Dana no sabía en qué momento Kian la había llevado a la orilla pero ahora yacía tumbada debajo de él siendo poseída por su boca posesiva.—Estás desnudo —susurró con la respiración agitada cuando él apenas se apartó de su boca.Kian estaba posicionado sobre ella y enseguida Dana notó el ardor peligroso en la mirada del Alfa. —Tanto como tú lo estarás.Acto seguido rasgó la ropa interior que le impedía tocar aquella sedosa piel que secretamente añoraba. Ella ahogó un gemido al mismo tiempo que Kian se inclinaba sobre su pecho lamiendo uno de sus pezones.Su cálido aliento abanicó su piel humedeciendo mucho más a la chica quien cerró sus manos en puños a sus costados intentando no tocarlo porque sabía bien que aquella sería su perdición.—Estabas planeando tomarme —lo acusó intentando distraer los pensamientos atormentadores.El Alfa alzó enseguida su cabeza mirándola con posesividad.—Siempre estoy planeando hacerlo, Dana.Al ver la expresión en su rostro ella supo que las palabras se
Dos años antes:—¿Quién es ese hombre? Creo que te está mirando princesa.Dana ya lo había sentido, un vistazo y no pudo apartar los ojos de él en toda la noche.—Yo… no lo sé.Los ojos azules del Kian la determinaron perdido en aquella belleza sobrenatural de la mujer pero pronto se rehusó a seguirla mirando. Ella era demasiado hermosa, una tentación en la que no estaba dispuesto a caer.—Será mejor que no te acerques a él, querida sobrina. Ese hombre es el Alfa del Norte, su nombre es Kian aunque todos lo conocen como monstruo. Un macho como él no tendría nada que hacer cerca de ti, eres un ángel pequeña.—Yo no pensaba acercarme a él, tío.Dana se forzó a apartar la mirada pero solo cuando él dejó de verla.Ahora no podía creer que estaba tan cerca de Kian. No de esa manera.La habían educado para ser una princesa, la gobernante de la manada del Oeste. Nunca en su vida habría pensado entregarse a ningún macho antes de casarse y mucho menos yacer en el bosque a expensas de que otros
Dana se llevó la mano a la boca conteniendo un gemido de horror y enseguida miró a donde la niña dormía.—¿Cómo…?—Alguien la mató, encontré su cuerpo, su sangre estaba fresca. Los haré pagar, los mataré. Dana vio la rabia del Alfa, él parecía estar al límite y quiso tocarlo para calmarlo aunque sabía que quizás en aquel momento eso resultaría ser peor para Kian.—¿Sabes quién fue?—Estamos en los límites de la manada, es obvio que alguien se coló en mis tierras. Probablemente Malia haya visto de quién se trataba y por eso fue asesinada.—Oh diosa, ¿qué pasará con la pequeña?Dana no sabe si se lo ha inventado pero acaba de ver algo de vulnerabilidad en los ojos del Alfa cuando miró a la pequeña niña dormida.—Nos quedaremos aquí con ella. Su padre ya está al corriente de todo, mañana se mudará a la casa de la manada para que algunas doncellas cuiden de Mia cuando él está de servicio.Su mandíbula está apretada y no ha quitado la vista de la pequeña.—Yo podría cuidarla.Enseguida Ki
Por alguna razón, después de ese día el Alfa se había mostrado más distante con Dana, salvo por las noches donde no dudaba en reclamarla tomando su cuerpo una y otra vez ocasionando que las dudas por el tiempo pasado se acrecentaran en la loba.—¿Alfa?La noche anterior no la había llamado pero justo al despertar, Dana sintió aquella mirada penetrante que solo podía pertenecer a una persona. Kian.—Estás desnuda.El ronroneo inesperado junto a la caricia atrevida provocaron que Dana sintiera calor entre sus piernas.—Me esperabas, Omega.No fue una pregunta y ella debería estar avergonzada con sus pensamientos pero no lo estaba.—Solo tenía calo-Sorprendiéndola, Kian arrebató la sábana de seda de su cuerpo mostrándola a plenitud. Dana presenció cómo los ojos del Alfa se oscurecían notablemente en lujuria. Sin detenerse abrió las piernas de la Omega dejándola a su merced mientras se inclinaba sobre ella absorbiendo el aroma de sus feromonas que lo enviciaban siempre.—Maldito aroma t
Dana está un poco ansiosa por lo que hará a continuación sintiendo como la mirada del Alfa no se aparta en ningún momento de ella.Quizás debería huir pero había un fuego en su interior que jamás había sentido.—¿Y bien? ¿Así planeas descontrolarme, Omega?La sorna en su voz la irritó pero al notar que Kian había sonreído ladinamente burlándose de ella algo se apretó en su pecho y la determinante la llevó a actuar devolviéndole la sonrisa.—Ni siquiera he empezado, Alfa.Aún sobre sus muslos, Dana tomó en un puño el miembro nuevamente endurecido del Kian. Este tensó todo su cuerpo al mismo tiempo que su mirada se oscureció.—¿Ansioso?La única respuesta que recibió fue un gruñido de parte del macho. Dana no dudó en acariciarlo íntimamente mientras que se inclinaba sobre su cuerpo para lamer su pecho.—¿Qué demonios…?—Me permitiste hacerlo Alfa, ¿lo olvidaste? —susurró juguetona sobre su piel.Secretamente le encantaba aquella tensión en él, lo hacía ver mucho más masculino y deseable
—¿Dana?—¿Estás bien?La cercanía del Beta la hizo dar un respingo antes de girarse a mirarlo. Después de la noche anterior, Kian la había ignorado. De hecho, esa mañana cuando ella le había hablado en el comedor él solo le había gruñido antes de salir del lugar.Dana no podía dejar de preguntarse por qué la había mordido si seguía apartándola, incluso peor que antes.—Hola Van, estoy bien.Él le dedica una mirada penetrante como si estuviera buscando alguna herida en su piel.—¿Te recuperaste tan rápido de los azotes? Supe que el Alfa te llevó a tu habitación y después no supe nada de ti porque hemos estado patrullando sin descanso la manada.Ella abre la boca balbuceando una excusa pero no encuentra una razonable, nota la tensión en la expresión de Van pero se las arregla para no ahondar en el tema del Alfa.—No soy débil, claro que lo hice.—Eso me alegra mucho.Él se acerca un poco más por lo que Dana debe alzar su mirada para encontrarse con sus ojos grises los cuales la observan
Dana estaba completamente harta de estar sirviendo en la fiesta de la manada pero al ver como los lobos comienzan a irse se relajó un poco, enseguida notó que las doncellas comienzan a irse en dirección a la fiesta para los empleados de la que Van le había hablado. Antes no había estado muy entusiasmada por ir, pero después de todo el mal rato que Kian le había hecho pasar tratándola horrible frente a todos, de hecho necesitaba hacerlo.Pronto se iría a su manada y tendría que asumir las responsabilidades como gobernante del Oeste. No le quedaría tiempo para disfrutar de absolutamente nada. Quizás pudiera divertirse un poco en el Norte, con Van.—¿Estará ahí ya? —se preguntó a sí misma por medio de un susurro.No vio al Beta por ningún lado, sin embargo, al estúpido Alfa lo noto rodeado de mujeres. Al ser esta la fiesta de la manada del Norte no es permitido que nadie que no sea de la manada asista, salvo por ella, al ser acogida como una doncella.—Venga muchacha, ya puedes irte. Me
—¿Qué se suponía que estabas haciendo ahí? ¿Por qué saliste? —rugió el Alfa al soltarla. Como si recordara de repente el anterior suceso.Ella alza la barbilla aturdida para encontrarse con su mirada furiosa y como una suicida decide sonreír, cosa que solo lo enfurece mucho más.—Estaba harta de estar encerrada y Van es una buena compañía, además como ya dije, era la fiesta de los empleados.Sube sus hombros con indiferencia pero Kian no deja que aparte la mirada tomando su mentón con violencia para que sus orbes estén una vez más en él. —¿Van es una buena compañía? ¿Qué demonios? ¿Te estás acostando con él?Dana abrió sus labios furiosa y ofendida. Su mano se alzó pero él la atrapó sin vacilar y gracias a la mirada que él le da ella se da cuenta del error que ha cometido.—¿Cómo te atreves?Su muñeca es apretada con fuerza por él, aunque ella no retrocede por lo molesta que está.—¡¿Cómo te atreves tú?! ¡No soy una prostituta! ¡Me convertí en tu amante porque me obligaste a serlo! ¡