Al día siguiente.
Cuando Emerson Carrigan abrió los ojos, un olor a café impregnó su nariz.
Tocó su cabeza porque dolía, alzó la mirada, solo para encontrar a Anya ahí, no pudo recordar muy bien que había pasado, era como si alguien hubiese apagado un interruptor en él, y ahora fuera encendido.
—Anya, ¿Qué haces aquí?
Ella sonrió.
—Estoy preparándote un café.
Él talló sus ojos, se levantó, fue hasta la rústica mesa de madera, se sentó a su lado.
—No deberías estar aquí, ¿Qué hice ayer? No estaba en mis cinco sentidos.
Sus miradas se encontraron, cuando se vieron, el flash de un recuerdo alumbró la mente de Emerson, no lo recordaba con toda claridad, pero supo que la había besado, hundió la mirada, se negó a creerlo.
No pudo evitar que su rostro se volviera rojo.
Ella le dio la taza de café.
—Bebe, te sentirás mejor.
Él tomó el café, bebió un sorbo.
—No deberías estar aquí, Anya, no estoy en un buen momento, y tú tampoco.
—Solo quiero ayudarte… —dijo con voz débil—. ¿Te divorciaste?
—Sí, soy un hombre libre de Bianca, ahora.
Anya no se lo demostró, pero sintió alivio.
—Al fin te libraste de ella, ¿Qué harás ahora?
—Me libré de ella, es verdad, pero ahora le toca pagar, te aseguró que su vida sin mí será un desastre, me vengaré de ella y su traición, voy a casarme con cualquier otra mujer, una más hermosa, perfecta, que no sea como ella, será la boda del año, haré que Bianca llore lágrimas de sangre.
Anya tuvo miedo.
«¡Volverá a casarse!», pensó con miedo, sintió que no podría volver a soportar ver al hombre que amaba con otra mujer casándose, como antes, eso había sido un golpe duro para su corazón hace seis meses.
—¡No puedes casarte con otra mujer, Emerson! —exclamó desesperada
Él frunció el ceño, confuso.
—¿Por qué no?
—¡Cásate conmigo! —exclamó Anya
—Pero… —un silencio envolvió al hombre, luego se echó a reír con lentitud—. No estoy para bromas, Anya.
—No es una broma.
Él la miró con ojos severos, su risa anterior se había diluido, ahora la miraba casi con terror, como si ella dijera una abominación.
—¡Estás loca! ¡Tú eres…! ¡Mi hermanita! —exclamó
Ella se puso de pie, ni siquiera supo de donde estaba sacando las agallas.
—¡No lo soy! No tenemos ni una gota de sangre en común, estoy hablando muy en serio.
—¿Qué dices, Anya? Basta, detente con esto.
—Dijiste que quieres venganza contra Bianca, ¿No? Bueno, entonces, si me eliges a mí como tu esposa, ella estará muy celosa.
Emerson se quedó pensativo.
«Bianca solía tener muchos celos de Anya, siempre dijo que ella estaba enamorada de mí, y tenía miedo de que yo fuese a enamorarme de ella. Si me casara con ella, sería darle un golpe a Bianca en donde más le duele», pensó
—¡No! Anya, soy tu hermano, así no nos una la sangre, te conozco desde que eras una adolescente, te sigo viendo como una pequeña, cualquier relación que sea lejos de ser hermanastros, entre tú y yo, ¡es prohibida! —sentenció
Anya se quedó en silencio, llamaron a la puerta, era Hank.
Volvieron a casa.
Al llegar, Hannah estaba muy preocupada, abrazó a su hija.
—¿Por qué actúas como una rebelde, Anya? ¡Estuve tan angustiada!
—Tranquilízate, Hannah, mi hermana estuvo conmigo, me cuidó, está bien.
Hannah sonrió.
—No pueden seguir así, todo el mundo se enteró del bochorno que vivimos, nuestros nombres han sido humillados, incluso hay videos en internet sobre lo ocurrido, ¡somos el hazmerreír de la sociedad! No lo voy a permitir, así que debemos demostrar que estamos bien, por eso, les he organizado una cita doble.
—¿Qué? —exclamó Anya
—Anya, me llamó Harold Steven, es un soltero muy cotizado y próspero de la ciudad, muere por salir contigo; y a ti, querido, te conseguí una cita con Sophie Vega, es una chica dulce y buena; ¿no quieres vengarte de la mujerzuela de Bianca? Que mejor que casarte con una mujer distinguida y que vea que la superaste —dijo
—En eso estoy de acuerdo, pero, si mi hermana no quiere salir con nadie, no la obligues, Hannah, no lo permitiré.
—Está bien, entonces, mañana mismo te agendaré una cita con Sophie.
Anya sintió que su corazón empequeñeció.
—¡Yo también iré a la cita, iré con Emerson! Él me cuidará.
Emerson la miró con duda, pero asintió.
—Si es lo que quieres.
Emerson salió de casa, subió al auto.
—Hank, averigua todo lo que puedas de un tal Harold Stevens, Hannah quiere que ese hombre salga con mi hermana, y ya sabemos el mal gusto de Hannah a la hora de conseguir un novio para Anya, quiero saber qué clase de hombre es, no quiero que vuelvan a lastimarla.
—Está bien.
Al llegar a la empresa, los empleados estaban en un completo silencio, nadie se atrevía a decirle nada al CEO Carrigan por lo ocurrido.
—Señor, me reportaron que…
—¿Qué? —exclamó Emerson y miró a su asistente, quien no pudo ni levantar la mirada.
—El señor Chad Montgomery está afuera, pelea con los guardias por entrar aquí y verlo a usted.
Los ojos de Emerson se volvieron severos.
—Háganlo pasar.
Emerson tenía ganas de asesinar a ese hombre, Hank insistió en quedarse, pero solo pudo quedarse afuera.Vio al hombre llegar, arrastraba los pies, y tenía aún las marcas de los puños de Emerson sobre su rostro, parecía un perro al que habían vapuleado mil veces, incluso Hank sonrió al ver su miedo en el rostro.—Un golpe más y quedarás sin dentadura —dijo Hank, y pudo notar que el hombre se estremeció solo con el sonido de su voz.Llamó a la puerta y escuchó la gruesa voz de Emerson decir que entrara, cuando lo hizo, el hombre tenía ojos severos, gélidos como el hielo.—¡¿Qué demonios quieres, Chad?! —exclamó y el hombre casi se orina encima al ver la pistola que lo apuntaba.—¡No me mates, por favor!—Arrodíllate —dijo EmersonEl hombre cayó al suelo de rodillas, suplicó de nuevo.—No me mates, Emerson, mira cómo me dejaste, supe que hiciste que los socios de mi padre vendieran las acciones a ti, ahora mi padre está a tu merced, ¡estamos arruinados! No era para tanto.—¿No era para
—Difiero de su absurda mentalidad, cuando un infiel engaña, habla de su falta de lealtad y baja calidad moral, y no pienso discutirlo, ¿Sabe algo? No creo que tengamos nada en común, debemos finalizar la cita, lo acompaño a que se marche de la propiedad.Anya intentó irse, cuando sintió una fuerte mano tomarla del brazo.El hombre la empujó contra una pared, puso su mano en su boca para evitar que gritara, ella no lo esperaba, tembló de miedo, sus ojos se volvieron llorosos, mientras sentía esa sucia mano levantando su vestido y tocando su pierna.De pronto, sintió que alguien alejó al hombre de ella, con brusquedad.Anya cayó al suelo, había estado congelada, ahora sollozaba histérica.Emerson golpeó a ese hombre hasta que Hank y otros guardias los alejaron, el rostro del hombre estaba casi destrozado, nadie sabía si estaba bien.—Encárguense de él, no quiero volverlo a ver en este mundo —sentenció Emerson.El hombre fue sacado arrastras de la propiedad.Cuando Emerson miró atrás, y
—Sí, acepto —dijo ella con voz firme, aunque temblorosaSus miradas se encontraron, sus corazones latían, sin saber si estaban cometiendo el peor error de sus vidas.—Hablaré con Hannah, ella preparará todo, ve a descansar.Anya obedeció.Más tarde, su madre entró en su alcoba, ella estaba recostada en la cama, no durmió, pensaba sin cesar, cuando vio a su madre, se levantó.—¿Lo planeaste todo, Anya?—¿Qué?—Sobre esto; la infidelidad, y arrastrar a Emerson a esto.—Pero ¿Cómo puedes culparme de todo lo malo que ocurre? ¿Cómo puedes tener tantas agallas? —exclamó frustrada—Anya, sé que has amado a Emerson desde la primera vez que lo viste, al principio creí que era algo inerte a la adolescencia, pero ahora debo reconocer que era serio, debí enviarte lejos de él, ¡Emerson es como tu hermano!—¡No lo es! No te metas en mi vida, madre, por una vez, déjame ser feliz.—¡¿Y crees que serás feliz?! Emerson me lo contó todo, desde que fuiste tú quien le dio la brillante idea de casarse, has
Emerson caminó hasta Bianca, tomó el brazo de la mujer con fuerza, y salió de ahí, dejando a todos los presentes boquiabiertos por su actuación. Hank fue tras él, pero Anya se quedó ahí, con las lágrimas rebotando sobre su rostro, se sentía humillada, un segundo después dio la vuelta, y se fue, mientras su madre iba detrás de ella. Emerson llevó a Bianca fuera del salón, miró su rostro con rabia. —¡Emerson! ¿Por qué te casas con ella? ¿Por qué precisamente con ella? ¿Crees que no me he dado cuenta de que esto es solo una venganza? Vas a sufrir, porque ella nunca va a ser yo, cuando la beses o le hagas el amor, seré yo la que está en tus pensamientos. Emerson río en su cara, ella sintió escalofríos. —¡Una mujerzuela como tú se encuentre en cualquier lado! ¡No vales tanto, Bianca! No vales nada, ningún hombre debe pelear por ti, ningún hombre merece llevarte a un altar, ni casarse contigo, ¡eres una mujer perdida! Así te quedarás, ahora lárgate de mi boda, Anya vale su peso en oro,
El barco zarpó, les mostraron su camarote, Emerson intentó hacerse con otro, pero el camarero le indicó que no había otro disponible. De todos modos, el camarote era amplio, pero solo tenía una habitación. Ella estaba agotada, no era como quería pasar su noche de bodas, su mente se sintió desolada, entró al cuarto de baño. Emerson estaba en el minibar, bebía sin control, cuando un recuerdo vino a su mente, eran las palabras de Bianca. Recibió un mensaje. «Anya es mala, siempre quiso separarnos, por eso me obligó a firmar el contrato prenupcial, siempre te ha amado, ¿y si es una trampa de Chad y ella para conseguir casarse contigo? Me drogaron, Emerson, ¡soy inocente!» Emerson empujó el teléfono lejos de él. Anya salió vestida, miró el teléfono. —Bebes mucho —dijo y miró el teléfono, vio el nombre de esa mujer y el mensaje, lo tomó sin pensar, y leyó. —¿Qué es esto, Emerson? ¿Por qué sigues hablando con ella? —exclamó enojada. Emerson se levantó. —Anya, ¡¿Has tendido una tram
Él pudo escuchar su llanto. Anya intentó alejarse, pero sintió como su mano tomó su brazo, la devolvió a ella. Sus ojos se encontraron fijamente, estaban tan cerca, pudo sentir su aliento, él solo quería que dejara de llorar, sus dedos limpiaron sus lágrimas, odiaba sentir que la lastimaba, pero entre más cerca estaba, sintió que una vorágine de deseos ocultos y prohibidos lo capturaban. Se acercó, olió su perfume, no pudo evitarlo, rozó sus labios con los suyos, eran tentadores, no supo si era la bebida o su necesidad de hombre, pero al toque sus manos estrecharon su cintura, el beso apremió, su lengua se abrió paso por su boca, acariciándola. Anya se estremeció, no estaba ebrio como esa vez, esto era un beso real, la hizo tocar las nubes, y él ni siquiera lo sabía. El beso se volvió voraz, ambicioso, no pudieron detenerse, él la hizo caminar hasta la cama, y cuando acordaron, estaban ahí, recostados. Emerson no dejó de besarla, fue quitándose la ropa, primero el saco, la camisa,
—¡¿Por qué dices esto, Emerson?! —exclamó ella aún envuelta en las mantas. —Esto no debió pasar, ¡Soy tu hermanastro, Anya! No podemos estar juntos, esto se siente mal. —¡Ah, y ayer! No parecía tan mal, ¿Verdad? —Anya, ayer fue un error, perdóname. Ella le miró con rabia. —¿Me llamas un error? ¡Me entregué a ti por amor! —exclamó. Él la miró incrédulo—. Te amo con locura, Emerson, te amo desde que te vi, ahora dime, ¿Por qué no puedes amarme? Ella intentó acercarse, él se alejó. —No puedo, si hubiese sabido tus sentimientos, jamás me hubiese casado contigo —exclamó desconcertado. Anya rompió en llanto, verla así angustió al hombre que se acercó, pero cuando quiso tocarla, ella se alejó. —¡No me toques! —Anya… —Murmuró triste al escuchar reproche en su tono de voz. —Está bien, Emerson Carrigan, ¿Quieres que este matrimonio sea solo de apariencias y mentiras? Perfecto, si quieres seguir llorándole a una traidora y despreciar mi amor, puedes hacerlo, pero te advierto, cuando en
Betty y Anya estaban en una cafetería. —¿Cómo está tu matrimonio? Me sorprendí tanto, amiga. —Emerson no me ama, Betty, me entregué a él por amor, ¡pero, él no me ama! —exclamó Anya llorando, su amiga la abrazó. —Anya, lo siento tanto, el matrimonio es complicado, tiene altibajos, verás que mejorará… —No, entiéndelo, mi matrimonio solo es por un contrato, Emerson nunca sentirá amor por mí, creo que… lo mejor es divorciarme. —¡No! No te des por vencida, él está dolido, su exesposa lo traicionó, su corazón está congelado, es natural, pero con paciencia y amor todo va a mejorar, el amor no surge repentino, Anya, tú te lo ganarás. —¿De verdad lo crees? Beatriz asintió. Ella la abrazó, limpió sus lágrimas. —Bueno, ¿y cómo estás tú? ¿Qué te dijo el médico? Ella se puso tensa. —Bueno, la ginecóloga, dijo que había un tratamiento de fertilidad, pero… Ashton dijo que era mejor esperar un tiempo, parece que él no tiene las mismas ganas de tener un bebé, como yo. Anya se sintió fatal