Capítulo 37

Edmond.

»Me había tardado un poco más de lo normal, los animales estaban intranquilos. Cuando tomé el camino un sentimiento extraño me hacía mirar hacia atrás y a los lados, a pesar de que no veía nada algo me decía que no estaba sola. En medio del trayecto me interceptaron por la espalda. Alguien me agarró del cabello y luego colocó un paño con alguna sustancia extraña en mi nariz; juro que aún puedo sentir el aroma. Perdí el conocimiento; cuando desperté todo era muy confuso; estaba amordazada sujeta por ambas extremidades y desnuda —sus manos comienzan a temblar, yo tengo un nudo en la garganta, imagino lo que va a decir a continuación—. Estaba aturdida, tal vez aún por la droga, pero sé que escuché más de una voz en ese lugar. Lo sé, porque… porque… —las lágrimas comienzan a brotarle—. No fue un solo hombre el que se abusó de mí.

—Oh, Simone —la abrazo, ella se derrumba en mis brazos—. Lo siento tanto, perdóname por haberte forzado a que me dijeras esto.

—Tenía que hacerlo, no qui
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