No debo fraternizar con el jefe de la mafia, eso sería lo prudente, pero, ¿Cómo podría hacerlo si el demonio se ha convertido en eso por todas las perversiones que le han hecho las personas que debieron protegerlo?
— Casa, dime cuales son los platos favoritos de Arnold.— Le gusta la carne asada, la salchicha alemana o los rouladen.— ¿Me enseñas a hacer los rouladen? — pregunto y el robot de inmediato aparece.Con ayuda de una maquina con inteligencia superior a la mía, hago los rouladen, coloco en el asador la carne y por último la salchicha alemana que pienso acompañar con patacones previamente mojados en agua de ajo.— Casa, avisa al señor Krick que le estoy preparando la cena. No quiero que no venga a casa cuando le he preparado todo esto. — ordeno.— Como ordene, señora Krick.Determinada a darle un poco de la calidez que nunNo sé en qué momento me ha subido en la mesa, pero, la realidad es que me preocupa que yo abra mis piernas para abrazarlo con estas sin tener un poco de vergüenza. Porque eso no fue algo que ordené hacer y si realice.— ¿Qué me estás haciendo? ¿Eres el plan de uno de mis enemigos o qué demonios sucede? — pregunta Arnold colocando su frente a la mía.— No podría relacionarme con esas personas crueles. Ellos son unos desgraciados que no merecen algo más que su caída. Yo no puedo ser alguien enviado por ellos cuando la violencia no es algo de mi agrado.— Por favor, no me falles, estoy entregándome por completo a algo que no sé cómo manejar pero quiero sentir. No me hagas daño. — pide Arnold como un pequeño pollito pidiendo abrigo a su madre la gallina.Por lo que, lo abrazo aunque en la posición en la que e
Lo reconozco, este hombre me calienta más que el sol de verano, porque apenas ha anunciado lo que va a hacer y yo ya me siento como un rio que está por enloquecer por toda la humedad que él asegura que va a limpiar.Algo que parece disfrutar el hombre que lame profundamente en mí como si hubiese dejado las salchichas alemanas en el olvido solo para llenarse con mi humedad. Mi respiración ya está agitada y sé que ya estoy a merced del hombre que está enloqueciéndome.Incluso me acuesto esperando que me atienda como sé que él sabe hacerlo, por eso, ya no me importa si es mi secuestrador, mi verdugo o algo peor. Ahora lo que me importa es que Arnold pueda satisfacerme como corresponde.— No sabes cuanto deseaba estar así, justo así, mi querida. — susurra Arnold con voz afectada y yo tensiono mi cuerpo porque su aliento golpea mis zonas sensibles causando que me sienta a
Él tiene razón, soy una mujer que trabaja constantemente y Arnold parece hacer lo mismo hasta que me conoció, porque incluso ahora su teléfono vibra y él lo ignora al punto de solo concentrarse en mí.— Sé que podemos crecer mucho juntos, porque tú no eres un objeto decorativo de la casa, si no, una agradable mujer que me ayudará a ser mejor, que me mantendrá enfocado.— ¿Es eso lo que deseas de mí?— Eso y todos tus orgasmos.— Sabía que algo faltaba, tus comentarios pervertidos se habían esfumado por un momento.Arnold acaricia mi rostro y yo tensiono mi cuerpo porque su tacto gentil me resulta muy agradable, incluso más que todos los toques que he tenido en el transcurso de mi vida. Porque parece que toca mi alma.‘Debo tener cuidado con este hombre peligroso de más de una manera.’ Me digo mentalmente.
Me despierto aturdida por lo que está sucediendo ya que, no recuerdo haberme dormido y mucho menos pedir una limpieza vaginal como forma de despertarme, pero, Arnold no es alguien que espere un pedido.— Arnold, por favor.— Buenos días, querida. Es un hermoso día, ¿no es así?— Arnold, ¿Qué rayos estás haciendo? — pregunto confundida.— Comiendo mi dulce favorito de Colombia. — dice Arnold y yo me siento avergonzada.— Deberías pedirle perdón a cada colombiano que hace exquisitos dulces o comen un poco de ellos y dudan de tu opinión.— Me alegra que estén en contra de mi opinión porque si opinan lo contrario, los mataré, nadie puede decir que tu vagina es exquisita si no soy yo.Celos, la posesividad de él no conoce límites, como tampoco su lengua. Por eso, aunque debería decirle que
Arnold besa mi cuello y se aleja de mí tomando una tostada mientras me giña un ojo dejándome completamente sensible cuando lo que ha dicho no amerita una reacción de esta forma.— Cariño, es momento de desayunar y marcharnos.— ¿Marcharnos?— Están molestando mucho porque no estoy presente, así que, debo viajar.— ¿A dónde? No, ni siquiera voy a preguntar, yo no voy a salir del país, no quiero que nos embosquen y termine muerta en el extranjero. Así que, ve tú solo. A mí puedes dejarme en uno de mis antiguos trabajos y…— Iremos a Colombia. — anuncia Arnold.— Iré a bañarme. — digo de inmediato y Arnold se burla por mi cambio abrupto de opinión.Llevo mucho tiempo sin visitar mi tierra por lo que, aunque vaya con un mafioso no me importará ir. Así que, desesperada
No sé qué es lo que sucede, pero no quiero hacer preguntas que puedan perturbarme, sobre todo, porque todos los escoltas que entran tienen más armas que dedos en su cuerpo. Lo cual quiere decir que las cosas están muy complicadas.— ¿Esto sucede por estar encerrado conmigo en casa cuando debías estar trabajando?— No, solo se agarran de cualquier excusa para molestar, solo eso. — dice Arnold, pero, dudo que ese sea el motivo real.— Debiste estar pendiente a tus asuntos.— También tengo derecho a descansar, ¿no crees? — pregunta Arnold.— Sí, pero mira lo que ha sucedido. — digo y él suspira profundo.— Ellos siempre van a molestar incluso si todo es perfecto, porque no quieren verme feliz y yo lo merezco, te tengo en mi vida y merezco tener una comida caliente hecha por alguien que es amable sin esperar algo a cambio. Así q
Todo acto lujurioso o amable que experimenté con Arnold al punto de hacerme olvidar quien es él realmente, ha quedado en el olvido ahora que recuerdo que su mundo… el real es así: violencia.Una que podría acabar con mi existencia en estos momentos por dejarme llevar por la vida tranquila que me daba en esa casa que parece una fortaleza.‘¿Ahora si comprendes que es un jefe de la mafia?’ me pregunto mentalmente.— No quiero morir.— Tranquila, yo estoy aquí. — dice Arnold y yo siento como algo perfora el cuerpo de Arnold y sin poderlo evitar se cae.— ¡Arnold! —grito sintiendo como mi mano queda prisionera de su cuerpo.— ¡Lesionaron al jefe! — grita alguien y todos se concentran en nosotros.— Por favor, no. Dime que estarás bien, necesito que estes bien. — digo angustiada.Arnold levanta su cuerpo y yo alejo m
No entiendo cómo pudo pasar algo así cuando se supone que ellos saben cómo controlar todo esto, pero no puedo quejarme ahora por sus errores cuando debemos avanzar en este grave problema que puede costarle la vida a Arnold.‘Debes ser fuerte, Eva. Solo manteniéndote calmada es que Arnold confiará en ti y no empeorará las cosas.’ me digo mentalmente.Pero, no es solo ser fuerte, si no, tener la calma que para este tipo de situaciones se requiere. Yo debo ser prudente sobre que decisiones tomar y la verdad, no tengo conocimiento sobre este tipo de cosas a las que Arnold me ha expuesto por la ayuda que le proporcione en el pasado.— No voy a irme. Así que, no hables, los chicos y yo nos encargaremos de esto. — digo intentando calmarlo.— Quien se atreva a ofender a mi querida Eva…— Silencio, Arnold. Necesito que te quedes en silencio o me molestaré porque no est&