Manos a la obra

Su madre también le abrazó y le besó la mejilla, conforme le dijo que, cuando ella era joven, hacia cosas peores y que había tenido suerte de que nadie la grabara. Margarita entonces sintió alivio de no haberlos ofendido y de no haberle faltado el respeto a su familia y se sentó entre los dos para sentirse protegida.

No era que con Lucca no se sintiera así. Lo hacía. El hombre la hacía sentir segura y a salvo, pero la protección que sus padres le ofrecían era muy diferente y el corazón de la chica encontró sosiego al temor que sentía.

Las risas vinieron después, cuando la Dulce Bella Princesa Leia se frotó con frenesí contra el pie de Lucca y cuando terminó de cumplir su fantasía, le orinó encima.

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