Al fin Chris recapacito, solo falta que Maite ceda un poco y Marcus tendrá que conquistarla, ¿será que lo logran?
Capítulo 74 Maite sale del salón donde había estado con Laura, quedándose a cierta distancia temiendo por su amiga. —Con qué espiando. Marcus se acerca con sigilo por detrás logrando que ella pegue un brinco de la sorpresa. —¿Qué haces todavía aquí? pensé que ya te habrías ido —frunce el ceño dirigiendo la mirada hacia su amiga nuevamente. —No pienso irme hasta que hablemos —le dice con firmeza, cruzándose de brazos hacia ella. —¿Hablar? No tenemos nada de qué hablar. Maite se gira para alejarse de él, pero Marcus la agarra del brazo y se la lleva a un lugar apartado donde puedan hablar sin ser interrumpido por nadie. —¿Pero qué haces? Suéltame, me estás maltratando —forcejea con él buscando la manera de soltarse—, eres un bruto que no sabe cómo tratar a una mujer. Marcus la ignora, hasta que entran en un salón bastante apartado, donde se está celebrando la gala, la suelta interponiéndose en su camino. Maite retrocede poniendo distancia entre ambos, mientras que Marcus la rec
Capítulo 75 3 semanas después Maite está en su habitación preparando su maleta para salir a Washington, pasará el fin de semana con él. Al principio estaba dudosa, pero su abuela insistió hasta que acepto. —¿A dónde vas con toda esa maleta? —Laura ingresa a la habitación viendo todo el desastre— ¿acaso ya empezaron los viajes? —Marcus viene por mí, me va a llevar a pasar el fin de semana con él en Washington —le comenta, esperando su consejo, que le diga que no vaya, que es una locura. —Veo que después de todo decidiste perdonar y dejar todo ese mal momento atrás —se sienta en la esquina de la cama viéndola feliz. —Es una batalla interna que todavía tengo, pero como ustedes me dijeron, hay sentimientos muy fuertes en mi interior que no puedo simplemente ignorar, aunque le he pedido ir despacio, tampoco quiero precipitarme. Cierra la maleta y hace espacio para sentarse, necesitando hablarlo con su amiga antes de irse. —¡Si tan solo pudieras verte como te pones cuando lo tienes c
Epílogo 2 años después Marcus ha enviado a Maite a pasar un fin de semana con su familia, mientras él termina de hacer unos arreglos en casa para la llegada de su princesa. Él está más emocionado por la llegada de la niña y no deja de pensar en el momento en que la tenga en sus brazos. Recibe una llamada de Gerard. —Ya Maite salió para allá. Le informa a su suegro tal como él le pidió, por lo que corrobora que está todo listo y sale en busca de unas flores y sus chocolates preferidos, dirigiéndose al aeropuerto. Unos minutos después, la ve bajar del jet, se acerca a ella con el ramo de flores sin poder creer todo lo que ha pasado en estos últimos años, ya por su gran tamaño a Maite cada vez se le hace más complicado caminar, por lo que la ayuda con los últimos escalones y la brasa dándole un beso en sus labios. —¿Cómo te fue en Nueva York? —le pregunta aun entre sus brazos. —Realmente extrañaba pasar tiempo con mis padres y mi sobrina, está grande y tremenda, ya tiene vuelto lo
Años después Leticia baja las escaleras a toda velocidad, está lista para su graduación y ya sabe lo que quiere para su cumpleaños número 18 y espera que su padre no se lo niegue esta vez. —Buenos días —entra al comedor con una sonrisa de oreja a oreja— renacuajo sin cerebro —saluda a su hermano menor. —Me sigues diciendo así y ¿me voy a vengar en tu fiesta? —despega unos segundos la vista de su teléfono lanzándole una mirada amenazadora. Cristian llego a la vida de la pareja tres años después de tener a Leticia y con él decidieron cerrar la fábrica de bebes. La razón por la que se llama Cristian, es porque Marcus perdió una apuesta con Chris, así que dejaron en manos del ganador el nombre del niño. —Hablando de fiesta, ya sé lo que quiero estudiar, en dónde quiero estudiar y tengo un par de acotaciones para ello —sonríe emocionada sentándose frente a su padre, manteniéndole la vista. Marcus aparta el desayuno a un lado, sabiendo que muy probablemente lo que va a escuchar a cont
Cinco años después Cinco años después Último día en la universidad, al fin su tortura ha terminado, sale temprano del instituto queriendo llegar a casa y descansar de estas semanas agotadoras y en una semana será la graduación. Apenas sale del instituto ve al chofer que su padre le ha asignado, deja escapar un largo suspiro, no puede creer que todavía su padre siga con esto, cuando le prometió que la dejaría en paz este último año. —Buenas tardes señorita Brenner, su padre me ha enviado a recogerla —la saluda amable, viendo venir molesta. —Buenas tardes Federico, se supone que esto no volvería a pasar —le reclama, recordando lo que le dijo la última vez. —Lo siento señorita, yo solo estoy cumpliendo órdenes. Maite se da media vuelta y sigue de largo, además de cansada, está molesta, muy molesta de que su padre ni siquiera este último año, haya sido capaz de mantener su palabra. Por lo que lo llama y al segundo repique él le atiende. —Hola hija, ¿qué tal tu último día? Dentro de
Los Ángeles - California. —¿¡En dónde estás m*****a mujer!?Escucha que grita su esposo. Se estremece al darse cuenta que será una noche terrible para ella.“Debí huir antes”. —se lamenta.Para Mía Goth, su matrimonio no era un cuento de hadas. Su esposo no era el príncipe azul que esperaba tener a su lado. La casa que debía ser su castillo, se convirtió en una prisión. Dylan Sprouse, había sido su mejor amigo desde la infancia, en la universidad, pero después de casados, algo cambió, se convirtió en su verdugo. Sus negocios empezaron a decaer, se asoció con personas tramposas y debido a ello, poco a poco se fue hundiendo en el alcohol, llegando a casa tan tomado, que desquitaba su rabia en Mía. Ya han pasado tres años, las esperanzas de Mía por que él cambiara se esfumaron, ni el nacimiento de su primer hijo lo motivo a dejar el vicio, reponerse de la mala racha y empezar de nuevo. Tenía todo listo para huir, las maletas, los boletos y a donde llegar. Tan solo debía esperar qu
Seis meses después. —Buenos días, ¿Cómo amanece el príncipe de esta casa? Sofi entra en la cocina seducida por el rico aroma del café recién hecho, una de las ventajas que tiene al tener a Mía en su casa. —Buenos días Sofi, él está con unas energías repotenciadas, parece una licuadora endemoniada, no pensé que los dos años fueran así. Quisiera tener sus energías, las necesito. —Supongo que cada etapa tiene sus desafíos. Sofi se encoge de hombros, para ella, Chris es un niño adorable. Se sirve una buena tasa y se sienta junto a su amiga, notando el periódico abierto en la sección de empleo. —¿Buscando empleo? —Chris ya tiene dos años, aunque esta pequeño, ya debo soltarlo y dejarlo en una guardería, necesito trabajar para poder darle todo lo que necesite, sobre todo el próximo año que entra a la escuela. —No te sientas presionada, con tu marido es suficiente, Chris también necesita una madre sana y fuerte. Se queda pensando en lo que dice su amiga, tiene razón, tan solo nec
Esa noche, ninguno de los dos pudo dormir. Mía se sentía muy nerviosa, Sofi le estuvo contando un poco sobre su nuevo jefe y lo mujeriego que es, algo que la descontrolo un poco, ya que le tocara lidiar con sus amantes y al ser un hotel, no quería ni imaginar a lo que se enfrentaría. Por otro lado, Gerard no dejaba de pensarla. Por primera vez en mucho tiempo soñó con una chica y esa chica es su nueva asistente. En dos oportunidades le toco levantarse y darse una ducha. Esperaba que sea lo que le estuviera pasando acabara pronto. Para cuando llega a su oficina, la encuentra trabajando con una nueva montaña de carpetas en el escritorio. —Buenos días. Saluda al pasar frente a ella, sigue a su oficina dejando la puerta abierta para ella. Deja su maletín en su lugar y se sienta, viéndola a ella entrar. Sin poder evitarlo detalla su caminar, la forma en que sus caderas se mueven, en como su blusa de ceda rosa se ajusta a su cuerpo dejando un escote que lo invita a pecar. —Señor,