—Sí, acepto —dijo ella con voz firme, aunque temblorosaSus miradas se encontraron, sus corazones latían, sin saber si estaban cometiendo el peor error de sus vidas.—Hablaré con Hannah, ella preparará todo, ve a descansar.Anya obedeció.Más tarde, su madre entró en su alcoba, ella estaba recostada en la cama, no durmió, pensaba sin cesar, cuando vio a su madre, se levantó.—¿Lo planeaste todo, Anya?—¿Qué?—Sobre esto; la infidelidad, y arrastrar a Emerson a esto.—Pero ¿Cómo puedes culparme de todo lo malo que ocurre? ¿Cómo puedes tener tantas agallas? —exclamó frustrada—Anya, sé que has amado a Emerson desde la primera vez que lo viste, al principio creí que era algo inerte a la adolescencia, pero ahora debo reconocer que era serio, debí enviarte lejos de él, ¡Emerson es como tu hermano!—¡No lo es! No te metas en mi vida, madre, por una vez, déjame ser feliz.—¡¿Y crees que serás feliz?! Emerson me lo contó todo, desde que fuiste tú quien le dio la brillante idea de casarse, has
Emerson caminó hasta Bianca, tomó el brazo de la mujer con fuerza, y salió de ahí, dejando a todos los presentes boquiabiertos por su actuación. Hank fue tras él, pero Anya se quedó ahí, con las lágrimas rebotando sobre su rostro, se sentía humillada, un segundo después dio la vuelta, y se fue, mientras su madre iba detrás de ella. Emerson llevó a Bianca fuera del salón, miró su rostro con rabia. —¡Emerson! ¿Por qué te casas con ella? ¿Por qué precisamente con ella? ¿Crees que no me he dado cuenta de que esto es solo una venganza? Vas a sufrir, porque ella nunca va a ser yo, cuando la beses o le hagas el amor, seré yo la que está en tus pensamientos. Emerson río en su cara, ella sintió escalofríos. —¡Una mujerzuela como tú se encuentre en cualquier lado! ¡No vales tanto, Bianca! No vales nada, ningún hombre debe pelear por ti, ningún hombre merece llevarte a un altar, ni casarse contigo, ¡eres una mujer perdida! Así te quedarás, ahora lárgate de mi boda, Anya vale su peso en oro,
El barco zarpó, les mostraron su camarote, Emerson intentó hacerse con otro, pero el camarero le indicó que no había otro disponible. De todos modos, el camarote era amplio, pero solo tenía una habitación. Ella estaba agotada, no era como quería pasar su noche de bodas, su mente se sintió desolada, entró al cuarto de baño. Emerson estaba en el minibar, bebía sin control, cuando un recuerdo vino a su mente, eran las palabras de Bianca. Recibió un mensaje. «Anya es mala, siempre quiso separarnos, por eso me obligó a firmar el contrato prenupcial, siempre te ha amado, ¿y si es una trampa de Chad y ella para conseguir casarse contigo? Me drogaron, Emerson, ¡soy inocente!» Emerson empujó el teléfono lejos de él. Anya salió vestida, miró el teléfono. —Bebes mucho —dijo y miró el teléfono, vio el nombre de esa mujer y el mensaje, lo tomó sin pensar, y leyó. —¿Qué es esto, Emerson? ¿Por qué sigues hablando con ella? —exclamó enojada. Emerson se levantó. —Anya, ¡¿Has tendido una tram
Él pudo escuchar su llanto. Anya intentó alejarse, pero sintió como su mano tomó su brazo, la devolvió a ella. Sus ojos se encontraron fijamente, estaban tan cerca, pudo sentir su aliento, él solo quería que dejara de llorar, sus dedos limpiaron sus lágrimas, odiaba sentir que la lastimaba, pero entre más cerca estaba, sintió que una vorágine de deseos ocultos y prohibidos lo capturaban. Se acercó, olió su perfume, no pudo evitarlo, rozó sus labios con los suyos, eran tentadores, no supo si era la bebida o su necesidad de hombre, pero al toque sus manos estrecharon su cintura, el beso apremió, su lengua se abrió paso por su boca, acariciándola. Anya se estremeció, no estaba ebrio como esa vez, esto era un beso real, la hizo tocar las nubes, y él ni siquiera lo sabía. El beso se volvió voraz, ambicioso, no pudieron detenerse, él la hizo caminar hasta la cama, y cuando acordaron, estaban ahí, recostados. Emerson no dejó de besarla, fue quitándose la ropa, primero el saco, la camisa,
—¡¿Por qué dices esto, Emerson?! —exclamó ella aún envuelta en las mantas. —Esto no debió pasar, ¡Soy tu hermanastro, Anya! No podemos estar juntos, esto se siente mal. —¡Ah, y ayer! No parecía tan mal, ¿Verdad? —Anya, ayer fue un error, perdóname. Ella le miró con rabia. —¿Me llamas un error? ¡Me entregué a ti por amor! —exclamó. Él la miró incrédulo—. Te amo con locura, Emerson, te amo desde que te vi, ahora dime, ¿Por qué no puedes amarme? Ella intentó acercarse, él se alejó. —No puedo, si hubiese sabido tus sentimientos, jamás me hubiese casado contigo —exclamó desconcertado. Anya rompió en llanto, verla así angustió al hombre que se acercó, pero cuando quiso tocarla, ella se alejó. —¡No me toques! —Anya… —Murmuró triste al escuchar reproche en su tono de voz. —Está bien, Emerson Carrigan, ¿Quieres que este matrimonio sea solo de apariencias y mentiras? Perfecto, si quieres seguir llorándole a una traidora y despreciar mi amor, puedes hacerlo, pero te advierto, cuando en
Betty y Anya estaban en una cafetería. —¿Cómo está tu matrimonio? Me sorprendí tanto, amiga. —Emerson no me ama, Betty, me entregué a él por amor, ¡pero, él no me ama! —exclamó Anya llorando, su amiga la abrazó. —Anya, lo siento tanto, el matrimonio es complicado, tiene altibajos, verás que mejorará… —No, entiéndelo, mi matrimonio solo es por un contrato, Emerson nunca sentirá amor por mí, creo que… lo mejor es divorciarme. —¡No! No te des por vencida, él está dolido, su exesposa lo traicionó, su corazón está congelado, es natural, pero con paciencia y amor todo va a mejorar, el amor no surge repentino, Anya, tú te lo ganarás. —¿De verdad lo crees? Beatriz asintió. Ella la abrazó, limpió sus lágrimas. —Bueno, ¿y cómo estás tú? ¿Qué te dijo el médico? Ella se puso tensa. —Bueno, la ginecóloga, dijo que había un tratamiento de fertilidad, pero… Ashton dijo que era mejor esperar un tiempo, parece que él no tiene las mismas ganas de tener un bebé, como yo. Anya se sintió fatal
—¿De dónde sacaste esto? —exclamó Emerson tomando su cuello con fuerza. Hank bajó de inmediato al ver la situación. —Señor Emerson, cálmese, esta mujer, podría acusarlo de violencia —dijo Hank. Los ojos de Emerson casi fulminaban a la mujer, la soltó y ella tosió con fuerza, estaba asustada. —Yo los vi, ella abrazada a ese hombre, y él estaba tan interesado, quizás hasta se besaron, parecían efusivos. Emerson la soltó. Ella sollozó, no sabía dónde estaba el hombre dulce y amoroso que era su esposo. «Él me amaba, nunca sus ojos me vieron con tanto odio, ahora parece que me aborrece, ¿Cómo podré recuperar su amor?» —¡No vuelvas a acercarte a mí, ni a mi esposa! Si lo haces, juro que te vas a arrepentir —sentenció. Emerson volvió al auto, Hank condujo a casa. Al llegar, parecía rabioso. —¿Y la señora? —No ha llegado, señor. Las palabras de su empleada lo dejaron helado. —¿Cómo de qué no? ¿Dijo a donde iría? —No, señor —la mujer tembló de miedo al ver el gesto rabioso del señ
Anya sintió que perdía el aliento, por primera vez sintió temor del hombre que amaba. —¡Suéltame, Emerson! ¿Qué estás reclamándome? ¿Quién crees que soy? ¿Una mujerzuela? Emerson la soltó enseguida, sus palabras lo trastocaron. —¡No! Yo… ¿Y entonces? ¿Con quién estabas? Dime, ¿Quién fue el hombre que te abrazó y te besó? —¿Cómo lo sabes? ¿Me estás siguiendo? ¡Te volviste loco! Actúas como un marido celoso. Emerson dio un traspié, no esperaba semejantes palabras. —No estoy celoso, solo quiero saber con quién estabas. —¿Cómo lo sabes? ¿Tienes gente siguiéndome? ¿Acaso crees que soy Bianca? Él se quedó sin palabras. —Solo responde, ¿Por qué es tan difícil responder a mis preguntas? —¿Y tú? ¿Por qué es tan difícil decirme quién te contó sobre esto? —exclamó, pero ella había recordado sobre Bianca, sintió una rabia y un dolor. «Sigue viéndola», pensó, sus ojos se volvieron cristalinos. —¡Te encontraste con ella! ¿Verdad? Emerson frunció el ceño, incrédulo. —¿Qué? —¡Bianca! Vi