Madre e hijo

Lucca apenas pudo ponerse de pie y Margarita se alarmó al ver lo pálido que estaba. Tenía los labios secos y los ojos hundidos. La mujer usó toda la fuerza que tenía para levantarlo del suelo y dejó a su suegra atrás para guiarlo hasta el interior de su nueva propiedad.

La madre de Lucca no sabía muy bien qué estaba ocurriendo y se osó a perseguirlos cuando la joven secretaria nada dijo.

Margarita ayudó a Lucca a sentarse en una de las pocas sillas que ornamentaban su casa y corrió por todos lados, buscando el bolso con medicinas del hombre.

Cuando lo encontró, corrió hasta donde él se hallaba y se arrodilló entre sus piernas, conforme abrió la cremallera del bolso, se limpió las manos con desinfectante y se armó d

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