Arnold, es un hombre con el que no puedo jugar de la misma forma en la que él lo hace, porque entonces, si me ve tocándome no tengo dudas de que él estará al segundo siguiente dentro de mí, por eso, con impotencia observo levemente como se ducha y después me limpia de algo que ambos sabemos que es mi excitación.
‘Esto es humillante.’ Me digo mentalmente.Pero lo peor de todo es que no puedo decir algo al respecto, porque sus palabras no son más que un chiste para él, algo a lo que él no parece importarle. Por eso, vuelve a colocarme sobre la cama y como si nada se duerme a mi lado estando completamente desnudo.— Esto debe ser un maldito chiste. — susurro cuando mi cuerpo se siente helado por la temperatura.Tengo frio y gracias a las órdenes de Arnold, ni siquiera puedo moverme para abrigarme, así que, parece que moriré de frío. Por fortuna,‘¿Por qué debe ser un esposo devoto cuando no se lo he pedido y ni siquiera es mi esposo? ¿Acaso no comprende que no me agrada en lo absoluto que se encuentre aquí conmigo? Sin duda, lo hace para molestarme.’ Me digo mentalmente.— Tengo miedo de que no puedas protegerme. Si descuidas tu trabajo, ellos vendrán aquí y tu gente no sabrá como defendernos. Lo viste ese día en la pista, ellos no son capaces de…— Todos ellos están muertos, ahora cuento con una elite para protegerte y si tanto quieren causar problemas los rumanos, entonces les enviaré un mensaje recordándoles que yo tengo más arma y gente que ellos.— Arnold…— Fin de la discusión. — dice Arnold y de inmediato agarra una esponja en forma de flor y comienza a acariciar mi cuerpo.Ni siquiera puedo decir algo al respecto, porque si su trabajo no lo aleja
No tengo intenciones de quejarme, porque mi mente está completamente en blanco por las sensaciones que estoy experimentando. Es sorprendente como mi cuerpo puede traicionarme solo por un par de dedos del jefe de la mafia.— ¿Te gusta, querida? ¿Te gusta la supervisión de limpieza que estoy haciendo? — pregunta Arnold con su voz baja y ronca que me eriza la piel.— Arnold…— Aquí estoy, nena. Llama mi nombre mientras tus paredes vaginales se contraen ante mi invasión.Cierro los ojos, porque sus palabras me afectan más de lo que debería. Es como si todo en él fuera el afrodisiaco más potente y peligroso del mundo. Porque sé que no debería ceder, pero, también siento que me perdería de muchas cosas si le pido que se detenga.— Dime si no lo disfrutas o si no quieres que lo haga y me detendré.— Tú no me
En este punto no sé si no puedo moverme por lo que me inyectaron o por el agotamiento que experimento. Lo que sí sé es que no era la única que disfrutaba lo que sucedía, porque al poco tiempo de tener mi orgasmo, Arnold mencionaba mi nombre mientras se liberaba impregnándome con su esencia.Por ello, los dos estamos completamente agotados en una tina que hemos usado para otra cosa además de bañarnos.— Es momento de comer un poco.— No tengo energía para algo.— Lo haré yo, no te preocupes, querida. — dice Arnold como si no fuera humano, porque aunque hizo todo el trabajo, no parece agotado.Arnold, me toma en sus brazos y entra conmigo a la ducha donde al dar la orden el agua sale relajando mi cuerpo. Después de eso, salimos solo para ser envuelta en la toalla gracias a la ayuda del robot que parece saber que movimientos realizar para envolverme sin que Arno
Desde mi lugar observo como Arnold entra a las duchas solo para activar la siguiente ducha que coloca en agua fría, pero ni siquiera el frío puede calmar la dureza que yace en sus pantalones.— Deberías desvestirte.— Sal a comer, necesito calmarme. — ordena Arnold y es eso lo que debería hacer.Pero, no puedo mover mis piernas, por lo menos, no en la dirección que debería, porque cuando debí caminar lejos del peligro que es Arnold ahora, lo que hice fue acercarme hasta donde él está y quedarme entre él y la pared.Arnold, tiene los ojos cerrados, pero sé que sabe dónde me encuentro, después de todo, es un asesino despiadado que sería capaz de asesinar con los ojos cerrados y no fallar en el disparo.‘Deberías detenerte, Eva. No cometas un error del que puedes arrepentirte.’ Me digo mentalmente.Mi mente me dice lo que d
El peligro se percibe en el aire, pero, también lo siento apuntando uno de mis glúteos. Algo que no parece importarle a Arnold quien me observa haciendo un esfuerzo por controlar su enojo.— Te has movido. — le recuerdo.— Ibas a irte.— Nunca dije eso.— Pero lo pensaste.— ¿Acaso puedes leer mis pensamientos? — pregunto indignada, aunque justamente eso era lo que iba a hacer, sobre todo, porque hay mucho calor aquí aunque el lugar este húmedo.— Pude leerlo en tus ojos.‘Ojos delatores, ya no se puede confiar ni en uno mismo. Que triste.’ Me quejo mentalmente.— Quería besar tu espalda, tú lo hiciste y quería hacer lo mismo.— ¿Segura que era eso?— Sí, pero lo has arruinado todo. Tendrás que comprar preservativos, Ar. — digo dándole un casto beso en los labios, algo
No debo fraternizar con el jefe de la mafia, eso sería lo prudente, pero, ¿Cómo podría hacerlo si el demonio se ha convertido en eso por todas las perversiones que le han hecho las personas que debieron protegerlo?— Casa, dime cuales son los platos favoritos de Arnold.— Le gusta la carne asada, la salchicha alemana o los rouladen.— ¿Me enseñas a hacer los rouladen? — pregunto y el robot de inmediato aparece.Con ayuda de una maquina con inteligencia superior a la mía, hago los rouladen, coloco en el asador la carne y por último la salchicha alemana que pienso acompañar con patacones previamente mojados en agua de ajo.— Casa, avisa al señor Krick que le estoy preparando la cena. No quiero que no venga a casa cuando le he preparado todo esto. — ordeno.— Como ordene, señora Krick.Determinada a darle un poco de la calidez que nun
No sé en qué momento me ha subido en la mesa, pero, la realidad es que me preocupa que yo abra mis piernas para abrazarlo con estas sin tener un poco de vergüenza. Porque eso no fue algo que ordené hacer y si realice.— ¿Qué me estás haciendo? ¿Eres el plan de uno de mis enemigos o qué demonios sucede? — pregunta Arnold colocando su frente a la mía.— No podría relacionarme con esas personas crueles. Ellos son unos desgraciados que no merecen algo más que su caída. Yo no puedo ser alguien enviado por ellos cuando la violencia no es algo de mi agrado.— Por favor, no me falles, estoy entregándome por completo a algo que no sé cómo manejar pero quiero sentir. No me hagas daño. — pide Arnold como un pequeño pollito pidiendo abrigo a su madre la gallina.Por lo que, lo abrazo aunque en la posición en la que e
Lo reconozco, este hombre me calienta más que el sol de verano, porque apenas ha anunciado lo que va a hacer y yo ya me siento como un rio que está por enloquecer por toda la humedad que él asegura que va a limpiar.Algo que parece disfrutar el hombre que lame profundamente en mí como si hubiese dejado las salchichas alemanas en el olvido solo para llenarse con mi humedad. Mi respiración ya está agitada y sé que ya estoy a merced del hombre que está enloqueciéndome.Incluso me acuesto esperando que me atienda como sé que él sabe hacerlo, por eso, ya no me importa si es mi secuestrador, mi verdugo o algo peor. Ahora lo que me importa es que Arnold pueda satisfacerme como corresponde.— No sabes cuanto deseaba estar así, justo así, mi querida. — susurra Arnold con voz afectada y yo tensiono mi cuerpo porque su aliento golpea mis zonas sensibles causando que me sienta a