Margarita se quedó pasmada cuando él le dio la noticia. Se aguantó las lágrimas porque, sin querer, él le había entregado uno de los puestos que ella más había deseado, pero al que había renunciado cuando la habían discriminado por no tener una carrera universitaria que respaldara sus conocimientos.
—Pero, yo no estudié para eso —gimió ella y se puso pálida.
—No necesitas estudios —dijo él con total seguridad; ella quiso refutar, pero él se interpuso—, eres perfecta para ese puesto, pero si no quieres…
—¡Sí! —gritó ella, interrumpiéndole—. Sí quiero —confirmó con mayor timidez y se ruborizó cuando él se acercó para tomarl
La mujer recibió una bofetada por parte de su propia madre y cerró los ojos para contener el llanto. No le dolía el golpe, le dolía la humillación a la que Lucca y su nueva esposa le habían hecho llegar y sin siquiera tocarla.—No es mi culpa —se atrevió a decir y su padre giró alterado para mirarla.—¡Cállate la boca, Lidia! —gritó su madre y se interpuso antes de que su esposo la sacudiera con violencia y la cosa se pusiera más grave—. Sabes bien que fue tu culpa.Lidia apretó los puños para contener la rabia y de reojo miró los informes de venta que reposaban sobre el escritorio de su padre.El hombre dio giros alrededor del mueble un par de veces y miró por la ventana el alargado viñedo que alegraba sus mañanas. Pero ese lunes era amargo, apenas podía apreciar el aroma de sus uvas y no les veía color a las hojas de las parras.Intentó pensar con calma en lo que estaba sucediendo, pero solo podía recordar la nueva producción en la que estaban trabajando.—Tendremos que detener la p
El hombre miró a su esposa con preocupación y elle entendió que algo estaba mal.—¿Qué ocurrió ahora? —preguntó con fastidio.Desde la boda, sentía que no habían tenido descanso. Los problemas se presentaban uno detrás de otro y le enfurecía saber que, su propia hija, era quien pisoteaba todos los años de trabajo duro. El hombre le dio a Lidia una mirada cargada de decepción.—Los abogados de Lucca y Margarita ya llegaron —explicó.—¿Qué? —inquirió la madre de Lidia, escandalizada—. ¿Por qué? —insistió y su esposo le dio una mirada rigurosa para recordarle lo que su heredera había hecho—. Lidia… —reprochó negando con la cabeza.—Vamos a reunirnos con ellos para saber qué es lo que Ossandón pide para compensar el daño causado —murmuró derrotado.Sentía que, por más que buscaba un escape a los problemas en los que su hija le había metido, nada servía, nada lo salvaba del hoyo en el que estaba.En el fundo Santa Margarita, Lucca recibió una llamada minutos antes de que sus abogados com
Si bien, todos los presentes esperaron a que Lucca contestara el llamado proveniente de Lidia Valdivieso, al hombre le importaba más la salud de su nueva esposa y, no obstante, en una primera impresión sí se había casado con ella a cambio de conseguir su ayuda y un trasfondo que no era el amor, en ese momento, y con el paso de los días, Lucca había aprendido a conocerla y le había fascinado lo que había dentro de ella.El hombre presionó las teclas de volumen y silenció su teléfono móvil. Se lo metió al bolsillo y tomó a Margarita por la espalda, conforme agarró todo su cabello para que no se ensuciara. Miró a su madre para pedirle ayuda y ella reaccionó de forma inmediata.—Papel, aquí tengo papel —dijo ella, alarmada y le ofreció un pa&n
Lucca corrió a auxiliarla y la alzó con mucho cuidado.—Lo lamento —susurró él y se mostró afligido por su bruteza.Quiso sacudirla, pero se contuvo, pues tampoco quería tocarla sin propasarse. Sentía confianza para con July, pero también respetaba a Kun y no iba a tocar, en lo más mínimo, a la mujer de otro.—¿Cómo está ella? —preguntó July y le miró con ansiedad. Lucca suspiró—. Esto ya había pasado antes —agregó y el hombre apretó el ceño—. Cuando Raúl la engañó… Margarita me va a matar si sabe que te dije, pero… —balbuceó con miedo, pero luego apretó los dientes y rabió con llanto falso—, cuando
Los sabores, olores y colores que ella aceptara en el laboratorio serian producidos en masa y puestos a la venta, corriendo el riesgo de cometer un error y fracasar. Pero él confiaba ciegamente en ella y sabía que su camino era hasta el éxito.“Estoy en las afueras de Santa Margarita, por favor, sé hombre y recíbeme”.El corazón de Lucca se detuvo por un segundo cuando leyó el mensaje de su exnovia, y soltó un suspiro cuando entendió que era cierto, ella estaba allí, en su fundo, su casa.Uno de los encargados de seguridad venía corriendo hacia él. De seguro le traía las malas noticias.—¿Llegó
Lidia le invitó a sentarse en la cabina de su camioneta. Él no se negó y se sentó en la puerta horizontal de la parte trasera de la camioneta. Ella se sentó a su lado y le reveló cual era el motivo de su visita.—Tus abogados nos visitaron hoy —musitó. Lucca asintió—. No puedo cumplir lo que ella nos exige, Lucca —susurró con la voz cortada—. Compré las acciones de Vera y no puedo comprar las tuyas también, al menos no ahora —agregó con actitud inocente.Lucca se mantuvo silencioso y pensó detenidamente en lo que la mujer le decía. No podía negarse a lo que Margarita quería de Lidia, a cambio por todo el daño que había causado hacia ella al publicar el video “porno” de los dos.
El beso fue suave y profundo y tuvieron que volver a la tierra cuando los empleados se rieron de la cálida situación.—Lamento que tuvieras que ver eso —susurró Lucca sobre la boca de Margarita y le acarició la cabeza, el cuello y la nuca con los dedos.Margarita se rio coqueta.—Necesitaba verlo y escucharlo —respondió ella y tomó una de sus manos para besarla con suavidad—. Ahora sé que somos reales.Lucca también se rio.—Podemos ser muchas cosas, cariño, pero somos reales y nadie puede contra eso —murmuró él en su cuello, ascendió por su oreja y le besó la mejilla para luego mirarla a los ojos. Ella apretó los labios para formar un
Aunque el médico quiso recomendarle algunos medicamentos que la ayudaran a estar tranquila, ella se negó a recibir cualquier tipo de medicación y cuando Lucca se atrevió a preguntar los motivos, ella solo le ofreció una abierta sonrisa que lo dejó aturdido durante toda la consulta.Tuvieron que aguantar hasta la noche para poder conversar en privado, pues los amigos de Margarita se quedaron a almorzar y a cenar. Celebraron con vino de su propia cosecha el ingreso al concurso, el cual había resultado exitoso y sus muestras viajaban ya hasta el Reino Unido, donde serían evaluadas y categorizadas.Ellos esperaban obtener un puntaje que les pudiera ayudar a mejorar sus ventas, aunque sus números eran los mejores de la región y sus productos apenas llevaban un mes en las salas de venta de todo el país.