Deprimida

Tras algunas semanas de serenidad, Margarita y su esposo gozaron de buena salud y estabilidad emocional. Ella estuvo tranquila, siguiendo todas las indicaciones de sus amigos y el médico. No pensó en nada que pudiera desestabilizarla y se enfocó en realizar su trabajo, mantener una relación romántica ardorosa y tener pasatiempos que la ayudaron a olvidar sus miedos.

En las tardes y cuando el fundo cerraba sus puertas, la pareja de enamorados tomaba un par de bicicletas y salían a recorrer los alrededores. Practicaban deporte y respiraban el aire fresco de la costa.

Pedaleaban con agilidad hasta que se les acababa la ruta o encontraban una vista en la que detenerse y admirar el atardecer.

Los viernes, Margarita llevaba alimentos para un picnic pequeño, provisiones que su propia suegra preparaba par

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