Arelis se giró con miedo al escuchar la orden del rey Nakor; corrió tomando con fuerza al rey del brazo para que no se quedará atrás y lo llevó hasta la salida. La guardiana había logrado sacar del camino a cada uno de los paganos que se le enfrentaban a pesar de sus heridas aún podía luchar. Arelis sabía que no podría llevar al rey hasta la cabaña, tenía que detener a los paganos y ganar tiempo para que el rey lo hiciera, quedarse atrás podría significar su muerte pero ir con él sería asegurar la de ambos.
Arelis subió la colina con prisa mientras dejaban atrás el campamento de los paganos y se giró hacia el rey fatigada mientras le entregaba una espada.
-Tiene que irse- le indico girandolo hacia el bosque mientras lo empujaba
-Samir-Señora - respondió el príncipe poniéndose de pie-¿Dónde está tu padre?- preguntó con curiosidad la reina al ver el trono vacío-Dijo que tenía algo que hacer- respondió mientras le daba la mano a la mujer para que se sentara junto a él- ha estado muy ocupado buscando al pirata y a la guardiana- la reina suspiró cansada y miró al joven con cariño-Algun dia cuando seas rey no hagas lo mismo que tu padre…- dijo acariciando el rostro del príncipe- uno nunca debe arriesgar a la familia por nada, ni siquiera por venganza-Mi padre nos cuida mamá, él no dejaría que nada nos pasara- dij
El pecho le dolía, respiro con angustia como si llevara mucho tiempo sin hacerlo, abrió los ojos y la luz le cegó. Miro hacia alrededor no reconocía el lugar ¿Donde estaba? ¿Que había sucedido?-Finalmente has despertado- hablaron desde la puerta, un par de ojos azules lo miraron feliz bajo esa máscara- habías muerto pero ahora estas aqui- se llevó las manos a la cabeza, no entendía nada, se recostó en la cama tratando de recuperarse, todo era tan estraño y tan confuso ¿Por qué estaba con Nakor?El viejo pirata se sentó frente a su cabaña a mirara las gigantescas olas que se aproximaban a la costa, su momento había llegado era consciente. Sabía que todo aquello era su culpa, había provocado que tod
Se miró las manos confundida ¿Que estaba haciendo? Tenía un puñal de cristal y lo dirigía a su cuerpo, trato de detenerlo, pero no pudo. No tenía control sobre sus acciones. Miró al hombre que estaba frente a ella, no lo reconocía, todo era extraño y confuso. Buscó con desespero con la mirada a sus hijos, pero no los encontró. Las lágrimas empezaron a caer de sus ojos al comprender que no saldría con vida de allí. Sintió el frío puñal entrar en su piel hiriéndola en el abdomen, se miró las manos y vio mucha sangre allí, ella misma se había apuñalado. El hombre la miró sonriente y le tendió la mano para recibir el arma, ella se la entregó sin decir nada, no podía hacerlo. Su cuerpo se precipitó hacia el suelo, cerró los ojos con miedo. No entendía qué estaba pasando, escucho como se acercaban a ella corriendo y después sintió un insoportable dolor en todo su cuerpo. ¿Qué le estaban haciendo?
Atacaban el palacio de los piratas, todo era caos y confusión. La pequeña Arelis sabía que aún no estaba lista para ayudar en una guerra, su entrenamiento aun no finalizaba. Sin embargo, los paganos eran muchos, de ese modo no quedaría nadie en aquel reino al caer la tarde.Ella salió de su escondite ignorando las advertencias de sus compañeros, tomó sus armas de estudio y corrió hacia donde estaba su instructora, la cual estaba a punto de ser asesinada. Varios hombres la rodeaban y su cuerpo estaba basta
Al príncipe pirata le gustaba observa cómo entrenaba Arelis. Con el paso de los años había desarrollado una fascinación por la joven. Recordaba claramente cómo ella le había salvado la vida cuando el palacio fue asaltado por paganos. Una pequeña con tan solo once años había demostrado que daría la vida por protegerlo y eso siempre le pareció admirable.Hacía tiempo había empezado a sentir que él también daría la vida por ella y ese sentimiento le asustaba, pues era natural que Arelis lo hiciera, así lo había determinado una dura vida de entrenamiento, ella se había preparado para eso; pero el pirata había cruzado la línea de la admiración, sabía que se estaba enamorando y en cierto modo eso le gustaba, jamás había visto reír a la joven ni romper el protocolo al dirigirse hacia él. Pe
Erick se levantó sobresaltado, había vuelto a tener aquel extraño sueño, en donde se encontraba en brazos de una joven de cabello rubio y profundos ojos verdes. En el sueño ambos eran perseguidos por unos seres de piel amarilla y ojos totalmente negros, había escuchado hablar de esos seres, les llamaban “Los monstruos paganos”. Se decía que eran carnívoros y no tenían piedad de nadie. Por fortuna los guardianes de magia se encargaban de aquellos seres y los mantenían lejos de la familia pirata. Pero a pesar de encontrarse seguro en su habitación, sentía como si estuviera siendo vigilado y aquella noche Arelis no estaba allí para cuidarlo como siempre lo hacía. Ese día en la tarde, gran parte de los guardianes habían salido hacia la costa como refuerzos, para apoyar al ejercito pirata contra la guerra contra los rebeldes. Una parte del pueblo pirata, se ha
El príncipe se paseaba por el balcón impaciente, hacía más de dos días que los guardianes habían salido junto con los soldados a neutralizar los rebeldes y desde entonces no había tenido noticia alguna de la guardiana. Se llevó nuevamente la uña del pulgar a la boca y la mordió en un acto de desespero, le parecía frustrante no poder salir del palacio y más frustrante aún el hecho de que su padre no le diera noticias de los guardianes, solo le decía cosa de cómo iba la guerra cosa que a Erick no le importaba.Alzó su mirada hacia las torres de los vigías, no podía ver nada más allá de la pared y el espeso cielo azul que se iba oscureciendo con el paso de las horas dando fin así a un tercer día.Se sentó en su silla y siguió observando la puerta oeste con la esperanza de que en cualquier momento Arelis ent
El príncipe se paseaba por el balcón impaciente, hacía más de dos días que los guardianes habían salido junto con los soldados a neutralizar los rebeldes y desde entonces no había tenido noticia alguna de la guardiana. Se llevó nuevamente la uña del pulgar a la boca y la mordió en un acto de desespero, le parecía frustrante no poder salir del palacio y más frustrante aún el hecho de que su padre no le diera noticias de los guardianes, solo le decía cosa de cómo iba la guerra cosa que a Erick no le importaba.Alzó su mirada hacia las torres de los vigías, no podía ver nada más allá de la pared y el espeso cielo azul que se iba oscureciendo con el paso de las horas dando fin así a un tercer día.Se sentó