La amante contratada del CEO
La amante contratada del CEO
Por: Hari Ramírez
Prologo

Los Ángeles - California.

—¿¡En dónde estás m*****a mujer!?

Escucha que grita su esposo. Se estremece al darse cuenta que será una noche terrible para ella.

“Debí huir antes”. —se lamenta.

Para Mía Goth, su matrimonio no era un cuento de hadas.

Su esposo no era el príncipe azul que esperaba tener a su lado.

La casa que debía ser su castillo, se convirtió en una prisión.

Dylan Sprouse, había sido su mejor amigo desde la infancia, en la universidad, pero después de casados, algo cambió, se convirtió en su verdugo.

Sus negocios empezaron a decaer, se asoció con personas tramposas y debido a ello, poco a poco se fue hundiendo en el alcohol, llegando a casa tan tomado, que desquitaba su rabia en Mía.

Ya han pasado tres años, las esperanzas de Mía por que él cambiara se esfumaron, ni el nacimiento de su primer hijo lo motivo a dejar el vicio, reponerse de la mala racha y empezar de nuevo.

Tenía todo listo para huir, las maletas, los boletos y a donde llegar. Tan solo debía esperar que ese hombre llegara y callera desmayado, solo así su escape tendría éxito.

Pero ese hombre claramente se está volviendo loco.

Se levanta a toda prisa, se coloca los zapatos y se va al cuarto de su pequeño, sosteniendo una vara de metal, que por primera vez, está dispuesta a utilizar.

—¡No me hagas ir por ti o te arrepentirás!

Ve a su pequeño en la cama que empieza a moverse debido a los gritos.

Cierra los ojos por unos segundos, tratando de concentrarse, buscar una solución rápida.

Abre los ojos decidida, tiene que huir ya.

Por lo que rueda con mucho esfuerzo el gavetero de su pequeño para bloquear la puerta.

Agarra el bolso que preparo colocándolo en su espalda, carga a su pequeño con mucho cuidado de no despertarlo y lo coloca en la pechera.

Teniendo cuidado de no hacer ruido, sale por la ventana, por suerte, esa parte no es muy alta, por lo que no sufrirá daño alguno al caer.

Una vez que salta, se sacude rápido y corre con todas sus fuerzas, si la descubre huyendo, será peor para ella y muy posiblemente para su bebé.

—¿A dónde crees que vas? ¡Perra desgraciada!

Escucha que grita a sus espaldas.

Abraza a su hijo sin dejar de correr, sus piernas arden debido al esfuerzo por alejarse del ogro que tiene por esposo.

Pide al cielo que le de fuerzas para resistir y que no la atrape.

New York

Gerard Walker, aunque no es el hombre más importante, no le ha ido para nada mal en el mundo empresarial.

Tiene una gran red de hoteles, no solo en el país, sino también en el exterior, propagándose más rápido de lo que el mismo esperaba.

Para Gerard no hay imposibles, lo que él quiere lo obtiene, poniéndolo bajo la lupa de muchos hombres importantes que desean una asociación y mujeres que no pierden tiempo para insinuársele.

No solo le va bien en el trabajo, no se queja de la familia que le toco sino también de su hermosa prometida, Vivian Gardner, que ha estado a su lado desde el día uno de ese proyecto ambicioso, que muchos pensaban era solo un sueño y ahora es una realidad.

Después de una larga jornada de trabajo, decide cancelar la última cita y regresar temprano a casa, de ese modo, sorprender a su novia con una propuesta, que él sabe, ella lleva esperando desde hace mucho.

Abre con cuidado la puerta de la casa, por la hora, supone que debe estar en el cuarto viendo alguna película, por lo que se va a la cocina, sirve dos copas de vino y se dirige a la habitación.

Cuando está a punto de girar la manilla, escucha unos ruidos extraños que lo hacen detener. 

Niega lentamente sacudiendo sus pensamientos, “tan solo es una película”, piensa.

Abre la puerta y al dar un paso al frente ve la escena que se desarrolla en su cuarto, en su cama, con su mujer y el que creía mejor amigo.

Las copas se resbalan de sus manos, advirtiendo a la pareja de amantes del recién llegado.

—¿Qué significa todo esto?

Gerard no puede creer lo que ve, se niega a que las dos personas más importantes en su vida, después de su familia, lo hayan engañado de esa manera.

—Amigo, déjame explicarte —Leonard se levanta de un salto, vistiéndose lo más rápido que le es posible.

—¿Amigo? ¿Todavía tienes el descaro de llamarme amigo? —su labio inferior tiembla y sus manos se cierran en puño— desaparezcan de mi vida los dos o lo pagaran caro.

Gerard sale de la casa escuchando los gritos desesperados de la mujer que amo por tantos años y la que estuvo a punto de pedirle matrimonio.

“No volveré a enamorarme, nunca más. Lo juro”.

Sale de la propiedad en su Lamborgini a toda velocidad, sin importarle el riesgo que corre al conducir de ese modo.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo