empleados que estarán pendientes de ella para complacer todos sus caprichos.—Papá, estoy impresionada por estos aviones privados, nunca me he subido a uno en mi vida. —Su tono es alto y largo, demostrando admiración.—Me alegro de que te agraden, mi amor, y este es solamente nuestros primeros viajes juntos, ya que en el futuro tendremos muchos más, no solo de ocio, sino también de negocios. —La expresión de su rostro refleja intensidad y vitalidad.—Gracias, papá, eres el mejor. Sara le abraza a su padre con cariño.—Mi amor, me haces emocionar. —Una lágrima cae por su rostro.—Solo hace falta mamá para completar nuestra felicidad. —Le dice ella.