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Varios meses después.Abby estaba sentada en el jardín, con su prominente vientre.Denver y ella aún no elegían el mejor de los nombres para su bebé, que sería un varón.Ella sonriò al recordarlo, casi con ocho meses y medio podía sentir a su bebé moverse en su vientre, parecía ser muy inquieto.—¿Cómo debemos llamarte, cariño? Papá y yo estamos locos buscando el mejor de los nombres. Pero, quizás el màs sencillo es el mejor.Denver llegó, observó a su esposa con esas rosas.—¿Qué haces, amor? Deberías ir a descansar —dijo Denver.Ella sonrió, acarició su rostro.—¿Has pensado en un nombre? —preguntóÉl sonriò, besó sus labios.—Pensé en un nombre ¿Qué te parece Derek, se parece a Denver?Ella rio un poco, él la ayudó a levantarse.Tocó su vientre.—¿Tienes hambre?Ella asintió.—Les haré un delicioso sándwich.Caminaron adentro, cuando ella sintió ese dolor, se detuvo y su rostro se puso blanco.Denver se asustó.—¿Amor?—Estoy bien, tu hijo se ha puesto difícil.Intentó dar un paso,
Por Denver.Hoy es un buen día, han pasado cinco años desde que nació nuestro hijo.Observó a mi esposa a mi lado, sonrió, puedo recordar todo lo vivido hasta llegar aquí. Lo equivocado que estaba, alguna vez dije que estaba prohibido amarla, pero la verdad, incluso si fuera prohibido amarla, amaría a Abby màs y màs, ella es la mujer de mi vida, el amor que siempre he soñado y que mantendré en mi corazón hasta mi último día.Soy un soñador, nadie puede cambiarme. Camino al cuarto de baño, me quito la pijama y me doy un buen baño. Es el cumpleaños de mi hermano Emerson.La vieja cabaña se erige ahora como una preciosa casa de dos pisos que mandé a construir para mi esposa y mi hijo. Planeamos pronto darle un hermanito a Derek, quiere tanto tener un hermanito.Sin duda, soy demasiado feliz. Me doy un baño, cuando siento su presencia, sonriò al verla frente a mì, desnuda y perfecta, me abraza y el agua fría cae en nuestros cuerpos, la amo tanto, besó sus labios.—¿Por qué no me despiertas
Anya estaba frente a ese departamento, oprimió una contraseña en la cerradura electrónica, conocía esa clave, la puerta se abrió al instante. Ella se adentró, con pasos muy lentos, trató de ser muy cuidadosa solo por no hacer ni un ruido y conservar el aliento. Sus manos temblorosas tomaron su teléfono, lo puso en silencio, pero activó la cámara de video, estaba dispuesta a todo. Cuando esos inconfundibles sonidos íntimos resonaron en sus oídos, no tuvo duda alguna, se acercó de puntillas hasta la puerta de la habitación. No tuvo que hacer mucho esfuerzo, la alcoba estaba abierta de par en par; al entrar había una pared, debía rodearla para ver la cama, siguió muy lenta, y lo que vio a continuación le congeló el corazón. Sí, era su prometido en la cama con otra mujer, eso no le importaba tanto como la identidad de la amante. Controló sus impulsos para no saltarles encima con rabia, su sangre no era fría, pero lo intentaba, grabó el video donde se apareció muy bien el rostro de e
—¡¿Qué demonios estás diciendo, Anya?! —exclamó el hombre desesperado, la rabia brilló en sus grandes ojos, ella quiso retroceder, jamás vio a Emerson tan furioso.Sintió como se abalanzó sobre ella, capturando sus brazos, su agarre era fuerte, casi dañino, estaba fuera de control.—¡¿Por qué haces esto, Anya!? Ya me lo había advertido Bianca, y no quise creerle —dijo soltándola, ella no entendía sus palabras—; sobre que le tienes envidia y quieres apartarla de mí.Los ojos de Anya se abrieron incrédulos.Sintió que la desarmó en un segundo, sus manos, como su cuerpo volvieron a temblar, porque una parte de ella creyó que tenía razón, ¡Claro que tenía celos de la mujer que le robó al único hombre que amaba, claro que daría todo por alejarlos! Pero esas solo eran sus fantasías, nunca quiso hacerlo, porque significaba dañarlo, eso no lo soportaba, menos engañarlo.—¡Ella te engaña, Emerson!—¡Cállate! —gritó como un rugido de un león herido, la miró con odio, ella no pudo soportarlo—¡T
Los ojos de Bianca se horrorizaron al mirarse en aquel video, llevó las manos a la cabeza, lanzó un bramido, se echó a llorar, asustada.Los invitados estaban perplejos, murmurando, conmocionados, incrédulos.Bianca se acercó a Emerson.—¡Emerson, no es lo que crees! —esas palabras le repugnaron—. ¡Soy inocente! Eso es… ¡Una mentira, debe ser un video montaje! ¡Fuiste tú, Anya! —exclamó apuntándola con el dedo—¡Cállate! —exclamó AnyaEmerson estaba mirando a Chad, el hombre hundió la mirada, temblorosa, escuchando los gritos de su madre que golpeaba su espalda con furia, reclamando que arruinó su futuro.—¡Siempre has amado a Emerson como un hombre! Por eso creaste esta trampa, ¡no le creas, Emerson! Es una trampa para desprestigiarme, Anya te ama y está celosa de mí, por eso quiere separarnos —Bianca cayó de rodillas a sus pies, suplicando.—¡Aleja tus sucias manos de mí! —exclamó Emerson, ella miró su odio, se soltó de él, asustada, ese hombre que era siempre tierno y un caballero
—¡No hagas esto, Emerson! No destruyas nuestro amor, créeme, ¡soy inocente! No recuerdo como llegué a ese departamento, creo que… ¡Fui drogada! —exclamó sollozando—. Es una trampa para separarnos.Emerson se acercó a ella, pellizcó su mejilla, levantándola del suelo con tanta fuerza, que la mujer chilló.—¡Mentirosa, eres una traidora!—¡Señor Carrigan, recuerde que debemos irnos! —dijo Hank, cuidando que no fuese a lastimar a la mujer, y meterse en problemas.El hombre soltó a la mujer.—Firma ahora mismo.—¡No! Por favor… ¡Emerson, no me hagas esto!—¡Firma! Si no lo haces, si intentas pelear ante un juez, voy a destruirte, te lo aseguro que no te gustará, puedo enviarte presa, puedo hacer cualquier cosa contigo y tu amante.Bianca miró el rostro de Emerson, nunca fue tan cruel, la gente solía decir que era intolerante con sus enemigos, pero hasta ahora se dio cuenta de que era impenetrable, sus súplicas no llegaban a él.La mujer tomó el bolígrafo, sus manos temblaban, miró el acue
Al día siguiente.Cuando Emerson Carrigan abrió los ojos, un olor a café impregnó su nariz.Tocó su cabeza porque dolía, alzó la mirada, solo para encontrar a Anya ahí, no pudo recordar muy bien que había pasado, era como si alguien hubiese apagado un interruptor en él, y ahora fuera encendido.—Anya, ¿Qué haces aquí?Ella sonrió.—Estoy preparándote un café.Él talló sus ojos, se levantó, fue hasta la rústica mesa de madera, se sentó a su lado.—No deberías estar aquí, ¿Qué hice ayer? No estaba en mis cinco sentidos.Sus miradas se encontraron, cuando se vieron, el flash de un recuerdo alumbró la mente de Emerson, no lo recordaba con toda claridad, pero supo que la había besado, hundió la mirada, se negó a creerlo.No pudo evitar que su rostro se volviera rojo.Ella le dio la taza de café.—Bebe, te sentirás mejor.Él tomó el café, bebió un sorbo.—No deberías estar aquí, Anya, no estoy en un buen momento, y tú tampoco.—Solo quiero ayudarte… —dijo con voz débil—. ¿Te divorciaste?—S
Emerson tenía ganas de asesinar a ese hombre, Hank insistió en quedarse, pero solo pudo quedarse afuera.Vio al hombre llegar, arrastraba los pies, y tenía aún las marcas de los puños de Emerson sobre su rostro, parecía un perro al que habían vapuleado mil veces, incluso Hank sonrió al ver su miedo en el rostro.—Un golpe más y quedarás sin dentadura —dijo Hank, y pudo notar que el hombre se estremeció solo con el sonido de su voz.Llamó a la puerta y escuchó la gruesa voz de Emerson decir que entrara, cuando lo hizo, el hombre tenía ojos severos, gélidos como el hielo.—¡¿Qué demonios quieres, Chad?! —exclamó y el hombre casi se orina encima al ver la pistola que lo apuntaba.—¡No me mates, por favor!—Arrodíllate —dijo EmersonEl hombre cayó al suelo de rodillas, suplicó de nuevo.—No me mates, Emerson, mira cómo me dejaste, supe que hiciste que los socios de mi padre vendieran las acciones a ti, ahora mi padre está a tu merced, ¡estamos arruinados! No era para tanto.—¿No era para