Capítulo 5

Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión (José Ortega y Gasset)

Cuando Alexei llegó a casa, lo primero que hizo fue intentar captar el ambiente y el aroma de su falsa prometida, por primera vez agradecía tener un olfato sensible y mejor desarrollado que los demás. Olfateó el espacio y cuando reconoció el aroma de los tulipanes, suspiró aliviado de que la mujer estuviera allí y segura. Se dirigió al grupo de hombres que le acompañaban

—Повысьте безопасность на границах дома. Крыло, где сейчас живет хозяйка дома, будет лучше охраняться. Никто не выходит и никто не входит без меня. это понятно?{Aumenten la seguridad en los límites de la casa. El ala donde se aloja la ahora señora de la casa será mejor custodiado. Nadie sale y nadie entra si no estoy yo. ¿Está claro?}

No esperó a que sus hombres le dijeran nada, ya sabía que corrieron a tomar sus puestos y si según lo que le dijo su viejo amigo, aqua ya estará preparando algo encontrá de Bratva. Peor cuando se dieron cuenta de que habían secuestrado primero a la mujer, la última que ha tenido contacto con el soplón.

Sus pasos automáticamente lo llevaron hacia la escalera, se detuvo al ver a la hermosa rubia rizada, parada fielmente a un lado.

—Господин {Amo}—dijo Dasha con una sonrisita feliz y no pudiendo evitar dar el pequeño salto de emoción al ver a su hombre otra vez.

—Dasha.

(...)

Adara estaba demasiado segura de

que su torpeza y ansiedad la iba llevar a cometer un error al salir de las recámaras.

Meredith y Clara, atrás suyo le

dieron una mirada de apoyo cuando notaron a los sirvientes de un lado a otro, sabiendo que ya había llegado a la casa.

Inspiró y soltó el aire, repitiendo el paso unas tres veces antes de cerrar los ojos para centrar sus pensamientos y calmar los nervios en su cuerpo.

"Recuerda tu parte del trato, Adara. No te apures, todo a su tiempo. Una

vez que les des lo que quieren, puedes

empezar aformular un plan de escape, solo sé paciente y podrás irte de esta jaula de oro"

Las mujeres le habían dado un pequeño

resumen de cómo era la señora madre de su prometido; cómo es que se debía presentar a la matriarca y lo que no debería hacer en su presencia.

La descripción de la señora solo la había

puesto más nerviosa cuando le dijeron que podría ser "alguien dificil" de manejar e incluso muy difícil de contentar.

La sensación de hormigueo aumentó

cuando logró divisar la figura del hombre secuestrador en las escaleras y se preguntó si sería una buena idea correr de vuelta a la habitación. No es como que no pueda entrar, las llave las tiene todas él, pero al menos le da la sensación de la falsa seguridad.

Se detuvo antes de bajar el primer escalón cuando se percató de la presencia de una persona más junto Alexei. El ambiente inmediatamente se tornó gélida, pesada y casi difícil de manejar en cuanto esa mujer posó la mirada en Adara.

Incluso sus sirvientas se pusieron más rígidas de lo normal, preocupando un poco a Adara en cuanto a la salud de sus pobres espaldas.

Una joven mujer de alrededor de diecisiete o dieciocho años, cabellera abundantemente rubia y con una figura que podría competir seriamente con las de las modelos de Victoria's.

Podría jurar haber visto un destello de odio antes de que la mirada desapareciera, pero ¿Por qué? Rápidamente se percató que la mujer traía la mano apoyada en el brazo de su mafioso, de forma protectora y territorial, una sonrisa de suficiencia se posó en los labios de la rubia cuando Adara la miró a los ojos.

¿Está…? ¿Está retándola sutil pero públicamente?

(...)

Dasha siempre se ha considerado una mujer paciente e impecable. Aunque podría ser una persona longeva con todas las experiencias que ya ha vivido a su tierna edad de dieciocho años, siempre fue fuerte por su familia, que murió en una guerra de clanes que no tenía nada que ver con ellos.

Ella y su abuelo son los únicos sobrevivientes de ese conflicto que atravesaron.

El clan todavía quiso matar a cualquiera que sea testigo de sus acciones por lo que sin seguridad ni dinero, Dasha se prostituyó a la temprana edad de trece años para llegar a fin de mes.

Recuerda vívidamente la noche en que fue golpeada brutalmente por entrar al territorio de unas trabajadoras sexuales sin permiso, y no tuvo más remedio que entrar a un barrio pobre al que nadie quería entrar.

Debía subirse al auto del camionero cuando sintió el peso de una chaqueta abrigada.

"—Делать это не нужно. {Hacer esto es innecesario}"

Le había dicho el enorme hombre rubio que la cubrió, esa noche nevaba y a pesar de la calidez de la prenda, lo que más calentó su corazón en ese momento fue el hombre junto a ella, una parte de Dasha sabía que desde que esa mirada verde llegó a su vida le sería totalmente devota.

Su enamoramiento adolescente aumentó cuando el mafioso no solo los refugió y les dio un hogar a ella y su abuelo, sino que también destruyó por completo a los clanes que acabaron con su familia injustamente.

Había estado tan y satisfecha con solo estar viviendo con su salvador en los últimos cinco años, bajo el ala de Bratva y con una estrecha relación con el hombre, poder estar cerca de él cuando el ruso no salía por negocios, compartir algún que otro bocadillo, bromas. Dasha sabía que a pesar de que el hombre tenía varias amantes no tenía planeado unirse a nadie. Su plan era acercarse cada vez más a Alexei hasta que se diera cuenta de que Dasha era la pareja perfecta para él, sabía también que al ruso no le importaria su origen ni de como había estado ganándose la vida ya que fue él mismo quien la salvó y que sería una ventaja para ayudarle con cualquier trabajo que tuviera para ella. No era una buena para nada, sabía valerse por sí misma y era muy buena haciéndolo. No tenía previsto la horrible desgracia que se abalanzó sobre la tranquila casa Romanov y la seguridad de sus planes.

Todo se derrumbó con la inesperada

llegada de la mujer frente a ella y el supuesto compromiso pactado por ambos. No se lo creía ni por un instante, Alexei no querría a una buena para nada como esa perra a su lado.

Tuvo ganas de llorar cuando Alexei no la miró más y puso toda su atención en

su ahora prometida. Dasha no pudo evitar lanzarle una mirada irritada y de odio, a pesar de las advertencias de las mujeres que acompañaban a la mujer provocante de sus desgracias.

—Te ves…hermosa— declaró Alexei cuando estudió por completo a la pelinegra.

Adara subió una ceja con escepticismo ante el comentario, pero las mujeres atrás de ella se emocionaron y Dasha se enfureció al saber que ese tipo de palabras eran halagos que él, el líder de Bratva no ha dicho a nadie más, inclusive ni a ella misma. Que su amo dijera tal cosa era un logro en estima y orgullo que muchas mujeres querían, se incluía en esa enorme lista sin fin.

—Gracias—contesta fría la mujer mientras seguía bajando las escalera, ignorando los dardos que la rubia le lanzaba.

El mafioso estiró su mano en un gesto de

caballerosidad y Adara dudó en tomarla.

Cuando sus manos se tocaron un familiar

estremecimiento de la noche que casi

compartieron se hizo presente. Alexei clavó con más intensidad su mirada en Adara y la pelinegra trató de ignorar la sensación rara en su estómago de la cual se negaba ponerle el nombre de mariposas. Quizás solo sea sevo'i.

—Моя госпожа—dice el mafioso con ese tono ronco en su voz. Por alguna razón que no está dispuesta a entender, la pronunciación de esa palabra hizo que las piernas de la mujer pelinegra temblaran ligeramente, y sintió que había un significado más allá del que le había

explicado Clara en la habitación, antes de salir, cuando el ruso la nombró con ese sobrenombre.

—La señora se ve realmente preciosa, ¿no cree señor?—expresa Meredith con un tono sugerente.

Adara y Dasha la maldijeron internamente, una de manera más suave

que la otra, el comentario tomó a Alexei completamente con la guardia baja y sintió la expectativa de respuesta de las personas presentes, al ver que Adara evitó su mirada con un fuerte sonrojo, las palabras salieron de su boca antes de que las pudiera siquiera pensar. Como si tuvieran vida propia.

—Sí, eso es correcto, tienes razón—afirmó el mafioso aún con

completa atención en la mujer frente a él, quien lo volteó a ver con sorpresa en sus ojos ante tal directo comentario. Adara, como siempre, no pudo leer la expresión sin emociones del pseudoDuque, por lo que no sabía si se estaba burlando o si estaba siendo sarcástico.

Dasha estuvo a punto de dirigir sus pasos hacia la salida. Y lo hubiera hecho, aunque fuera tomado como un acto totalmente grosero e irrespetuoso; ya que, también se había negado a recibir a la pelinegra con todos en la entrada.

Pero al parecer sus planes estaban

destinados a verse negados por la

interrupción de otras personas, por el

ruido afuera y la prisa en los empleados

para tener todo listo supo que la madre del Господин había llegado.

Adara volteó a ver con pánico a sus sirvientas, aunque las conocía de hace muy poco, se sentía más segura con ellas que con cualquiera dentro de la mansión.

—Díganme que ustedes también van a cenar con nosotros—prácticamente suplicó.

Clara tenía en su rostro la misma mirada de disculpa y simpatía de la primera vez que la vistió y la vio desnuda.

La pelinegra sintió claramente el malestar con su estómago revuelto por un motivo totalmente diferente que cuando Alexei le habló.

—No se preocupe, Миссис. El cocinero ha mandado hacer su comida favorita—trató de apoyar Meredith, fallando miserablemente al ver el rostro pálido de su nueva señora.

—Claro, los ravioles harán que la velada sea menor turbulenta…

(...)

Kira Romanova siempre ha estado asociada a la Zarina Catalina la Grande por su imparcialidad e intransigencia.

Tenía un humor sin concesiones, era dura cuando tenía que serlo.

Y no es nada suave cuando no tiene que serlo.

Tenía que serlo. Demostrar ser una mujer fría en la mafia era lo único que la mantuvo de pie frente a potenciales enemigos, aún cuando compartía incluso la mesa con ellos mismos.

La frialdad de su comportamiento-a diferencia de su difunto y cariñoso marido-lo más importante para ella fue siempre su семья.

En un mundo tan oscuro como en el que vivía la familia de Romanov, cuando su amado esposo aún gozaba de buena salud, ella se encargó de enseñar a sus dos hijos la complejidad de en una vida tan sombría, por lo que muchos podrían decir que privó a sus hijos del amor de padres, sustituyéndolo por nada más que por respeto. No le importaba en realidad, si los mantenía a salvo.

Es lo que una madre debe sacrificar para mantener a salvo a sus cachorros. Y no es ni de cerca lo más importante que sacrificó en toda su vida para crear el imperio que ahora se alza en toda su estatura y que está a los pies de su querido hijo Alexei.

Cuando se enteró de que su hijo, el jefe de la familia y el primogénito, había elegido pareja después de cientos de años en la familia Romanov, como simplemente tomando amantes pagadas, su gélido silencio y su pesada mirada sobre el pobre hombre casi hacen que el mensajero sufra un infarto.

Sin dudarlo, exigió que se enviara inmediatamente a su hijo a Rusia para que viera lo que estaba ocurriendo personalmente.

Que Alexei, que tenía un temperamento como el suyo y tenía un comportamiento similar estaba pidiendo una integración tan temprana de la mujer al clan. Siendo realistas esperaba que se comprometiera Alek que siempre se distinguió por ser demasiado amable y gentil para esta familia, que tiene sus propios intereses en el corazón.

Pero no lo esperaba de ningún modo de su primogénito, de su perrito que mataba a cualquier enemigo a sangre fría sin dudarlo. Que mataba a cualquiera que se interpusiera en su camino.

Desde los ocho años, ha matado a sangre fría y sin penas a cualquier enemigo que se interpusiera en su camino, incluso la prensa no podía creerlo.

Mientras Alexei era un acto cruel y tormenta de hielo; Alek era un oasis de tranquilidad y sentimientos.

Su previsión se vio sacudida cuando vio la determinación de Alexei de proteger los intereses de su prometida, incluso por teléfono su hijo se había atrevido a colgar la llamada cuando ella se puso terca al respecto, no sin antes avisar que no iba a hablar con ella en una llamada si es que seguía sin escucharlo.

Había jurado lealtad a la mujer, pero ahora que ha visto la causa del caos y en la agitación familiar de los últimos días, supo que quizás había juzgado mal a su hijo.

Así que le dijo en español, ya que ya había sido informada sobre la barrera universal del idioma: —Eres tú, ¿verdad?

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