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5. Noche de fiesta II

Narrador:

La noche estaba en pleno apogeo y la pista de baile era un hervidero de cuerpos que se movían al ritmo de la música.

Thomas, Emily y Axel se sumergieron en la pista, cada uno con su estilo haciendo que hombres y mujeres dirigieran sus mistadas a los tres dioses que movían sus cuerpos en medio de la pista.

Axel, con su presencia imponente, no tardó en llamar la atención de una pelinegra sexy y atrevida. Ella se acercó a él con una sonrisa seductora y una mirada que parecía decir —ven y conquístame Axel— sin dudarlo, la tomó de la mano y la llevó a la pista.

La pelinegra se movía con una gracia sensual, su cabello brillando bajo las luces de la discoteca. Axel la rodeó con sus brazos, sintiendo el calor de su cuerpo y la miró a los ojos, hipnotizado por su belleza, ella era la elegida de esta noche y vaya que la disfrutaría, pensó.

Mientras tanto, Emily se encontraba en el centro de la pista, bailando con una confianza y una pasión que llamaba la atención de todos. Un hombre de 35 años, con un rostro tallado por los mismos dioses pero eso era algo que Emily no le importaba; estaba acostumbrada a estar con chicos guapos como lo eran sus dos amigos, pero en él encontró algo interesante, su mirada intensa, se acercó a ella. La miró con admiración y le dijo:

—Eres la mujer más hermosa de la noche— Emily sonrió, sintiendo la seducción en su voz y le respondió:

—Eso ya me lo han dicho antes, si me dices algo nuevo quizá….así te de el honor de bailar conmigo—

El hombre se rió y la tomó de la mano, llevándola a una de las salas privadas VIP que el lugar tenia. Allí, comenzaron a hablar y a reír juntos, su conexión creciendo con cada palabra se estaba poniendo interesante la noche para esta mujer.

Thomas, por su parte, se movía por la pista con una sonrisa encantadora y un coqueteo que hacía que las mujeres se rindieran a sus pies. Su objetivo era encontrar a alguien que lo hiciera sentir vivo, alguien que lo conectara con su pasión y su energía. Y entonces, la vio: una mujer con cabello oscuro y ojos verdes que le recordaron a Helena, sin siquiera saber que buscaba una doble la encontró de forma inconciente.

Se acercó a ella con una confianza combinada con arrogancia, que parecía decir “soy el hombre que estabas buscando". La mujer lo miró con curiosidad y Thomas comenzó a bailar detrás de ella, su cuerpo moviéndose en perfecta armonía con el suyo, apenas y susurrándole al oído, si algo le salía bien a un Carson era seducir.

La noche estaba llena de posibilidades y los tres amigos se dejaron llevar por la música y la pasión, cada uno encontrando su propio ritmo y su propia conexión en la pista de baile.

Finalmente, Thomas la tomó de la mano y la llevó a un lugar más tranquilo, un rincón oscuro y privado.

Allí, se besaron por primera vez, su pasión explotando como un volcán en erupción.

La noche de Thomas y Sophia fue una noche de perdición, una noche en la que se dejaron llevar por sus deseos y sus pasiones.

Thomas y Raquel compartieron una noche apasionada, pero para Thomas, la relación fue meramente sexual, sin ningún componente romántico. Él había estado buscando una conexión física intensa,Raquel había sido la perfecta compañera para satisfacer ese deseo.

Durante la noche, Thomas se dejó llevar por sus instintos, disfrutando del placer físico que la mujer le brindaba. No hubo palabras de amor ni promesas de futuro; solo el aquí y ahora, el calor de sus cuerpos entrelazados y quizá el deseo interno de que la mujer en sus brazos sea otra , una con los ojos verde aceituna más lindos que ha visto en su vida.

Thomas no se permitió sentir nada más allá de la atracción física. No quería complicaciones emocionales ni expectativas de nada más. Solo quería disfrutar del momento, de la pasión y del placer. Lo ha hecho durante muchos años y esta no era la excepción.

A altas horas de la madrugada, Thomas con una sonrisa en el rostro, satisfecho con la noche que había pasado. No hubo sentimentalismos ni remordimientos; solo la certeza de que había saciado su deseo.

Raquel, por su parte, parecía entender perfectamente los términos de su relación. No hubo miradas tiernas ni gestos románticos; solo una sonrisa y un adiós.

Thomas se vistió y se fue, dejando atrás la noche. Sabía que no volvería a ver a Raquel, pero no le importaba. Había obtenido lo que quería, y ahora estaba listo para seguir adelante con su vida, definitivamente este era el relax que necesitaba.

Thomas es un hombre que valora su libertad y su independencia. No busca compromisos emocionales ni relaciones duraderas. Solo busca satisfacer sus deseos físicos y seguir adelante con su vida enterrando fantasmas del pasado.

Eran casi las 3 de la mañana cuando salía del hotel. Al darse cuenta de que no había llevado su auto, tuvo que caminar hasta encontrar un taxi. Llamó a Axel y a Emily, pero ninguno contestó. Sonrió al imaginar que ellos también habían tenido una buena noche, como él. La diferencia era que él nunca se quedaba a dormir con ninguna de sus compañías nocturnas.

En medio de sus pensamientos, con su aguda visión, observó una silueta femenina muy conocida para él. Era la misma mujer con la que había conversado en la universidad, aquella que no mostró ninguna reacción ante su sonrisa de conquistador. Aunque se sintió herido por eso, reconoció que había sido un golpe a su ego.

Desde el otro lado de la calle la miro , entrando a un hospital. Ella llevaba una cazadora gris con capucha y entraba con urgencia a esa casa de salud. Paralizado en la entrada, observando, se preguntó con incertidumbre:

—¿Qué está pasando contigo, Helena?—

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