Para ese entonces, el fundo Santa Margarita se llenaba de vida y Américo y Paula recibían los documentos de los nuevos empleados. Una contratación masiva se llevaba a cabo y, mientras Margarita buscaba nuevos enólogos y estudiantes de Biología e Ingeniería agrónoma, Lucca se encargaba de entregar sus declaraciones a los medios tras lo ocurrido con su esposa.El hombre no dudó en revelar el nombre de la persona que había publicado y distribuido el video sexual de él y su esposa. Lo hizo en vivo en una transmisión para todo el país y, en cuanto el apellido de su competencia se oyó, las redes sociales no tardaron en repletarse de mensajes negativos contarla marca de vinos que representaban.A veces, una mala publicidad puede salvarte, pero otras, puede hundirte y, en ese momento, la gente repudiaba el actuar de Lidia contra otra mujer.—Pero usted la engañó a ella con su nueva esposa. ¿Es eso cierto? —preguntó una reportera y le miró con las cejas en alto.Lucca esbozó una dulce sonrisa.
Él se preparó para hablar, para decirle algo importante, pero los gritos de Paula les obligaron a bajar a toda prisa por las escaleras.—¡Margarita! —gritó la mujer y la pareja de recién casados corrió al primer piso de la planta para reunirse con su amiga—. Tenemos un problema —dijo firme y miró a Lucca con timidez—. Bueno, dos problemas —confirmó después, toda nerviosa y se tocó los dedos de la misma forma.Margarita se rio. Después de que su bochornoso video se filtrara, ya nada le parecía un problema. Había aprendido a ver la vida con ligereza.—Nada podría ser peor que el video nopor —dijo divertida.—Raúl está aquí —soltó Paula y a Margarita se le acabó la risa.Se puso pálida, también Lucca, quien notó el cambio en su esposa.Se sintió incómodo.—¿Por qué? —preguntó Margarita y quiso llorar cuando recordó la traición.—Yo lo atenderé —dijo Lucca con firmeza y las amigas el miraron sorprendidas—. Si quieres hacerlo tú, no tengo problema, pero…—¡No! —gritó Margarita con temor y
Lucca sintió asco.—Por favor, retírese de mi fundo —exigió, un poco carente de paciencia y lo tomó por los hombros para empujarlo fuera.Raúl era un hombre violento, siempre lo había sido y la cosa se ponía peor cuando se emborrachaba. Si bien, a Margarita nunca le había tocado ni un solo pelo, pues Margarita se ponía tan agresiva como él, era común que los pueblerinos vieran a Raúl metido en todas las peleas que se armaban los fines de semana.El hombre no reaccionó de buena manera ante la insistencia de Lucca de sacarlo del fundo sin poder ver a su exnovia y le propinó un fuerte puñetazo entre los ojos, dejándolo tirado en el suelo.Desde la distancia, Margarita y la madre de Lucca presenciaron toda la pelea y la joven mujer corrió despavorida cuando Raúl se montó sobre el derribado cuerpo de Lucca para golpearlo con insistencia en la cara.A pesar de que calzaba bonitos tacones de taco fino, corrió tan rápido como pudo y empujó al fortachón hombre al suelo para sacarlo de encima d
Lucca apenas pudo ponerse de pie y Margarita se alarmó al ver lo pálido que estaba. Tenía los labios secos y los ojos hundidos. La mujer usó toda la fuerza que tenía para levantarlo del suelo y dejó a su suegra atrás para guiarlo hasta el interior de su nueva propiedad.La madre de Lucca no sabía muy bien qué estaba ocurriendo y se osó a perseguirlos cuando la joven secretaria nada dijo.Margarita ayudó a Lucca a sentarse en una de las pocas sillas que ornamentaban su casa y corrió por todos lados, buscando el bolso con medicinas del hombre.Cuando lo encontró, corrió hasta donde él se hallaba y se arrodilló entre sus piernas, conforme abrió la cremallera del bolso, se limpió las manos con desinfectante y se armó d
Las mujeres se quedaron en silencio por largos segundos y se miraron con ansiedad sin decir nada.—Margarita, no quiero perderlo —dijo su suegra y se acercó a ella con desesperación en la mirada—. Me perdí toda su infancia y adolescencia por satisfacer a su padre y, ¡míranos! —reclamó dolorida—, vamos a divorciarnos.—No vas a perderlo —dijo ella y le sonrió afable—. Pero debes darle tiempo para que te perdone —agregó sincera y se aguantó el llanto con valentía.No iba a mentirle respecto al camino nuevo que Lucca había escogido para continuar con su vida, pero tampoco iba a entregarle ilusiones.—Está bien —dijo su madre, cabizbaja y aceptó la verdad con
Ella asintió y caminó apurada para reunirse con él en el final de las escaleras. Ella tomó su mano en cuanto se reencontraron y no dudó en decirle lo que pensaba.—Dile que se quede con nosotros, no tiene a donde ir —imploró con los ojos caídos y el ceño fruncido. Lucca se sintió conmovido por su amabilidad y humanidad—. Es tu madre, yo…—Shhh… —susurró él y alzó su mano para acariciarle la mejilla. Ella cerró los ojos al sentir su contacto—. Cada día que pasa, tú me demuestras que eres la mujer correcta —agregó y ella abrió grandes ojos—. Cada día, Margarita, me demuestras que hice la mejor elección. —Los ojos de la muchacha brillaron y apretó los puños cuando
Lucca y Margarita organizaron su cuarto y su nueva cama y, tras usar el baño, el que ya empezaban a usar juntos y sin nada de vergüenza, se cepillaron los dientes frente al espejo y se lanzaron miradas cómplices en todo momento.Esa era la primera vez que Margarita vivía con un hombre y siempre había soñado que así fuera. Todo era tal cual ella lo había imaginado y, empezaba a entender que no se arrepentía de nada.Caminaron juntos por el cuarto. Él cerró bien las cortinas y revisó la seguridad de las ventanas. Cerró su puerta y apagó las luces. Margarita se puso crema en las manos y se recostó a su lado cuando todo estuvo oscuro y silencioso.—Lucca —murmuró ella y el hombre pasó su brazo por debajo de su cabeza para
Lucca no se pudo aguantar, tuvo que gemir cada vez que ella se lo clavó completo hasta el final y la cosa se puso peor cuando Margarita llegó al orgasmo y se rozó de forma circular alrededor de su miembro. Sus gemidos se convirtieron en gruñidos atiborrados de ardor.Ella recordó que su suegra los acompañaba y no tardó en cubrirle la boca para silenciarlo.—Tu madre… —musitó ella y le miró a los ojos con una gracia que lo hizo explotar en una divertida carcajada.Lucca apretó los labios cuando entendió lo que ella trataba de decirle y cerró los ojos para dejarse llevar por su sensual movimiento de pelvis.Margarita no se detuvo allí. Aprovechó de la dureza de su erección para continuar y