Anya estaba frente a ese departamento, oprimió una contraseña en la cerradura electrónica, conocía esa clave, la puerta se abrió al instante.
Ella se adentró, con pasos muy lentos, trató de ser muy cuidadosa solo por no hacer ni un ruido y conservar el aliento.
Sus manos temblorosas tomaron su teléfono, lo puso en silencio, pero activó la cámara de video, estaba dispuesta a todo.
Cuando esos inconfundibles sonidos íntimos resonaron en sus oídos, no tuvo duda alguna, se acercó de puntillas hasta la puerta de la habitación.
No tuvo que hacer mucho esfuerzo, la alcoba estaba abierta de par en par; al entrar había una pared, debía rodearla para ver la cama, siguió muy lenta, y lo que vio a continuación le congeló el corazón.
Sí, era su prometido en la cama con otra mujer, eso no le importaba tanto como la identidad de la amante.
Controló sus impulsos para no saltarles encima con rabia, su sangre no era fría, pero lo intentaba, grabó el video donde se apareció muy bien el rostro de esa mujer, por si cabía duda alguna, su novio Chad Montgomery gritó su nombre.
—¡Eres deliciosa, Bianca!
Sus rostros estaban en el video, ella pudo captarlos, con video, con fotografías.
Cuando tuvo suficiente, dio la vuelta, caminó sin hacer ruido, tanto como pudo, pero cuando salió, no le importó que la puerta hiciera tal ruido, que espantó al par de amantes.
Dieron un brinco de miedo, que les bajó el buen ánimo.
Chad salió de Bianca, se visitó tan rápido como pudo, corrió a ver, la puerta estaba entreabierta.
—¡Alguien nos vio! —exclamó Bianca horrorizada—. Si Emerson se entera, sería mi fin, Chad.
—¡Cálmate! Averiguaré, espera aquí, vístete, debes irte.
La mujer corrió a su alcoba para obedecer.
Anya salió corriendo del edificio, se alegró de que el portero no la hubiese visto, la conocía bien, subió a su auto parqueado a dos cuadras adelante, y manejó de prisa, necesitaba llegar a la Corporación Carrigan.
Ella estaba comprometida en matrimonio con Chad Montgomery desde hace seis meses, los mismos que su hermanastro Emerson Carrigan tenía de matrimonio con Bianca, iban a casarse a fin de mes, pero hoy era la fiesta de compromiso.
Ayer, luego de la cena en casa, Anya quiso romper el compromiso, ella no amaba a Chad; pero no pudo hacerlo, tenía miedo de lo que su madre diría, de hacer sufrir a Chad y las habladurías.
Cuando Chad desapareció de su vista, y dejó su móvil en la mesa, ella lo escuchó sonar con varias notificaciones, supo qué hacía mal, pero poco le importó; lo tomó, revisó, buscaba algo, cualquier cosa que fuera una justificación para terminar con ese compromiso, entonces leyó esos mensajes, eran de un número desconocido y no registrado;
«Te extraño, quiero verte esta noche, mi amor, quiero volver a hacer el amor contigo»
Al leer el último mensaje supo dónde encontrarlos, estaba lista para desenmascarar a Chad Montgomery y terminar con él, sin embargo, jamás esperó el vuelco que daría la historia, nunca esperó que la amante de Chad sería Bianca Carrigan, la esposa de Emerson Carrigan, su hermanastro y su amor prohibido.
Cuando llegó a la Corporación Carrigan, pidió hablar con el CEO Carrigan.
—Ahora está en una junta de inversionistas, señorita Byle, debe esperar —sentenció la asistente.
—¡No puedo esperar! Tengo que verlo ahora mismo, dile que es urgente.
La asistente asintió, tomó su teléfono y llamó. Un segundo después, el CEO respondió.
—Señor Carrigan, su hermana, la señorita Byle está aquí, dice que necesita verlo con urgencia.
Los nervios estaban estrujando el corazón de Anya, sentía que temblaba, pensó si la habían descubierto, necesitaba gritar lo que vio, ella conocía el amor de Emerson por Bianca, tan cegador, que temió que no le creyera, o peor, que la perdonara, tuvo miedo.
—Dile que ahora no puedo atenderla, dile que espere media hora o que vaya a casa, y la veré —dijo el hombre.
La asistente colgó la llamada, miró a la mujer.
—El CEO dice que espere o que la verá después, ahora no puede atenderla.
Anya estaba frustrada, observó la sala de juntas, nunca se atrevería a ser tan descortés con Emerson Carrigan, pero no pudo soportarlo más, caminó hasta ahí.
La asistente quiso detenerla, fue inútil, ella estaba decidida, abrió la puerta de la sala, irrumpiendo repentina.
Emerson alzó la mirada severa sobre ella, estaba desconcertado.
—Anya, ¿Qué haces? Estoy ocupado —sentenció
—Debemos hablar, es urgente, esto es más importante que todos tus negocios.
Emerson frunció el ceño, serio e intrigado, miró a sus socios.
—Arreglen esto sin mí, y háganlo bien, no quiero errores —sentenció, los hombres tenían los rostros débiles, casi asustados, parecían aliviados de su partida, el hombre dirigió a Anya hasta su oficina—. Sígueme, pequeña.
Llegaron hasta su gran oficina, cuando él cerró la puerta, ella sintió que perdió el valor, sus manos temblaban, igual que todo su cuerpo, no era solo que Emerson tenía el efecto de revolucionar su piel, también era que ella le debía destrozar el corazón, eso la mataba por dentro.
Cuando miró sus ojos, estaban llenos de lágrimas.
Emerson la miró con angustia, sintió un miedo que hace mucho no sentía en su vida, bien controlada por él mismo.
—¿Qué pasa, Anya? ¡Estás asustándome, pequeña!
—Es Bianca… ¡Ella es una traidora! ¡Ella es una infiel!
—¡¿Qué demonios estás diciendo, Anya?! —exclamó el hombre desesperado, la rabia brilló en sus grandes ojos, ella quiso retroceder, jamás vio a Emerson tan furioso.Sintió como se abalanzó sobre ella, capturando sus brazos, su agarre era fuerte, casi dañino, estaba fuera de control.—¡¿Por qué haces esto, Anya!? Ya me lo había advertido Bianca, y no quise creerle —dijo soltándola, ella no entendía sus palabras—; sobre que le tienes envidia y quieres apartarla de mí.Los ojos de Anya se abrieron incrédulos.Sintió que la desarmó en un segundo, sus manos, como su cuerpo volvieron a temblar, porque una parte de ella creyó que tenía razón, ¡Claro que tenía celos de la mujer que le robó al único hombre que amaba, claro que daría todo por alejarlos! Pero esas solo eran sus fantasías, nunca quiso hacerlo, porque significaba dañarlo, eso no lo soportaba, menos engañarlo.—¡Ella te engaña, Emerson!—¡Cállate! —gritó como un rugido de un león herido, la miró con odio, ella no pudo soportarlo—¡T
Los ojos de Bianca se horrorizaron al mirarse en aquel video, llevó las manos a la cabeza, lanzó un bramido, se echó a llorar, asustada.Los invitados estaban perplejos, murmurando, conmocionados, incrédulos.Bianca se acercó a Emerson.—¡Emerson, no es lo que crees! —esas palabras le repugnaron—. ¡Soy inocente! Eso es… ¡Una mentira, debe ser un video montaje! ¡Fuiste tú, Anya! —exclamó apuntándola con el dedo—¡Cállate! —exclamó AnyaEmerson estaba mirando a Chad, el hombre hundió la mirada, temblorosa, escuchando los gritos de su madre que golpeaba su espalda con furia, reclamando que arruinó su futuro.—¡Siempre has amado a Emerson como un hombre! Por eso creaste esta trampa, ¡no le creas, Emerson! Es una trampa para desprestigiarme, Anya te ama y está celosa de mí, por eso quiere separarnos —Bianca cayó de rodillas a sus pies, suplicando.—¡Aleja tus sucias manos de mí! —exclamó Emerson, ella miró su odio, se soltó de él, asustada, ese hombre que era siempre tierno y un caballero
—¡No hagas esto, Emerson! No destruyas nuestro amor, créeme, ¡soy inocente! No recuerdo como llegué a ese departamento, creo que… ¡Fui drogada! —exclamó sollozando—. Es una trampa para separarnos.Emerson se acercó a ella, pellizcó su mejilla, levantándola del suelo con tanta fuerza, que la mujer chilló.—¡Mentirosa, eres una traidora!—¡Señor Carrigan, recuerde que debemos irnos! —dijo Hank, cuidando que no fuese a lastimar a la mujer, y meterse en problemas.El hombre soltó a la mujer.—Firma ahora mismo.—¡No! Por favor… ¡Emerson, no me hagas esto!—¡Firma! Si no lo haces, si intentas pelear ante un juez, voy a destruirte, te lo aseguro que no te gustará, puedo enviarte presa, puedo hacer cualquier cosa contigo y tu amante.Bianca miró el rostro de Emerson, nunca fue tan cruel, la gente solía decir que era intolerante con sus enemigos, pero hasta ahora se dio cuenta de que era impenetrable, sus súplicas no llegaban a él.La mujer tomó el bolígrafo, sus manos temblaban, miró el acue
Al día siguiente.Cuando Emerson Carrigan abrió los ojos, un olor a café impregnó su nariz.Tocó su cabeza porque dolía, alzó la mirada, solo para encontrar a Anya ahí, no pudo recordar muy bien que había pasado, era como si alguien hubiese apagado un interruptor en él, y ahora fuera encendido.—Anya, ¿Qué haces aquí?Ella sonrió.—Estoy preparándote un café.Él talló sus ojos, se levantó, fue hasta la rústica mesa de madera, se sentó a su lado.—No deberías estar aquí, ¿Qué hice ayer? No estaba en mis cinco sentidos.Sus miradas se encontraron, cuando se vieron, el flash de un recuerdo alumbró la mente de Emerson, no lo recordaba con toda claridad, pero supo que la había besado, hundió la mirada, se negó a creerlo.No pudo evitar que su rostro se volviera rojo.Ella le dio la taza de café.—Bebe, te sentirás mejor.Él tomó el café, bebió un sorbo.—No deberías estar aquí, Anya, no estoy en un buen momento, y tú tampoco.—Solo quiero ayudarte… —dijo con voz débil—. ¿Te divorciaste?—S
Emerson tenía ganas de asesinar a ese hombre, Hank insistió en quedarse, pero solo pudo quedarse afuera.Vio al hombre llegar, arrastraba los pies, y tenía aún las marcas de los puños de Emerson sobre su rostro, parecía un perro al que habían vapuleado mil veces, incluso Hank sonrió al ver su miedo en el rostro.—Un golpe más y quedarás sin dentadura —dijo Hank, y pudo notar que el hombre se estremeció solo con el sonido de su voz.Llamó a la puerta y escuchó la gruesa voz de Emerson decir que entrara, cuando lo hizo, el hombre tenía ojos severos, gélidos como el hielo.—¡¿Qué demonios quieres, Chad?! —exclamó y el hombre casi se orina encima al ver la pistola que lo apuntaba.—¡No me mates, por favor!—Arrodíllate —dijo EmersonEl hombre cayó al suelo de rodillas, suplicó de nuevo.—No me mates, Emerson, mira cómo me dejaste, supe que hiciste que los socios de mi padre vendieran las acciones a ti, ahora mi padre está a tu merced, ¡estamos arruinados! No era para tanto.—¿No era para
—Difiero de su absurda mentalidad, cuando un infiel engaña, habla de su falta de lealtad y baja calidad moral, y no pienso discutirlo, ¿Sabe algo? No creo que tengamos nada en común, debemos finalizar la cita, lo acompaño a que se marche de la propiedad.Anya intentó irse, cuando sintió una fuerte mano tomarla del brazo.El hombre la empujó contra una pared, puso su mano en su boca para evitar que gritara, ella no lo esperaba, tembló de miedo, sus ojos se volvieron llorosos, mientras sentía esa sucia mano levantando su vestido y tocando su pierna.De pronto, sintió que alguien alejó al hombre de ella, con brusquedad.Anya cayó al suelo, había estado congelada, ahora sollozaba histérica.Emerson golpeó a ese hombre hasta que Hank y otros guardias los alejaron, el rostro del hombre estaba casi destrozado, nadie sabía si estaba bien.—Encárguense de él, no quiero volverlo a ver en este mundo —sentenció Emerson.El hombre fue sacado arrastras de la propiedad.Cuando Emerson miró atrás, y
—Sí, acepto —dijo ella con voz firme, aunque temblorosaSus miradas se encontraron, sus corazones latían, sin saber si estaban cometiendo el peor error de sus vidas.—Hablaré con Hannah, ella preparará todo, ve a descansar.Anya obedeció.Más tarde, su madre entró en su alcoba, ella estaba recostada en la cama, no durmió, pensaba sin cesar, cuando vio a su madre, se levantó.—¿Lo planeaste todo, Anya?—¿Qué?—Sobre esto; la infidelidad, y arrastrar a Emerson a esto.—Pero ¿Cómo puedes culparme de todo lo malo que ocurre? ¿Cómo puedes tener tantas agallas? —exclamó frustrada—Anya, sé que has amado a Emerson desde la primera vez que lo viste, al principio creí que era algo inerte a la adolescencia, pero ahora debo reconocer que era serio, debí enviarte lejos de él, ¡Emerson es como tu hermano!—¡No lo es! No te metas en mi vida, madre, por una vez, déjame ser feliz.—¡¿Y crees que serás feliz?! Emerson me lo contó todo, desde que fuiste tú quien le dio la brillante idea de casarse, has
Emerson caminó hasta Bianca, tomó el brazo de la mujer con fuerza, y salió de ahí, dejando a todos los presentes boquiabiertos por su actuación. Hank fue tras él, pero Anya se quedó ahí, con las lágrimas rebotando sobre su rostro, se sentía humillada, un segundo después dio la vuelta, y se fue, mientras su madre iba detrás de ella. Emerson llevó a Bianca fuera del salón, miró su rostro con rabia. —¡Emerson! ¿Por qué te casas con ella? ¿Por qué precisamente con ella? ¿Crees que no me he dado cuenta de que esto es solo una venganza? Vas a sufrir, porque ella nunca va a ser yo, cuando la beses o le hagas el amor, seré yo la que está en tus pensamientos. Emerson río en su cara, ella sintió escalofríos. —¡Una mujerzuela como tú se encuentre en cualquier lado! ¡No vales tanto, Bianca! No vales nada, ningún hombre debe pelear por ti, ningún hombre merece llevarte a un altar, ni casarse contigo, ¡eres una mujer perdida! Así te quedarás, ahora lárgate de mi boda, Anya vale su peso en oro,