— ¿Quién es usted, señorita? —le pregunta el doctor, con curiosidad en el semblante.—Buenas noches, doctor. Mi nombre aquí no importa, lo que deseo es donar mi sangre a aquel joven que la necesita con urgencia. —le dice ella en voz baja.— ¿Conoce usted al joven Miguel Ángel?—Lo conozco, pero no quiero que sepa que le he salvado la vida. Quiero que esta transfusión de sangre quede en el anonimato. La voz de ella se torna seria.—Tiene usted idea de todo lo que hemos hecho para tratar de conseguir esas tres pintas de sangre de ese tipo tan raro en el mundo. —Él le replica con voz fuerte.—Su tipo de sangre es Rh nulo, también conocido como «sangre dorada». — ¿Verdad? —Le contesta ella con seguridad.— ¿Me está hablando en serio, señorita? Él sigue dudando de sus palabras.—Si quiere, en este mismo instante hágame un análisis para conocer mi tipo de sangre.El médico, sin pensarlo dos veces, la lleva al laboratorio para hacerle un análisis de sangre.Diez minutos después, el resultado
—Doctor, ¿podría decirme quién donó su sangre? —Debo agradecerle de corazón. —le pregunta Victoria, esperando con ansiedad la respuesta.—El donante ha preferido permanecer en el más absoluto anonimato. Debo respetar su voluntad. —le responde el doctor con seriedad.Victoria, al recibir la inesperada pero milagrosa noticia, se abraza con su tío, que la consuela diciéndole que la esperanza es lo último que se pierde.En la habitación donde Miguel Ángel yacía con varios tubos en las venas, los enfermeros se preparaban para realizar la tan esperada transfusión de sangre.El médico trae las bolsas de sangre necesarias para la transfusión. Los familiares de Miguel Ángel y Victoria esperan en el exterior. Todos están nerviosos esperando el momento en que el doctor salga con el resultado.Casi han pasado tres horas y todo permanece en silencio hasta que una enfermera sale. Victoria se acerca de inmediato para preguntarle por el estado de salud de su amado Miguel.— ¿Cómo está Miguel? ¿Result
Después de la visita de Victoria, los padres y algunos amigos de Miguel Ángel entran en la sala de recuperación para verlo.Al llegar al trabajo, vuelve a ser la misma cruel y fría jefa. Lo primero que hace es ir personalmente a la zona de limpieza, donde está Pamela, para humillarla de nuevo.— ¿Por qué tienes esa cara de amargada? —le dice Victoria, viendo con asco a Pamela.—Buenos días, señorita Victoria. —Estoy bien, un poco cansada, pero bien. Responde con voz tímida.—O sea que estás cansada, no debería estarlo. Aquí todos trabajan con buen ánimo. ¡Cuidado con esas actitudes tuyas! No es mi intención echarte del trabajo, pero si sigues con esa actitud, te pediré la renuncia. Tras decir esto, se da la vuelta con cierta frialdad.El semblante de Pamela se torna triste por seguir recibiendo humillaciones por parte de Victoria.De igual manera, amenaza o despide a gente de otros departamentos a su antojo. Muchos en la empresa desean que Victoria sea destituida de su cargo. Esperan
— ¡Guadalupe, ella es nuestra.....! ¡Ella es nuestra......! —Le dice aquel hombre con lágrimas y profunda tristeza en sus ojos.— ¡Cállate, Néstor! No te atrevas a decir ni una palabra más o nunca te perdonaré. —Contesta ella con severidad y firmeza.—Debe saber la verdad, no se la niegues, te lo imploro por amor a Dios. —Aquel hombre insiste con un arrepentimiento sincero.—Ya me has hecho demasiado daño, ¡vete de aquí! Deja en paz a mi hija. —El semblante de doña Guadalupe se torna impetuoso y exaltado.—No me la niegues, te lo suplico. —La voz del desdichado hombre está llena de angustia y desesperación.Su abnegada madre, al no poder resistir la presencia del anciano, lo echa a empujones hasta la puerta de salida, mientras él le ruega perdón. Terminada la penosa circunstancia, ella se pone a llorar en brazos de su querida hija. Ella está confundida, no comprende la relación que su madre tuvo hace muchos años con aquel triste anciano.— ¡Mamá, no sufras! No es justo que te pongas a
«Este hombre está loco, mi madre dijo hace años que mi padre murió en un accidente. Seguramente es un viejo borracho que intenta conquistar a chicas guapas con su vana labia y dinero». Ella dice en sus adentros.Sara al terminar de pasearse por el parque central de Madrid, ve un lujoso coche negro con cristales ahumados. Cuatro hombres vestidos con trajes oscuros lo están custodiando; parecen guardaespaldas. El anciano se dirige al coche con lágrimas en los ojos. Sara se turba por un momento, pero decide no acercarse, ya que si resulta ser su padre, que hace mucho tiempo atrás había causado un gran daño a su madre, ¡no estaría dispuesta a perdonarlo!Sara fue testigo de cómo doña Guadalupe lloraba amargamente en varias ocasiones. Noches y noches sin dormir, ataques de pánico y ojeras de tanto llorar. El dolor que había sufrido no tenía parangón.Finalmente, Sara regresa por última vez a su casa de Madrid para mudarse con su madre y tía a Brahui. Todas ellas parten hacia el pequeño pue
—Tu abuelo, Abdul Dahdal, me alejó de tu madre al enterarse de que estaba esperando un hijo mío. Su fanatismo por la religión y sus costumbres hicieron que no volviese a verla. Los ojos de Néstor, su padre, se ponen vidriosos.—No puedo creer lo que usted me acaba de decir. El semblante de Sara denota asombro y, a la vez, confusión.—Sin embargo, hija mía, hice todo lo posible para arreglar la situación, pero la obstinación de tu abuelo fue excesiva cuando me amenazó con muerte si no me alejaba de ustedes. Tuve que huir a América. —Su rostro está lleno de lágrimas.—No sé qué decirle, necesito tiempo para asimilar todas estas verdades que me acaba de revelar. —Continúa Sara apesadumbrada.—Hay algo más que debes saber, Sarita: ¡tengo cáncer! Es posible que no tenga mucho tiempo de vida. Es mi deseo pasar con los seres que realmente amo: tú, Guadalupe y mí querida sobrina Victoria.Ustedes son lo único valioso que tengo en esta vida. Mi ilusión es disfrutar de estos últimos años con us
Cuando se acerca al doctor Néstor, este la presenta a Sara, como su legítima hija.—Sarita, esta es mi querida sobrina Victoria, en quien me complazco. —Dice el doctor Néstor con regocijo.—Es un gusto conocerla, Victoria. —Le dice Sara con una cálida sonrisa.—Tío Néstor, ¿quién es esta naca? —Le dice con aires de superioridad.—Victoria, ten un poco más de consideración con mi hija Sara. Es mi anhelo que las dos se lleven bien, es lo más preciado que tengo en mi vida. —Le contesta con una sonrisa.—Esa naca es tu hija. ¿De dónde salió? ¿Acaso es una chiquilla que solo quiere sacarte dinero? —Le responde con palabras despectivas.—Es una historia larga de contar, pero ahora quiero que sean como hermanas, ya que a las dos las estimo mucho. —Néstor le contesta con el semblante serio.En su interior, Victoria está enfadada porque sabe que ha llegado a su vida una peligrosa enemiga. Ella quiere heredar todo de su tío y no va a permitir que una desconocida se salga con la suya.—Hola, Sar
Mientras tanto, Sara escucha la conversación y nota en los dos cierta afinidad: son atractivos, hijos de millonarios, jactanciosos, ambiciosos y presumidos. Son perfectos el uno para el otro, por lo que Sara preferiría que estos dos se hicieran pareja y la dejaran en paz.Sara y sus compañeros empiezan a hacer el trabajo de Finanzas; Miguel Ángel aún se demora un poco porque sigue conversando con Victoria.Sara está algo incómoda y para no hacer notar, se adelanta con sus compañeros de grupo para empezar la tarea; pasan varios minutos hasta que Miguel viene con sus aires de conquistador.— ¡Es una hembra espectacular tu querida prima!, ni en lo más mínimo te pareces a ella. —Miguel esboza una sonrisa cruel.— ¡Chaval, dedícate a dirigir al grupo para acabar la tarea de una vez! ¡Majadero! ¿Quieres que te dé otra bofetada? —Sara al tener tanta rabia, sus mejillas se ponen rojas.Una de las compañeras de Sara le advierte que no le siga la corriente, que se está portando así con su nuev