―¿Estás sugiriendo que consideremos un secuestro, Ava? ―inquirió Ethan, incorporándose en la cama con una mezcla de sorpresa y preocupación en su rostro.―No sería un secuestro, Ethan. Es mi hija, necesito sacarla de ese lugar. Está viviendo con un hombre peligroso, un estafador que la maltrata. Samuel no siente ningún amor por su propia hija ―explicó ella con voz suplicante, tomando su mano en busca de apoyo. ―Te lo imploro, Ethan. Eres la única persona en la que confío para ayudarme en esto.Ethan la miró con seriedad, dejando entrever una mezcla de pesar y resolución en sus ojos.―Ava, haría cualquier cosa por ti, excepto algo así ―dijo con un tono cargado de seriedad. ―Porque, lamentablemente, a ojos de la ley, sí sería un secuestro. No puedo permitir que pongas en riesgo tu vida y la de Diana cuando estás tan cerca de lograr tu objetivo. ¿Quieres arriesgar tu libertad nuevamente? ¿Poner en peligro tus posibilidades de obtener la custodia de tu hija?Ava bajó la mirada, sintiendo
Ava se despertó cuando Ethan abrió una de las cortinas de la habitación de invitados, al abrir los ojos, se encontró con el carrito del desayuno dispuesto al lado de la cama. ―Buenos días, esposa. Espero que hayas tenido un buen descanso ―saludó Ethan con una sonrisa. ―¿Realmente necesito levantarme de la cama? ―preguntó, su cabeza aún hundida en la almohada. ―No es necesario, pero si decides quedarte ahí, me veré obligado a unirme a ti en la cama, y perderemos un día perfecto para disfrutar de la piscina ―respondió Ethan en tono juguetón. ―No suena como una mala idea quedarnos aquí ―murmuró Ava con picardía. ―Mamá y Bárbara se han ido para pasar el fin de semana con unas amigas, el típico viaje que hacen cuando se reúnen las brujas del aquelarre ―informó Ethan con una sonrisa traviesa―. No regresarán hasta el lunes, así que tendremos la casa para nosotros solos. La perspectiva de tener la casa para ellos era tentadora, y Ava respondió con una sonrisa más amplia mientras se acomo
Samuel iba entrando a su casa cuando su teléfono sonó, con fastidio sacó el aparato pensando que de seguro era Susan, estaba harto de esa mujer y ya no sabía como darle largas a la presión para que se casara con ella. Sin embargo, se apresuró a contestar, era su contacto en la fiscalía.―¿Qué quieres? ―masculló al responder, notando la voz sigilosa y apresurada de su contacto en la fiscalía.―Los Churchill acaban de salir de la oficina del jefe ―informó la voz susurrante del informante, y en un instante, el corazón de Samuel comenzó a latir desbocado. ―Han presentado nuevas pruebas en el caso de tu exmujer. Una de ellas es una pericia caligráfica que prueba que Ava Miller no firmó las órdenes de compra ni el traspaso de acciones de la compañía. En este momento están emitiendo una orden de captura para ti. Haré lo posible por retrasar lo inevitable, pero prepárate.El teléfono se apagó, dejando a Samuel pálido y helado. La sorpresa y el miedo se apoderaron de él. ¿Cómo había conseguido
Ava despertó dentro de la ambulancia, su mente era una mezcla de confusión y desesperación. El corazón le latía con fuerza, y el eco de la noticia de que Samuel se había llevado a su hija resonaba en sus oídos como una pesadilla recurrente. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras el miedo y la impotencia se apoderaban de ella. La realidad de la situación la golpeó como un puñetazo en el estómago.Ethan estaba junto a su camilla, con la mirada perdida en la preocupación. Sus ojos se encontraron con los de Ava cuando escuchó sus sollozos, y levantó la cabeza con una expresión que combinaba la preocupación con el temor por la salud de su esposa. La presencia de Ethan era un recordatorio constante de la encrucijada en la que se encontraban.―Dime que sabes ―suplicó Ava entre sollozos, su voz cargada de dolor y anhelo.Ethan tomó una respiración profunda antes de responder, su voz temblaba con la seriedad de la situación.― Evans comenzó el incendio en la casa, la policía cree que debe t
Ivette abrazó a Diana mientras veía la luces de la camioneta de Samuel perderse en la oscuridad. La niña estaba aferrada a ella de miedo, su padre había gritado sus instrucciones exasperado por el llanto de la pequeña. Después las abandonó en ese lugar en el medio del bosque con comida y agua para unos días.―No soy un asesino de niños, Ivette, no mataré a mi propia hija, esa es la única razón por lo que sigues viva. En la mañana llenaras esta mochila ―ordenó señalándola el bolso que estaba en un perchero en la cocina ―con toda la comida que puedas cargar. Detrás de la cabaña hay un arroyo que desemboca a un río, síguelo corriente abajo y en unos días llegaras a la civilización. Tienes lo necesario para sobrevivir―No, nos haga esto, señor Samuel, Diana es muy pequeña, no resistirá una caminata de varios días, ¿Cómo podré llevarla en brazos más las cosas que debo cargar? ¿y qué haremos en la noche cuando haga frío? ¿Y si los animales nos atacan?―Te llevas una manta y enciende una hog
El salón de conferencias estaba saturado de periodistas y cámaras, todos aguardando ansiosos la entrada de Ava Anderson. La atmósfera estaba cargada de tensión cuando ella finalmente cruzó la sala y se detuvo ante el podio. El murmullo se apaciguó y los destellos de las cámaras inundaron el espacio.Consciente de que esta rueda de prensa era su ventana directa a Samuel, Ava sabía que tenía que hacer una súplica pública por el regreso de su hija. A pesar de la mirada inquisitiva de las cámaras y los ojos expectantes de la audiencia, su atención se mantenía fija en un único objetivo: encontrar a Diana.Aclaró su garganta y comenzó a hablar, su voz llenando la sala con determinación.―Buenos días a todos. Quiero comenzar expresando mi agradecimiento a todos los que han estado siguiendo la situación de mi hija Diana y a aquellos que nos han brindado su apoyo. Han sido días difíciles, cargados de angustia y preocupación, y estoy aquí para hacer un llamado desde el fondo de mi corazón.Los
El Ava y Ethan se encontraban en la uno de los salones de la mansión, Ava se sentía desesperada ante la exigencia de Samuel, podía reunir esa cantidad, pero no en veinticuatro horas. La policía sospechaba que ese era el tiempo que él disponía antes de salir del país por México.―Ethan, necesito que me ayudes a reunir el dinero ―dijo Ava, su voz temblorosa pero decidida.―Ya te dije, Ava, haré todo lo que esté en mi poder para encontrar el dinero que necesitas para el rescate de Diana ―respondió, su tono mostrando la gravedad de la situación.Ava se mordió el labio, luchando contra sus emociones. Sabía que lo que estaba a punto de proponer era un riesgo enorme, pero estaba dispuesta a todo por su hija.―Ethan, escúchame. Mi empresa, Construcciones Miller, es el activo más valioso que tengo. Estoy dispuesta a entregarla en su totalidad a cambio del dinero que necesito para pagar el rescate de Diana.Ethan la miró con sorpresa, sus ojos buscando los de ella en busca de algún rastro de en
Ava y Ethan estaban sentados en el borde del sofá, los ojos fijos en el teléfono que Ava sostenía en su mano, ansiosos por recibir la llamada de Samuel para efectuar el pago del rescate de Diana. Después de arduos esfuerzos, habían logrado reunir el dinero necesario y estaban listos para hacer la transferencia que traería de vuelta a la niña.Los minutos parecían estirarse hasta lo infinito, hasta que finalmente un tono de llamada rompió la tensión en la habitación, sacando a los Anderson de su letargo. Ava frunció el ceño al darse cuenta de que no era su teléfono el que estaba sonando, sino el teléfono del oficial de policía que los acompañaba en ese crucial momento.―Diga ―respondió el oficial mientras atendía la llamada.Ava y Ethan intercambiaron miradas de preocupación, esperando ansiosamente cualquier información. Observaron con atención al oficial mientras escuchaba las noticias del otro lado de la línea. Cuando vieron que el rostro del oficial se iluminaba con una sonrisa y qu