El joven permaneció en su sitio como su padre le indicó, se moría de ganas por hablar con Arelis, pero no podía desobedecer las órdenes de su padre, así que se mantuvo allí durante un par de horas mientras terminaba de entrar el ejército, cuando finalmente terminó todo el desfile de guerreros se apresuró a llegar a patio de entrenamiento.
-¡Arelis!- grito al visualizarla entre la multitud, ya se había cambiado y tenía puesta su ropa habitual. Ella caminó hacia él dejando lo que estaba haciendo por el momento, sus armas podían esperar, pero ignorar la orden de alguien de la familia real recibía como castigo la muerte.
-Señor- lo saludo con una reverencia como se acostumbraba, él parecía ansioso por decir algo, pero en vez de eso se le lanzo encima sin tiempo de reaccionar y la abrazo
-¡Gracias al cielo estas bien!- el pr
Erick había mantenido la distancia de Arelis lo que se le había hecho realmente difícil. La guardiana por su parte había seguido su entrenamiento sin ningún problema, su mano había ido sanando poco a poco. A pesar de que le molestaba y dolía para tomar sus armas no le había dificultado su desempeño en el combate.Un gran estruendo la sacó de su concentración. Estaba atacando el lugar, corrió rápidamente a recoger el resto de sus armas. Visualizó a lo lejos como la puerta del palacio caía y un grupo de guerreros piratas entraban. Se apresuró a subir a la habitación del príncipe tenía que sacarlo de allí lo más rápido posible, el joven aún seguía bajo su cuidado.Erick estaba recostado en su cama cuando oyó el estruendo de la puerta al caer, se levantó r&aacu
Erick poso sus labios sobre los de ella, temió que ella lo apartara pero no lo hizo así que se animó a subir su mano hasta el suave rostro de la joven. Al principio Arelis no supo cómo reaccionar, pero pronto se dejó llevar, no quería aceptarlo, pero sabía qué hacía mucho había dejado de ser neutral respecto al príncipe; aunque apenas acababa de ser consciente de ese hecho.Erick la beso de una forma delicada como si temiera romperla, su boca acarició los labios de la joven. Su corazón latía tan rápido que podía sentirlo casi en la garganta, todo aquello parecía irreal; el hecho de que sus labios se movieran en un mismo compás, el sólo hecho de estaría besando le parecía tan irreal, temía que fuera un sueño y en cualquier momento despertara,
Arelis había logrado sacar al príncipe Erick de los escombros producidos por el incendio, sin embargo, no había logrado sacarlo ileso. Las llamas habían causado grandes heridas en su cuerpo y en el del príncipe, sin embargo, el dolor había pasado a un segundo plano al ser consciente de que había fallado en protegerlo.Preocupada por el estado del príncipe se había dirigido rápidamente con él al salón de cuidados, temía encontrarse con los asaltantes porque si eso sucedía seguramente lograrían matarla.Tan pronto llegaron al salón Arelis se detuvo al ver gran cantidad de guerreros y guardianes heridos, al cruzar la puerta todas las miradas colleron en ella y en el príncipe, al entender la sorpresa de todos, soltó al príncipe
El tiempo que no vio a Arelis se le hizo eterno, ya había pasado una semana desde lo sucedido con Arelis y desde que ella lo había llevado a el salón de cuidados; no había vuelto a verla desde entonces y por desgracia esa tarde se llevaría a cabo la ceremonia de asignación de guardián. Arelis se convertiría en guardián del rey y Judasan un hombre mayor que él, se haría cargo de su seguridad.Faltaban pocos minutos para que iniciara la transferencia de guardián. Ya Erick estaba vestido y aunque no estaba listo ya estaba preparado, sabía que aquello era lo mejor para él y para Arelis, pero no pudo evitar sentirse desolado al pensar que la hermosa guardiana ya no haría parte de su vida de ninguna forma.El tiempo pasó bastante rápido e
-Quiero que seas sincera de verdad- indicó con voz desanimada- tú sabes lo que paso hace una semana- indicó- no digas que no sientes nada por mí, dejaste que te besara ¿porque lo harías si fuera de esa manera?- Arelis miró su mano culpable, la marca de magia allí le recordaba lo que no podía hacer, pero era difícil saber qué es lo que estaba haciendo. No podía permitirse sentir cuando estaba en juego la vida de la otra persona también, y entonces se dio cuenta de algo ¿Qué pasaría si ya sentía algo por el príncipe? ¿Y si no era capaz de detener esos sentimientos? Eventualmente el príncipe moriría y todo sería su culpa, de cualquier manera, ya no estaba segura de que el príncipe se encontrara fuera de peligro, ¿Cómo podría dominar esas emociones que no sabía si tenía?- Arelis no es malo sentir, sé que hay una solución para esto, una solución donde tú ni yo salgamos perjudicados. -Ya le dije la verdad- resp
Arelis llegó hasta el cuarto de armas, se sentía desanimada debido de las palabras del rey. No esperaba que el rey fue tan duro con ella, mucho menos con el príncipe, ella se había encargado de la seguridad del joven desde que era una niña y nunca había fallado en su labor. Se sentó en la banca desanimada y se colocó su uniforme, estaba muy alterada para permanecer allí, necesitaba canalizar todas las emociones que sentía y cazar le permitía hacerlo.Verificó que su daga estuviera en su lugar y abandonó el palacio, el bosque siempre estaba lleno de enemigos y darles muerte les relajaba, sobre todo cuando mataba paganos, los cuales eran los que más problemas daban y lo hacían muy constante. Así que se internó en el bosque, no le tomó mucho tiempo encontrarle la pista a uno. Los
El rey había reunido a todos los trabajadores del palacio y había puesto al príncipe frente a todas las personas.-Por bien de mi hijo- había dicho- si alguno le ve molestando a la joven guardiana Arelis tendrá que informarme de inmediato- al príncipe las medidas que su padre estaba tomando le parecían demasiado extremas, sin embargo solo bajó la cabeza y guardó silencio- si alguien decide encubrir tal comportamiento recibirá como castigo la muerte, y del mismo modo quien cumpla con su labor como es será premiado- el rey observó a su hijo, quien miraba al suelo sin decir una palabra- debemos proteger al futuro rey, y en ocasiones el mayor peligro es uno mismo.Una vez finalizó aquella declaración todos se dirigieron a hacer sus labores, el rey se marchó
Arelis había estado entrenando arduamente para poder ser ascendida, aunque ya tenía el mayor privilegio que podía tener un guardián y era el de pertenecer a la escolta personal del rey. La corte de consejeros le había asignado otro guardián al príncipe y ahora su labor era cuidar del rey, ya no tenía el más mínimo contacto con el joven pirata. A pesar de ya no estar cautiva por la magia, su voluntad le pertenecía al joven quien no lo sabía y ella esperaba que no se enterara, todo lo sucedido en aquella habitación debía quedar allí. Sabía que debió mantenerse neutral como siempre lo había logrado hacer, sin embargó sabía que algo en ella había cambiado y provocar al príncipe había sido su peor error. Equilibro el sable y práctico los nuevos movimientos, tenía que estar preparada para cualquier cosa, los tratados de paz entre los reinos se habían roto y n