Se miró las manos confundida ¿Que estaba haciendo? Tenía un puñal de cristal y lo dirigía a su cuerpo, trato de detenerlo, pero no pudo. No tenía control sobre sus acciones.
Miró al hombre que estaba frente a ella, no lo reconocía, todo era extraño y confuso. Buscó con desespero con la mirada a sus hijos, pero no los encontró. Las lágrimas empezaron a caer de sus ojos al comprender que no saldría con vida de allí.
Sintió el frío puñal entrar en su piel hiriéndola en el abdomen, se miró las manos y vio mucha sangre allí, ella misma se había apuñalado.
El hombre la miró sonriente y le tendió la mano para recibir el arma, ella se la entregó sin decir nada, no podía hacerlo. Su cuerpo se precipitó hacia el suelo, cerró los ojos con miedo. No entendía qué estaba pasando, escucho como se acercaban a ella corriendo y después sintió un insoportable dolor en todo su cuerpo.
¿Qué le estaban haciendo?
Sentía como si le arrancaran la piel. Grito de dolor sin poder detenerlo.
Entre todo el ruido alcanzó a oír el llanto de alguien, intento ver de quien se trataba, pero las lágrimas entorpecieron su visión. Una luz dorada entre toda aquella oscuridad llamó su atención, pertenecía alguien, no lograba ver quien era, pero se sintió aliviada.
-Te amo mamá- escuchó una voz perdida entre el ruido, un llanto silencioso y asustado. Intento estirar su mano hacia la voz, pero su cuerpo dejo de responder y cerró los ojos sin querer hacerlo. Sentía la fuerza menguar. No pudo luchar contra el dolor y dejó que la oscuridad la embarga, respiro una última vez y sintió el frio silencio de la muerte y el alivio después de dolor, un último pensamiento…
Mein... y después nada quedo.
Todo había acabado…
Atacaban el palacio de los piratas, todo era caos y confusión. La pequeña Arelis sabía que aún no estaba lista para ayudar en una guerra, su entrenamiento aun no finalizaba. Sin embargo, los paganos eran muchos, de ese modo no quedaría nadie en aquel reino al caer la tarde.Ella salió de su escondite ignorando las advertencias de sus compañeros, tomó sus armas de estudio y corrió hacia donde estaba su instructora, la cual estaba a punto de ser asesinada. Varios hombres la rodeaban y su cuerpo estaba basta
Al príncipe pirata le gustaba observa cómo entrenaba Arelis. Con el paso de los años había desarrollado una fascinación por la joven. Recordaba claramente cómo ella le había salvado la vida cuando el palacio fue asaltado por paganos. Una pequeña con tan solo once años había demostrado que daría la vida por protegerlo y eso siempre le pareció admirable.Hacía tiempo había empezado a sentir que él también daría la vida por ella y ese sentimiento le asustaba, pues era natural que Arelis lo hiciera, así lo había determinado una dura vida de entrenamiento, ella se había preparado para eso; pero el pirata había cruzado la línea de la admiración, sabía que se estaba enamorando y en cierto modo eso le gustaba, jamás había visto reír a la joven ni romper el protocolo al dirigirse hacia él. Pe
Erick se levantó sobresaltado, había vuelto a tener aquel extraño sueño, en donde se encontraba en brazos de una joven de cabello rubio y profundos ojos verdes. En el sueño ambos eran perseguidos por unos seres de piel amarilla y ojos totalmente negros, había escuchado hablar de esos seres, les llamaban “Los monstruos paganos”. Se decía que eran carnívoros y no tenían piedad de nadie. Por fortuna los guardianes de magia se encargaban de aquellos seres y los mantenían lejos de la familia pirata. Pero a pesar de encontrarse seguro en su habitación, sentía como si estuviera siendo vigilado y aquella noche Arelis no estaba allí para cuidarlo como siempre lo hacía. Ese día en la tarde, gran parte de los guardianes habían salido hacia la costa como refuerzos, para apoyar al ejercito pirata contra la guerra contra los rebeldes. Una parte del pueblo pirata, se ha
El príncipe se paseaba por el balcón impaciente, hacía más de dos días que los guardianes habían salido junto con los soldados a neutralizar los rebeldes y desde entonces no había tenido noticia alguna de la guardiana. Se llevó nuevamente la uña del pulgar a la boca y la mordió en un acto de desespero, le parecía frustrante no poder salir del palacio y más frustrante aún el hecho de que su padre no le diera noticias de los guardianes, solo le decía cosa de cómo iba la guerra cosa que a Erick no le importaba.Alzó su mirada hacia las torres de los vigías, no podía ver nada más allá de la pared y el espeso cielo azul que se iba oscureciendo con el paso de las horas dando fin así a un tercer día.Se sentó en su silla y siguió observando la puerta oeste con la esperanza de que en cualquier momento Arelis ent
El príncipe se paseaba por el balcón impaciente, hacía más de dos días que los guardianes habían salido junto con los soldados a neutralizar los rebeldes y desde entonces no había tenido noticia alguna de la guardiana. Se llevó nuevamente la uña del pulgar a la boca y la mordió en un acto de desespero, le parecía frustrante no poder salir del palacio y más frustrante aún el hecho de que su padre no le diera noticias de los guardianes, solo le decía cosa de cómo iba la guerra cosa que a Erick no le importaba.Alzó su mirada hacia las torres de los vigías, no podía ver nada más allá de la pared y el espeso cielo azul que se iba oscureciendo con el paso de las horas dando fin así a un tercer día.Se sentó
El joven permaneció en su sitio como su padre le indicó, se moría de ganas por hablar con Arelis, pero no podía desobedecer las órdenes de su padre, así que se mantuvo allí durante un par de horas mientras terminaba de entrar el ejército, cuando finalmente terminó todo el desfile de guerreros se apresuró a llegar a patio de entrenamiento.-¡Arelis!- grito al visualizarla entre la multitud, ya se había cambiado y tenía puesta su ropa habitual. Ella caminó hacia él dejando lo que estaba haciendo por el momento, sus armas podían esperar, pero ignorar la orden de alguien de la familia real recibía como castigo la muerte.-Señor- lo saludo con una reverencia como se acostumbraba, él parecía ansioso por decir algo, pero en vez de eso se le lanzo encima sin tiempo de reaccionar y la abrazo-¡Gracias al cielo estas bien!- el pr
Erick había mantenido la distancia de Arelis lo que se le había hecho realmente difícil. La guardiana por su parte había seguido su entrenamiento sin ningún problema, su mano había ido sanando poco a poco. A pesar de que le molestaba y dolía para tomar sus armas no le había dificultado su desempeño en el combate.Un gran estruendo la sacó de su concentración. Estaba atacando el lugar, corrió rápidamente a recoger el resto de sus armas. Visualizó a lo lejos como la puerta del palacio caía y un grupo de guerreros piratas entraban. Se apresuró a subir a la habitación del príncipe tenía que sacarlo de allí lo más rápido posible, el joven aún seguía bajo su cuidado.Erick estaba recostado en su cama cuando oyó el estruendo de la puerta al caer, se levantó r&aacu
Erick poso sus labios sobre los de ella, temió que ella lo apartara pero no lo hizo así que se animó a subir su mano hasta el suave rostro de la joven. Al principio Arelis no supo cómo reaccionar, pero pronto se dejó llevar, no quería aceptarlo, pero sabía qué hacía mucho había dejado de ser neutral respecto al príncipe; aunque apenas acababa de ser consciente de ese hecho.Erick la beso de una forma delicada como si temiera romperla, su boca acarició los labios de la joven. Su corazón latía tan rápido que podía sentirlo casi en la garganta, todo aquello parecía irreal; el hecho de que sus labios se movieran en un mismo compás, el sólo hecho de estaría besando le parecía tan irreal, temía que fuera un sueño y en cualquier momento despertara,