Thomas Carson: Desde el primer momento en que la vi, Helena se convirtió en el centro de mi mundo, pero hoy… hoy se superó a sí misma. Cuando apareció al final del pasillo, con ese vestido de novia que parecía hecho de sueños, tuve que contener la respiración. Su figura resplandecía bajo la luz, cada paso suyo era un latido en mi pecho, y su mirada… Dios, esa mirada. Una mezcla de nervios, emoción y amor absoluto. Todo desapareció a mi alrededor; solo estábamos ella y yo. Ese instante quedará grabado para siempre como el más hermoso de mi vida.Ahora, mientras la tengo entre mis brazos, bailando nuestra primera canción como esposos, me siento como el hombre más afortunado del mundo. La música nos envuelve, pero apenas la escucho, porque mi atención está completamente en ella. La forma en que su cabeza descansa suavemente en mi hombro, cómo sus manos se entrelazan con las mías, cómo su perfume me envuelve… todo en Helena es perfecto.Cuando levanta la mirada para buscar mis ojos, veo
Narrador:Transcurrieron algunos días desde el maravilloso matrimonio entre Helena y Thomas. Este periodo fue de alegría para aquellos que experimentaban la plenitud del amor en su máxima expresión, también brindaba ilusiones a la futura pareja que contraería matrimonio en pocos días Emily y Derek.No obstante, este tiempo fue igualmente difícil para aquellos que vivían intensamente los malestares que traen los malos entendidos. Axel no había logrado hablar con Victoria y hasta el momento desconocía lo sucedido. Siempre consideró que compartían una conexión especial, sin embargo, no tuvo la oportunidad de conversar con ella. Cada día lo atormentaba la necesidad de buscarla.Por otro lado, Victoria continuaba su vida en esta nueva etapa como estudiante universitaria.Era un día tranquilo en la universidad, los pasillos estaban llenos de estudiantes que corrían de un lado a otro, cargando libros, cafés y conversaciones llenas de estrés académico. Victoria caminaba por el patio princi
EMILY: Al mirarme al espejo, envuelta en este exquisito vestido de novia estilo sirena que abraza mis curvas con una elegancia perfecta, no puedo evitar sentir un torrente de gratitud hacia la vida. Este momento, que alguna vez creí inalcanzable, ahora brilla con una intensidad que me deja sin aliento. Pensar en el pasado ya no duele; cada cicatriz encuentra sentido al ver la recompensa: Derek, el hombre que no solo salvó mi vida, sino también mi corazón.Derek no se limitó a conquistarme con dulces palabras, aunque no pasa un día sin que susurre en mi oído promesas que me erizan la piel. Ha ganado mi amor con acciones, cada una calculada para asegurarse de que mi sonrisa nunca se apague. Hoy, al fin, uniremos nuestras vidas frente a un altar, no hay un lugar en mi corazón que no palpite con agradecimiento. Derek es mi todo: mi familia, mi amigo, mi compañero, el amor que creí imposible pero que sin esperarlo llegó vuando más débil me sentía.La puerta se abre suavemente, y Helena en
Thomas Carson, un joven atractivo e inteligente de 24 años, estaba a un día de ser nombrado CEO de Carson Corporation, la empresa familiar que había revolucionado el mundo de la tecnología con sus innovadoras aplicaciones y software avanzado, herramientas que ha llevado a la empresa a ser la número uno en Nueva York. Era su herencia y tenía la responsabilidad como único heredero, pues sus padres los señores Timoty y Elizabeth Carson, solo pudieron tener un hijo que por suerte fue varón, su legado lo dejarían en él. Sin embargo, a pesar de su éxito, Thomas no podía escapar de las sombras de su pasado. Los recuerdos de sus errores juveniles lo atormentaban, cada noche, robándole la calma. Había cometido actos de los que se arrepentía profundamente, y aunque había intentado rectificar su vida, el peso de su oscuro secreto lo mantenía despierto. Sabía que si su pasado salía a la luz, no solo su carrera, sino también su vida personal, se verían devastadas. Carson Corporation man
Helena: Soy Helena Russell, originaria de Baja California. Hace tres años, llegué a Nueva York siendo apenas una adolescente, huyendo de la depresión que consumía a mi padre. Su enfermedad fue un golpe devastador para mí, pero su muerte me destrozó el alma. No teníamos más familia que los dos; él me tenía a mí y yo a él. Nuestra vida había sido acomodada, pero mi padre quebró y tuvimos que vender todo. A los 16 años, mi infierno comenzó. Desgracia tras desgracia me llevó al punto de quiebre absoluto a los 17. Recuerdo cuando mi padre me engañó, haciéndome creer que seguir adelante era lo mejor. Intenté ayudarlo, pero su enfermedad lo consumió. Sus intentos de suicidio me hicieron madurar rápido. Hace cuatro años, nuestras vidas cambiaron para siempre. No lo juzgo; solo le pedí que luchara por mí, que no me dejara sola. En cada crisis, él parecía entenderme, pero al final, me dejó sola en este mundo. En Nueva York, con lo poco que nos quedó, encontramos un mini departamen
Helena: En el proceso de reconstruir mi vida he puesto mucho empeño, y por ello, en tan solo ocho meses me graduaré. La universidad me ha ofrecido la oportunidad de continuar mis estudios para realizar una maestría en ciencias de la computación. El esfuerzo que he hecho para avanzar cada día más hacia mi meta y convertirme en la mejor del área, no solo en programación sino también en el diseño y creación de algoritmos, ha sido inmenso. Suspiro al pensar en todo el esfuerzo que he hecho y en que cada paso ha valido la pena; más aún sabiendo que una de las recompensas probablemente sea trabajar en Carson Corporation, una de las empresas más sólidas y adelantadas en tecnología. Una dulce voz me distrae de mis pensamientos: —Lena, hijita, ¿cómo te fue en la gala anoche? —me dice mi querida Carmelita, a quien hace mucho tiempo aprendí a llamar abuelita. —Bien, abuelita, fue una gala impresionante. Asistió el futuro CEO, el señor Thomas Carson —le cuento con emo
Thomas: Al finalizar la charla, los estudiantes se acercan para agradecerme por la presentación. Emily se encarga de organizar a los asistentes, pero mi atención está fija en Helena, quien se mantiene al margen, observando. Finalmente, cuando la multitud se dispersa, Helena se acerca. Su presencia es tan impactante como la noche de la gala. Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente mirándonos. —Helena, no esperaba verte aquí —digo, tratando de mantener la compostura. —Señor Thomas, ha pasado mucho tiempo —responde ella, con una sonrisa que ilumina su rostro. Nos dirigimos a un rincón más tranquilo del auditorio para hablar. Helena me cuenta que está en la universidad cursando sus últimos créditos. Su voz es suave y calmada, y cada palabra que dice me envuelve en una sensación de paz. —Su charla fue muy impresionante, señor. Le deseo mucho éxito en su cargo de CEO —dice Helena, sus ojos verdes brillando con admiración. —Gracias, Helena. Tú
Narrador: La noche estaba en pleno apogeo y la pista de baile era un hervidero de cuerpos que se movían al ritmo de la música. Thomas, Emily y Axel se sumergieron en la pista, cada uno con su estilo haciendo que hombres y mujeres dirigieran sus mistadas a los tres dioses que movían sus cuerpos en medio de la pista. Axel, con su presencia imponente, no tardó en llamar la atención de una pelinegra sexy y atrevida. Ella se acercó a él con una sonrisa seductora y una mirada que parecía decir —ven y conquístame Axel— sin dudarlo, la tomó de la mano y la llevó a la pista. La pelinegra se movía con una gracia sensual, su cabello brillando bajo las luces de la discoteca. Axel la rodeó con sus brazos, sintiendo el calor de su cuerpo y la miró a los ojos, hipnotizado por su belleza, ella era la elegida de esta noche y vaya que la disfrutaría, pensó. Mientras tanto, Emily se encontraba en el centro de la pista, bailando con una confianza y una pasión que llamaba la ate