Lo reconozco, este hombre me calienta más que el sol de verano, porque apenas ha anunciado lo que va a hacer y yo ya me siento como un rio que está por enloquecer por toda la humedad que él asegura que va a limpiar.
Algo que parece disfrutar el hombre que lame profundamente en mí como si hubiese dejado las salchichas alemanas en el olvido solo para llenarse con mi humedad. Mi respiración ya está agitada y sé que ya estoy a merced del hombre que está enloqueciéndome.Incluso me acuesto esperando que me atienda como sé que él sabe hacerlo, por eso, ya no me importa si es mi secuestrador, mi verdugo o algo peor. Ahora lo que me importa es que Arnold pueda satisfacerme como corresponde.— No sabes cuanto deseaba estar así, justo así, mi querida. — susurra Arnold con voz afectada y yo tensiono mi cuerpo porque su aliento golpea mis zonas sensibles causando que me sienta aÉl tiene razón, soy una mujer que trabaja constantemente y Arnold parece hacer lo mismo hasta que me conoció, porque incluso ahora su teléfono vibra y él lo ignora al punto de solo concentrarse en mí.— Sé que podemos crecer mucho juntos, porque tú no eres un objeto decorativo de la casa, si no, una agradable mujer que me ayudará a ser mejor, que me mantendrá enfocado.— ¿Es eso lo que deseas de mí?— Eso y todos tus orgasmos.— Sabía que algo faltaba, tus comentarios pervertidos se habían esfumado por un momento.Arnold acaricia mi rostro y yo tensiono mi cuerpo porque su tacto gentil me resulta muy agradable, incluso más que todos los toques que he tenido en el transcurso de mi vida. Porque parece que toca mi alma.‘Debo tener cuidado con este hombre peligroso de más de una manera.’ Me digo mentalmente.
Me despierto aturdida por lo que está sucediendo ya que, no recuerdo haberme dormido y mucho menos pedir una limpieza vaginal como forma de despertarme, pero, Arnold no es alguien que espere un pedido.— Arnold, por favor.— Buenos días, querida. Es un hermoso día, ¿no es así?— Arnold, ¿Qué rayos estás haciendo? — pregunto confundida.— Comiendo mi dulce favorito de Colombia. — dice Arnold y yo me siento avergonzada.— Deberías pedirle perdón a cada colombiano que hace exquisitos dulces o comen un poco de ellos y dudan de tu opinión.— Me alegra que estén en contra de mi opinión porque si opinan lo contrario, los mataré, nadie puede decir que tu vagina es exquisita si no soy yo.Celos, la posesividad de él no conoce límites, como tampoco su lengua. Por eso, aunque debería decirle que
Arnold besa mi cuello y se aleja de mí tomando una tostada mientras me giña un ojo dejándome completamente sensible cuando lo que ha dicho no amerita una reacción de esta forma.— Cariño, es momento de desayunar y marcharnos.— ¿Marcharnos?— Están molestando mucho porque no estoy presente, así que, debo viajar.— ¿A dónde? No, ni siquiera voy a preguntar, yo no voy a salir del país, no quiero que nos embosquen y termine muerta en el extranjero. Así que, ve tú solo. A mí puedes dejarme en uno de mis antiguos trabajos y…— Iremos a Colombia. — anuncia Arnold.— Iré a bañarme. — digo de inmediato y Arnold se burla por mi cambio abrupto de opinión.Llevo mucho tiempo sin visitar mi tierra por lo que, aunque vaya con un mafioso no me importará ir. Así que, desesperada
No sé qué es lo que sucede, pero no quiero hacer preguntas que puedan perturbarme, sobre todo, porque todos los escoltas que entran tienen más armas que dedos en su cuerpo. Lo cual quiere decir que las cosas están muy complicadas.— ¿Esto sucede por estar encerrado conmigo en casa cuando debías estar trabajando?— No, solo se agarran de cualquier excusa para molestar, solo eso. — dice Arnold, pero, dudo que ese sea el motivo real.— Debiste estar pendiente a tus asuntos.— También tengo derecho a descansar, ¿no crees? — pregunta Arnold.— Sí, pero mira lo que ha sucedido. — digo y él suspira profundo.— Ellos siempre van a molestar incluso si todo es perfecto, porque no quieren verme feliz y yo lo merezco, te tengo en mi vida y merezco tener una comida caliente hecha por alguien que es amable sin esperar algo a cambio. Así q
Todo acto lujurioso o amable que experimenté con Arnold al punto de hacerme olvidar quien es él realmente, ha quedado en el olvido ahora que recuerdo que su mundo… el real es así: violencia.Una que podría acabar con mi existencia en estos momentos por dejarme llevar por la vida tranquila que me daba en esa casa que parece una fortaleza.‘¿Ahora si comprendes que es un jefe de la mafia?’ me pregunto mentalmente.— No quiero morir.— Tranquila, yo estoy aquí. — dice Arnold y yo siento como algo perfora el cuerpo de Arnold y sin poderlo evitar se cae.— ¡Arnold! —grito sintiendo como mi mano queda prisionera de su cuerpo.— ¡Lesionaron al jefe! — grita alguien y todos se concentran en nosotros.— Por favor, no. Dime que estarás bien, necesito que estes bien. — digo angustiada.Arnold levanta su cuerpo y yo alejo m
No entiendo cómo pudo pasar algo así cuando se supone que ellos saben cómo controlar todo esto, pero no puedo quejarme ahora por sus errores cuando debemos avanzar en este grave problema que puede costarle la vida a Arnold.‘Debes ser fuerte, Eva. Solo manteniéndote calmada es que Arnold confiará en ti y no empeorará las cosas.’ me digo mentalmente.Pero, no es solo ser fuerte, si no, tener la calma que para este tipo de situaciones se requiere. Yo debo ser prudente sobre que decisiones tomar y la verdad, no tengo conocimiento sobre este tipo de cosas a las que Arnold me ha expuesto por la ayuda que le proporcione en el pasado.— No voy a irme. Así que, no hables, los chicos y yo nos encargaremos de esto. — digo intentando calmarlo.— Quien se atreva a ofender a mi querida Eva…— Silencio, Arnold. Necesito que te quedes en silencio o me molestaré porque no est&
Se supone que no lastimaría a alguien, pero también se espera que no haya alguien del personal médico que se atreva a dañar a su paciente. Así que, en termino de cometer errores, no estoy tan mal. Todos se sorprenden, incluso yo lo hago, porque aunque escogí su espalda tener más espacio como blanco, tenía la esperanza de que fuera innecesario esto. Pero, él no cumplió y yo debía hacer lo mío. — ¡Uhg, m*****a sea! — grita el hombre mientras varias personas entran al quirófano. — ¡¿Qué sucede?! — grita uno de los chicos que no sé diferenciar porque tiene cubrebocas como yo. — ¿Hay alguien más que quiera pasar de doctor o enfermero a paciente? — pregunta el doctor que parece a cargo de la cirugía. Nadie habla ni me regaña por lo que acabo de hacer, pero yo sí me lleno de pensamientos negativos al recordar lo que hice y como no dude en apagar la vida de ese hombre que yace en el suelo intentando alcanzar su espalda justo en la parte afectada. — Señorita Eva… — Iba a hacerle daño, as
Ni siquiera en mis sueños más locos creí posible que sería una escolta de alguien tan peligroso, sobre todo, cuando eso significaba disparar a alguien, pero lo hice y apenas ahora que Arnold está fuera de peligro es que puedo procesar ello.‘¿Qué rayos hiciste, Eva? ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¿Acaso estás loca?’ Me pregunto mentalmente.Sin duda, no me conozco, porque ni siquiera en mis sueños me creí capaz de disparar y lo había hecho por un hombre que solo por salvarlo me está haciendo pasar un momento bastante difícil.— Esto es difícil.— Ya está metida en esto, señorita Eva. No creo que haya manera de que pueda escapar, así que, vea lo difícil como algo posible de realizar hasta el punto que lo vea muy fácil.— Dudo que eso sea posible.— Quédes