Thomas:
Al finalizar la charla, los estudiantes se acercan para agradecerme por la presentación. Emily se encarga de organizar a los asistentes, pero mi atención está fija en Helena, quien se mantiene al margen, observando. Finalmente, cuando la multitud se dispersa, Helena se acerca. Su presencia es tan impactante como la noche de la gala. Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente mirándonos. —Helena, no esperaba verte aquí —digo, tratando de mantener la compostura. —Señor Thomas, ha pasado mucho tiempo —responde ella, con una sonrisa que ilumina su rostro. Nos dirigimos a un rincón más tranquilo del auditorio para hablar. Helena me cuenta que está en la universidad cursando sus últimos créditos. Su voz es suave y calmada, y cada palabra que dice me envuelve en una sensación de paz. —Su charla fue muy impresionante, señor. Le deseo mucho éxito en su cargo de CEO —dice Helena, sus ojos verdes brillando con admiración. —Gracias, Helena. Tú también has hecho cosas increíbles, según lo que me han contado. Recuerda que, si quieres, al graduarte, Carson Corporation te abre sus puertas para iniciar tu vida laboral. Es más, si deseas, desde ahora podrías iniciar como pasante —respondo, sintiendo una necesidad de tenerla cerca. Pienso que si la vida nos da estas coincidencias, ¿quién soy yo para no tomar oportunidades, verdad? —Es una sorpresa y agradezco su ofrecimiento. Me encantaría formar parte de su equipo, pero eso será en seis meses, cuando me reciba de profesional. Ahora estoy comprometida con otra empresa en la que estoy haciendo mis prácticas profesionales y no quisiera defraudarlos, dejando mi trabajo sin terminar —me dice con seriedad, y no puedo evitar admirar su forma de pensar. —¡Entiendo tu punto de vista! Pero recuerda que las puertas de mi empresa están abiertas para ti —le digo sonriendo, sin querer presionarla. La conversación fluye con naturalidad. A medida que hablamos, siento que las barreras del pasado se desvanecen, dejando espacio para una nueva oportunidad. Quizá sí pueda dejar el pasado y diseñar mis propios códigos de redención, pienso. Antes de despedirnos, Helena me mira con intensidad. —Señor Thomas, me alegra que nuestros caminos se hayan cruzado de nuevo. Espero que podamos mantenernos en contacto —dice, extendiendo su mano. Esa pequeña sonrisa me desarma por completo. —Claro, Helena. Me encantaría contar con tu profesionalismo en mi empresa —respondo, estrechando su mano y sintiendo una chispa de esperanza. Le di mi mejor sonrisa, esa que uso en las noches de conquista, pero con ella no funcionó. Ni siquiera vi coqueteo en su actitud, solo profesionalismo. Mientras Helena se aleja, no puedo evitar sentir que hay algo especial en ella y no sé si en verdad debería ponerle más interés o alejarme de algo que podría ser mi perdición. Después de la presentación, varios estudiantes se me acercan para discutir sus proyectos y buscar consejos. Me siento orgulloso de poder inspirar a la próxima generación de líderes en tecnología y que elijan siempre el camino del bien. Al salir del auditorio, me encuentro con un estudiante que se me acerca y dice con entusiasmo: —Señor Carson, su discurso fue increíble. Me inspiró a seguir mi pasión por la programación— Sonrío y le digo—Gracias. Recuerda que la pasión y la dedicación son clave para el éxito— Regreso a la oficina, sintiendo que he hecho una diferencia. La responsabilidad y el trabajo duro siguen siendo mi prioridad, pero momentos como este me recuerdan por qué lo hago, aunque una incomodidad se instaura en mi pecho. ¡Necesito relajarme! me digo; así que invito a mi mejor amigo y a Emily a salir esta noche. Hace tiempo que no lo hacemos. Los tres somos inseparables desde los tiempos de preparatoria; fuimos juntos a Inglaterra a estudiar y superar nuestros errores. Al llegar a nuestro bar favorito, ubicado en una zona exclusiva, “Ataboy”, subimos a nuestra sala privada y vemos que Axel ya está aquí. —Hola, Axel —le dice Emily, saludándolo y dejando un beso en su mejilla. Lo saludo también y procedo a tomar un vaso de lo que él ya está bebiendo. Mi amigo muestra una cara de cansancio, pero a pesar de todo sé que le encanta vernos. —Acabo de llegar de Londres, estoy muerto con tanto trabajo —nos dice. —Ese es el precio de ser el mejor diseñador de autos —le digo riendo. Sé que, al igual que Emily y yo, él tiene una enorme autoestima. —Dirás que es el precio de ser el dueño de la mejor empresa de autos de lujo —responde en su tono arrogante. —Ok, ok, señor Axel Sullivan —le digo alzando los hombros en rendición. Emily toma su típico cóctel personalizado, algo que ama de este bar, y sonríe. —No cambian —dice negando con la cabeza. —Genio y figura hasta la sepultura —decimos al unísono Axel y yo. La noche era nuestra. Los tres reímos y lo disfrutamos, rodeados del bullicio del bar. Ellos son los hermanos que la vida me dio. Axel, el heredero de una reconocida empresa de autos en Londres, con su presencia imponente y su traje perfectamente ajustado. Emily, la joven y hermosa genio, becada en la Universidad Imperial de Londres, con su vestido rojo que brillaba como una llama en la oscuridad. La conozco desde que era un torpe adolescente de 16 años. Nos fuimos juntos a estudiar a Londres, donde conocimos a Axel. Desde ahí, nos volvimos inseparables. Axel está abriendo una sucursal en Estados Unidos, por lo que sus visitas son más frecuentes. Y cada vez que nos reunimos, es una noche para recordar. Los tres disfrutamos de la noche, compartiendo risas y secretos. Luego, nos paramos y pensamos que era momento de buscar más diversión. Salimos al balcón y desde arriba, vimos a nuestros futuros prospectos para la noche. Los tres somos iguales, un trío poderoso y sofisticado, unidos por nuestra pasión por la vida. Me miré al espejo y ajusté mi traje, dejando los primeros botones de la camisa sueltos, un toque de rebeldía en mi apariencia. A mi lado, Axel arregló su corbata y Emily se ajustó su vestido rojo, que resaltaba su perfecta figura . Los tres bajamos las escaleras del bar, llamando la atención de todos. Nuestros pasos eran seguros, nuestros ojos brillaban con confianza. ¡Cuidado, que los dioses llegaron! Pienso. Nuestra presencia era imposible de ignorar. La noche era nuestra, y estábamos listos para conquistarla.Narrador: La noche estaba en pleno apogeo y la pista de baile era un hervidero de cuerpos que se movían al ritmo de la música. Thomas, Emily y Axel se sumergieron en la pista, cada uno con su estilo haciendo que hombres y mujeres dirigieran sus mistadas a los tres dioses que movían sus cuerpos en medio de la pista. Axel, con su presencia imponente, no tardó en llamar la atención de una pelinegra sexy y atrevida. Ella se acercó a él con una sonrisa seductora y una mirada que parecía decir —ven y conquístame Axel— sin dudarlo, la tomó de la mano y la llevó a la pista. La pelinegra se movía con una gracia sensual, su cabello brillando bajo las luces de la discoteca. Axel la rodeó con sus brazos, sintiendo el calor de su cuerpo y la miró a los ojos, hipnotizado por su belleza, ella era la elegida de esta noche y vaya que la disfrutaría, pensó. Mientras tanto, Emily se encontraba en el centro de la pista, bailando con una confianza y una pasión que llamaba la ate
THOMAS Me quedó paralizado al verla y malos recuerdos llegan a mi, no puedo con la presión y ventajosamente encuentro un taxi el cual me llevará a mi refugio. Al llegar a mi departamento tomo mis tres vasos de coñac, aunque parece no ser esta la ocasión en la que pueda calmarme, decido darme un baño, relajarme nuevamente y evitar pensar. HELENA Hoy fue un día muy cansado para mí, pero por fin estoy llegando a mi departamento para descansar. Cuando abro la puerta y miro en la sala, veo a Carmelita desmayada. Me asusto tanto que mi primera reacción es llamar al 911. No sé de dónde saqué las fuerzas suficientes para evitar que mi cuerpo colapse del dolor al verla así. Los paramédicos la atendieron y nos llevaron al hospital central, donde la atendieron de inmediato. Agradezco tanto al doctor que la atiende con mucho amor. Me mira y me pregunta quién es ella para mí. Sin dudarlo, le dije: —Es mi abuelita— conteniendo algunas lágrimas.
THOMAS: Siento el palpitar de mi corazón, late con una intensidad que me duele. Estoy en un lugar casi vacío, pero ella está ahí, frente a mí, con sus ojos hermosos y llenos de dolor. Su mirada me atraviesa como un cuchillo, y veo cómo su dolor comienza a desbordarse. Sus lágrimas caen sin control, y puedo sentir cómo su corazón se está rompiendo, cómo su alma se está desgarrando. Quiero consolarla, pedirle perdón por el sufrimiento que le he causado. Pero ella no me permite acercarme. Me culpa, me acusa con su mirada, y su dolor se convierte en ira. Me empuja con fuerza, y siento cómo el suelo se abre bajo mis pies. Caigo en un agujero negro, sin fondo, y gritó asustado. Pero es solo una pesadilla. Me despierto temblando, sudando, con el corazón aún latiendo con fuerza. Mi miedo no es caer, es la culpa de haber sido el causante de su dolor. La culpa de haberle hecho daño sin siquiera ser consciente de ello. Esta pesadilla se repite con fr
THOMAS Llego temprano a casa, aún con la ansiedad de esperar una respuesta de Helena. De repente, veo su mensaje en la pantalla y mi corazón late con emoción. "¡Gracias a Dios!, grito, aliviado Leo su largo mensaje con atención y me apena saber lo que pasó con su abuelita, la señora que la acogió cuando se quedó sola. Yo más que nadie sé cuánto esa mujer ha hecho por ella y el aprecio que le tiene. escribo. le pregunto. Ella me responde que un doctor la ayudó a superar ese momento difícil. No puedo evitar sentir un ligero malestar al leer que lo describe con cariño, pero tomo aire y respiro para ser imparcial. escribo. le preguntó. Ella me cuenta que la pasó bien y que bailar con el CEO fue un momento inolvidable. Sonrío al recordar ese baile. , escribo. le envío en otro mensaje. < Gracias por tus pa
THOMAS: Mi buen humor después del acercamiento con Lena hace que llegue a la oficina con una sonrisa de oreja a oreja, radiante de alegría. Emily, mi asistente, amiga y confidente, me recibe con una mirada curiosa. —¿Qué te pasa, Thom? Pareces haber tenido una muy buena noche de placer —dijo, mientras me abrazaba. Reí mirándola y negué con la cabeza. —No es nada que puedas imaginar, Emily. Es algo... especial —dije con una gran sonrisa. Emily me miro con atención, sabiendo que yo no solía mostrar tanta emoción menos por las mañanas , me miro y pudo imaginar que había alguien detrás de mí alegría. —¿Es ella? —preguntó Emily, con una ceja enarcada. No puedo negar lo sorprendido que estoy por la pregunta. ¿Cómo sabía Emily? —¿Cómo lo sabes? —pregunté , intentando mantener el misterio. Emily sonrió. —lo sé porque la única mujer capaz de alterar tus sentidos es ella, Helena Russel—dijo, con una mirada intensa. Creo que el único que no
THOMAS: Es increíble lo rápido que ha pasado el tiempo. Cada día, a través de mensajes, me he unido más a Lena. Me siento ilusionado, quizá enamorado. La paz ha llegado a mi vida y no puedo evitar ser detallista con ella. Hoy, por fin, sabrá quién soy y pido al cielo que no me rechace, que me acepte como Thomas Carson. He preparado un hermoso arreglo de girasoles, sé que son sus flores amarillas favoritas. Se las llevo para que sepa que quiero que nuestro amor sea eterno. Ahora estoy más convencido más que nunca de que ella es el amor de mi vida. No he tenido necesidad de salir de fiesta para sentirme feliz; me basta con llegar temprano y saber cómo está Lena a través de una conversación digital. Sé que ella siente lo mismo, lo presiento porque responde a mis mensajes con la misma emoción que yo. Cuando llego a la universidad para su graduación, con el ramo de flores, he querido combinar con el vestido que le envié, así que uso un traje azul a medida. Sé qu
DAMIÁN: ¿Cómo conocí a Helena?, pues el destino la trajo a mi, en un convenio con la universidad donde estudia ella, me la enviaron como pasante, pues me dijeron que era la mejor, y realmente no se equivocaron, además de ser hermosa tener un buen cuerpo es sumamente inteligente, es mi prototipo de esposa. La quiero para mi, ella sería de mucha ayuda a mi empresa, pero ella a semanas de terminar puso su renuncia , algo que quiero cambiar. Con el tiempo me fui haciendo su amigo, manteniendo la distancia pues ella es muy respetuosa no quería asustarla. Recuerdo la primera vez que salimos a tomar un café, el día en que me entregó su carta de renuncia. —Helena permíteme invitarte a un café- le digo —No es necesario señor Sanders— respondió con su habitual tono profesional. sabía que sería difícil, pero no me rendí. —No rechaces esta invitación, mira que me dejas herido con tu renuncia— le puse mi mejor cara de pe
THOMAS: No pude evitar sentir celos de Derek. Ese hombre es un buen partido para cualquier mujer. ¿Cómo lo sé? Pues, personalmente lo investigué. Además de ser un excelente neurocirujano, es dueño del hospital, único hijo de la familia Adams, millonario. No se le conocen relaciones serias, pero tampoco es un mujeriego empedernido; aparentemente, solo disfruta su vida relajado. Cuando revisaba la investigación realizada al doctor, entró mi buena amiga Emily. Al verlo en la fotografía, dijo: —¿Quién es él? No está nada mal… mmmm —lo dijo admirando de más su fotografía. —Es un amigo de Helena. Tuve que investigarlo, pues no estaba seguro de lo que quería con ella. Ahora estoy tranquilo, ya que él solo la ve como amiga —le digo, sonriendo satisfecho con mis hallazgos. —¡Interesante! —expresó sin dejar de mirarlo. —¿Qué se te está pasando por la cabeza? —pregunté. Al conocerla, podía imaginar mil cosas. —Nada de lo que piensas, Thom. No e