Thomas: Al finalizar la charla, los estudiantes se acercan para agradecerme por la presentación. Emily se encarga de organizar a los asistentes, pero mi atención está fija en Helena, quien se mantiene al margen, observando. Finalmente, cuando la multitud se dispersa, Helena se acerca. Su presencia es tan impactante como la noche de la gala. Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente mirándonos. —Helena, no esperaba verte aquí —digo, tratando de mantener la compostura. —Señor Thomas, ha pasado mucho tiempo —responde ella, con una sonrisa que ilumina su rostro. Nos dirigimos a un rincón más tranquilo del auditorio para hablar. Helena me cuenta que está en la universidad cursando sus últimos créditos. Su voz es suave y calmada, y cada palabra que dice me envuelve en una sensación de paz. —Su charla fue muy impresionante, señor. Le deseo mucho éxito en su cargo de CEO —dice Helena, sus ojos verdes brillando con admiración. —Gracias, Helena. Tú
Narrador: La noche estaba en pleno apogeo y la pista de baile era un hervidero de cuerpos que se movían al ritmo de la música. Thomas, Emily y Axel se sumergieron en la pista, cada uno con su estilo haciendo que hombres y mujeres dirigieran sus mistadas a los tres dioses que movían sus cuerpos en medio de la pista. Axel, con su presencia imponente, no tardó en llamar la atención de una pelinegra sexy y atrevida. Ella se acercó a él con una sonrisa seductora y una mirada que parecía decir —ven y conquístame Axel— sin dudarlo, la tomó de la mano y la llevó a la pista. La pelinegra se movía con una gracia sensual, su cabello brillando bajo las luces de la discoteca. Axel la rodeó con sus brazos, sintiendo el calor de su cuerpo y la miró a los ojos, hipnotizado por su belleza, ella era la elegida de esta noche y vaya que la disfrutaría, pensó. Mientras tanto, Emily se encontraba en el centro de la pista, bailando con una confianza y una pasión que llamaba la ate
THOMAS Me quedó paralizado al verla y malos recuerdos llegan a mi, no puedo con la presión y ventajosamente encuentro un taxi el cual me llevará a mi refugio. Al llegar a mi departamento tomo mis tres vasos de coñac, aunque parece no ser esta la ocasión en la que pueda calmarme, decido darme un baño, relajarme nuevamente y evitar pensar. HELENA Hoy fue un día muy cansado para mí, pero por fin estoy llegando a mi departamento para descansar. Cuando abro la puerta y miro en la sala, veo a Carmelita desmayada. Me asusto tanto que mi primera reacción es llamar al 911. No sé de dónde saqué las fuerzas suficientes para evitar que mi cuerpo colapse del dolor al verla así. Los paramédicos la atendieron y nos llevaron al hospital central, donde la atendieron de inmediato. Agradezco tanto al doctor que la atiende con mucho amor. Me mira y me pregunta quién es ella para mí. Sin dudarlo, le dije: —Es mi abuelita— conteniendo algunas lágrimas.
THOMAS: Siento el palpitar de mi corazón, late con una intensidad que me duele. Estoy en un lugar casi vacío, pero ella está ahí, frente a mí, con sus ojos hermosos y llenos de dolor. Su mirada me atraviesa como un cuchillo, y veo cómo su dolor comienza a desbordarse. Sus lágrimas caen sin control, y puedo sentir cómo su corazón se está rompiendo, cómo su alma se está desgarrando. Quiero consolarla, pedirle perdón por el sufrimiento que le he causado. Pero ella no me permite acercarme. Me culpa, me acusa con su mirada, y su dolor se convierte en ira. Me empuja con fuerza, y siento cómo el suelo se abre bajo mis pies. Caigo en un agujero negro, sin fondo, y gritó asustado. Pero es solo una pesadilla. Me despierto temblando, sudando, con el corazón aún latiendo con fuerza. Mi miedo no es caer, es la culpa de haber sido el causante de su dolor. La culpa de haberle hecho daño sin siquiera ser consciente de ello. Esta pesadilla se repite con fr
THOMAS Llego temprano a casa, aún con la ansiedad de esperar una respuesta de Helena. De repente, veo su mensaje en la pantalla y mi corazón late con emoción. "¡Gracias a Dios!, grito, aliviado Leo su largo mensaje con atención y me apena saber lo que pasó con su abuelita, la señora que la acogió cuando se quedó sola. Yo más que nadie sé cuánto esa mujer ha hecho por ella y el aprecio que le tiene. escribo. le pregunto. Ella me responde que un doctor la ayudó a superar ese momento difícil. No puedo evitar sentir un ligero malestar al leer que lo describe con cariño, pero tomo aire y respiro para ser imparcial. escribo. le preguntó. Ella me cuenta que la pasó bien y que bailar con el CEO fue un momento inolvidable. Sonrío al recordar ese baile. , escribo. le envío en otro mensaje. < Gracias por tus pa
THOMAS: Mi buen humor después del acercamiento con Lena hace que llegue a la oficina con una sonrisa de oreja a oreja, radiante de alegría. Emily, mi asistente, amiga y confidente, me recibe con una mirada curiosa. —¿Qué te pasa, Thom? Pareces haber tenido una muy buena noche de placer —dijo, mientras me abrazaba. Reí mirándola y negué con la cabeza. —No es nada que puedas imaginar, Emily. Es algo... especial —dije con una gran sonrisa. Emily me miro con atención, sabiendo que yo no solía mostrar tanta emoción menos por las mañanas , me miro y pudo imaginar que había alguien detrás de mí alegría. —¿Es ella? —preguntó Emily, con una ceja enarcada. No puedo negar lo sorprendido que estoy por la pregunta. ¿Cómo sabía Emily? —¿Cómo lo sabes? —pregunté , intentando mantener el misterio. Emily sonrió. —lo sé porque la única mujer capaz de alterar tus sentidos es ella, Helena Russel—dijo, con una mirada intensa. Creo que el único que no
THOMAS: Es increíble lo rápido que ha pasado el tiempo. Cada día, a través de mensajes, me he unido más a Lena. Me siento ilusionado, quizá enamorado. La paz ha llegado a mi vida y no puedo evitar ser detallista con ella. Hoy, por fin, sabrá quién soy y pido al cielo que no me rechace, que me acepte como Thomas Carson. He preparado un hermoso arreglo de girasoles, sé que son sus flores amarillas favoritas. Se las llevo para que sepa que quiero que nuestro amor sea eterno. Ahora estoy más convencido más que nunca de que ella es el amor de mi vida. No he tenido necesidad de salir de fiesta para sentirme feliz; me basta con llegar temprano y saber cómo está Lena a través de una conversación digital. Sé que ella siente lo mismo, lo presiento porque responde a mis mensajes con la misma emoción que yo. Cuando llego a la universidad para su graduación, con el ramo de flores, he querido combinar con el vestido que le envié, así que uso un traje azul a medida. Sé qu
DAMIÁN: ¿Cómo conocí a Helena?, pues el destino la trajo a mi, en un convenio con la universidad donde estudia ella, me la enviaron como pasante, pues me dijeron que era la mejor, y realmente no se equivocaron, además de ser hermosa tener un buen cuerpo es sumamente inteligente, es mi prototipo de esposa. La quiero para mi, ella sería de mucha ayuda a mi empresa, pero ella a semanas de terminar puso su renuncia , algo que quiero cambiar. Con el tiempo me fui haciendo su amigo, manteniendo la distancia pues ella es muy respetuosa no quería asustarla. Recuerdo la primera vez que salimos a tomar un café, el día en que me entregó su carta de renuncia. —Helena permíteme invitarte a un café- le digo —No es necesario señor Sanders— respondió con su habitual tono profesional. sabía que sería difícil, pero no me rendí. —No rechaces esta invitación, mira que me dejas herido con tu renuncia— le puse mi mejor cara de pe