Erick se levantó sobresaltado, había vuelto a tener aquel extraño sueño, en donde se encontraba en brazos de una joven de cabello rubio y profundos ojos verdes. En el sueño ambos eran perseguidos por unos seres de piel amarilla y ojos totalmente negros, había escuchado hablar de esos seres, les llamaban “Los monstruos paganos”. Se decía que eran carnívoros y no tenían piedad de nadie. Por fortuna los guardianes de magia se encargaban de aquellos seres y los mantenían lejos de la familia pirata. Pero a pesar de encontrarse seguro en su habitación, sentía como si estuviera siendo vigilado y aquella noche Arelis no estaba allí para cuidarlo como siempre lo hacía. Ese día en la tarde, gran parte de los guardianes habían salido hacia la costa como refuerzos, para apoyar al ejercito pirata contra la guerra contra los rebeldes. Una parte del pueblo pirata, se había revelado, exigiendo la salida de los magos del territorio pirata.
Erick tomo su abrigo y se asomó al balcón, la noche era fresca y llena de estrellas, aquella vista le genero un sentimiento de haber vivido aquello antes, constantemente sentía que había vivido instantes de su vida antes. Cerro los ojos tratando de calmarse y nuevamente apareció en su cabeza la imagen de la hermosa joven, tenía la impresión de que la conocía, pero en toda su vida jamás la había visto. Sin embargo, sabía que odiaba a esa mujer, aunque no sabía la razón.
Abrió los ojos cansado, las últimas noches aquellos extraños sueños se repetían constantemente. Se veía siendo rey, pero no en el trono, si no escondido y siendo buscado por sus enemigos, sintió miedo al pensar que algún día algo como aquello podría llegar a suceder. Tomo una copa de agua y el cansancio lo asalto, de nuevo, se dirigió de muevo a su cama, intento dormir, pero se sentía muy inquieto para hacerlo, así que tomo uno de aquellos libros que su padre le había regalado hacia un par de años y lo desempolvo. Cuando era mucho más joven aquel libro no le había llamado la atención, pero esa noche no tenía mucho más que hacer que esperar a que amaneciera.
La hija de la noche, era el nombre de aquel libro, había una leyenda popular en tierra de los elfos que hablaba de una salvadora de los seres mágicos, alguien que vencería a los magos, aquella persona seria una mujer y seria conocida como “La hija de la noche”.
Erick nunca fue de creer en mitos y leyendas, incluso a veces dudaba de que realmente Magia existiera. Aun así, escéptico y todo, abrió el libro y empezó a leer. En la primera página había una frase que le llamo la atención “Y el mar aborreció a su creación cuando este se enamoró de la noche
“La misma noche entrego en manos de su hija la vara de las sombras, pero no pensó que la oscuridad viviría por siempre en ella” un escalofrió recorrido su piel, se giró al sentir que lo miraban, pero allí no había nadie, cerro el libro y lo dejo en la mesa, pensó que quizás era cierto lo que los viejos piratas decían, leer a altas horas de la noche atraía a los Errantes, piratas que se habían perdido en el mar producto de la maldición de los piratas. Hacía mucho no sentía un miedo así, prefirió volver a su lecho y miro la noche a través de las ventanas esperando que el sueño llegara.
Y el mar aborreció a su creación… aquellas palabras se repitieron en su cabeza como si anunciara una trágica noticia. Un estruendo lo hizo estremecer, un rayo ilumino el horizonte y el aroma del mar cuando se arrebata inundo su habitación, se levantó de nuevo para cerrar las persianas. Ese día la noche parecía más oscura, era como si la noche lo mirara y el no pudiera verla, eso lo llenaba de temor. Una vez cerradas las cortinas se volvió hacia su cama, pero no vio en la mesa el libro que había estado leyendo, estaba seguro que lo había dejado allí, miro algo temeroso su habitación y esa sensación de estar siendo vigilado no se marchó, decidió salir de la habitación y buscara a su padre, cuando Arelis no estaba, solo podía sentirse seguro con su padre.
Camino a la habitación del rey, el príncipe se detuvo al escuchar murmullos, no eran humanos, era como si el mar le hablará, la luz de la luna se filtró por las ventanas provocándole una sensación mucho más extraña, no había visto la luna al cerrar las cortinas. Camino con rapidez por el pasillo, que tenía una apariencia siniestra esa noche. Se dio cuenta que el pasillo estaba totalmente solo, no había ni un guardia allí, solo ese murmullo sordo que cobro sentido ante sus oídos.
la oscuridad viviría por siempre en ella
Sintió una mano fría en su hombro, se giró sobresaltado y ante la sensación de caer despertó.
-¡Padre!- dijo tan pronto vio el rostro del rey mirarlo con preocupación, se sentó, estaba agitado, había sido solo, un sueño muy real.
-La guardia no pudo despertarte, repetidas algo en otro idioma Erick… ¿Que soñabas?- Erick frunció el entrecejo. Intento recordar su reciente sueño, pero todo se había esfumado, todo menos una frase.
Y el mar aborreció a su creación…
-No lo sé padre- respondió angustiado al no poder recordarlo- pero fue aterrador
El príncipe se paseaba por el balcón impaciente, hacía más de dos días que los guardianes habían salido junto con los soldados a neutralizar los rebeldes y desde entonces no había tenido noticia alguna de la guardiana. Se llevó nuevamente la uña del pulgar a la boca y la mordió en un acto de desespero, le parecía frustrante no poder salir del palacio y más frustrante aún el hecho de que su padre no le diera noticias de los guardianes, solo le decía cosa de cómo iba la guerra cosa que a Erick no le importaba.Alzó su mirada hacia las torres de los vigías, no podía ver nada más allá de la pared y el espeso cielo azul que se iba oscureciendo con el paso de las horas dando fin así a un tercer día.Se sentó en su silla y siguió observando la puerta oeste con la esperanza de que en cualquier momento Arelis ent
El príncipe se paseaba por el balcón impaciente, hacía más de dos días que los guardianes habían salido junto con los soldados a neutralizar los rebeldes y desde entonces no había tenido noticia alguna de la guardiana. Se llevó nuevamente la uña del pulgar a la boca y la mordió en un acto de desespero, le parecía frustrante no poder salir del palacio y más frustrante aún el hecho de que su padre no le diera noticias de los guardianes, solo le decía cosa de cómo iba la guerra cosa que a Erick no le importaba.Alzó su mirada hacia las torres de los vigías, no podía ver nada más allá de la pared y el espeso cielo azul que se iba oscureciendo con el paso de las horas dando fin así a un tercer día.Se sentó
El joven permaneció en su sitio como su padre le indicó, se moría de ganas por hablar con Arelis, pero no podía desobedecer las órdenes de su padre, así que se mantuvo allí durante un par de horas mientras terminaba de entrar el ejército, cuando finalmente terminó todo el desfile de guerreros se apresuró a llegar a patio de entrenamiento.-¡Arelis!- grito al visualizarla entre la multitud, ya se había cambiado y tenía puesta su ropa habitual. Ella caminó hacia él dejando lo que estaba haciendo por el momento, sus armas podían esperar, pero ignorar la orden de alguien de la familia real recibía como castigo la muerte.-Señor- lo saludo con una reverencia como se acostumbraba, él parecía ansioso por decir algo, pero en vez de eso se le lanzo encima sin tiempo de reaccionar y la abrazo-¡Gracias al cielo estas bien!- el pr
Erick había mantenido la distancia de Arelis lo que se le había hecho realmente difícil. La guardiana por su parte había seguido su entrenamiento sin ningún problema, su mano había ido sanando poco a poco. A pesar de que le molestaba y dolía para tomar sus armas no le había dificultado su desempeño en el combate.Un gran estruendo la sacó de su concentración. Estaba atacando el lugar, corrió rápidamente a recoger el resto de sus armas. Visualizó a lo lejos como la puerta del palacio caía y un grupo de guerreros piratas entraban. Se apresuró a subir a la habitación del príncipe tenía que sacarlo de allí lo más rápido posible, el joven aún seguía bajo su cuidado.Erick estaba recostado en su cama cuando oyó el estruendo de la puerta al caer, se levantó r&aacu
Erick poso sus labios sobre los de ella, temió que ella lo apartara pero no lo hizo así que se animó a subir su mano hasta el suave rostro de la joven. Al principio Arelis no supo cómo reaccionar, pero pronto se dejó llevar, no quería aceptarlo, pero sabía qué hacía mucho había dejado de ser neutral respecto al príncipe; aunque apenas acababa de ser consciente de ese hecho.Erick la beso de una forma delicada como si temiera romperla, su boca acarició los labios de la joven. Su corazón latía tan rápido que podía sentirlo casi en la garganta, todo aquello parecía irreal; el hecho de que sus labios se movieran en un mismo compás, el sólo hecho de estaría besando le parecía tan irreal, temía que fuera un sueño y en cualquier momento despertara,
Arelis había logrado sacar al príncipe Erick de los escombros producidos por el incendio, sin embargo, no había logrado sacarlo ileso. Las llamas habían causado grandes heridas en su cuerpo y en el del príncipe, sin embargo, el dolor había pasado a un segundo plano al ser consciente de que había fallado en protegerlo.Preocupada por el estado del príncipe se había dirigido rápidamente con él al salón de cuidados, temía encontrarse con los asaltantes porque si eso sucedía seguramente lograrían matarla.Tan pronto llegaron al salón Arelis se detuvo al ver gran cantidad de guerreros y guardianes heridos, al cruzar la puerta todas las miradas colleron en ella y en el príncipe, al entender la sorpresa de todos, soltó al príncipe
El tiempo que no vio a Arelis se le hizo eterno, ya había pasado una semana desde lo sucedido con Arelis y desde que ella lo había llevado a el salón de cuidados; no había vuelto a verla desde entonces y por desgracia esa tarde se llevaría a cabo la ceremonia de asignación de guardián. Arelis se convertiría en guardián del rey y Judasan un hombre mayor que él, se haría cargo de su seguridad.Faltaban pocos minutos para que iniciara la transferencia de guardián. Ya Erick estaba vestido y aunque no estaba listo ya estaba preparado, sabía que aquello era lo mejor para él y para Arelis, pero no pudo evitar sentirse desolado al pensar que la hermosa guardiana ya no haría parte de su vida de ninguna forma.El tiempo pasó bastante rápido e
-Quiero que seas sincera de verdad- indicó con voz desanimada- tú sabes lo que paso hace una semana- indicó- no digas que no sientes nada por mí, dejaste que te besara ¿porque lo harías si fuera de esa manera?- Arelis miró su mano culpable, la marca de magia allí le recordaba lo que no podía hacer, pero era difícil saber qué es lo que estaba haciendo. No podía permitirse sentir cuando estaba en juego la vida de la otra persona también, y entonces se dio cuenta de algo ¿Qué pasaría si ya sentía algo por el príncipe? ¿Y si no era capaz de detener esos sentimientos? Eventualmente el príncipe moriría y todo sería su culpa, de cualquier manera, ya no estaba segura de que el príncipe se encontrara fuera de peligro, ¿Cómo podría dominar esas emociones que no sabía si tenía?- Arelis no es malo sentir, sé que hay una solución para esto, una solución donde tú ni yo salgamos perjudicados. -Ya le dije la verdad- resp