Su madre también le abrazó y le besó la mejilla, conforme le dijo que, cuando ella era joven, hacia cosas peores y que había tenido suerte de que nadie la grabara. Margarita entonces sintió alivio de no haberlos ofendido y de no haberle faltado el respeto a su familia y se sentó entre los dos para sentirse protegida.
No era que con Lucca no se sintiera así. Lo hacía. El hombre la hacía sentir segura y a salvo, pero la protección que sus padres le ofrecían era muy diferente y el corazón de la chica encontró sosiego al temor que sentía.
Las risas vinieron después, cuando la Dulce Bella Princesa Leia se frotó con frenesí contra el pie de Lucca y cuando terminó de cumplir su fantasía, le orinó encima.
E
En su mente, Lucca se había anticipado a llamar a algunas empeladas y que hicieran el trabajo por él, pero su esposa se veía tan feliz y conforme que no tardó en unirse a ella.Limpiaron la sala principal y ubicaron un colchón inflable en una de las esquinas. Armaron la cama con un par de sábanas y mantas y se recostaron a descansar.El lugar era sumamente silencio y oscuro, pero eso no los inquietó, muy por el contrario, los relajó.—¿Cómo crees que están tus padres? —preguntó ella sumida en esa oscuridad de campo que enloquecía a cualquiera.—Supongo que peleando —respondió él con la verdad y volteó hacia ella—. Siempre tuvieron muchas diferencias, supongo que ahora v
El martes en la mañana, todas las actividades de Santa Marta debían reanudarse con normalidad, claro que, el chisme era lo más importante y la mayoría de los empleados ya estaba al corriente de lo que había ocurrido en la famosa boda entre Valdivieso y Valentini.De forma histórica, todos los chilenos metiches querían llegar a trabajar a primera hora, pues el chisme le daba vida y ardor a la labor.Margarita estaba en boca de todos y en las manos también pues, los jovencitos que la conocían no habían dudado en correrse una paja al verla tan emocionada entre las tinas de vino y la oscuridad, la perfección para los campesinos, pues nada les parecía más excitante que ver a una pueblerina disfrutar de forma osada aquello que tanto les representaba.La pobre muchacha se había convertido en un símbolo sexual para los estudiantes de secundaria y un escándalo para las ancianas del pueblo, aunque, como decía la misma mamá de Margarita, ellas habían hecho cosas peores en el pasado y no tenían d
Para ese entonces, el fundo Santa Margarita se llenaba de vida y Américo y Paula recibían los documentos de los nuevos empleados. Una contratación masiva se llevaba a cabo y, mientras Margarita buscaba nuevos enólogos y estudiantes de Biología e Ingeniería agrónoma, Lucca se encargaba de entregar sus declaraciones a los medios tras lo ocurrido con su esposa.El hombre no dudó en revelar el nombre de la persona que había publicado y distribuido el video sexual de él y su esposa. Lo hizo en vivo en una transmisión para todo el país y, en cuanto el apellido de su competencia se oyó, las redes sociales no tardaron en repletarse de mensajes negativos contarla marca de vinos que representaban.A veces, una mala publicidad puede salvarte, pero otras, puede hundirte y, en ese momento, la gente repudiaba el actuar de Lidia contra otra mujer.—Pero usted la engañó a ella con su nueva esposa. ¿Es eso cierto? —preguntó una reportera y le miró con las cejas en alto.Lucca esbozó una dulce sonrisa.
Él se preparó para hablar, para decirle algo importante, pero los gritos de Paula les obligaron a bajar a toda prisa por las escaleras.—¡Margarita! —gritó la mujer y la pareja de recién casados corrió al primer piso de la planta para reunirse con su amiga—. Tenemos un problema —dijo firme y miró a Lucca con timidez—. Bueno, dos problemas —confirmó después, toda nerviosa y se tocó los dedos de la misma forma.Margarita se rio. Después de que su bochornoso video se filtrara, ya nada le parecía un problema. Había aprendido a ver la vida con ligereza.—Nada podría ser peor que el video nopor —dijo divertida.—Raúl está aquí —soltó Paula y a Margarita se le acabó la risa.Se puso pálida, también Lucca, quien notó el cambio en su esposa.Se sintió incómodo.—¿Por qué? —preguntó Margarita y quiso llorar cuando recordó la traición.—Yo lo atenderé —dijo Lucca con firmeza y las amigas el miraron sorprendidas—. Si quieres hacerlo tú, no tengo problema, pero…—¡No! —gritó Margarita con temor y
Lucca sintió asco.—Por favor, retírese de mi fundo —exigió, un poco carente de paciencia y lo tomó por los hombros para empujarlo fuera.Raúl era un hombre violento, siempre lo había sido y la cosa se ponía peor cuando se emborrachaba. Si bien, a Margarita nunca le había tocado ni un solo pelo, pues Margarita se ponía tan agresiva como él, era común que los pueblerinos vieran a Raúl metido en todas las peleas que se armaban los fines de semana.El hombre no reaccionó de buena manera ante la insistencia de Lucca de sacarlo del fundo sin poder ver a su exnovia y le propinó un fuerte puñetazo entre los ojos, dejándolo tirado en el suelo.Desde la distancia, Margarita y la madre de Lucca presenciaron toda la pelea y la joven mujer corrió despavorida cuando Raúl se montó sobre el derribado cuerpo de Lucca para golpearlo con insistencia en la cara.A pesar de que calzaba bonitos tacones de taco fino, corrió tan rápido como pudo y empujó al fortachón hombre al suelo para sacarlo de encima d
Lucca apenas pudo ponerse de pie y Margarita se alarmó al ver lo pálido que estaba. Tenía los labios secos y los ojos hundidos. La mujer usó toda la fuerza que tenía para levantarlo del suelo y dejó a su suegra atrás para guiarlo hasta el interior de su nueva propiedad.La madre de Lucca no sabía muy bien qué estaba ocurriendo y se osó a perseguirlos cuando la joven secretaria nada dijo.Margarita ayudó a Lucca a sentarse en una de las pocas sillas que ornamentaban su casa y corrió por todos lados, buscando el bolso con medicinas del hombre.Cuando lo encontró, corrió hasta donde él se hallaba y se arrodilló entre sus piernas, conforme abrió la cremallera del bolso, se limpió las manos con desinfectante y se armó d
Las mujeres se quedaron en silencio por largos segundos y se miraron con ansiedad sin decir nada.—Margarita, no quiero perderlo —dijo su suegra y se acercó a ella con desesperación en la mirada—. Me perdí toda su infancia y adolescencia por satisfacer a su padre y, ¡míranos! —reclamó dolorida—, vamos a divorciarnos.—No vas a perderlo —dijo ella y le sonrió afable—. Pero debes darle tiempo para que te perdone —agregó sincera y se aguantó el llanto con valentía.No iba a mentirle respecto al camino nuevo que Lucca había escogido para continuar con su vida, pero tampoco iba a entregarle ilusiones.—Está bien —dijo su madre, cabizbaja y aceptó la verdad con
Ella asintió y caminó apurada para reunirse con él en el final de las escaleras. Ella tomó su mano en cuanto se reencontraron y no dudó en decirle lo que pensaba.—Dile que se quede con nosotros, no tiene a donde ir —imploró con los ojos caídos y el ceño fruncido. Lucca se sintió conmovido por su amabilidad y humanidad—. Es tu madre, yo…—Shhh… —susurró él y alzó su mano para acariciarle la mejilla. Ella cerró los ojos al sentir su contacto—. Cada día que pasa, tú me demuestras que eres la mujer correcta —agregó y ella abrió grandes ojos—. Cada día, Margarita, me demuestras que hice la mejor elección. —Los ojos de la muchacha brillaron y apretó los puños cuando