DEREK: El murmullo de los invitados cesa al instante, como si el universo mismo se detuviera para contemplar este momento. Luego la veo. Emily. Mi Emily. Camina hacia mí por el pasillo, tomada del brazo de Thomas, puedo sentir lentamente como el mundo entero se desvanece a su alrededor. Ella es todo lo que existe. Todo lo que importa.La luz que entra por los vitrales parece jugar con su silueta, acariciándola como si también reconociera la magnitud de su belleza. Su vestido abraza sus curvas con una gracia que solo ella podría portar,cada paso suyo parece una declaración de amor silenciosa, un poema que no necesita palabras.Mi corazón late con tanta fuerza que me pregunto si los demás pueden oírlo. Palpita, no solo con emoción, sino con una certeza profunda: esta mujer, esta extraordinaria mujer, es mi destino. Cuando nuestros ojos se encuentran, el tiempo se ralentiza. Su mirada, brillante y llena de emoción, me atraviesa el alma. Nunca pensé que pudiera amarla más, pero ento
Narrador: El tiempo transcurría con una fluidez casi poética en la nueva vida de Derek y Emily.Derek no había escatimado en comprar una mansión alado de la de Thomas y Helena pues la amistad que los unía era grande, sabía que esa sorpresa sería la alegría d esa amada esposa Emily.Su nuevo hogar, una casa hermosa con decoración minimalista pero cálida pues era el reflejo del amor que compartían. A Victoria,quien aunque ocupada con sus estudios universitarios y solía quedarse en la universidad, también tenía una habitación reservada, una muestra de que siempre habría un lugar para ella en el refugio familiar. Sin embargo, lo que estaba por acontecer en sus vidas añadiría una nueva capa de significado y felicidad a su historia.Derek, siempre observador y analítico, comenzó a notar sutiles cambios en Emily. Su humor fluctuaba de forma peculiar, además de ciertos gestos que revelaban un cansancio inusual. Como médico experimentado y esposo atento, empezó a sospechar la posibili
Narrador:No hay mejor aliado que el tiempo para poner cada cosa en su lugar. Poco a poco, todos parecían encontrar equilibrio en sus vidas, como si el universo finalmente se tomara un respiro y decidiera regalarles momentos de alegría. Entre esas noticias felices, Robert y Rafaela anunciaron que estaban en la dulce espera de una bebé, algo que trajo un brillo especial a sus días. Con cinco meses de embarazo, Rafaela lucía radiante, Robert, quien solía caminar con un aire de despreocupación, ahora tenía la mirada de un hombre enamorado, nervioso y completamente rendido ante la idea de ser padre de una niña.—Ya lo veo venir —dijo Thomas entre risas en una de sus reuniones. — Esa niña será la reina de tu vida, Robert y tú el papá más histérico que interroga a cada muchacho que se acerque a ella.—¡Por favor! —respondió Robert mientras se llevaba la mano al pecho en una exagerada imitación de sorpresa.— Yo jamás seré ese tipo de padre. Confío en que mi hija, será fuerte, segura, inde
Thomas Carson, un joven atractivo e inteligente de 24 años, estaba a un día de ser nombrado CEO de Carson Corporation, la empresa familiar que había revolucionado el mundo de la tecnología con sus innovadoras aplicaciones y software avanzado, herramientas que ha llevado a la empresa a ser la número uno en Nueva York. Era su herencia y tenía la responsabilidad como único heredero, pues sus padres los señores Timoty y Elizabeth Carson, solo pudieron tener un hijo que por suerte fue varón, su legado lo dejarían en él. Sin embargo, a pesar de su éxito, Thomas no podía escapar de las sombras de su pasado. Los recuerdos de sus errores juveniles lo atormentaban, cada noche, robándole la calma. Había cometido actos de los que se arrepentía profundamente, y aunque había intentado rectificar su vida, el peso de su oscuro secreto lo mantenía despierto. Sabía que si su pasado salía a la luz, no solo su carrera, sino también su vida personal, se verían devastadas. Carson Corporation man
Helena: Soy Helena Russell, originaria de Baja California. Hace tres años, llegué a Nueva York siendo apenas una adolescente, huyendo de la depresión que consumía a mi padre. Su enfermedad fue un golpe devastador para mí, pero su muerte me destrozó el alma. No teníamos más familia que los dos; él me tenía a mí y yo a él. Nuestra vida había sido acomodada, pero mi padre quebró y tuvimos que vender todo. A los 16 años, mi infierno comenzó. Desgracia tras desgracia me llevó al punto de quiebre absoluto a los 17. Recuerdo cuando mi padre me engañó, haciéndome creer que seguir adelante era lo mejor. Intenté ayudarlo, pero su enfermedad lo consumió. Sus intentos de suicidio me hicieron madurar rápido. Hace cuatro años, nuestras vidas cambiaron para siempre. No lo juzgo; solo le pedí que luchara por mí, que no me dejara sola. En cada crisis, él parecía entenderme, pero al final, me dejó sola en este mundo. En Nueva York, con lo poco que nos quedó, encontramos un mini departamen
Helena: En el proceso de reconstruir mi vida he puesto mucho empeño, y por ello, en tan solo ocho meses me graduaré. La universidad me ha ofrecido la oportunidad de continuar mis estudios para realizar una maestría en ciencias de la computación. El esfuerzo que he hecho para avanzar cada día más hacia mi meta y convertirme en la mejor del área, no solo en programación sino también en el diseño y creación de algoritmos, ha sido inmenso. Suspiro al pensar en todo el esfuerzo que he hecho y en que cada paso ha valido la pena; más aún sabiendo que una de las recompensas probablemente sea trabajar en Carson Corporation, una de las empresas más sólidas y adelantadas en tecnología. Una dulce voz me distrae de mis pensamientos: —Lena, hijita, ¿cómo te fue en la gala anoche? —me dice mi querida Carmelita, a quien hace mucho tiempo aprendí a llamar abuelita. —Bien, abuelita, fue una gala impresionante. Asistió el futuro CEO, el señor Thomas Carson —le cuento con emo
Thomas: Al finalizar la charla, los estudiantes se acercan para agradecerme por la presentación. Emily se encarga de organizar a los asistentes, pero mi atención está fija en Helena, quien se mantiene al margen, observando. Finalmente, cuando la multitud se dispersa, Helena se acerca. Su presencia es tan impactante como la noche de la gala. Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente mirándonos. —Helena, no esperaba verte aquí —digo, tratando de mantener la compostura. —Señor Thomas, ha pasado mucho tiempo —responde ella, con una sonrisa que ilumina su rostro. Nos dirigimos a un rincón más tranquilo del auditorio para hablar. Helena me cuenta que está en la universidad cursando sus últimos créditos. Su voz es suave y calmada, y cada palabra que dice me envuelve en una sensación de paz. —Su charla fue muy impresionante, señor. Le deseo mucho éxito en su cargo de CEO —dice Helena, sus ojos verdes brillando con admiración. —Gracias, Helena. Tú
Narrador: La noche estaba en pleno apogeo y la pista de baile era un hervidero de cuerpos que se movían al ritmo de la música. Thomas, Emily y Axel se sumergieron en la pista, cada uno con su estilo haciendo que hombres y mujeres dirigieran sus mistadas a los tres dioses que movían sus cuerpos en medio de la pista. Axel, con su presencia imponente, no tardó en llamar la atención de una pelinegra sexy y atrevida. Ella se acercó a él con una sonrisa seductora y una mirada que parecía decir —ven y conquístame Axel— sin dudarlo, la tomó de la mano y la llevó a la pista. La pelinegra se movía con una gracia sensual, su cabello brillando bajo las luces de la discoteca. Axel la rodeó con sus brazos, sintiendo el calor de su cuerpo y la miró a los ojos, hipnotizado por su belleza, ella era la elegida de esta noche y vaya que la disfrutaría, pensó. Mientras tanto, Emily se encontraba en el centro de la pista, bailando con una confianza y una pasión que llamaba la ate