Pese a su advertencia, todo en Isobel se contrajo al ver cuán apuesto lucía con un traje de época y el cabello ordenado y peinado hacia atrás. También había sido afeitado y pulido. Se veía como un hombre completamente diferente. Uno diferente y furioso.─Si vuelves a acercarte a Isobel, Mary, tendremos problemas. Tu hija no era tan inocente como para no saber en qué se estaba metiendo cuando decidió ir a mi cabaña cada noche. ─Isobel se tensó ante sus palabras, pero se dejó arrastrar por él hacia el pasillo debido a la incomodidad que le ocasionaba la situación. Cuando llegó a él y dejaron a la sirvienta atrás, sin embargo, se soltó de su agarre y lo enfrentó con expresión sumamente enfurecida. Graham la miró con la mandíbula apretada. Estaba enojado con Mary por molestar a Isobel con problemas estúpidos cuando toda la vida de esta se había destruido y estaba enojado con Isobel por no apreciarlo por ayudarla. También con su abuelo y con su padre, con todos, por haber escondido algo ta
PresenteLeslie despertó cinco minutos después en la habitación que habían dispuesto para ella con un rápido aleteo de párpados, el cual Duncan inmediatamente comparó con el de las mariposas al despegar. Se incorporó y giró el rostro hacia él al darse cuenta de que estaba de vuelta en su alcoba. Intentó incorporarse, pero Duncan la detuvo con un movimiento de su mano, la cuál presionó contra su hombro para mantenerla acostada. Estaba genuinamente preocupado por ella y sus constantes desvanecimientos, por lo que el doctor de confianza de la familia ya venía en camino, sumado el hecho de que estaba intrigado por todo lo que giraba en torno al misterio de su identidad.Leslie no tenía ningún tipo de documento de identificación.Era nadie, literalmente.─¿Cómo te sientes? ─le preguntó con inquietud, obligándose a sí mismo a dejar de lado sus dudas y a enfocarse en su salud─. ¿Estás bien? ¿Tienes hambre o necesitas algo? ¿Te puedo ayudar, princesa?Aunque sentía su cabeza dar vueltas y lo
Leslie se acomodó en una de las habitaciones de huéspedes de Duncan, en la cuál él tuvo que manipular el sistema de persianas corredizas porque las paredes de todas las habitaciones de su casa eran de cristal, exceptuando las que dividían las habitaciones entre sí, y la vista mareaba a la rubia, al igual que la sensación de estar tan arriba. Prácticamente podía sentirse en el cielo. ─¿Necesitas algo? ─le preguntó, sus brazos cruzados sobre su pecho mientras permanecía bajo el umbral de la puerta, ya desesperado. Leslie no había comido desde que llegaron a su casa y eso había sido un par de días atrás. Se había pasado todo ese tiempo acurrucada en la cama o sollozando en el baño, a dónde Duncan tuvo que entrar a sacarla porque se había desplomado sobre las baldosas. Aunque no le prestó atención a la desnudez de su cuerpo en ese momento, la forma, color y textura del cuerpo de Leslie se había grabado a fuego en su mente y no había podido dejar de pensar en ello, junto a la desaparició
Regresando a la conversación, Graham se forzó a sí mismo a concentrar sus pensamientos en la situación y no en la exquisitez del cuerpo de Isobel y vio a su abuelo afirmar con una sonrisa divertida, la cual sacaba de juego a sus acompañantes. Era más que obvio que el anciano tenía experiencia en esto y que encontraba entretenida la situación.─Por suerte para todos nosotros, eres un hombre sumamente humilde. Si no te ha molestado vivir tantos años en un exilio auto impuesto, estoy seguro de que no te va a molestar servir a una jovencita tan hermosa e interesante. ─Graham volvió a gruñir cuando Sean le guiñó un ojo a Isobel, pero esta no hizo más que fruncir el ceño, esta vez más interesada que antes en conocer la razón por la que Graham no vivía en el castillo MacAllister, sino en una cabaña en medio de la nada, pero no le daría el gusto al highlander de insultarla por entrometerse en su vida─. Así que mañana partirás a Edimburgo en su compañía. Iría yo, pero ya estoy viejo y cansado
Presente El día del funeral de Isobel llegó y no tenían ningún cuerpo para velar. En la capilla a las afueras de Edimburgo en la que la misa se auspició, había una urna vacía repleta de elaborados ramos de flores negras. Duncan a penas podía mantenerse de pie. De no ser por Leslie, quién estaba tímidamente situada a su lado con un brazo sobre el hombro, se habría desplomado. Esta estaba usando un vestido negro manga larga de encaje de flores y una falda que le llegaba hasta los tobillos, además de zapatos cerrados con un minúsculo tacón que a duras penas podía manejar. Duncan, por su parte, llevaba un traje negro de tres piezas y gafas oscuras sobre los ojos. Sus padres estaban por alguna parte de la Iglesia, probablemente ofreciéndole sus condolencias al señor y la señora Blackstone, pero Duncan no se había movido de su lugar desde que llegó. Ni siquiera sabía cómo sería capaz de subir al podio a leer el papel en el que había escrito sus palabras hacia Isobel.La mujer con la que ha
Cuando todo terminó y sus padres se marcharon a casa, dejándolo a solas con Leslie, ambos se sorprendieron cuando notaron una presencia junto a su deportivo en el estacionamiento. Duncan se enderezó abruptamente cuando vio a la señora y al señor Blackstone. Ambos tenían los ojos rojizos, pero, nuevamente, no estaban tan desechos como Duncan esperó que lo estuvieran. Aunque Isobel no tenía la mejor relación con sus padres debido a que era todo lo contrario a lo que su madre esperaba que fuera, la amaban profundamente.La señora Blackstone, Faith, era de ascendencia británica y eso había explicado la pálida piel de Isobel, pero su cabello era de un rubio ceniza. Su padre, por otro lado, era sumamente moreno y fornido. Isobel había sido una copia exacta de su madre, salvo por el hoyuelo en su barbilla, que provenía de su padre, pero con el cabello negro, por lo que Duncan no pudo evitar sentir como si lo apuñalaran cuando vio a la señora Blackstone, como sabría que habría lucido Isobel a
Escocia, Invierno del año 1700.Uno de los más terribles según Graham.Mamá, papá, soy Isobel.Sé que les costará mucho aceptarlo y que los MacAllister tendrán que enseñarles muchas pruebas hasta que finalmente lo hagan, pero sí. Soy yo. Su hija, la que mamá habituó a usar vestidos casi en contra de su voluntad desde que era una niña y a la que papá se resignó a enseñarle todo sobre el negocio familiar una vez se dio cuenta de que no tendrían un hijo varón. Esos dos hechos, el que no tuvieran otro hijo además de mí y el que nunca vaya a poder hacerme cargo del negocio familiar, siempre tendrán un peso sobre mi corazón, pues me escuece que no dejé a nadie más con ustedes. Nadie que los acompañe si me quedo aquí. Que nunca vaya a cumplir mi sueño de hacerme cargo tu legado, papá, pero quiero ofrecernos a los tres el consuelo de que aquí, a dónde la caída en Ben Nevis me llevó, no soy del todo infeliz.Un highlander llamado Graham MacAllister, un noble que vive a orillas de la montaña, m
Estaba sumamente cansado por la labor de conducir la carroza, puesto que también se había negado a ser acompañado por uno de los súbditos de su abuelo, pero no pudo evitar seguir el impulso de extender sus brazos al interior de la estructura de madera y envolver a la pelinegra con ellos. Isobel se quejó cuando Graham la alzó.Graham no la escuchó.─Graham ─insistió, agitando sus pies para que la bajara, pero incluso ese movimiento era débil y poco convincente. Se sentía sin fuerzas, derrotada, puesto que era ella contra todas las leyes del espacio y el tiempo, y era por esa precisa razón que evitaba pensar en su vida del siglo XXI y se concentraba en aceptar, poco a poco, su realidad─. Por favor, bájame. ─Él lo hizo, pero no porque Isobel se lo pidiera, sino porque ya habían llegado al sitio en el que planeaba hacer una fogata. No había traído una tienda de campaña con él porque nunca esperó detenerse camino a la ciudad, pero las condiciones climáticas lo habían obligado a hacerlo─. ¿