Kian sentía aquella conexión instantánea nada más al percibir a aquella loba blanca luchando con una destreza admirable.Su lobo gruñó lleno de posesividad dentro de su interior gimoteando cómo quería marcarla para completar aquel vínculo que años atrás no habían completado.La necesidad por tenerla casi lo cegó hasta el punto en el que se detuvo frente a ella después de ver impresionado como Dana se convertía en una loba roja que todos hace años creían extinta.El Alfa quiso hablarle, estrecharla contra su pecho. La había buscado por tantos años que el alivio que había experimentado al verla de nuevo seguía en su cuerpo.—Dana…Ronroneó en su cabeza pero al no ser de la misma manada ella no podía oírlo.Dana se agachó mostrándole los colmillos en señal de amenaza clara.Si otra persona hubiera hecho eso Kian se sentiría profundamente irritado pero al ser ella, el deseo caliente se arremolinó dentro del macho.La anhelaba más de lo que quería admitir y Kian sabía el porqué. De hecho,
Solo cuando Dana desapareció de su campo de visión Kian se giró a ver a Owen pero antes de eso el Omega había dejado caer al jovencito al suelo haciendo una seña a Farrell para que se encargara de él.—¿Qué demonios pasó, Owen?Los ojos de Kian enseguida se dirigieron al hombre que cargaba al niño inconsciente ocasionando que frunciera el ceño. Él había estado tan enfocado en proteger a Dana que ni siquiera le importó el porqué ella se había detenido, de hecho, ni siquiera prestó atención. Lo único que le importaba es que ella estuviera a salvo, sabía lo peligroso que Owen podría ser.¿Quién era aquel niño y por qué su aroma le resultaba tan familiar y a la vez ajeno?Owen se apresuró a ir hasta Kian para que este dejara ver al maldito crío y distraer su atención.—Como te dije, Dana se volvió loca e incluyó a los lobos del Sur.—¿Y tú cómo sabías que atacarían? ¿Por qué me llamaste? Y sobre todo ¿Por qué Alessandro estaba con sus hombres aquí? —preguntó Kian con una tranquilidad que
—Román, después de lo del día de hoy tienes que asegurar tu matrimonio con Dana.El lobo casi entornó los ojos ante la insistencia de su padre.Tomó un largo trago de alcohol para evitar gruñir.No era que no quisiera a Dana, la loba era sumamente preciosa pero podía sentir su renuencia, era como si a ella no le importara nadie más que sus cachorros y respetaba eso. De hecho le gustaba demasiado aquella parte protectora y maternal pero él no sabía si le gustara lo suficiente a ella.—Sus cachorros serían poderosos ¡Los más poderosos de todos los tiempos!Los ojos del Alfa Zek brillaron imaginándoselo mientras que Román seguía bebiendo.—¿Cómo tienes pensado deshacerte de la ley lobuna?—Hay una cláusula que solo los lobos ancianos recuerdan, la excepción a la ley sin consecuencias.El lobo más joven arqueó una ceja con curiosidad.—¿Y cuál es esa forma?Zek miró a su hijo antes de sonreírle. Aquella era la parte fácil, Román era un seductor nato. Zek estaba seguro de que su hijo podía
—Yo no traicionaré a Kian.Dana exhaló sabiendo que tendría aquella respuesta para ella y sin embargo, no se rindió.—Zakia, esto es importante. Fue Kian quien hizo que no pudiera llegar a mi hijo.La loba más joven apretó la mandíbula con el ceño fruncido.—Según me dijiste, el bastardo de Owen tenía a Kieran amenazado.—Lo tenía pero yo habría encontrado la manera de liberarlo, de traerlo conmigo pero Kian se interpuso en mi camino —gruñó frustrada Dana.Zakia negó con la cabeza.—No lo sabías. Hasta donde yo puedo ver esto Kian impidió que hicieras una locura ¿Y si Owen le hubiera hecho daño a Kieran?Enseguida se arrepintió por aquellas palabras tras escuchar el sollozo ahogado de Dana.La Omega siempre trataba de ser fuerte pero cuando se trataba de su cachorro no lo conseguía. —Dana, lo siento. No debí decir eso.Zakia abrazó suavemente a la Omega pero esta se apartó.—Quizás… quizás tengas razón pero Kian también le dijo a sus hombres que me mataran. Si no es porque Brent me a
—Estamos solos ahora, Alfa del Este. Usted dirá.El Alfa examinó con cuidado a la pequeña Omega frente a él.La princesa Dana le despertaba curiosidad. Era la primera hembra a la que veía luchar tan aguerridamente por sus ideales.Era valiente, decidida y fuerte. Eso le gustaba.—¿Cambió usted de bando?¡Y atrevida, además! Esta vez Alessandro no pudo contener su sonrisa.Era obvio que a pesar de todo ella lo había visto en el Oeste y directamente se lo había dicho en la cara.—Yo no cambio de bando, princesa Dana —le respondió sentándose frente a ella sin apartar ni siquiera un segundo aquella mirada intimidante—. Actúo según mis intereses.—Y supongo que fueron sus intereses los que lo trajeron aquí.—Estás en lo correcto, princesa. Tengo una propuesta para ti. Como verás no me uní a Owen.—Creí entender que sí eras aliado de Owen, ¿Qué te hizo cambiar de opinión, Alfa?Estaba claro que no le interesaba la propuesta de un macho que un día estaba con uno y al otro se iba con quien m
Devanie caminó en silencio actuando normal para no llamar la atención de los otros. Su cara estaba cubierta y había colocado trapos debajo de las mangas simulando músculos. Era una suerte que fuera suficientemente alta como para pasar desapercibida.Luego se disculparía con Barek al volver. Había tenido que dormir al macho después de robar unas hierbas para poder suplantarlo e inevitablemente se fijó en su madre quien iba a la cabeza justo al costado del Alfa Román quien estaba susurrándole unas palabras mientras apretaba su mano.—Uy, el tío Brent parece muy celoso.Devanie contuvo una risita divertida aunque a ella tampoco le gustaba mucho la cercanía entre el tío Román y su madre, ahora. No cuando recientemente había escuchado sobre su padre.Ella sentía curiosidad de por qué sus padres no estaban juntos pero no podía preguntarle a su madre. Aún no.Ella iba a salvar a su hermano primero, lo llevaría con su madre.¿Y después qué?La cachorra se mordió el labio inferior inquieta.—B
Para cuando los lobos del Sur y los desertores de Dana cruzaron los límites de la manada del Norte enseguida Kian se puso alerta.—Todos cubran las entradas, distribuyanse por la manada. Atrapen a todos los que intenten entrar pero el que se atreva a tocar a la Omega morirá en mis manos —advirtió con determinación a sus hombres antes de que el ataque comenzara.El Alfa miraba cautivado cada movimiento de la Omega entendiendo que a lo largo de esos años Dana no era la misma. Su temperamento había cambiado y aquella dulzura que poseía se había convertido en una adultez forzada. Una que probablemente él mismo hubiera provocado. En todo ese tiempo la culpa lo atormentó de la peor manera y por eso aquella desesperada necesidad de encontrarla todos los días se hacía más fuerte.Cuando había vuelto a verla en el Oeste después de cuatro años buscándola su corazón dio un vuelco. Kian lo supo con solo volver a verla. Aquella emoción que no había sentido con ninguna otra, ni siquiera con Asling
Kian irritado golpeó a Román dejándolo inconsciente y enseguida siguió a Dana.Sus puños estaban firmemente cerrados mientras él intentaba combatir los malditos celos que golpeaban su pecho.—¡No la miren! —rugió al ver que sus hombres seguían con la mirada la figura desnuda de Dana. Kian continuó su camino al interior de la casa.Ni siquiera sabía qué se proponía a hacer pero al estar dentro la perdió de vista y un grupo de machos le bloquearon el camino.Kian los hubiera apartado a todos de golpe si no fuera por la sorpresa que sintió al ver que no se trataba de los hombres de Dana o del Alfa del Sur. Eran sus propios hombres, aunque no había más de quince pero entre ellos, el cabecilla era Van, su Beta.—¿Qué demoni-?El macho lo atacó y varios de ellos lo hicieron al mismo tiempo. Kian rodó por el suelo y todos se convirtieron en lobos. Dejó que la rabia lo guiara.Él que había dado todo por su manada tenía traidores bajo sus filas, uno que le dolía más que los demás. Su amigo.—