Ayudar

El beso fue suave y profundo y tuvieron que volver a la tierra cuando los empleados se rieron de la cálida situación.

—Lamento que tuvieras que ver eso —susurró Lucca sobre la boca de Margarita y le acarició la cabeza, el cuello y la nuca con los dedos.

Margarita se rio coqueta.

—Necesitaba verlo y escucharlo —respondió ella y tomó una de sus manos para besarla con suavidad—. Ahora sé que somos reales.

Lucca también se rio.

—Podemos ser muchas cosas, cariño, pero somos reales y nadie puede contra eso —murmuró él en su cuello, ascendió por su oreja y le besó la mejilla para luego mirarla a los ojos. Ella apretó los labios para formar un

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